Hoy 29 de junio, no tengo dudas Andrés Manuel López Obrador,
será el próximo presidente de México e iniciaremos la anhelada transformación
de nuestra sociedad, por la que hemos venido luchando por décadas, donde se
acabe la corrupción, las desigualdades sociales, la atroz pobreza y violencia,
las injusticias, predominando las libertades inmersas en la cultura democrática
y el respeto a las derechos humanos y sociales.
Como militante
fundador de MORENA, desde que me integré
a este Movimiento de Regeneración Nacional, que luego paso a ser partido
político nacional, tuve la plena convicción e identidad con el programa
político, así como los principios, que luego integramos en su Estatuto y los
documentos básicos que nos han estado rigiendo en nuestras conductas políticas
intra y extrapartidistas.
Los morenistas nos distinguíamos por subordinar el interés
superior del partido, que consistía en alcanzar el poder, para acabar con el
régimen de oprobio, de manera pacífica, sin violencia, ponerlo al servicio del
pueblo, rechazando las lacras de la cultura política que han distinguido a la
mayoría de los partidos, como la corrupción, la motivación por los cargos, el
enriquecimiento ilícito, el influyentísmo, el pragmatismo, los fundamentalismos
ideológicos, el nepotismo y todos los demás abusos del poder. La principal
virtud que nos guiaba era ser honestos, no mentir, no robar ni engañar al
pueblo, lo cual requería mantener nuestra vida política con integridad,
rectitud y congruencia con esos valores, programas y principios que protestamos
cumplir y hacer cumplir.
Son valores y principios que hemos compartido con el estilo de liderazgo y comportamiento
político con AMLO, desde que lo conocimos personalmente, primero como
presidente del PRD en 1999, luego cuando ejerció el cargo de gobierno del
Distrito Federal a partir del año 2000, en la lucha contra el ignominioso
desafuero, en el 2005, que Vicente Fox le impuso, siguiendo en la primera campaña presidencial del 2006,
donde nos robaron la presidencia e instauramos un gobierno legítimo, donde
seguimos colaborando, posteriormente en el 2012 cuando otra vez bregamos en la
lucha electoral por la presidencia de México, donde nuevamente se impuso el
fraude electoral y los partidos aliados (PRD, MC y PT) que postularon a AMLO,
nos traicionaron, terminando por aliarse en su famoso pacto por México, con su
presidente Enrique Peña Nieto. Las condiciones político partidistas nos
hicieron que el Movimiento de Regeneración Nacional, fuera llevado a su
construcción como partido político nacional, así iniciamos en todo el país las
asambleas, distrito por distrito, estado por estado, hasta que nos fue otorgado
el registro en el año 2014, participando en la primera elección federal, para
diputados federales y en algunos estados de la republica con sus candidatos a
la gubernatura, en el 2015, donde no sólo refrendamos el registro nacional sino
nos convertimos históricamente en el partido de oposición que más ha avanzado,
colocándonos como cuarta fuerza política nacional.
Después de las elecciones del 2015, seguimos trabajando en el
fortalecimiento organizacional de MORENA y nos dimos a la tarea de construir en
cada territorio seccional, de cada distrito electoral federal, un comité de
base, tratando de hacer efectiva la democracia participativa, desde las bases e
ir prefigurando a los compañeros y compañeras protagonistas del cambio
verdadero, para el desempeño de las tareas político electorales, desde los que
desempeñarían la función y responsabilidad como promotores del voto a favor de
nuestro partido movimiento, así como los que podrían hacer la tarea como
representantes de casilla y ante los órganos electorales, hasta los que con sus
mejores perfiles podrían ser nuestros candidatos y candidatas en los diferentes
niveles de elección federal, diputados, senadores, y a nivel estatal los
diputados al congreso y a los ayuntamientos de nuestro estado, en este 2018.
Sin embargo, desde principios del 2017, se inoculo el
oportunismo político pragmático liquidador de toda acción democrática
participativa, generando los clásicos grupos de poder cupular partidista a
nivel nacional, que en forma centralista, discrecional y autoritaria,decidieron
las estrategias y acciones para imponer sus decisiones político electorales que
sólo priorizaron en sumar votos y más votos, no importando quien o quienes se
sumaran, así fue como fueron integrando ex priistas, panistas y
pseudoindependientes, de dudosa probidad, algunos con antecedentes corruptos, a
nuestro movimiento, luego impusieron, primero la alianza indignante con el PT y
el PES y luego la mayoría de sus candidatos al senado, a las diputaciones
federales y a nivel del estado sus candidatos a diputados locales y a los
ayuntamientos.
Hoy cargamos el lastre de haber transgredido nuestros
principios fundamentales so pretexto, de que sólo así podríamos lograr la
victoria inminente de MORENA con Andrés Manuel López Obrador, como presidente
de nuestra patria, las preguntas que quedarían pendientes de responder serian:
¿Acaso era necesario,
mantener esa política de alianzas espurias para lograr la victoria?
¿Lograremos sanear a MORENA de las perversiones y
desviaciones para corregir el camino que nos ha llevado a deslegitimarnos en el
imaginario como un partido igual a todos?
Sólo si hacemos que prevalezca la participación democrática
en todos los niveles de nuestra organización lograremos acabar con las lacras
tradicionales que obstaculizan nuestro desarrollo político.