miércoles, 27 de enero de 2010

ALIANZAS POLITICAS: TRAICIONES Y COMPLICIDADES

Se encuentra en el debate nacional si son correctas las alianzas de partidos políticos que tienen diferentes principios ideológicos, líneas de acción política y evidentemente propuestas de programas para gobernar muy diferentes, caracterizándose en sus contenidos ideológicos como un derecha conservadora y una oposición de izquierda progresista con impregnaciones ideológicas liberales y socialistas; me refiero a la supuesta alianza que el PRD y el PAN están intentando consumar en algunos estados de la Republica Mexicana en los procesos eleccionarios de este 2010.

¿Como justificar lo injustificable?, ¿Para que aliarse con un partido gobernante espurio, retrogrado, autoritario y degradante del bienestar de nuestro pueblo? Desde que la izquierda decidió incorporarse a la lucha por el poder mediante la vía electoral en los años setentas del siglo pasado, lo único que ha conseguido es pervertirse en el poder, degradándose sus mejores activistas y lideres. La historia política electorera de los partidos políticos de izquierda esta inmersa de experiencias corruptas y de enriquecimientos derivados de su ser promotoras de la inhibición de la rebeldía social, con sus lacras de oportunismos, pragmatismos, clientelismos y corporativismos inhibitorias del desarrollo de la conciencia ideológica política que conforma el sustento del comportamiento político rebelde transformador y revolucionario en todas las sociedades, que en este momento histórico de nuestro país es necesario reivindicar para acabar con las oligarquías que se resisten a que nuestro país se modernice en su economía, logre acabar con la injusticia, la atroz pobreza, la inseguridad y viva con la anhelada democracia hoy secuestrada por las oligarquías financieras, mediáticas y partidistas.

Cuando en México todos los sectores de la izquierda tengamos unanimidad en rechazar espontáneamente el comportamiento de los individuos o de los grupos dedicados al quehacer político por engañar, mentir, tergiversar y ocultar realidades para justificar traiciones a sus principios esenciales que los llevan a ser cómplices de quienes durante lustros han obstaculizado el desarrollo humano de nuestra sociedad, será visible nuestra integración a la ética política y con ello a la modernidad del quehacer político generador de los grandes cambios revolucionarios.

Los políticos que persisten en sus comportamientos pragmáticos abundan en nuestro país, pragmáticos muy distantes de esa escuela filosófica nacida en los Estados Unidos a finales del siglo XIX con Charles Sanders Peirce, que paradójicamente se caracteriza por la insistencia en las consecuencias como manera de caracterizar la verdad o significado de las cosas. La mayoría de nuestros políticos ignoran la existencia de esta corriente filosófica y su pragmatismo político se basa en prejuicios y apenas observa las consecuencias derivadas, siendo muchas veces lo opuesto al sentido original de este pragmatismo filosófico.

Pues bien este pragmatismo político perverso que nuevamente invade a políticos de izquierda y derecha del Partido de la Revolución Democrática y del Partido Acción Nacional investidos como paladines de la lucha por la democracia y la liberación de los mexicanos, está ofendiendo nuestro sentido común al querer convencernos con sus justificaciones estúpidas e imbeciles de la necesidad de hacer una alianza en los procesos electorales del 2010 que definirán los gobiernos estatales de 12 estados de nuestra republica mexicana, como si los mexicanos, principalmente de izquierda, no tuviéramos recuerdos negativos del resultado de estas mismas alianzas que por lustros han intentando como si fuera la panacea para acabar con los cacicazgos que según ellos son el grave obstáculo en la lucha por la democracia de nuestro país y que no dejan de ser “espejismos” de liberación propios del régimen de la oligarquía gobernante que desde que implemento su atractiva reforma política electoral ha logrado eficientemente mantenerse en el poder con sus estrategias de cooptación y disuasión de la oposición integrada en partidos y organizaciones políticas, movimientos sociales y organizaciones no gubernamentales alimentando el nefasto clientelismo político que prevalece no sólo en nuestro país sino en la mayor parte de los países latinoamericanos y del caribe. Son políticos perversos no ingenuos que no quieren aceptar que el PRI y el PAN son lo mismo, no son fuerzas políticas autónomas, ambos han sido cooptados por el gran capital y las fuerzas más reaccionarias de la sociedad mexicana que forman un solo bloque hegemónico de poder.

¿Se han exterminado los estilos caciquiles de gobernar en los estados donde estos partidos solos o en coalición han llegado a gobernar?, pienso en este momento en lo que ha pasado en estados como Guerrero, Chiapas, Nayarit, Michoacán, Zacatecas, Baja California Sur, donde parece ser que el cambio sólo ha sido de caciques. El anecdotario del absurdo en estas alianzas fue en el 2003 cuando en Nayarit, el PRD apoyó a un empresario priísta, Antonio Echevarria, al que le dio el triunfo como candidato a gobernador, quien acabó convirtiéndose en panista. Luego el PRD apoyó a empresarios y políticos tradicionales que se hicieron caciques en sus entidades y por ello perdieron el poder como en Tlaxcala y Guerrero. En Chiapas el actual gobernador perredista se ha deslindado del partido en su posicionamiento ante el gobierno espurio de Calderón.

Los proyectos democráticos y modernizadores de las sociedades que han gobernado en el marco de sus alianzas plasmadas en su plataforma electoral han sido cuestionables por la ausencia de cambios trascendentales en las políticas económicas, sociales, culturales y en la generación de la anhelada democracia participativa; salvo las políticas asistenciales de apoyo a los adultos mayores, madres solteras y discapacitados y la promoción de la equidad de genero han trascendido en sus políticas publicas de algunos gobiernos, por lo demás siguen siendo sociedades victimas de cacicazgos, delincuencia organizada, poderes fácticos, con altos niveles de pobreza, migración, con nuestros hermanos indígenas explotados, marginados y excluidos de los mínimos de bienestar y lamentablemente sin siquiera cobertura universal educativa o sanitaria de todos sus habitantes.

Eso si, lo visible, generado por estas alianzas, han sido los beneficios de los aparatos burocráticos de los partidos que han logrado repartirse posiciones en la burocracia, puestos en la nómina y el acceso al presupuesto público y los programas sociales que les ha permitido mantener el perverso clientelismo político que los mantiene en el poder y les lleva al goce de satisfactores económicos y materiales impensables en su condición laboral ordinaria y de luchadores sociales de oposición. Donde el gobierno ha sido con destacados cuadros de militantes comunistas o socialistas, sean marxistas, leninistas, stalineanos o maoistas ni siquiera han impactado sobre la "hegemonía" cultural, en términos gramscianos (Antonio Gramsci), que las clases dominantes logran ejercer sobre las clases sometidas, a través del control del sistema educativo, de las instituciones religiosas y de los medios de comunicación. Ni por asomo se expresa la influencia ideológica del marxismo-leninismo a sus métodos y posicionamientos tácticos y políticos, ni en los procesos de administración del Estado en sus territorios que pudiera derivar en un sistema de gobierno y pensamiento socialista, en contraste con la corrupción, desigualdades e injusticias, la erosión y precariedad del trabajo, educación, salud, vivienda y otros derechos que padecen sus sociedades que gobiernan.

Lo que es peor la supuesta democracia lograda con su alternancia de gobierno enarbolada como estrategia fundamental para democratizar a su estado, simplemente no ha producido resultados y como lo ha dicho el politólogo italiano Giovanni Sartori eso no es democracia. En las coaliciones electorales para lograr la victoria, se pueden tener acuerdos programáticos pero no son garantía de lograrlos porque a los intereses locales se anteponen los intereses nacionales y a los acuerdos electorales las diferencias ideológicas que necesariamente emergen en la gobernabilidad.

El pragmatismo de los dirigentes perredistas, petistas y convergentes ha resultado bastante malo, la pretendida trascendencia en la construcción de la democracia sólo ha servido para envilecerse, configurar oligarquías partidistas, fortalecer clientelismos y corporativismos políticos contribuyendo a desprestigiar mas la política partidista en la sociedad. Los que militamos en el PRD no debemos aceptar nuevamente que las cúpulas dirigentes hagan acuerdos transgrediendo nuestros principios ideológicos, nuestro programa político, nuestras propuestas transformadoras y lo que es peor olvidemos los agravios desde el significado de los cientos de muertos de nuestros militantes que ofrendaron su vida por mantenerse leal a nuestra lucha hasta el consumado fraude electoral en el 2006 del gobierno espurio de FECAL y toda su estrategia de exterminio que ha hecho para acabar con nuestro partido. Tenemos que rechazar esa política ficción donde el engaño la simulación y el descarnado pragmatismo es lo que impulsa a aquellos que promueven y justifican estas alianzas con sus contenidos idiotas como si fuéramos imbéciles sin capacidades reflexivas y lo que es peor sin principios ni valores ideológicos.

Las incongruencias y el cinismo de los distinguidos dirigentes nacionales llegan al absurdo de plantear en su promoción de la Alianza actual con el PAN incoherencias ideológicas y traiciones plenas de principios, proyectando sólo sus intereses oportunistas a los que se atienen. Es el caso de las declaraciones del senador panista Santiago Creel (http://impreso.milenio.com/node/8708711) que aseguró que las alianzas PRD-PAN en estados como Oaxaca e Hidalgo son “ideología y no pragmatismo” y agrega “no es un mero pragmatismo, porque deseamos cumplir un programa de gobierno, uno que pueda cerrarle el paso a las prácticas del pasado, para que México pueda avanzar y repartir el bienestar de mejor manera de como se ha hecho hasta este momento”. El más puro cinismo y la desvergüenza de este personaje que teniendo el poder (fue secretario de gobernación 2000-2005 con el régimen del tristemente celebre Vicente Fox) para lograr sus actuales aspiraciones lo permuto por el consolador escaño que hoy ocupa como senador plurinominal. Y que le parece el desliz del dirigente nacional del PRD, cabeza del Chuchismo: Jesús Ortega advirtió que con el acuerdo de los partidos de izquierda en favor de aglutinar a otras fuerzas políticas y sociales, más allá de Día, “no somos ponzoña –como dijo la presidenta del PRI, Beatriz Paredes, el viernes en Veracruz somos veneno puro contra los cacicazgos y la arbitrariedad”, olvidando que la izquierda jamás es veneno sino antídoto ideológico contra estas lacras de la democracia. Ni que decir de las declaraciones del senador perredista Carlos Navarrete que afirmó que “se tienen que construir grandes frentes opositores para terminar con el cacicazgo que existe en al menos cuatro estados en los que el PRI mantiene el poder desde hace 81 años, sin alternancia política, el perredista dijo que se requiere de la democracia para sacar a los estados del atraso en el que permanecen” uno de los rollos mas trillados para justificar su pragmatismo. O las declaraciones del coordinador del bloque opositor: Diálogo por la Reconstrucción de México (Día – integrado por el PRD-PT-Convergencia) Manuel Camacho, quien aseguró (Periódico La Jornada Domingo 24 de enero de 2010, p. 5 ) “que el PRD debe ir a las alianzas con el PAN, pues es la única forma de que ese partido pueda competir electoralmente en 2012. “Para convencer, la izquierda debe dar triunfos, no sólo ideología”.

El pragmatismo político se ha integrado plenamente a sus “márgenes de maniobra” en términos Bordiesanos (Pierre-Félix Bourdieu) estructurando un “habitus” pernicioso generando prácticas que están limitadas por sus condiciones desplazando la conciencia ideológica y el comportamiento político trascendente en sus simpatizantes y militantes partidistas, lamentablemente esto funciona en la mayoría de ellos de manera inconsciente convirtiéndose en su manera de actuar en la política y lo utilizan para ejercer control y apropiación para satisfacción de sus intereses personales.

Por eso en México cada vez estamos lejos de revolucionar las conciencias y lograr los cambios políticos, económicos y sociales indispensables para evolucionar a la modernidad que impacte en el desarrollo social y humano de nuestros habitantes. Cada vez que los dirigentes políticos, sobre todo de la izquierda, tengan que asumir posturas trascendentes, donde están en juego la congruencia e integridad de su ser con los valores y principios ideológicos deberían recordar a los grandes revolucionarios que como Marx, Lenin, Mao, Gandhi, José Martí, Sandino, el Che, o Salvador Allende tuvieron una vida ejemplar y abundante en principios y valores ideológicos y actos heroicos. Como ellos, miles en nuestro país y Latinoamérica estamos tratando de librar la lucha cotidiana sin renunciar a los valores básicos contra la corrupción de la conciencia pretendiendo enaltecer ejemplarmente la memoria de quienes han ofrendado su vida en la lucha de la izquierda por un proyecto de nación diferente al que nos han estado imponiendo el neoliberalismo atroz y sus instrumentos oligarcas en nuestro país y en el mundo.

Parafraseando a Marx concluiría que este pragmatismo político inmerso en las alianzas es por una parte la expresión de la miseria ideológica y ética de los líderes y por otra parte representa su incapacidad de abandonar sus estilos de trabajo impregnados de traiciones y complicidades que son herencia maldita de la cultura política de los regimenes priistas post revolucionarios del siglo pasado que no tardaron en contaminar a los más izquierdazos dirigentes en su elucubrada lucha por el poder por la vía electoral que se ha reducido a la necesidad de mantenerse empoderados para mantener sus cacicazgos territoriales donde feudalmente dominan renunciando a su rebeldía.



martes, 19 de enero de 2010

TERREMOTOS Y TRAGEDIA SOCIAL

Desde que se invento el concepto de estado en nuestras sociedades occidentales fue con la idea de lograr la prosperidad y bridar protección a sus ciudadanos, sin embargo este ideal ha estado muy lejos de alcanzarse aun en las sociedades mas desarrolladas y ni que decir de países emergentes o de capitalismo tardío como el nuestro, menos aun en sociedades que conservan una estructura colonialista como es el caso de Haití que cursa con la tragedia devastadora provocada por un terremoto: mas de 75,000 muertos, 250 mil el número de heridos y en un millón los que quedaron sin hogar de acuerdo a la dirección de protección civil de ese país.

Cuando en febrero de 1976 Guatemala fue conmocionada por un terremoto, un grupo de estudiantes de medicina de grados avanzados tuvimos la oportunidad de vivenciar en toda si magnitud una tragedia de este tipo. Acudimos al llamado de solidaridad y con el apoyo de la delegación local de la Cruz Roja viajamos en un convoy en vehículos con unos 25 compañeros acompañados de un equipo de rescatistas, entusiasmados y con una gran expectativa de lograr servir a nuestros hermanos latinos en desgracia salimos por la carretera que bordea el Golfo de México hasta llegar a la frontera con este hermanos país en el municipio de Tapachula Chiapas, ahí fuimos informados de la inseguridad existente en la carretera que conduce desde esa ciudad hasta la ciudad de Guatemala, en el marco de la tragedia el vandalismo de algunos habitantes prevalecía asaltando los convoys de ayuda humanitaria, reportándose incidentes graves de secuestro y lesiones de chóferes y brigadistas además de la incapacidad de los cuerpos de seguridad de brindar protección, por lo que era obligación informarnos antes de entrar al país para que así quien decidiera retirarse proporcionarle el apoyo para su retorno a nuestra ciudad de origen y quienes decidieran continuar lo hicieran bajo su propio riesgo y sin responsabilidad para esta institución Cruz Roja, la brigada se redujo a 14, los que decidimos seguir continuamos sin menoscabo del entusiasmo que nos envolvió e y respetando la decisión de los compañeros que no quisieron seguir el viaje que finalmente nos ubico en la ciudad de Guatemala.

Desde que íbamos ingresando a la ciudad, eran imponentes las vistas destructivas de las viviendas, escuelas, iglesias y algunos edificios que observábamos, mas sorprendidos nos inmutábamos al ver las facies dolorosas y cruentas de sus habitantes acompañados del clásico hedor que provocaban en el ambiente los miles de muertos que había provocado el terremoto inicial y sus replicas que persistían aun a nuestra llegada que inicialmente nos empanicó al darnos la bienvenida en las oficinas centrales de la Cruz Roja en esa ciudad y asignarnos las zonas donde nos integraríamos a brindar los servicios asistenciales: un equipo fue enviado a un campamento ubicado a un lado de la zona militar de la ciudad de Guatemala y otro a integrarse en el campamento ubicado en le departamento de Chimaltenango donde ya operaban médicos estadounidenses y argentinos en un hospital de campaña propio para eventos bélicos y tragedias de esta magnitud. Vale la pena recordar que en esos tiempos nuestra escuela de medicina no estaba reconocida y enarbolábamos una lucha por ser reconocidos oficialmente en el marco del movimiento por la reforma de la educación médica tratando de contribuir a fomentar el humanismo de la medicina, tan acechado por el mercantilismo atroz y la medicina curativa con sus sistemas de salud que desdeñaban la medicina preventiva y la medicina social desde la formación del médico haciendo énfasis en reduccionismos médicos con la consecuente deficiente calidad en los procesos de atención a los problemas de salud de nuestra sociedad. Nuestra integración al trabajo comunitario en el proceso de formación médica nos había proporcionado las habilidades y destrezas para conjuntamente con la comunidad solucionar sus problemas de salud en las condiciones mas adversas, asistíamos a colonias donde el sistema de agua potable era deficiente, no tenían red de drenaje sanitario, sus calles no estaban pavimentadas y sus pobladores mayormente pobres, marginados y excluidos del desarrollo social.

Esto nos facilito el trabajo solidario, con la comunidad guatemalteca, no sólo para brindar la tradicional consulta y atención médica a las enfermedades prevalecientes traumáticas e infecciosas sino para organizar en los diferentes campamentos a la comunidad en solucionar lugares sépticos para la disposición de excretas humanas y basura, desinfectar el agua para el consumo humano, capacitar a la población para el apoyo en la rehabilitación de sus familiares heridos, en la preparación y manejo de los alimentos en estas condiciones adversas, vigilar el sistema de abasto con las provisiones que fluían diariamente para prevenir la rapiña y mantener un sistema de alerta que permitiera acciones correctivas inmediatas para evitar las crisis propias de estas tragedias.

Guatemala estaba gobernada por una dictadura militar, con la mayor parte de la población en pobreza, padeciendo desigualdades sanitarias, educativas, económicas y tecnológicas, una estructura colonialista y enfrentando movimientos de insurrección contra esa dictadura en el marco de las clásicas guerras sucias que los regimenes gobernantes de las dictaduras latinoamericanas realizaban contra los movimientos libertarios y democratizadores;, situación que tiende a agravarse cualquier parecido con Haití no es mera coincidencia. Los abusos militares eran visibles bajo el toque de queda se aprovechaba para exterminar opositores, realizar detenciones arbitrarias y fuimos alertados que nadie se hacía responsable de nuestra seguridad y nuestra vida después de las 20:00 horas si osábamos deambular por las calles; nuestro oposición al autoritarismo nos llevaría a utilizar estrategias que nos permitieran conocer aspectos de la vida nocturna en estas situaciones, nada gratas como el observar el funcionamiento de tugurios y restaurantes donde deambulaban las madres de victimas con sus hijas menores de edad, niñas y púberes, ofreciéndolas para su abuso sexual a cambio de unas monedas que significaban adquirir algún alimento que les permitiera aliviar el hambre. Poco a poco fuimos conociendo como este toque de queda servía además para que los mandos militares desviaran corruptamente lo mejor de los apoyos que por toneladas fluían diariamente en alimentos, combustibles, medicamentos, material de curación, instrumental médico, ropa, cobertores, tiendas de campaña, etc..; que en los campamentos se hacían escasear para estimular la percepción comunitaria internacional de la necesidad de mantener la ayuda humanitaria que la mayor parte de los países pudientes estaban enviando desde la alerta mundial emitida por el inicio de la tragedia. A pesar de estas circunstancias y deprivaciones básicas que vivenciábamos, el bienestar y la gratitud de los guatemaltecos nos permitía mantenernos motivados para seguir sirviendo hasta que nuestra presencia no era indispensable ya superada la crisis.

Hoy que Haití se debate en una gran tragedia social, nadie debemos de excluirnos en solidarizarnos con nuestros hermanos no sólo para superar esta gran crisis emergente sino para lograr rescatar la dignidad de un pueblo que por siglos ha luchado contra la esclavitud y los modelos colonialistas de gobierno que los grandes imperios se resisten en dejar en libertad y que reaccionan sólo ante la tragedia, mas como amenaza de perder sus feudos, porque son potencias que lo han saqueado y ambicionado a lo largo de 518 años, sus ayudas militarizadas tiene el sello de la contrainsurgencia, a fin de que el desastre no tenga consecuencias ni cristalice en la organización política y social, que fácilmente y por necesidad tendría características revolucionaria buscando la anhelada liberación que por siglos han buscado los haitianos; sus acciones están lejos de la deseada solidaridad desinteresada en promover el desarrollo de una de las naciones mas pobres de América y del mundo. Mientras los haitianos se mueren de hambre y de las heridas que les dejó el terremoto, y se enfrentan a la perspectiva desoladora de brotes epidémicos por las pésimas condiciones de higiene en las que sobreviven, organismos y gobiernos de esos países parecen empeñarse en sacar beneficios propagandísticos de la tragedia que una vez superada la crisis continuaran con sus políticas externas inhibitorias de la liberación y el desarrollo humano de Haití.

miércoles, 13 de enero de 2010

FELICIDAD Y DESARROLLO HUMANO

La felicidad ha sido uno de los temas de la humanidad que mas ha sido abordado en el marco de las reflexiones existenciales de filósofos, poetas, artista y hasta los científicos han tratado de lograr su cuantificación como los de La Universidad Erasmus de Rótterdam de Holanda que ha elaborado una base de datos internacional sobre la felicidad, la llamada "World Database of Happiness", en donde analiza a 143 países y refiere que los ciudadanos más felices son los habitantes de los países nórdicos, suiza y según su publicación anual del 2009 colocó a México en el séptimo sitio paradójicamente en estos tiempos de gran crisis económica y de violencia que por sentido común generan malestar, frustraciones continuas y el deterioro del bienestar.

Si consideramos que la felicidad es un estado de ánimo caracterizado por dotar a la personalidad de quien la posee de un enfoque del medio positivo y es definida como una condición interna de satisfacción y alegría quienes deberían estar muy felices son los agentes promotores de esa sensación subjetiva que hace que el individuo se sienta feliz, quiere decir que la serie de condicionamientos sociales, emocionales e intelectuales que corresponden a visiones falsas del mundo en el que vivimos y que provocan tristeza, insatisfacción, vacío están funcionando perfectamente, con sus estrategias mediaticas, para que los mexicanos inhibamos el malestar y sigamos viviendo muy felices a pesar de las circunstancias negativas que impiden cuando menos lograr los satisfactores básicos de alimentación, salud, vivienda, educación y recreación, en este contexto la felicidad no se lleva con los términos como "bienestar" o la “calidad de vida” inherentes a su concepto; no se diga con los niveles más básicos de sostenibilidad que nos aporta la naturaleza de acuerdo a la pirámide de A. Maslow con su base de necesidades fisiológicas. Ya lo hemos dicho en otros artículos como la sociedad en la que vivimos, desgraciadamente busca la felicidad en lo material y en la idolatría.

La filosofía ha encontrado posturas muy diferentes desde los griegos cuando el concepto de felicidad era esencial en el surgimiento de la ética como la de Aristóteles donde el ser feliz es autorrealizarse, alcanzar las metas propias de un ser humano (eudemonismo); el estoicismo de Zenon donde ser feliz es ser autosuficiente, valerse por sí mismo sin depender de nada ni de nadie o la postura de Epicuro con su hedonismo donde se es feliz cuando se experimenta el placer intelectual y físico y se evita el sufrimiento mental y físico. En el debate entre eudemonismo y hedonismo existe un desacuerdo fundamental, Aristóteles considera que ser feliz es ser humano en el más pleno sentido de la palabra. Epicuro, por el contrario, se pregunta qué es lo que mueve a los humanos a obrar, porque la felicidad consistirá en conseguirlo, y esa cosa es el placer; Platón negó que la felicidad consistiera en el placer y, en cambio, la consideró relacionada con la virtud, los felices son felices por la posesión de la justicia y de la temperancia, y los infelices, infelices por la posesión de la maldad; de cualquier forma coincidían en que la felicidad derivaba del estado de armonía o plenitud interior, refleja subjetivo de la recta ordenación de la vida hacia su verdadero objetivo.

La filosofía medieval insistió en estos conceptos, adaptándoles (como lo hizo Santo Tomás) de la propia doctrina aristotélica, y extendiéndolos al ejercicio de las virtudes cristianas. A partir del Humanismo, la noción de felicidad comienza a ligarse estrechamente, como lo había estado en los cirenaicos y epicúreos– con la de placer, tal relación se acentúa en el mundo moderno. Sobre ella concuerdan Locke y Leibniz, Locke dice que la felicidad “es en su grado máximo el más grande placer de que seamos capaces y la desgracia, el dolor mayor; y el grado mínimo de lo que llamamos felicidad es ese estado en que, libres de todo dolor, se goza de un placer presente en grado de no poder satisfacernos con menos”. Leibniz refiere “Yo creo que la felicidad es un placer duradero, lo que no podría suceder sin un progreso continuo hacia nuevos placeres”; con Hume se integra un significado social: la felicidad resulta placer que se puede difundir, el placer del mayor número, y en esta forma la noción de felicidad se convierte en la base del movimiento reformador inglés del siglo XIX. Reducida al concepto de satisfacción absoluta y total –acerca del cual insiste también Hegel “la felicidad resulta el ideal de un estado o condición inalcanzable, excepto en un mundo sobrenatural y por intervención de un principio omnipotente”. Antes Kant, que consideraba imposible poner a la felicidad como fundamento de la vida moral, aclaraba sin embargo con eficacia tal noción, sin recurrir a la de placer, dice Kant “La felicidad es la condición de un ser racional en el mundo, al cual, en el total curso de su vida, todo le resulta conforme con su deseo y voluntad”. Kant considera que la felicidad forma parte integrante del sumo bien, el cual es para el hombre la síntesis de virtud y felicidad. En la tradición cultural inglesa y norteamericana, la noción de felicidad ha permanecido así viva y ha inspirado, además del pensamiento filosófico, el pensamiento social y político.

El principio de la máxima felicidad ha sido por mucho tiempo la base del liberalismo moderno anglosajón. La Constitución norteamericana ha incluido entre los derechos naturales inalienables del hombre “la búsqueda de la felicidad”. A esta tradición se liga Bertrand Russell, que ha sido uno de los pocos que actualmente defiende la noción de felicidad, si bien en un libro de carácter popular (La conquista de la felicidad, 1930), lo que Russell agrega, como algo nuevo, a la noción tradicional de felicidad (además del persuasivo análisis que hace de las actuales situaciones de «infelicidad»), es una condición que considera indispensable, o sea la multiplicidad de los intereses, de las relaciones del hombre con las cosas y con los otros hombres, y por lo tanto la eliminación del egocentrismo, del enclaustramiento en sí mismos y en las propias pasiones.

En el marco de las ciencias de la conducta la felicidad es un acto volitivo, con sus componentes afectivos y cognoscitivos, es una decisión interna, cada uno de nosotros debe decidir ser feliz y tomar conciencia de ella ahora, la felicidad es una actitud ante la vida y todos son conflictos y dilemas, es cierto que podemos escribir una pauta para ser feliz, pero la clave siempre será una actitud que nace de lo más profundo de nosotros, y esa clave está adentro, no afuera. El placer es bueno, y necesario desde el punto de vista metabólico, pero no es la felicidad, hasta un exceso de placer puede ser altamente dañino y convertirse en sufrimiento, nunca nadie se va a dañar con un exceso de felicidad, además esta muy relacionada con la verdadera sabiduría, pienso que es difícil encontrar un hombre o una mujer sabios, que sean amargados. La felicidad se diferencia del placer puede una vida llena de placeres ser profundamente desdichada, y, a la inversa, ser feliz sin disfrutar de placeres. El cerebro consciente tiene poco que decir de la felicidad y no se debe reducir a considerarla como un “estado emocional activado por el sistema límbico”, base biológica de los sentimientos placenteros en el ser humano, como algunos reduccionistas llegan a definirla. Vivimos tiempos marcados por un nuevo positivismo, en el que la ciencia se convierte en religión, y queremos enfocarlo todo desde el punto de vista científico.

En la evaluación de la felicidad se tiene que incluir la visión de la vida y sus variables de adaptabilidad y flexibilidad, el estado de la existencia en el marco de la salud, amistades y estabilidad financiera; además del estado de la autoestima, expectativas y ambiciones. Por lo tanto, si un ciudadano tiene una filosofía de vida optimista, sabe adaptarse a cualquier situación con rapidez y sin traumas, ya tiene bastante terreno ganado para obtener una buen puntuación en el contexto de la felicidad. Si a esto se le suma que el mismo ciudadano tiene una excelente salud, está rodeado de buenos amigos y el dinero no le falta, estamos más cercanos a una mejor calificación. Ya sólo nos queda superar la última prueba, la que pertenece a la autoestima y al mundo interior de cada uno a esa armonía y plenitud interna que referían los filósofos griegos, si los complejos son inexistentes, las expectativas de futuro excelentes y las ambiciones, bastantes, el ciudadano elegido habrá obtenido un estado de ánimo inmejorable. En definitiva, desde este contexto la felicidad es algo difícil de conseguir pero no es inalcanzable y su subjetividad puede ser medible como actualmente lo están intentando algunos científicos europeos sin caer en reduccionismos.

En el fondo, la felicidad se enfrenta al dilema que plantearon los filósofos existencialistas hace años: ¿Tener o ser? Si cada uno de nosotros echamos una mirada hacia atrás pensando en qué momento de nuestras vidas hemos sido felices, seguramente recordaremos encuentros con amigos, paseos, viajes, contemplación de un paisaje, de una obra de arte, etc.… En definitiva, cuando somos mas que cuando no tenemos. El problema de querer obtener más y más cosas, sean éxitos económicos, profesionales, mejores coches, mejor casas, suelen encerrar una terrible trampa: cuanto más tenemos, más miedos nos surgen a perder nuestras posesiones. La felicidad proviene de un sentimiento de ser lo que se es, y de aceptación de la verdadera naturaleza de lo que eres, y el disfrute de ello.

Para la medicina la felicidad de los seres humanos ha sido una de las principales metas a lograr en el marco de sus acciones preventivas y de tratamiento de las enfermedades. Desde la perspectiva de la salud mental, la felicidad de una persona es más que un estado anímico de la persona, representa el elemento indispensable para funcionar armoniosamente en sus diferentes niveles de integración como individuo: el físico o biológico, el mental o psíquico, el emocional o afectivo y el nivel espiritual, sin felicidad la armonía se altera y el bienestar se altera apareciendo los malestares y con ello la llamada de alerta para atender nuestra salud.

En mi práctica clínica como medico psicoterapeuta muchas veces el tema de la felicidad aparece al resolver un conflicto, lograr la remisión de los síntomas desagradables o las alteraciones conductuales desarmoniosas con el medio ambiente de los pacientes. Todos los trastornos psiquiátricos afectan el bienestar y la felicidad de las personas y sus familias, aunque algunas de estas enfermedades alteran los sentimientos y la percepción de la realidad proyectando espejismos de felicidad que irradian los pacientes en sus relaciones con su familia y la sociedad. También ha sido ordinario observar como muchas de las personas que acuden a nuestra consulta piensan que la felicidad es tener mucho dinero y ningún problema de salud y abundante placer, de tal forma que no se explican el porque de su “sufrimiento” o de su trastorno de salud mental. Ha sido raro que el motivo de la consulta sea el recibir la atención profesional para alcanza sus objetivos y lograr solucionar los retos que enfrenta en su vida cotidiana para así mejorar su bienestar y desarrollo humano y por lo tanto su felicidad como persona.

jueves, 7 de enero de 2010

LA DECADA DEL 2010-2020

El fin de año pasado me entrevisto una reportera de un canal de televisión regional sobre un tema central que estaba tratando de integrar para responder al como se le podría denominar a la próxima década 2010- 2020 en el marco de las definiciones y caracterizaciones que otras décadas han tenido en el siglo pasado. Reflexione rápidamente en la década de los sesenta con sus movimientos contraculturales en las sociedades mas desarrolladas, los hippies en EEUU que luego se extendieron a Europa y los movimientos libertarios socialistas que hicieron presencia en casi todos los países del mundo en el marco de las influencias filosóficas políticas del marxismo-leninismo y el existencialismo de las escuelas francesas y alemanas que pregonaban la necesidad del cambio de los modelos de estado y sociedad prevalecientes con su propuesta del hombre nuevo con sus rasgos de libertad, creatividad, generosidad, fraternidad, tolerancia, amor, justicia, equidad, pacifico, conciente, consigo mismo y con los demás e integrado a la autogestión, sin explotación y en el marco de la convivencia comunitaria pacifica, solidaria y democrática, desplazando el mercantilismo consumista deshumanizante y hedonista; sus activistas coincidían en el rechazo a la propiedad privada, el machismo, el racismo, el dinero y, aunque en el caso de el movimiento contracultural no tenían como convicción ayudar a los oprimidos, sí realizaban frecuentemente obras sociales sin pedir remuneración alguna.

Esta década de los sesenta considerada para algunos como la década de las ideologías fue marcada por los grandes acontecimientos históricos ligados a la lucha por la libertad de los pueblos, por la justicia y los derechos sociales y humanos: desde EEUU contra la abominable segregación racial de la raza negra, hasta la lucha contra la esclavitud que prevalecía en casi todo el mundo, principalmente en el continente africano y sus emulaciones en algunos países latinoamericanos y asiáticos; fue en esta década cuando la mayoría de los países integrantes del continente africano lograron su independencia, se logro reivindicar los derechos de los negros en los Estados Unidos; las guerrillas y los movimientos de liberación nacional proliferaron en Latinoamérica; China vivió en esta década la llamada "Revolución cultural", liderada por Mao que suponía una transformación de la milenaria sociedad de este país como país socialista, mientras tanto, Japón continuó desarrollando su reputación de potencia tecnológica y los productos provenientes de este país empezaron a alcanzar prestigio en todo el mundo. En Europa la juventud se alza en lo que posteriormente se conoció como el "Mayo Francés". Fue la década cuando el movimiento gay dio su grito de independencia y las mujeres liberadas se organizaron exigiendo equidad de género en sus marchas de protesta. El eco de estos reclamos fue escuchado en Europa Occidental, donde la homosexualidad fue despenalizada y se iniciaron las legislaciones reivindicando los derechos de la mujer. Hasta la iglesia católica fue influenciada y El Concilio Ecuménico Vaticano II puso al día sus conductas religiosas y la conferencia de Obispos Latinoamericanos, reunida en 1968 en Medellín, radicalizaría esa puesta al día al proclamar la opción preferencial por los pobres y al adoptar el método marxista para el análisis de la realidad económica latinoamericana de la época, más conocido como Teología de la Liberación. Los movimientos sociales adquieren cada vez mayor importancia en América Latina, particularmente en Chile, donde en 1969 un gobierno socialista llegaría al poder por la vía democrática y nuestro México no fue la excepción a los cambios mundiales que trascendían en el mundo, quedando registrados los hechos históricos de la masacre del movimiento estudiantil del 68 que conmocionaron al sistema político en el marco de las demandas libertarias con justicia y democracia que prevalecían en todo el mundo.

Inevitable articular el recuerdo de la década de los setentas, en la cual nos toco vivir nuestra juventud, cuando a las crisis políticas de los regimenes gobernantes autoritarios que prevalecían inhibiendo la libertad y el desarrollo social y humano de nuestros pueblos se agregaron las crisis económicas con sus lacras de inflación, carestía, desempleo e incremento de la pobreza y marginación de los grupos mas vulnerables, fundamentando mas la motivación de los jóvenes por participar en movimientos revolucionarios que llevaran al cambio social y que provocaron la ira de las oligarquías generando dictaduras militares gobernantes violatorias de los derechos humanos mas esenciales cuyos responsables siguen siendo objeto de las acciones de la justicia en algunos países de Latinoamérica donde los gobiernos hoy están estructurados por los jóvenes luchadores de esa década, que conjuntamente con la anterior debe ser considerada como las décadas donde los jóvenes en el mundo fueron agentes activos para el cambio, con un activismo que lamentablemente no se ha vuelto a repetir y que dejo la huella que una vez en la historia los jóvenes fueron el presente y no el futuro de la humanidad.

Se iniciaron así las crisis económicas recurrentes características del capitalismo salvaje, que hasta la iglesia católica se atrevió a reprobar en sus comportamientos políticos y los modelos económicos neoliberales que los gobernantes y sus oligarquías imponían ahondando la desigualdad social y la inhibición del desarrollo económico, social y humano de nuestras sociedades con sus lacras de pobreza extrema, hambrunas y enfermedad en la mayor parte de la población mundial. Crisis económicas que lamentablemente siguieron caracterizando el desarrollo social, económico y político de la mayor parte de los países del mundo hasta los noventa, década de la esperanza por el preámbulo al nuevo milenio que se constituyo nuevamente en la década de la crisis agregándose las lacras de las guerras, el terrorismo y el incremento de las crisis económicas derivadas del capitalismo salvaje y sus depredadores voraces empresarios salvados por las finanzas de los estados mas poderosos del mundo a costa del mayor empobrecimiento de la población que una vez mas en la historia de la humanidad postergaban la solución a corto plazo del indignante problema del hambre de las mayorías empobrecidas.

La década de este milenio que vivimos esta caracterizada por un mundo carente de sentimientos donde la solidaridad y la bondad humana no se integran ni manifiestan existencialmente generando la desconfianza en todos los ámbitos de las relaciones humanas, el amor que constituye la esencia de estos sentimientos es pervertido por el hedonismo cosificado en estas interacciones invadiendo el interés materialista y sus satisfactores mezquinos del tener, del patrimonialismo, del estatus en una lucha infinita que desvía las razones del ser con la consecuente insaciabilidad causando un circulo vicioso para tener, para poseer, no importa como ni a costa de que porque lo que importa es el inmediatismo en la satisfacción de estas motivaciones del ser que prevalecen en todas las clases sociales y mas en los empoderados quienes además utilizan todas sus estrategias inmersas en los procesos educativos y mediáticos en las sociedades que controlan, como la nuestra, para mantener los espejismos de la supuesta felicidad que provocan estos satisfactores del tener y no del ser, con sus cuentos fortalecidos por sus agentes motivadores de que la pobreza es un problema del individuo, porque no le pone ganas para lograr las prometedoras riquezas materiales que logran el supuesto bienestar, la prosperidad y la felicidad.

Si a la carencia de sentimientos sumamos la pregonada perdida de los valore humanos, que cínicamente refieren los mismos agentes responsables de su promoción y fomento desde personalidades mediaticas, dirigentes educativos, políticos, funcionarios, intelectuales, empresarios y religiosos que cotidianamente con sus comportamientos disociados en su doble moral nos ejemplifican la verdaderas razones de su percepción del éxito y la felicidad como forma de vida ya tenemos los ingredientes que fundamentan los dogmas y fundamentalismos generadores de la violencia social con sus diferentes manifestaciones desde las guerras y la violencia auto inflingida como el suicidio, hasta la violencia intrafamiliar que hoy de acuerdo a la OMS constituyen una de las primeras causa de muerte en el grupo de población de la edad más productiva 15 a 44 años; ni que decir de las agobiantes crisis económicas y los incrementados problemas de la salud mental donde principalmente organizaciones como la Asociación Mundial de Psiquiatría coloco a la depresión como una de las principales enfermedades que prevalecerá entre la población durante esta década llegando a ser la principal causa de enfermedad al iniciar la siguiente en el 2020.

El otro elemento que nos ha caracterizado como sociedad ha sido la superficialidad en las relaciones humanas derivada del escaso compromiso y vivencia que la tecnología de la informática nos ha estado brindando desde los inicios de los noventa, con sus instrumentos en el Internet, el Messenger y las redes sociales como el Facebock, Tweeter y el Bloger nos proporciona derivando en una pobreza de la relación existencial, facilitando mas el inmediatismo en la satisfacción comunicativa llegando a sustituir esa vivencia existencial que nos provoca y convoca el encuentro personal con la consecuente gama de emociones y sentimientos que desenmascaran nuestros motivos profundos que enaltecen los deseos de relacionarnos con el otro o los otros fomentando nuestro desarrollo humano; así desde que inició este siglo XXI cuando el neoliberalismo se expande a una velocidad vertiginosa, cuando el computador y sus instrumentos ha suplantado casi en su totalidad al hombre y el consumismo se ha vuelto una necesidad, la mayoría de jóvenes reflexionan y meditan detenidamente en las actividades que realizan el fin de semana, mantienen conversaciones muy profundas sobre deporte, computadoras, autos, CD's y películas; sus compromisos sociales y afectivos están limitados a contextos intrascendentes facilitando la manipulación cognoscitiva y motivacional que fortalece la sociedad de consumo, del tener no del ser, con la consecuente pasividad que los somete y que les mantiene en el espejismo de que como “jóvenes representan el futuro” son la esperanza y no nuestro presente que al asumirlo permitiría acabar con las crisis recurrentes que por mas que buscaba no proyectar.

Así en la referida entrevista me expresaba desafortunado porque las realidades vivenciadas proyectaban un futuro para esta década sombrío y los elementos que integraban mis pensamientos concluían en que lamentablemente no sólo esta década seguiríamos en las crisis económicas sino se incrementarían las crisis existenciales donde la deshumanización con sus lacras de violencia, pobreza, hambruna y mercantilismo pueden desbordarnos en nuestro mundo y principalmente en sociedades de países en vías de desarrollo como el nuestro y me cuestionaba ¿de que ha servido el gran desarrollo científico y tecnológico alcanzado en estas décadas, si los mínimos del bienestar humano siguen alejados de la mayoría de la población en el mundo?.