jueves, 29 de abril de 2010

VIOLENCIA INFANTIL: SUPEREMOS LA IGNORANCIA

Hace días nuestro Congreso del Estado acordó solicitar a las Secretarias de Educación y de Salud en Nuevo León investigar el fenómeno de violencia escolar conocido como Bullyng y determinar programas de intervención para la niñez, un día después menores de edad son sorprendidos en el interior de una cantina cuyas escenas transmitidas por un canal de televisión local son ampliamente difundidas a los integrantes de ese mismo congreso y reaccionan con indignación solicitando a la autoridad municipal que actué, según ellos con todo el rigor de la ley. En tanto a nivel nacional hace unas semanas fue encontrada muerta en su casa una menor que vivía con problemas de retardo en su desarrollo sin que a la fecha la turbiedad provocada por los padres, las autoridades y los medios de comunicación hayan esclarecido la estúpida muerte por asfixia de esta niña. Recuerdo además la trágica muerte de los niños de la guardería ABC del Estado de Sonora donde prevalece la impunidad, los niños asesinados en los Estados de Oaxaca, Sinaloa, Michoacán, Durango y Chihuahua en esa guerra declarada que FECAL tiene contra la delincuencia, hechos que sus jefes militares los declaran como daños colaterales.

Lo que une a estos hechos es la ignorancia y la inconciencia sobre la magnitud del problema de la violencia infantil en nuestra sociedad además de la frivolidad de los actores integrantes del poder gobernante al reducir el problema a la reactividad circunstancial según el caso perdiéndose ante el fenómeno global y los múltiples estudios y llamados de los organismos internacionales (OMS, ONU, UNESCO, OCDE, OIT) de actuar en forma integral y preventivamente contra todas las formas de violencia infantil.

En el marco de la lucha que desarrollamos por la construcción de una sociedad plenamente democrática y humanista donde la libertad, la justicia y la equidad trasciendan para disminuir la violencia social que prevalece, hablar de violencia infantil es referirse a un tema doloroso, es hablar coincidiendo con la mayoría de los estudiosos de este problema como una “lacra de la humanidad” que no ha podido ser erradicada en el mundo y que prevalece en todo tipo de sociedades, aunque claro con una expresión mayor en los países que tienen integrada estructuralmente la pobreza, como el nuestro.
Constituye la más perversa violación de los derechos humanos en el mundo actual, una lacra peor que las pestes y las epidemias que luego de más de 5000 años de civilización y más de 2000 años de la era cristiana nos han azotado, sigue incrementándose como desgracia originada y mantenida exclusivamente por los seres humanos, alimentándose con la estupidez de la ignorancia y el desinterés de los gobernantes pervertidos por el poder deshumanizante y enfermizo que padecemos en el mundo, cuyas acciones hacía el bienestar de los niños siguen los modelos desfasados del asistencialismo caritativo, filantrópico y clientelar que nada tienen que ver con las políticas integrales para el bienestar y el desarrollo infantil, mucho menos con la intención de erradicar la violencia contra los niños.
Comparto la reflexión de Pablo Sergio Piniero, brasileño experto en derechos humanos que coordino el primer estudio de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra los Niños proporcionando un panorama detallado a nivel mundial de la naturaleza, extensión y causas de la violencia contra los menores de edad, y que propone medidas concretas a fin de prevenir y reducir tal violencia en el mundo. Este investigador concluye que la democracia no ha llegado a la familia y a la escuela porque se continúa pegando a los niños legalmente en la casa y en la escuela sin que a la fecha proponga una prohibición universal legal del castigo corporal. Solo Suecia ha prohibido la violencia contra los niños desde 1979, es el primer país europeo que lo hizo y ha tenido un resultado magnífico.
La Violencia infantil y sus barbaries expresiones que van desde el infanticidio, la esclavitud, la explotación y hasta el maltrato físico, emocional, sexual y el abandono no es un problema reciente, ha sido un problema que ha estado inmerso en la estructura y la cultura de las sociedades durante siglos y que sólo ha sido objeto de atención a partir del siglo pasado al iniciar los estudios y denuncias relacionados con los niños que acudían a los hospitales por lesiones físicas inexplicables y que dieron origen el síndrome del niño golpeado que fue descrito por primera vez en 1868 por Ambrosie Tardieu, catedrático de medicina legal en París, luego de realizar las autopsias de 32 niños golpeados y quemados. Posteriormente, en 1946 Caffey describió la presencia de hematomas subdurales asociados con alteraciones radiológicas de los huesos largos en los pequeños. Henry Kempe y Silverman, en 1962, crearon la expresión síndrome del niño golpeado, con base en las características clínicas presentadas por los casos que ingresaban al servicio de pediatría del Hospital General de Denver, en Colorado. Este concepto fue ampliado por Vincent J. Fontana en su libro; “En Defensa del niño maltratado” publicado en 1973 por la Editorial Pax, al indicar que estos niños podían ser agredidos no sólo en forma física sino también emocionalmente o por negligencia, de modo que sustituyó el término golpeado por el de maltratado desde entonces se ha publicado una serie de artículos sobre el concepto, que trata de abarcar las diferentes modalidades que existen en cuanto a la acción de lesionar a un niño.
Su alta prevalencia y el marco de pacificación y de promoción de los derechos humanos que concluyeron en la declaración universal de los derechos humanos en 1948 por la ONU convocaron a los expertos para evaluar y proponer alternativas de solución que logran en 1959 al establecer la Declaración de los Derechos del niño, y luego en La Convención sobre los Derechos de la Niñez fue aprobada por la Asamblea de las Naciones Unidas en 1989 como el primer instrumento internacional jurídicamente vinculante que incorpora toda la gama de derechos humanos: civiles, culturales, económicos, políticos y sociales que recogen los principios mínimos que deben ser garantizados a las personas menores de 18 años. El notable aumento en la incidencia de lesiones intencionales que afectan a personas de todos los grupos de edad y de ambos sexos, pero especialmente a mujeres y niños, por lo que en la 49 Asamblea Mundial de la Salud, en mayo de 1.996, la Organización Mundial de la Salud adoptó una Resolución (WHO 49.25), declarando “la violencia como un problema prioritario de Salud Pública y reconociendo las graves consecuencias inmediatas y futuras que la violencia tiene para la salud y el desarrollo psicológico y social de las personas, las familias, las comunidades y los países”.
En México el estado mexicano inicio sus políticas de atención a los niños en 1961 al crear el Instituto Nacional de Protección a la Infancia, continuando en 1968 con el Instituto Mexicano de Asistencia a la Niñez y posteriormente en la formación del Desarrollo Integral de la Familia (DIF) el proceso de atención a la violencia infantil se inicio incipientemente en los setentas y es hasta los ochentas que se iniciaron algunas propuestas para investigar y solucionar este problema, fue hasta esa Convención sobre los Derechos de la Niñez aprobada por la Asamblea de las Naciones Unidas en 1989 que al ser ratificada por México en septiembre de 1990 se iniciaron programas de atención e investigación sobre la violencia infantil que dieron sustento a la Ley para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes - publicada y promulgada en el Diario Oficial de la Federación el 29 de mayo del 2000 - complementando la reforma del Artículo 4 de la Constitución, al reconocer y garantizar los derechos de los niños a la salud, la nutrición, la educación y la recreación, entre otros. La Ley para la Protección obliga a los padres de familia a que respeten los derechos de la niñez y al Estado a que garantice el cumplimiento de estos derechosa partir de 1977 constituyéndose en la dependencia pública responsable para la atención del fenómeno de la Violencia en los niños.
En México, los estados están en proceso de adecuación de sus legislaciones para garantizar los derechos de la niñez y en estados como el nuestro Nuevo León en 1981, hace 25, años el DIF inicio actividades dirigidas a la prevención y atención del maltrato infantil y no fue sino hasta 1997 que las reformas al código civil prohibieron el maltrato hacia los menores explícitamente en su artículo 423, así como penalizaron las lesiones a los hijos maltratados en el código penal (art. 306). En el año 2000 se estableció el delito de violencia familiar y no fue sino hasta iniciado este año del 2006 que se decreta la Ley de Protección de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes para el estado de Nuevo León.
Pues bien a pesar de todos estos avances el problema se ha incrementado por la desatención que ha sido objeto a nivel mundial y en los diferentes niveles de gobierno en nuestro país. El Informe de las Naciones Unidas presentado por Pablo Sergio Piniero para el estudio de la violencia contra los niños en el mes de agosto del 2006 fue esclarecedor al referir cifras conmocionantes del problema a nivel mundial como:
Alrededor de 53.000 niños murieron en todo el mundo como consecuencia de homicidios en el año 2002.
Entre un 80% y un 98% de los niños sufren castigos corporales en el hogar y un tercio o más de ellos recibe castigos corporales muy graves aplicados con utensilios.
En países en vías de desarrollo, entre el 20% y el 65% de niños en edad escolar han sufrido acoso físico o verbal.
150 millones de chicas y 73 millones de chicos menores de 18 años tuvieron relaciones sexuales forzosas o sufrieron otras formas de violencia sexual con contacto físico en 2002
Entre 100 y 140 millones de chicas han sufrido algún tipo de mutilación/corte genital. Tan sólo en el África subsahariana, Egipto y el Sudán cada año 3 millones de muchachas y mujeres son sometidas a mutilaciones/cortes genitales.
La OIT (Organización Internacional del Trabajo) informo que en el año 2004, 218 millones de niños trabajaban y 126 millones realizaban trabajos peligrosos
5,7 millones de niños realizaban trabajo forzoso o trabajo en condiciones de servidumbre.
1,8 millones trabajaban en la prostitución y la pornografía
1,2 millones eran víctimas de la trata de niños. Se calcula que un millón de niños se incorpora a estos sectores cada año.
Se calcula que entre 133 y 275 millones de niños de todo el mundo son testigos de la violencia doméstica cada año.
Carol Bellamy, Directora Ejecutiva del UNICEF, ha agregado en el informe sobre el Estado Mundial de la Infancia 2008, mas cifras que cifras que reflejan la situación de la infancia cruda y brutalmente diferente del ideal al que todos aspiramos de acabar con la violencia infantil,
Que 275 millones de niños padecen violencia familiar cada año
40 millones de niños menores de 15 años sufren de abuso y negligencia
130 millones no van a la escuela
100 millones viven en la calle
10 millones de niños son refugiados
Más de cinco millones de niños estarán infectados por el virus del SIDA en el año 2.000
15 millones son huérfanos del SIDA
55 por ciento de los recién nacidos no son registrados al nacer.
Más de un millón de niños y niñas son detenidos en todo el mundo por las autoridades policiales violentando sus derechos.
Todavía más de 12 millones y medio de niños de niños menores de 5 años mueren en los países en desarrollo.
La desnutrición provoca la mayoría de las causas de mortalidad infantil y uno de cada tres niños está desnutrido en el mundo.
1 de cada 5 niñas, y 1 de cada 7 mujeres son víctimas de violación a lo largo de su vida.
La violencia de género, contra las niñas, es una práctica común en determinadas “tradiciones culturales” que van desde infanticidios de los padres para no pagar la dote cuando las niñas sean mayores y se casen, hasta horribles mutilaciones genitales (en algunos países de África). Esta predilección por los hijos varones se traduce en algunos países asiáticos en la producción de abortos si el feto es de sexo femenino.
Nuevos problemas acechan a la infancia debido al impacto de la caída de precios de los productos básicos, la deuda del tercer mundo, el aumento de las familias pobres, la disminución globalizada de la inversión pública en enseñanza en las dos terceras partes del mundo dejando millones de niños del mundo en desarrollo sin la esperanza de la educación.
Según la OMS, en América Latina y el Caribe se dan todas las formas de violencia contra los niños, en los diversos escenarios en que se presenta, la mayoría de los menores sometidos a castigos corporales tienen entre 2 y 7 años de edad y las edades más afectadas por el castigo corporal son entre los 3 y los 5 años. El 85% de las muertes por maltrato son clasificadas como accidentales o indeterminadas. Por cada muerte se estiman 9 incapacitados, 71 niños con lesiones graves, e innumerables víctimas con secuelas psicológicas. Las tasas de crímenes y violencia en la región son 6 veces superior a la de otros continentes. Entre el 30 y 75 % de las mujeres sufren Violencia Psicológica y entre el 10 y 30 % de las mujeres sufren Violencia Física. Más del 10% de los niños y niñas latinoamericanos padecen de Violencia Física, más del 20% Violencia Psicológica, cerca del 30% Negligencia, más de 300.000 jóvenes murieron en disputas violentas en las pandillas de “adolescentes”, en las que los jóvenes son las principales víctimas y autores de la violencia en las grandes ciudades.La violencia es un problema prioritario de Salud Pública, que afecta a la infancia y la mujer, y que es preciso prevenir.
En México de acuerdo con las proyecciones de población del Consejo Nacional de Población (CONAPO), en 2004 existían en el país 33 000 000 de menores de 14 años de edad que representaban 31% de la población total, el 60% vive por debajo de la línea de pobreza, 2 100 000 niños de entre 5 a 14 años de edad no asisten a la escuela y sólo 1 de cada 3 menores de 14 años de edad es derechohabiente de los servicios de salud. Asimismo de acuerdo a datos proporcionados por el Programa de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), 2004, 18% de los niños menores de cinco años de edad (1 500 000 niños) presentan retraso en su crecimiento y 29 niños de cada 1 000 mueren antes de cumplir los cinco años de edad1. El 6,4% de los nacidos vivos padecía bajo peso al nacer, los niños continuaban siendo victimas de una tasa de mortalidad en menores de 5 años de 28, lejos de paises como Chile, Cuba, España, EU y los países nórdicos que tienen una tasa menor de 10.

En el aspecto educativo, 4.5% de los niños que tienen entre 8 y 14 años de edad no saben leer ni escribir y aunque 92% de los menores de 6 a 14 años asisten a la escuela, 20% de los que ingresaron a la educación básica en el ciclo escolar 1999-2000, no lograron completarla y sólo 87% de los que concluyeron la primaria ingresaron a la secundaria. De estos últimos, 22% desertaron antes de poder concluir la secundaria (INEGI 2000; SEP 2000). Por otra parte, se calcula que en el país trabajan aproximadamente 4000 000 de menores de entre 12 a 18 años de edad que representan 25% del total de este grupo de la población; de ellos, 42% trabaja en actividades agrícolas, 23% en el sector de servicios, 17% en el comercio y 14% en la construcción. Aproximadamente la mitad no recibe ingresos porque trabaja en unidades familiares de producción (INEGI 1999). Esta situación empeora para las mujeres jóvenes que trabajan en actividades agrícolas, entre las cuales 3 de cada 4 no reciben ninguna remuneración. La Secretaría de Educación reconoce que existe "un alto nivel de tolerancia" para la violencia que se ejerce contra la población infantil, ya que los castigos físicos y el maltrato verbal "son prácticas cotidianas que gozan de niveles altos de aceptación" y en las escuelas son prácticas que no se han prohibido.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) reporta que México, Estados Unidos y Portugal "tienen el número más alto de niños muertos por maltrato" entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), integrado por 30 naciones. En lo que se refiere a muertes intencionales en niños de entre 1 a 14 años de edad, México también ocupó el primer lugar entre los países de la OECD, (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) con una tasa de 2.9 por 100 000 durante el periodo 1991-1995. México es uno de los países más violentos del mundo, situación que tiene un impacto negativo entre los niños, niñas y adolescentes, pues desde hace casi 30 años, mueren asesinados a diario dos menores de 14 años a causa de la violencia familiar y la delincuencia común, alerta el Informe Nacional sobre Violencia y Salud elaborado por la Secretaría de Salud y auspiciado por la ONU. la Secretaría de Salud a partir de 2004 y señala que en ese año la tasa de homicidios entre la población general era de 17.4 por cada 100 mil habitantes -ocho veces superior a la de Europa y 16 veces más alta que la de Japón y Corea. Este informe nacional constata "un incremento considerable en el número de suicidios intencionados y finalizados" de niños, niñas y adolescentes. Cita, por ejemplo, que a nivel nacional, el número de suicidios de menores de 15 años aumentó de 118 en el 2000 a 166 en el 2002. El informe agrega que hay un "incremento considerable" de suicidios en este sector de la población En el Distrito Federal en el 2001 se presentaron 11 casos y la cifra se incrementó a 36 en el 2002. La capital del país, junto con Baja California y Colima son los estados con las tasas de suicidio más altas. La dependencia agrega que el problema puede ser mayor, ya que hay un subregistro "muy alto" de casos de maltrato infantil, cuyas lesiones son etiquetadas como accidentales en los centros de salud, sin que se inicien investigaciones al respecto.
Hace unos días María Josefina Menéndez Carbajal, directora en México de la organización Save the Children, declaro que el ochenta por ciento de niños mexicanos padece problemas de violencia, tanto en el seno familiar y el ámbito escolar como debido a sucesos relacionados con el crimen organizado y la ocupación militar en algunas regiones del país. Manifestó que, de acuerdo con cifras oficiales, sólo el año pasado más de 5 mil niños murieron por acciones relacionadas contra el crimen organizado y en operativos del Ejército.
En Nuevo León desde el 2003, el número de casos de violencia en el hogar casi se ha triplicado. Sin embargo, la curva de las denuncias ha ido hacia arriba: hasta agosto de este año, se habían acumulado siete mil 820 casos.De acuerdo con las cifras que presenta el gobierno, de 2005 al 2006 el número de denuncias recibidas se ha mantenido más o menos estable, pues el año pasado se registraron 11 mil 62 casos en total. Estadísticas del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) muestran que Nuevo León no está en los mejores lugares en cuanto a maltrato infantil. Con 24.9 por ciento, el estado supera la media nacional en cuanto a porcentaje de niños maltratados por negligencia, la cual es de 0.2Además, 13 de cada 100 niños nuevoleoneses padecen de abandono y 19 de cada 100 son sometidos a abusos físicos.
La prevención de la violencia ocupa así un primer plano en nuestra actividad socio-sanitaria con la población infantil, tenemos las leyes y las instituciones para hacerlo, lo que falta es superar los obstáculos de la inconciencia motivando a los gobiernos por invertir los recursos financieros necesarios pero sobre todo exigir que superen la ignorancia integrando el conocimiento de las ciencias de la conducta y de la salud pública en el marco de la programación interdisciplinaria de acciones contra este problema. Aunque en nuestra sociedad el futuro de la violencia contra los niños es sombrío, porque eliminar los factores de riesgo esenciales que señalan los expertos como la miseria, la marginación, la ignorancia y la injusticia se han incrementado por esa actitud de los políticos de no integrar las herramientas de la ciencia para el desempeño de sus funciones satisfaciendo sólo sus intereses mezquinos al servicio de la deshumanización de nuestra sociedad. Bastaría que el gobierno actual integrara las recomendaciones hechas por Pablo Sergio Piniero, como resultado del primer estudio de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra los Niños en su informe del 2006, donde propone medidas concretas a fin de prevenir y reducir tal violencia en el mundo para lograr que esta lacra de la humanidad inicie su proceso de degradación hasta lograr su extinción en el seno de nuestras sociedad.
La historia nos muestra que la niñez, desde siempre, fue avasallada y sus derechos conculcados o ignorados, temas que a veces desde la actividad física el deporte y la recreación, se ven como lejanos. Desinterés, abandono, miseria e ignorancia colaboraron para sostener este estado de cosas, además de pautas culturales permisivas o decididamente crueles, por lo menos vistas desde nuestro punto de vista latinoamericano con fuerte raíz europea. En tanto debatimos no sólo en México sino en América la necesidad de atender la violencia infantil en Europa se promueve la inclusión expresa de la lucha contra la violencia infantil en el periodo prenatal, son sociedades que tienen claro que la violencia es una conducta aprendida, que puede modificarse e incidir en los factores de riesgo desde el embarazo mismo y las etapas cruciales en que se está modelando la personalidad del adulto.

La Violencia social y en especial contra los niños amenaza nuestra convivencia democrática, es un factor de riesgo para la seguridad y bienestar, produce efectos económicos directos por la atención a las víctimas y las secuelas que produce, el castigo y el gasto en el control de las agresiones, así como los gastos indirectos que produce al no destinar estos recursos a proyectos de desarrollo social y tiene repercusión sobre el potencial de Desarrollo Humano y Económico de nuestra sociedad. La conjunción de dos instrumentos – la Convención sobre los Derechos de la Niñez y la Ley de Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes –son la base jurídica para el cumplimiento de los derechos a la supervivencia, desarrollo, protección y derechos civiles y libertades de la niñez mexicana.
En tanto el Estado no actué, cuando menos debemos a nivel familiar y comunitario actuar de inmediato promoviendo la cultura de la no violencia, eliminar el perverso autoritarismo en todos los ámbitos institucionales donde se genere y solucionar los factores de riesgo inmediatos, como la falta de apego de los padres a los hijos, la desintegración de la familia, el uso indebido de alcohol o drogas, y el acceso a todo tipo de armas.

jueves, 22 de abril de 2010

SOBRE LA PAIDOFILIA Y LOS PEDERASTAS

Se encuentra en el debate público de la prensa y los medios de comunicación las declaraciones de sacerdotes del episcopado mexicano acerca del problema de la pederastia que ha involucrado a connotados ministros de ese culto como el extinto padre Marcial Maciel, que desde 1948 hasta entrada la década de los setentas abusó sexualmente de niños de entre 12 y 17 años que le fueron entregados en custodia “para dedicarlos al Señor” por familias confiadas en la orden de los Legionarios de Cristo que el había fundado, logrando un poder espiritual, económico y político trascendente al interior de la iglesia; llegaron a sumar más de 30 las acusaciones de reconocidos sacerdotes, empresarios y académicos que, ya adultos, se atrevieron a relatar lo que habían vivido dentro de la congregación; también fue acusado de abuso sexual por tres de sus hijos: Omar, José Raúl y Christian González Lara quienes junto con su madre Blanca Estela Lara Gutiérrez (a quien también engaño Maciel) lo acusaron de haber sido un gran mentiroso, usurpador de personalidades, manipulador y un hombre pedofilico.
También esta el caso del desaparecido sacerdote Carlos Nicolás Aguilar Rivera acusado de abuso sexual de docenas de menores en México y Estados Unidos donde se ha involucrado como encubridores a los cardenales Norberto Rivera Carrera y Roger Mahony. Nicolás Aguilar comenzó los ataques sexuales a menores en 1986, cuando era sacerdote de la iglesia de San Sebastián Mártir en Tehuacan, Puebla y presuntamente fue obligado a salir del país, enviado a la ciudad de los Ángeles en Estados Unidos a la diócesis del cardenal Mahony, donde continuo con los abusos. Otro de los ignominiosos hechos de abuso sexual se refieren al sacerdote Lawrence Murphy quien dirigía una escuela de Milwaukee, Wisconsin de niños sordomudos abusando sexualmente de más de 200 de ellos en un lapso de casi un cuarto de siglo 1950-1974. Todos ellos bien documentados en el periódico la Jornada y referidos en el libro “En el nombre del Padre: depredadores sexuales en la Iglesia” escrito en el 2004 por Carlos Fazio periodista uruguayo radicado en México donde analiza en forma documentada la mayoría de estos hechos desde los abusos sexuales en las diócesis católicas de Estados Unidos hasta la vida oculta del ex nuncio apostólico en México Girolamo Prigione y su historial de abuso de monjas.
Resulta que Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de las Casas ante la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) aseguró que uno de los factores que propician la pederastia es el libertinaje y la liberalidad sexual, expuso que debido a la “invasión de erotismo” en la sociedad “no es fácil, a veces, mantenerse fiel tanto en el celibato como en el respeto a los niños”, agrego “este medio ambiente contrario a la castidad y al celibato es muy difícil que alguien se mantenga puro, y no sólo los sacerdotes, sino que cualquier esposo o esposa puedan ser fieles”, luego declararía que los libros de texto de la SEP incitan al “libertinaje sexual”, ya que transmiten “sólo información genital” y omiten una guía moral sobre el tema, lo cual contribuye a ese libertinaje causante de estas perversiones. Por su parte René Rodríguez, secretario de la Conferencia del Episcopado Mexicano declararía que “los problemas de pederastia se deben a varios factores, la sociedad ha tendido a ser muy liberal en ética sexual y se ha promovido la no prohibición, sino la tolerancia a todo desorden; ahora vemos las consecuencias”. Posteriormente los sacerdotes progresistas Samuel Ruiz García obispo emérito de San Cristóbal de las Casas y Raúl Vera titular de la diócesis de Saltillo coincidirían en que la cultura del erotismo afecta a toda la sociedad y como consecuencia a los sacerdotes, que están inmersos en ella”. Finalmente el Papa Benedicto XVI (Joseph Ratzinger) reconoció esta semana que la Iglesia católica “está herida” y “es pecadora”, tras la crisis que ha envuelto a numerosos de sus sacerdotes en casos de abuso sexual contra menores
La pederastia ha tomado relevancia no sólo por la prevalencia detectada en la iglesia católica adjetivándola como clerical, sino además por la integración de las redes de explotación sexual que a nivel mundial trafican con niños y que activistas como Lydia Cacho han denunciado en sus obras como “Los demonios del Edén”, donde esta vasta red de prostitución y pornografía infantil que involucra a diversas personalidades de los círculos políticos y empresariales del país a quedado impune A este respecto, cabe recordar las declaraciones de la fiscal especial para la Atención de los Delitos Relacionados con Actos de Violencia contra las Mujeres de la Procuraduría General de la República (PGR), Alicia Elena Pérez Duarte, quien en marzo del año pasado aseguró que Succar Kuri es la cabeza de una red de pederastia, turismo sexual y trata de mujeres que opera en Baja California, estado de México, Distrito Federal, Puebla, Chiapas, Veracruz y Quintana Roo, sin que a la fecha se ejerza la justicia contra esa red. A finales de los ochentas un desatacado trabajador social me informaba que tuvo que emigrar a Texas porque había sido amenazado de muerte si persistía en sus denuncias sobre el abuso sexual de que eran objeto los niños en una institución altruista de nuestro estado por políticos poderosos que saciaban sus placeres con el beneplácito de los directivos institucionales; en fin la pederastia ha coexistido con múltiples historias de impunidad al amparo del silencio y la mentira que tarde o temprano serán destruidos para enfrentar realidades como hoy dolorosamente la iglesia lo esta aceptando.
Lo cierto es que en los últimos tiempos, nos enfrentamos a noticias cada vez más frecuentes relacionadas con abuso sexual a menores. Pederastia y pedofilia son dos términos que se relacionan con los agresores de estas acciones: pederastas y pedófilos (paidófilos). Aunque etimológicamente podemos encontrar diferencias en su significado, desde el punto de vista clínico, el DSM-IV-TR (APA, 2005) sólo utiliza el término de pedofilia, se incluye dentro del apartado de los trastornos sexuales compartiendo capítulo con el resto de las parafilias, la característica esencial supone actividades sexuales con niños en el marco de la persistencia de fantasías sexuales altamente excitantes durante un periodo de al menos seis meses. Algunos de los pedófilos no llegan nunca a abusar de niños, sino que se quedan en los límites de las fantasías sexuales. Por lo que sucintamente debemos definir la pedofilia como la atracción erótica o sexual de un adulto hacia un niño, pederastia como abuso sexual de niños y proxenetismo como el beneficio obtenido mediante la prostitución de otro, usualmente un menor de edad.
El elemento común en el pedófilo es el abuso sexual del niño, el cual es seducido y usado con distintos propósitos de satisfacción sexual. El pedófilo está convencido de que su conducta es original y creativa, que incluso, le aporta al niño vivencias, conocimientos y placeres que contribuirán a su crecimiento, que la sociedad represora e intrusa, le impide amar al niño y el niño amar al adulto. Detrás de ello hay una adhesión al mito de la eterna juventud, anclado en la idealización del cuerpo y de la belleza infantil y adolescente. Lo anterior da a la mayor parte de los pedófilos, un rasgo psicopático. Su convicción les permite enfrentarse al grupo y a la sociedad con una seguridad y cinismo que desorienta y sorprende. Con toda tranquilidad eligen profesiones y actividades que los mantengan cerca de los niños, para de esta forma ejercer su desviación.

Los pedofilicos tienen comorbilidad con trastornos psiquiátricos coexistiendo con el trastorno depresivo, de angustia, trastornos de personalidad, de abuso de substancias y otras psicopatías. Los diferentes estudios efectuados han referido que mas del 90% son varones, el 70% superan los 35 años de edad, la mayor parte son profesionales calificados, de niveles sociales medios y altos, la mayoría no tiene antecedentes penales, normalmente tienen una familia a su cargo, en más del 30% de los casos se trata del padre, el tío o el abuelo de la víctima. Frecuentemente han sufrido traumas o abusos sexuales infantiles, el padre estuvo ausente o muerto, fueron sumamente desvalorizados y despreciado por la madre, su nivel de reincidencia es altísimo, aun después de ser descubiertos y condenados no suelen ser conflictivos en la cárcel y muestran buen comportamiento, no reconocen los hechos ni asumen su responsabilidad, sus canales de sublimación son escasos, su tolerancia a la frustración es frágil y su impulsividad es alta, su inmadurez en el desarrollo psicosexual hacen que se refugien en un mundo sexual fantástico que le brinda excitación, estimulación y apoyo al que queda fijado, su tendencia sexual está siempre mezclada con el deseo de controlar, de humillar, de ejercer el poder, de descargarse sexual y agresivamente, con falta de consideración, respeto y empatía hacia el otro. El pedófilo utiliza la actuación y la hipersexualización, es decir, recrea un escenario y lo llena de contenidos eróticos excitantes de placer sexual, tapando así la angustia, el vacío, la amargura o la desesperación de su estado mental, además, siempre aplica en mayor o menor medida un cierto montante de agresión. Aunque la neurobiología ha tratado de fundamentar teorías etiológicas de la pedofilia, en la genética, las alteraciones hormonales o la disfunción anatómica de las estructuras que integran los circuitos del placer (Sistema Limbico) en el sistema nervioso, lo mas que ha logrado es el hallazgo de defectos sutiles de la amígdala derecha y de las estructuras cercanas relacionadas, que pudieran estar implicados en la patogénesis de la pedofília que posiblemente reflejen disturbios de desarrollo o insultos ambientales en los períodos críticos.

En cualquier caso existen diferentes métodos de tratamiento para el pedofilo como el uso de fármacos esteroides, compuestos de progesterona y antagonistas del eje hipotálamo-hipofisario consideradas como drogas reductoras del impulso sexual; también el uso de reductores de obsesiones, compulsiones y ansiedad asociada como los inhibidores selectivos de recaptación de serotonina y el uso de algunos neurolépticos. También existen terapias de aversión, recondicionamiento orgásmico, técnicas de biofeedback, terapias psicodinámicas y cognoscitivas, su eficiencia dependerá del manejo integral de estos pacientes en el marco interdisciplinario que exige para su rehabilitación.

Como podemos ver la pederastia va mas allá del supuesto “libertinaje sexual” que se empecinan en la iglesia a señalar como la causa de su prevalencia, lo que la iglesia debería de reflexionar para adecuarse a la modernidad del desarrollo de las neurociencias, de las ciencias de la conducta y de la sexología es si el celibato, esa exigencia de renunciar a los placeres de la sexualidad debe seguir vigente y en su caso cuestionarse que ha estado sucediendo a su interior en la formación y el mantenimiento de sus sacerdotes para este celibato porque la espiritualidad y sus nutrientes de principios y valores cristianos para este apostolado no les permite mantener los mecanismos de compensación y sublimación necesarios para lograr el manejo adecuado de los impulsos sexuales en sus religiosos católicos que lo transgreden hasta pervertirse en el abuso sexual con los feligreses y los niños. Desde que fue impuesto en el siglo XVI, en el Concilio de Trento, este celibato sacerdotal obligatorio como se le conoce en la actualidad ha sido cuestionado no sólo por las otras corrientes ideológicas del cristianismo que no lo aceptan y permiten que sus ministros de culto ejerzan su sexualidad en el seno del matrimonio sino además ha sido considerado como un factor de riesgo del abuso sexual por parte de sacerdotes que no están preparados cabalmente para asumir esta difícil obligación que debe armonizar espiritualidad con la naturaleza humana de los instintos que en el pasado los teólogos fundamentalistas se posicionan como imposible al malinterpretar la teoría psicoanalista freudiana.

Los estudios sobre la sexualidad del clero han demostrado que el comportamiento sexual esta activo, si bien se oculta por su prohibición, por ser un pecado capital transgresor del ascetismo. En su libro "La Vida Sexual del Clero", el especialista Pepe Rodríguez, editado en Barcelona en 1995, incluye una encuesta que realizó a 400 sacerdotes sobre sus preferencias y actividades sexuales en España, lo que encontró fue lo siguiente: 95% de los sacerdotes se masturba; 60% mantiene relaciones sexuales; 26% abusa de menores; 20% realiza prácticas homosexuales; 12% es exclusivamente homosexual, y 7% comete abusos sexuales graves con menores. En cuanto a preferencias sexuales, 53% tiene relaciones sexuales con mujeres adultas; 21% con varones adultos; 14% con varones menores, y 12% con mujeres menores. Su estudio es concluyente: la mayoría de los miembros del clero mantiene relaciones sexuales, señala la absoluta falta de legitimidad evangélica del celibato obligatorio, y analizan los intereses que mueven a la jerarquía católica a forzar hábitos sexuales patológicos y/o delictivos entre el clero.

Abordar los problemas de la sexualidad en la iglesia implica hacer un ejercicio autocrítica que permita abordar realidades, no es correcto en el marco de la prevalencia de esta pederastia clerical y las otras formas de abuso sexual ubicar el problema sólo en el exterior en la situación del erotismo pervertido en el proceso de deshumanización y mercantilismo hedonista que el neoliberalismo ha incrementado al promover el valor de uso en todos los ámbitos de la vida humana desdeñando la importancia del ser y la integración plena de los valores que nos hacen humanos y que deben enaltecer y estar mas fortalecidos para quienes el ascetismo es toda una filosofía de la vida tratando de contribuir a alcanzar los mejores niveles de desarrollo humano de nuestra sociedad. El erotismo es inherente a la sociedad humana el supuesto incremento es prejuicioso y subjetivo, ha estado ahí presente en todas las etapas de la historia de la humanidad, reprimido sí conforme a los determinantes culturales de cada época, actualmente lo que se ha incrementado es la perversión mercantilista de la sexualidad en sus formas mas degradantes desde las formas mas sublimes proyectadas por la industria del sexo a través de sus medios cinematográficos y televisivos de entretenimiento, hasta el ejercicio de la prostitucion y sus lacras indignantes de pornografía y trafico de infantes para al explotación sexual donde prevalecen mas la corrupción y los intereses políticos-económicos de los grupos delincuentes y empresariales relacionados con esta industria.

La libertad sexual, al igual que la libertad de culto son como todas las libertades son factores estimulantes del desarrollo humano, cuando existe la coerción o la represión de la libertad humana en cualquiera de sus expresiones los retrocesos del desarrollo individual y colectivo se hacen presentes, estar en contra de la educación sexual y la promoción y fomento de la salud sexual para todos es y será uno de los factores de riesgo que incrementaran los abusos sexuales y son los mejores antídotos contra el abuso sexual en cualquiera de sus manifestaciones aun aquellas criminales como es el caso de la pederastia y la violación sexual.

Para quienes trabajamos para la salud mental las vivencias cotidianas nos hacen afrontar realidades en nuestros pacientes al correlacionarse claramente algunos de los trastornos psiquiátricos con la ignorancia, los mitos y prejuicios sobre la sexualidad humana derivados de la ausente o mala educación sexual que en el seno de la familia y las instituciones educativas prevalece desde los niveles básicos hasta la educación superior, mas en aquellas que son formadoras de profesionistas educadores, trabajadores de la salud o de aquellas que tratan de incidir en el desarrollo humano, en pleno siglo XXI resulta aberrante escuchar opiniones de maestros, médicos y otros profesionistas sobre este tema y otros relacionados con la sexualidad con referentes inmersos en esta ignorancia y desinformación básica que sustituyen con elaborados juicios moralistas que transgreden la esencia de su rol trascendente para el desarrollo de nuestra sociedad.

viernes, 16 de abril de 2010

LA SALUD MENTAL DE LOS NIÑOS

En este mes de Abril celebramos a los niños, lamentablemente para la mayoría de los ciudadanos prevalece como un ejercicio más que promueve el consumismo mercantilista deshumanizante que padecemos en nuestra sociedad donde los niños son victimas de la lacerante pobreza, la violencia familiar, escolar y social con el abuso sexual y sus trascendentes casos de pederastia hechos por sacerdotes de la iglesia católica; el abuso y explotación de que son objeto en el marco del trafico de seres humanos, la prostitución y su integración a la abominable industria del sexo; además de la mala educación pública a la que están expuestos, el uso consumista con los denominados alimentos chatarra que las escuelas y los medios de comunicación se niegan a dejar de abusar en su prevaleciente promoción y fomento, y ni que decir de su ingreso cada vez mas temprano a las cifras de la obesidad y otros trastornos alimentarios, la diabetes, suicidios, alcoholismo y abuso de drogas entre otros.

Sigue siendo vigente la frase que alguna vez expresara el psicoanalista Santiago Ramírez de “Infancia es destino” al conceptualizar que el desarrollo en la infancia es definitivo no sólo en la aparición de trastornos de salud mental del adulto sino además en el desarrollo pleno de las potencialidades del ser humano. Ha sido concluyente que las condiciones del desarrollo biológico durante y después de la fecundación y las condiciones físicas, emocionales, psicológicas, económicas y sociales de la madre y el infante repercutirán positiva o negativamente en su salud, definida por la OMS como “el Completo Bienestar físico mental y social y no solo la ausencia de enfermedad o invalidez física”.
Parafraseando a Albert Einstein no tiene sentido la palabra progreso mientras haya niños infelices y pareciera ser que los gobernantes adultos se empecinan a su idea del progreso a costa de deteriorar el bienestar y la prosperidad de nuestros niños incrementando las carencias alimentarías, educativas, sanitarias, afectivas, recreativas y sociales por la reducción de los recursos públicos que deberían invertirse durante la infancia para el futuro de nuestra patria y que mas sacrifican en el marco de las crisis financieras como la que hemos venido padeciendo, ahí están sus cifras de los presupuestos en educación y salud que siguen sin alcanzar su incremento de gasto del PIB cuando menos del 8% como lo han venido recomendando los organismos internacionales para mejorar el desarrollo social y humano de nuestra sociedad.

En el mundo todavía hay millones de niños sin acceso a la escuela y a los servicios de salud principalmente en los países pobres de Asía, África. América y el Caribe. La crisis financiera puede traer en consecuencia el surgimiento de una “generación perdida”, ha advertido la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO): 175 millones de niños afectados por la malnutrición, 72 millones de infantes sin escolarizar y, si todo sigue igual, en 2015 habrá 56 millones sin escuela y 759 millones de analfabetas, 16 por ciento de los menores de cinco años tienen raquitismo grave o moderado, lo que significa tener una estatura insuficiente respecto a la edad, debido a la insuficiencia de nutrientes. En México todavía hay 109 mil menores sin escolarizar, 13 por ciento de los niños mexicanos padecen “raquitismo moderado y grave”, con efectos “irreversibles”, lo que afecta su capacidad de aprendizaje y les acarrea daños a “largo plazo”, como un desarrollo cognitivo menor y la terminación de estudios a un nivel de enseñanza inferior, se estima que 27 de cada mil niños nacidos en la zona morirán antes de haber cumplido cinco años.

Pues bien en el marco de la salud mental de los niños por más investigaciones científicas de las neurociencias y las bases moleculares y genéticas que se realizan para encontrar alteraciones determinantes de la conducta y de las enfermedades mentales, la conclusión prevaleciente es que ni un solo factor genético por si mismo determina estas alteraciones; los genes si acaso aportan susceptibilidad y será su curso de desarrollo biológico y ambiental lo que se convertirá en la patogénesis del trastorno de la salud mental o comportamental. Por ejemplo en el caso del comportamiento violento se ha descubierto que sólo un 20 por ciento de los casos de comportamientos violentos tienen una causa biológica, es decir están relacionados con problemas del desarrollo neurológico, mientras que el 80 por ciento restante está relacionado con factores ambientales, fundamentalmente la educación y el trato que se da a los hijos. Así lo ha asegurado José Sanmartín, presidente del Centro Reina Sofía de España. Según Sanmartín, los desencadenantes que generan actitudes violentas comienzan a gestarse en el embarazo y el parto y son reforzados con el ambiente en que se críe el niño: "No existe un gen de la violencia; la violencia humana se desata por mecanismos biológicos tras los cuales existen genes, pero que siempre interactúan con el ambiente"

Los antecedentes biomédicos y psicosociales del curso de desarrollo del niño nos permiten pronosticar en gran medida no sólo su destino en el contexto de su salud mental sino además el alcance de sus expectativas educativas, laborales y existenciales en su futuro.

Si bien es cierto que hemos avanzado en los programas preventivos de salud dirigidos al niño disminuyendo las tasas de morbilidad y mortalidad que antes provocaban las enfermedades infecciosas, también es cierto que la prevención y fomento de la salud mental de los niños ha tenido un rezago importante incrementándose los trastornos de salud mental de nuestros niños mexicanos.
La población infantil en México se estima en más de 33 millones de niños, de los que un 7% entre los 3 y los 12 años de edad se encuentran afectados por uno o más problemas de salud mental que requieren algún tipo de atención médica o ayuda especializada. Los datos epidemiológicos nacionales recientes que ha reportado la Secretaría de Salud (SSA) sobre trastornos mentales y del comportamiento en niños y adolescentes, indican una alta prevalencia en trastornos hipercinéticos asociados al déficit de atención, trastornos mentales debidos a lesión o enfermedad médica y retardo mental. Se observa también un incremento en la tendencia al consumo de drogas y alcohol, y una mayor incidencia en problemas de depresión, intentos suicidas y acciones violentas.
Los estudios sobre la prevalencia de trastornos psiquiátricos efectuados en niños reportan entre un 14 y 20%, de los cuales el 7% son casos severos. En relación a los niños el 15% padece algún trastorno mental que se manifiesta como trastorno de conducta y/o aprendizaje, 4% padecen el trastorno por déficit de atención, el retardo mental afecta del 1 al 3% de la población, tan sólo en las escuelas de educación especial de la SEP se atienden anualmente 140 mil niños con problemas de aprendizaje, la epilepsia tiene una prevalencia de 2.1% en los niños siendo el trastorno psiconeurológico más frecuente 6 a 8 casos por mil habitantes. Los trastornos de conducta, de adaptación, de aprendizaje y emocionales son más frecuentes que los trastornos generalizados del desarrollo o los debidos a lesión o disfunción cerebral, o a enfermedades somáticas.
Los padecimientos mentales y del comportamiento en la infancia y en la adolescencia son complejos y diversos; las principales manifestaciones de estos trastornos las observamos en la conducta y en el aprendizaje del menor y deben ser identificadas como señales de alarma por parte de los padres y los maestros de escuela. Sin embargo esta detección oportuna en la mayoría de los casos no se realiza y el problema va evolucionando en perjuicio tanto del menor como del medio ambiente en el que se desarrolla. Otro dato importante es la falta de conocimiento sobre los servicios de salud mental para esta población, obstaculizando la pronta atención; aún en los casos detectados, los padres y los maestros no los canalizan al sitio adecuado y son diagnosticados de manera errónea y tratados inadecuadamente.
Por otra parte, aún no se ha logrado tener un enfoque integral en la atención a los trastornos mentales y del comportamiento en niños y adolescentes, ya que la atención médica que se proporciona es limitada y no necesariamente está vinculada a una atención escolar que integre a los padres o tutores del menor. La deficiente coordinación interinstitucional para el diagnostico y tratamiento oportuno de estos problemas ha hecho que se incremente la cronicidad y con ello ensombrecer el futuro de los niños de nuestro país.
Lo ideal seria que lográramos la integracional funcional y operativa de las instituciones publicas asistenciales, educativas y de salud dirigidas a los niños en una red de servicios para la prevención y fomento de la salud mental sin las trabas burocráticas que dificultan el desarrollo de las actividades para la atención de estos problemas.
En el marco de un buen programa de salud mental comunitaria es fundamental promover Comités de salud mental en cada una de las escuelas publicas donde los maestros, los alumnos y padres de familia reciban la información necesaria para hacer la detección oportuna y la canalización adecuada del niño con desviaciones en su desarrollo y detener la absurda expulsión y marginación de que son objeto en el sistema educativo actual, como si el problema fuera solo responsabilidad de los padres.
La realidad es que la falta de cobertura universal de los servicios de salud en nuestro país sigue constituyendo un grave problema para la atención de los trastornos de salud no sólo originados por las infecciones y demás causas físicas sino además para integrar transversalmente la salud mental en los programas de salud pública, lo cual provoca carencias en el contexto de la atención de los trastornos de salud mental y problemas de conducta de los niños que hoy una vez mas estamos postergando.
Nuestro futuro sigue siendo sombrío en el marco del desarrollo social y humano, lo que le estamos dando a los niños ellos nos lo daran a la sociedad.

viernes, 9 de abril de 2010

LOS RETOS DE LA SALUD MENTAL

Los cuidados a la salud mental han estado presentes en la historia de la humanidad desde las sociedades tribales primitivas cuando las explicaciones sobre las causas de la anormalidad están conectadas a las metáforas sobrenaturales y místicas, donde las explicaciones son de tipo animista y por lo tanto la enfermedad se debe a un fenómeno de posesión, violación a un tabú o la omisión de determinadas actividades rituales (1).
Hace 5000 años en el antiguo egipcio los trastornos mentales fueron cuidados, tratados y nunca estigmatizados, las enfermedades mentales eran tratadas con formas de purificación, baños, inducción del sueño con hierbas y la interpretación de los sueños además de trepanaciones craneales tratando de aliviar el sufrimiento y 800 años antes de la era cristiana ya habían establecido lo que sería el segundo manicomio, ya que el primero había sido establecido en Bagdad en el 705 AC (2).
Las religiones organizadas también desarrollaron sus propias concepciones sobre la anormalidad y su tratamiento, y sirvieron de base a un pensamiento más racional que aparece después en Grecia y el mundo antiguo. Las obras de Lao Tse en China, Buda en la India, Tales de Mileto y Protágoras en Grecia aunque aparecen alejadas y divergentes tienen en común el distinguir entre un mundo "aparente" y otro mundo más "real o verdadero" y en sus contenidos son dirigidos a lograr ese bienestar subjetivo y el desarrollo armónico que sustentan la salud mental. El budismo por ejemplo parte de la realidad como construida por el pensamiento y las valoraciones como generadoras de pasiones que pueden generar sufrimiento.(3)
Es en Grecia, cuna de la medicina occidental, donde se produce una transición desde el animismo hasta la mentalidad racional, Hipócrates (Siglo. IV AC) se contrapone a las concepciones animistas y atribuye causas naturales a las enfermedades. Son los estados internos del organismo los que producen las enfermedades, postula la existencia de cuatro "humores" (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra) que se localizan en determinados órganos (corazón, cerebro hígado y bazo) y que a su vez se asocian a temperamentos específicos (sanguíneo, flemático, colérico y melancólico). La salud resultaría del equilibrio de tales humores y la enfermedad de su desequilibrio. En tanto Aristóteles se refiere a los distintos usos de la palabra, que se usaba en Grecia para fines curativos, refiere a la palabra persuasiva como ensalmo y escribe siete ensayos referidos a la psicología. Platón habla de como el discurso bello produce un estado de armonía en todas las partes del alma que facilita la acción de los productos químicos. Incluso algunos historiadores han visto en la obra de Platón observaciones sobre las pasiones, sueños e inconscientes que anteceden al pensamiento de Freud. Otro aspecto destacable de la sociedad griega era la existencia de sus escuelas filosóficas (p.e Academia platónica, Liceo aristotélico, Casa Jardín de Epicuro, etc) donde se cultivaban formas o estilos de vida con su propio entrenamiento psicológico, como las técnicas de autocontrol, recitación, memorización y control de la dieta.(4)
Galeno (128-200 DC) desarrolló la medicina hipocrática, dividió las causas de las enfermedades en orgánicas y mentales. Entre las causas mentales se encontraban las lesiones de la cabeza, los excesos de alcohol, los temores, cambios en la adolescencia y en la menstruación y adversidades económicas o amorosas, el modelo galénico de la medicina sobrevivió durante la edad media, fue la Iglesia la que jugo un papel central al considerar los trastornos mentales como producto de una voluntad sobrenatural, del diablo. El pecado se constituye en la raíz de todo mal, la confesión en el procedimiento terapéutico para evitarlo y la Santa Inquisición se encargaban de castigarlo; la locura era una de las máximas expresiones demoníacas que terminaba en la hoguera.
Siglos después en la etapa del Renacimiento (siglos XV Y XVI), Paracelso (1493-1541) rechazo la idea demonológica y enfatizó que las enfermedades mentales eran de naturaleza no divina, la influencia de los astros era la que producía el trastorno mental (de ahí procede el termino lunático usado posteriormente). El médico Robert Burton (1576-1640) era partidario de las causas psicológicas y sociales de la enfermedad mental, y realzo las causas emocionales de estos trastornos. Thomas Sydenham(1624-1689) fue de los primeros en describir las neurosis y de afirmar que la histeria no estaba ligada a las mujeres exclusivamente. Se promueven los manicomios, cuyo existencia venía desde la edad media, desde el siglo V cuando las ciudades tenían que enfrentar a los psicóticos, dementes y epilépticos sin casa y los acomodaban en hospicios con otros enfermos, criminales o vagabundos, encadenándolos y tratándolos cruelmente, su función era sólo de custodia. El hospital psiquiátrico mas antiguo de Europa fue fundado en el siglo XIII en la ciudad de Londres, en el Priorato de St. Mary de Bethlem, el cual permaneció como manicomio hasta 1948.
Durante el siglo XVII y XVIII en Europa Central los manicomios, casa de limosnas y prisiones locales se repartían la responsabilidad de los cuidados de los enfermos mentales, desatacando Francia con los manicomios en París de Bicetre y la Salpetriere, desde el cual Philippe Pinel (1745-1826) considerado el fundador de la psiquiatría moderna, va humanizando la asistencia de los enfermos mentales, desencadenándolos e introduciendo el tratamiento psicológico que básicamente consistía en suponer que los problemas mentales derivaban de conflictos morales y animaba al personal de los hospitales a contactar con los problemas de los enfermos a través de actividades ocupacionales, respetando los intereses particulares. Se iniciaba así la era del manícomio terapéutico, a finales del Siglo XIX se contaban en docenas y centenares y la mayoría con miles de camas, había existido un masivo incremento de los pacientes resultado de la redistribución de la enfermedad mental por la alta prevalencia de la neurosifilis, la psicosis alcohólica y las demencias y la disminución de la tolerancia de las familias hacía la enfermedad mental. Para 1904 había internados en los manicomios de Estados Unidos 150,000 pacientes.(5)
A principios del siglo XIX, Francia era el centro de los avances médicos en Europa, en concreto de la neurología, en el contexto de la neurología resurge el interés por la hipnosis en dos grandes centros o escuelas: La escuela de Nancy con las figuras de Liébault (1823-1904) y Berheim (1840-1919) y La escuela de la Salpetriere en torno a Charcot (1825-1893). En ambos centros estudió Freud. Liébeault practicaba la hipnosis, con este procedimiento llego a tratar todo tipo de enfermedades. Berheim, aprendió este método de Liébeault y lo explicó como producto de la sugestión. Posteriormente Berheim prescindió de la hipnosis y se basó en la sugestión directa del enfermo, llamando a esta práctica psicoterapia. En Tanto en Alemania surgiría la enseñanza de la Psiquiatría con Johann Heinroth en 1811 en Leipzig, integrándose en lo que fue denominado como el primer movimiento “científico” de la psiquiatría biológica dedicado a descubrir las causas físicas de la enfermedad mental mediante hallazgos en la biología y la genética y los métodos terapéuticos correspondientes para su curación, iniciándose la debacle cuando en 1857 Benedict-Augustin Morel lanza su concepto de degeneración moral y heredabilidad, así los locos, homosexuales, onanistas, alcohólicos, dementes y criminales eran perdedores en la batalla por la sobrevivencia entre las especies, malinterpretando a Darwin; la higiene social y la eugenesia culminaron con los genocidios del abuso nazi.

Paralelamente Emil Kraepelin y un grupo de colegas inicia el estudio de las enfermedades mentales desde la perspectiva de una psiquiatría comprensiva donde no sólo se tomara en cuenta el funcionamiento anatómico cerebral y la psicología sino el curso individual de la evolución de la enfermedad para diferenciarlas logrando desarrollar el primer manual de la clasificación de las enfermedades mentales, cuya sexta edición en 1899 daría la base posterior al Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorder de la Asociación Psiquiátrica Americana, su objetivo era crear un entendimiento de la psiquiatría para los pacientes y sus familias.

El siglo XIX y a principios del siglo XX, fue también el crecimiento de la moda de las terapias en los balnearios en aguas termales y minerales que proliferaron por toda Europa y Estados Unidos de América donde las clases medias acudieron para el tratamiento de enfermedades crónicas y las emergentes enfermedades nerviosas que no provocaban locura como la neurastenia, la hipocondriasis e histerias en el marco de la teoría psicohidraulica del frances Alfred Beni Barde con sus procedimientos hidroterapéuticos y sus técnicas de implantes húmedos, baños fríos, calientes, parciales o totales, solos o con sales minerales y hierbas aromáticas, algunos llegaron a ser denominados como clínicas de cura de aguas.(6)

En el siglo pasado vivimos un vertiginoso desarrollo científico que impacto en el desarrollo de las neurociencias y las ciencias de la conducta, desde el descubrimiento de las bases neurofisiológicas y sus componentes moleculares y genéticos, el desarrollo del psicoanálisis, el conductismo, de las teorías de la personalidad y la emergencia de las diferentes técnicas psicoterapéuticas, la teoría del genero, los avances de la psicofarmacología y los paradigmas de prevención y atención de la salud pública.
Fue en el curso de este siglo que también se inicio le desarrollo y promoción de la atención a la salud mental, buscando superar los modelos manicomiales que venían promoviéndose desde el siglo XIX y que poco a poco retomaron el estilo carcelario y estigmatizantes del enfermo mental con sus métodos terapéuticos cuestionados por su crueldad como la cura de fiebre, el sueño prolongado, el shock insulinico, el electroshock y la lobotomía cerebral. Se inicia además el desarrollo de la psiquiatría social y comunitaria por los Ingleses, influido por Alfred Adler, el médico Joshua Bierer inicia y consolida las comunidades terapéuticas y el movimiento de hospitales de día. Luego en 1946 después de la segunda guerra mundial, en el preámbulo de la Constitución de la OMS, se estableció que “La salud es un estado de bienestar completo físico, mental y social y no meramente la ausencia de afecciones o enfermedad” (7), definición claramente holística, destinada a superar las antiguas dicotomías del cuerpo frente a la mente y de lo físico frente a lo psíquico y que incorpora la dimensión social.
Así se impactó en las acciones de salud de las naciones quienes empezaron a conformar planes y programas de atención a la salud mental en el marco de las políticas públicas que crearon instituciones en los diferentes niveles de atención y se formaron centros y unidades de atención primaria a la salud mental, clínicas e instituciones de salud mental y se reformo el sistema de atención sustituyendo el modelo manicomial por un modelo de atención hospitalaria humanista integrado al sistema de atención a la salud con unidades de reinserción comunitaria y atención primaria a la salud mental, al mismo tiempo que se consolidaron el respeto a los derechos humanos, de los pacientes y específicamente del enfermo mental (8), hasta entonces el estigma de la enfermedad mental subsumía al paciente en la marginación y exclusión del disfrute de sus derechos civiles, sociales y políticos; fue en este siglo donde además se abuso del uso de la psiquiatría con fines políticos para el control social de la disidencia en los regimenes políticos totalitarios y la represión a las transgresiones de la libertad del ser humano en el marco de la diversidad sexual. La psiquiatría se presto a ser utilizada perversamente por parte del poder político, razones ideológicas o creencias religiosas como lo señalo Lopéz Ibor en el seno de la Asociación Mundial de Psiquiatría en 1998 tanto en formas de abuso claramente contrarias a los derechos humanos como ocurrió en la antigua Unión Soviética y se ha denunciado en la República China, han sido estrategias que buscan más el control social que la cura de los enfermos. Tampoco hay que olvidar los abusos cometidos en el pasado basándose en una pretendida eugenesia (eufemísticamente llamada entonces "eutanasia"), que llevaron en la Alemania nazi a la esterilización y exterminio de muchos enfermos mentales
Francia, Italia, Alemania, España, Canadá, Dinamarca con el resto de los países nórdicos, y los EEUU en America fueron los principales países que integraron reformas en sus leyes no sólo promotoras de la mejoría en la atención del enfermo mental sino del ejercicio de acciones preventivas para el fomento y la protección de la salud mental desde el embarazo mismo y en el desarrollo de los niños y adolescentes; consolidando además un red de atención a la salud mental en los diferentes niveles de intervención en el marco de sus planes nacionales de salud mental.
Paralelamente las diferentes escuelas psicológicas y psiquiatricas fueron poco a poco interaccionando en el marco de sus concepciones teóricas, sin estar exentos de los conflictos inherentes a las divergencias por los dogmas y fundamentalismos teóricos de sus paradigmas, tratando de coadyuvar en el mejoramiento de la atención de los problemas de salud mental así como en la prevención de los trastornos de la salud mental; uno de los mejores logros fue la obtención de un consenso mundial para la clasificación de los trastornos de salud mental a nivel mundial, en el marco del respeto a las diversidades culturales en el mundo, logrando el CIE-10 (Clasificación Internacional Diagnostica) (9), en el seno de los países miembros de la Organización de la Salud, vigente como instrumento estadístico para la investigación clínica y epidemiológica actual y que se corresponde con el otro de los sistemas prevalecientes en el mundo por la Escuela Americana de Psiquiatría que es el DSM-IV, (10), cuyo origen se remonta a principios del siglo pasado tomando como referente los primeros intentos de clasificación elaborados por Kreplin a finales del siglo XIX.

Otro de los avances fue el establecimiento de puentes entre los abismos que los enfoques biológicos y psicosociales habían creado en los procesos diagnósticos y de rehabilitación de la enfermedad mental que disminuyeron las estériles confrontaciones derivadas de los reduccionismos dogmáticos, por ejemplo a finales de los ochentas se empezaba a aceptar que la psicoterapia era tan eficiente como el uso de antidepresivos en la rehabilitación del paciente, en algunas de sus modalidades. Hoy es posible distinguir hasta 400 técnicas, que estan clasificadas según su influencia teórica: en los modelos psicodinámicos, los modelos humanistas, los modelos conductuales, los modelos sistémicos y los modelos cognoscitivos. (11)
Por otra parte ha sido importante y trascendente el desarrollo de la psicofarmacología tanto a finales de los cuarenta en lo que se denomina el auge la segunda psiquiatría biológica con el uso de terapias fiscas y farmacológicas en el tratamiento de las enfermedades mentales como los fármacos antipsicoticos (Cloroporamazina 1952, Thorazine 1953) antimaniacos (Litio 1952) y antidepresivos (Imipramina1958, Amitriptilina 1961) y después de los años setenta con la aparición de nuevos psicofármacos denominados de tercera generación en el grupo de antipsicoticos, antidepresivos y antimaniacos que actualmente mejoran el control de las crisis que fundamentaban la necesidad de internamiento y que hoy las evitan; con un buen control ambulatorio han disminuido las recaídas y las necesidades hospitalarias de internamiento así como la mejoría en la reinserción social del paciente para el logro de sus metas laborales, académicas, artísticas y culturales.(12)

El avance además de los tecnología diagnostica para algunos de los trastornos neuropsiquiatricos como el Electroencefalograma, el diagnostico por imagen (TAC y la Resonancia Magnética), los estudios hormonales, genéticos, el tamizaje metabólico además de la psicometría han permitido el mejor diagnostico y tratamiento de los trastornos de la salud mental. Actualmente en el campo psiquiátrico, el desarrollo de la investigación genética pasa por la mejor definición de los fenotipos y sobre la influencia que el ambiente ejerce sobre la expresión de los genes, cada vez mas los investigadores han considerado que en las grandes enfermedades psiquiátricas los genes nos aportan “susceptibilidad” y será en los factores ambientales, que incluye desde la nutrición, el estilo de comunicación familiar, los patrones de interacción, la solución de conflictos, la exposición al stress, las carencias afectivas, pasando por los traumas físicos, las enfermedades infecciosas, donde debemos buscar los factores patogénicos.

Pues bien en el marco de este contexto resulta que la salud mental en el mundo prevalece con un vertiginoso incremento de los trastornos psiquiátricos, los problemas psicosociales, trastornos neurológicos y los estilos de vida poco saludables que demandan procesos integrales de atención de los trabajadores de la salud mental en el marco de políticas públicas que integren reformas legislativas y recursos financieros indispensables para el logro de los objetivos, donde los gobernantes ponderen el impacto económico que estos problemas sobre el desarrollo social de los países.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2005, "alrededor de 450 millones de personas en el mundo sufrian de algún trastorno mental o neurológico, o algún problema psicosocial relacionado con el consumo de alcohol o consumo de drogas" y en los últimos diez años las enfermedades mentales se han ubicado en el quinto sitio de las diez primeras causas de incapacidad en el mundo y se estima que para el 2020 estarán entre las primeras causas de enfermedad a nivel mundial. (13)
En los resultados del estudio multicéntrico que efectuó la OMS en el 2001, en 14 países para determinar los problemas de salud mental que se presentan con mayor frecuencia en la práctica médica general, se encontró que de uno a cuatro adultos que acudían a la consulta general tenía un trastorno mental, y solo el 1% de esas personas recibía atención especializada. 121 millones de personas sufren depresión y 50 millones epilepsia. (24 millones de personas sufren esquizofrenia). Cerca de la mitad de los trastornos mentales se manifiestan antes de los 14 años. Se calcula que aproximadamente el 20% de los niños y adolescentes del mundo tienen trastornos o problemas mentales, y en todas las culturas se observan tipos de trastornos similares. Sin embargo, las regiones del mundo con los porcentajes más altos de población menor de 19 años son las que disponen de menos recursos de salud mental. La mayoría de los países de ingresos bajos y medios cuentan con un solo psiquiatra infantil por cada millón a cuatro millones de personas.
Cada año se suicidan un millón de personas. (Entre 10 y 20 millones intentan suicidarse). El 86% de ellas en países de ingresos bajos y medios. Más de la mitad de las personas que se quitan la vida tienen de 15 a 44 años. Las tasas más altas de suicidio se registran entre los varones de los países de Europa del este. Los trastornos mentales, una de las principales causas de suicidio, son tratables. Los trastornos depresivos se encuentran dentro de las más frecuentes condiciones de cuidado en primera instancia. Aun cuando las cifras varían, estudios recientes de la OMS han encontrado una tasa de prevalencia media mayor al 10%. Entre pacientes que sufren de enfermedades físicas o médicas las tasas son superiores del 22 al 23% para pacientes hospitalizados con tasas variables en enfermedades específicas. El problema de la depresion se ha venido incrementando por lo que el Dr. López Ibor declaró en el Día Mundial de la Salud, el 7 de abril del 2001, que: "Para el año 2020, la depresión será la primera causa de baja laboral en los países desarrollados y la segunda enfermedad más frecuente en el mundo. (14)
Para la OMS las denuncias de violaciones de los derechos humanos de los pacientes psiquiátricos en la mayoría de los países son frecuentes. Esas violaciones incluyen la coerción física, la reclusión y la privación de las necesidades básicas y la intimidad. Pocos países cuentan con un marco legal que proteja debidamente los derechos de las personas con trastornos mentales.
En relación a la salud mental, en América y el Caribe, la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) Mirta Roses Periago, informó que los trastornos mentales representan una proporción cada vez mayor de la carga de morbilidad, se calcula que en 1990 había en las Américas unos 114 millones de personas que padecían algún tipo de trastorno mental. Esta cifra, según las proyecciones, podría estar llegando en este año 2010 a 176 millones; señaló además que en muchos lugares del continente americano sucede a menudo que el tratamiento no está al alcance de quienes lo necesitan. Cálculos de la OPS estiman que una cuarta parte de la población adulta de América Latina y el Caribe sufre alguna enfermedad mental en algún momento de su vida. Los estudios indican que la prevalencia de los trastornos mentales en niños se sitúa en alrededor del 21% en Estados Unidos, oscilando entre un 12% y 29% en países en desarrollo como, por ejemplo, Colombia. Se cree que más de cinco millones de personas en la región sufre de epilepsia; sin embargo, de estos apenas 1,5 millones están identificados y reciben tratamiento.
En México el panorama es sombrío, desde la presentación del Plan Nacional de Salud y del Programa de Acción en Salud Mental 2001-2006 (15) se ha reconocido que las enfermedades mentales constituyen un grave problema de salud pública coexistiendo graves rezagos en los servicios de salud mental en México. Se estima que del 15 al 18% de los mexicanos padecen algún tipo de enfermedad mental, el 18% de la población urbana entre 18 y 64 años sufre trastornos afectivos principalmente depresión, los trastornos depresivos y la ansiedad son los trastornos mentales más frecuentes en la consulta de los tres niveles de atención, se estima que cerca del 6% de la población adulta ha intentado suicidarse en algún momento de su vida, la tasa de suicidios se ha incrementado en un 125% de 1.13 en 1970 al 3.12 en 1998. En relación a los niños el 15% padece algún trastorno mental que se manifiesta como trastorno de conducta y/o aprendizaje, 4% padecen el Trastorno por Deficit de Atención, el retardo mental afecta del 1 al 3% de la población, tan sólo en las escuelas de educación especial de la SEP se atienden anualmente 140 mil niños con problemas de aprendizaje, la epilepsia tiene una prevalencia de 3.7% en la población de 18 a 64 años y de 2.1% en los niños siendo el trastorno psiconeurológico más frecuente 6 a 8 casos por mil habitantes.
El 10 % de los adultos mayores de 65 años sufre un cuadro demencial, 6 millones más tiene problemas relacionados con el consumo de alcohol, la esquizofrenia afecta más del 1% de la población, en especial durante la adolescencia y la juventud. Por otra parte las enfermedades crónico degenerativas, así como el SIDA son fuente de ansiedad y depresión en el individuo estimándose que para el año 2010 habrá 16.5 millones de hipertensos, 4.5 millones de diabéticos y cerca de 700 mil casos de infartos y más de 13 millones de obesos.
Los accidentes, principalmente de tráfico de vehículo de motor, con una tasa de 15.1 por 100 mil habitantes, las agresiones (homicidios) con una tasa de 17.8, la enfermedad alcohólica del hígado con una tasa de 17.2 y los suicidios con el 5.3 % representan conjuntamente la primera causa de muerte, dentro de las diez causas principales, en el grupo de edad más productivo del ser humano de los 15 a los 44 años.
Finalmente en México se ha resaltado el grave problema que se ha venido incrementando en el consumo de drogas, el abuso en el consumo de medicamentos, el tabaco, el alcohol, el comportamiento criminal y la violencia interpersonal a través del pandillerismo y la violencia familiar, el abuso sexual, emocional y el maltrato a los ancianos y niños.
Esta problemática se resume, con los siguientes datos: 8 por ciento de las enfermedades mentales corresponden al área neuropsiquiátrica, cuatro millones de personas padecen depresión, seis millones más tienen problemas relacionados con el consumo de alcohol, 10 por ciento de los adultos mayores de 65 años sufren cuadros demenciales, mientras que 15 por ciento de la población entre 3 y 12 años de edad padece algún tipo de trastorno mental o de conducta. Más de tres millones de personas son dependientes del alcohol, 13 millones son fumadores y 400 mil personas se reportan adictas a las drogas; 500 mil presentan esquizofrenia, un millón epilepsia y 5 de cada mil niños sufren retardo mental. (16)
En lo que respecta a Nuevo León la magnitud de los problemas de salud mental y violencia son mayores y se han estado incrementando, de acuerdo con datos oficiales de las autoridades de salud (17), de el 25 al 30% de los habitantes tienen algún padecimiento mental, los trastornos de ansiedad y depresión son los problemas más frecuentes constituyendo el 18% de los trastornos mentales y constituyen el 55% de los motivos de consulta en los diferentes centros de atención a la salud mental, el 17% de estos trastornos está representado por algún trastorno del carácter o de personalidad, el 7% está representado por trastornos de conducta en la infancia, se estima la existencia de más de 50,000 personas con subnormalidad mental, del 1 al 2% por trastornos psicóticos prevaleciendo la esquizofrenia y el trastorno bipolar.
Se ha detectado el incremento grave en las adicciones: 5 personas de cada 100 han consumido alguna droga ilegal, más del 50% de la población adulta consume bebidas alcohólicas todos los fines de semana y de estos el 24% sufre trastornos por el abuso de alcohol y ha sido obvio la asociación del alcoholismo con el desarrollo de accidentes automovilísticos, violencia familiar, conductas delictivas y el suicidio.
En los últimos años el suicidio se ha venido incrementando llegando a configurar situaciones atípicas como en 1998 cuando el promedio mensual de 14 suicidios superó a los homicidios que se presentaron en promedio de 12 casos, por mes. La mayor parte de los que se suicidan son entre 15 y 34 años, la insensibilidad e ignorancia de algunas autoridades los lleva a declarar que el incremento trágico del suicidio se debe a los problemas económicos de estas personas.
Desde la perspectiva de la salud mental el suicidio y el homicidio tienen un origen común: son conductas violentas autodestructivas. El caso es que los suicidios, homicidios, las defunciones por accidentes automovilísticos y el alcoholismo con su repercusión en las enfermedades hepáticas constituyen una de las principales causas de muerte en la edad más productiva del ser humano de los 15 a los 44 años. Los accidentes, homicidios y suicidios son la principal causa de perdida de años productivos.
El problema de la violencia en el estado se ha complicado además por el trágico incremento de la violencia familiar, que en muchos casos ha terminado en verdaderas tragedias conyugales que han conmocionado a la opinión publica, tenemos uno de los primeros lugares en prevalencia de este problema según estadísticas nacionales.. Existen estudios que han detectado que más del 46% de las mujeres en Nuevo León son victimas de violencia familiar, padeciendo las secuelas que afectan su salud física, mental y sexual y los consecuentes efectos en su vida familiar, laboral y social.
Y que decir de la salud sexual de los neoleoneses donde prevalece la desinformación, los tabúes, mitos y prejuicios con los consecuentes efectos negativos: más del 25% de los embarazos no deseados se dan entre las jóvenes de 15 a 19 años, el SIDA continúa siendo un problema de salud pública, es la segunda causa de muerte entre los 25 y 45 años de edad, el trabajo sexual se ha incrementado y las disfunciones sexuales ni siquiera son objeto de atención como problemas de salud a pesar de la alta prevalecía de eyaculación precoz, disfunción eréctil y disfunción orgásmica que se estima están presentes en más del 50% de los jóvenes y adultos.
Es importante subrayar que más allá de estas cifras existen grupos en riesgo de ser afectados por algún trastorno mental como los niños y adolescentes con alteraciones en su desarrollo y educación, los niños en situaciones de calle, los adultos mayores abandonados, las mujeres trabajadoras, y las comunidades en pobreza.
Las necesidades de acciones para la salud mental se han incrementado con el amplio abanico de las adicciones (incluyendo las comportamentales, como la ludopatía) la anorexia-bulimia, el burn-out profesional, el acoso institucional, la impulsividad, la violencia social, familiar, infantil y escolar.
La salud mental no es sólo la ausencia de trastornos mentales. La OMS la define como la “Capacidad del individuo, el grupo y el ambiente de interactuar el uno con el otro de forma tal, que se promueva el bienestar subjetivo, el óptimo desarrollo y el uso de las habilidades mentales (cognitivas, afectiva y relacionales), la adquisición de las metas individuales y colectivas en forma congruente con la justicia y la adquisición y preservación de las condiciones de equidad fundamental”.

Los conceptos de salud mental propuestos en su mayoría han incluido el bienestar subjetivo, la autosuficiencia perseguida, la autonomía, la competitividad, la dependencia intergeneracional y la auto actualización del propio intelecto y el potencial emocional, entre otros. Desde una perspectiva cultural, es casi imposible definir la salud mental de manera comprensible. Sin embargo, algunas veces se utiliza una definición amplia y los profesionales generalmente están de acuerdo en decir que la salud mental es un concepto más complejo que decir simplemente que se trata de la carencia de un desorden mental.

Por lo tanto se requiere para el abordaje de la salud mental y sus trastornos de un modelo integral, interdisciplinario que debe incluir conceptos que atiendan los necesidades y problemas con una visón integral y que ejerzan acciones sobre sus múltiples factores culturales, sociales, psicológicos, biológicos, económicos y ecológicos sólo así se estará en posibilidad de lograr los comportamientos saludables necesarios para avanzar en la solución de los graves problemas de salud y de la violencia que padecen nuestras sociedades.

Ojala que en el mediano plazo logremos que la Salud Mental se convierta en el goce del grado máximo de salud que se puede lograr, como uno de los derechos fundamentales e inalienables del ser humano, sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica y social, como lo consenso el Comité de Salud Mental de la Organización Mundial de la salud a principios de este milenio.

Para que aumente la disponibilidad de servicios de salud mental, de acuerdo a la OMS, hay que superar cinco obstáculos clave: la no inclusión de la atención de salud mental en los programas de salud pública y las consiguientes consecuencias desde el punto de vista de la financiación; la actual organización de los servicios de salud mental; la falta de integración de la salud mental en la atención primaria; la escasez de recursos humanos para la atención de salud mental, y la falta de iniciativa en el terreno de la salud mental pública. La escasez de psiquiatras, enfermeras psiquiátricas, psicólogos y trabajadores sociales son algunos de los principales obstáculos que impiden ofrecer tratamiento y atención en los países de ingresos bajos y medios

Lo lamentable es que esto depende de las políticas de salud mental y nuestros políticos mexicanos trascienden no sólo por su deficiente desempeño, integridad, simulación e incongruencia sino además como alguna vez lo expresaría el Dr. Manuel Velasco Suárez, prominente neurólogo, neurocirujano y político mexicano, de gran prestigio nacional e internacional, fundador del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía de México “El problema de las políticas de salud mental en México se correlaciona con el estado que guarda la salud mental de nuestros políticos”
Si nuestros gobiernos y su sociedad no invierten para acciones bien estructuradas y dirigidas para la salud mental, el círculo vicioso de la pobreza y los trastornos mentales será perpetuado. Esto impedirá el alivio de la pobreza, la violencia y el desarrollo humano. Los recursos financieros que se necesitan son relativamente modestos: US $ 2 por persona y año en los países de ingresos bajos y US $ 3 a 4, en los de ingresos medios.
Bibliografía.
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4. Op.Cit. Calderon Narváez.
5. Shorter Edgard. Historia de la Psiquiatría. Vol.I, Ediciones Médicas J& C. Barcelona España.1999.
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15. Programa Nacional de Salud 2001-2006. México. Secretaría de Salud. 2001.
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17. Programa Estatal De Adicciones y Salud Mental (PREASME). Dirección de Adicciones y Salud Mental. Secretaría Estatal de Salud. Nuevo León. 2003.