jueves, 29 de mayo de 2014

LACERANTE POBREZA, EN LOS MEXICANOS


En tanto, Enrique Peña Nieto y sus corifeos insisten en informar que la situación económica en México está mejorando, minimizando el escaso crecimiento porcentual de toda la economía, que una y otra vez bajan en sus indicadores prometidos en sus planes y programas de desarrollo, con el supuesto fundamento de que aún no están en pleno vigor sus reformas económicas, hacendarias, energéticas, educativas y políticas; la realidad imperante de la situación económica actual es que la mayoría de los mexicanos y sus familias siguen con la lacerante pobreza.
Niegan que su modelo económico ha generado recesión, desaceleración, que si sigue agravara la crisis económica permanente, que hemos venido padeciendo los mexicanos por décadas, desde que las políticas neoliberales nos fueron impuestas por el capital financiero internacional a través de los presidentes lacayos pripanistas que nos han gobernado.
En tanto, la pobreza, seguirá menoscabando las condiciones de vida vulnerando la dignidad de nuestras personas, limitando sus libertades y derechos fundamentales, impidiendo la satisfacción de las necesidades básicas e imposibilitando la plena integración social de los ciudadanos sobre todo en su deber fundamental en la construcción de una sociedad plenamente democrática. Una y otra vez, hemos visto como los partidos gobernantes, utilizan la pobreza como estrategia corrupta en sus clientelismos políticos, que ha sido fundamental para lograr sus inmorales e ilegales victorias electorales, así sus estrategias ideológicas políticas han sido reducidas a traficar con el hambre y la pobreza que ellos mismos generan.
Tan sólo, Gonzalo Hernández Licona, secretario ejecutivo del Coneval, ha informado que  entre 2010 y 2012 aumentó la pobreza en el país, al pasar de 52.8 millones a 53.3 millones de personas, además, 40.7 millones de habitantes son vulnerables y podrían caer en pobreza, ya sea por tener ingresos bajos o por no tener acceso a la educación, salud, vivienda o seguridad social. Tenemos entonces en México más de 93 millones de personas en pobreza, siendo la población más afectada la que vive en zonas urbanas, sobre todo los adultos mayores y las personas que presentan rezago educativo y falta de oportunidades laborales.
Estudios de investigadores, como las del El Centro de Actividades Multidisciplinarias (CAM), de la UNAM señalan que de los 93 millones viven en pobreza, de acuerdo a su intensidad, la pobreza extrema existe en 60.9 millones, en tanto la  pobreza moderada  está en 32.4 millones; la primera la subdivide en indigencia (la peor situación: 36.1 millones) y pobreza intensa (24.8 millones). El resto de los mexicanos se divide entre unos 20 millones de “no-pobres” y unos 7 millones de “no-especificados”. La pobreza está vinculada con los indicadores de población económicamente activa (PEA), De acuerdo con el CAM, “la PEA en 2013 era de 52 millones en una población total del orden de los 120 millones, en tanto que la población desocupada fue de 2 y medio millones. La población económicamente activa, de acuerdo con sus ingresos se divide en: No recibe ingresos 8.08%. Recibe hasta un salario mínimo (sm) 13.71%, obtienen más de 1 y hasta 2 sm 23.38%. Cobra más de 2 y hasta 3 sm 20.77%. Recibe más de 3 y hasta 5 sm 15.72%, más de 5 sm7.28% y no especificado 11.7%. Como se puede ver 61% de la PEA cobra menos de 5 salarios mínimos, lo que significa que de los 52 millones de trabajadores, 32 se encuentran en dicha situación, pero sólo la mitad 16 millones tienen «empleo formal» y están inscritos en la seguridad social. tanto el monto del salario mínimo como el precio de la canasta alimenticia recomendable: En 1987, el salario era de $ 6.47 y el precio de la canasta de $3.95: con el salario mínimo de 1987 se podía comprar más de una y media canasta. Para 2012, el salario nominal aumentó a 67.29 pesos pero la canasta costaba $184.96. Con el sm de 2012 apenas se puede comprar una tercera parte de la canasta alimenticia recomendable, o lo que es lo mismo, si la familia quiere comer, necesita conseguir, por lo menos, 3 salarios mínimos.”
Los funcionarios del régimen pripanista, seguirán con sus peroratas destacándonos lo bien que estamos, comparándonos con países más pobres, escondiendo sus fracasos, no destacaran otros estadísticas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) donde regímenes políticos como el de Chile, donde él  38.6 por ciento de su población vivía en pobreza en 1990, pero hace dos años sólo constituían 11 por ciento del total, lo que implica una reducción de 71 por ciento. El número de indigentes en 2011 representaba menos de la cuarta parte que en 1990, al pasar de 13 a 3.1 por ciento en dicho lapso, es decir, 63 por ciento menos; menos el de Brasil tenía a 48 por ciento de su población en pobreza en 1990 y para 2011 sólo era 20.9 por ciento, una baja de 56.4 por ciento. En cuanto a los brasileños que viven debajo de la línea de indigencia, los porcentajes pasaron de 16.7 a 4.5 por ciento respecto a la población tal, es decir 73.9 por ciento menos; mucho menos dirán que  otro de los países latinoamericanos con el menor porcentaje de pobres es Uruguay (6.5 por ciento) y Costa Rica, con economías más atrasadas han logrado disminuir sustancialmente la pobreza.
Seguirá así, prevaleciendo la población en situación de pobreza multidimensional, que ha sido conceptualizada y normada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, CONEVAL en sus Lineamientos y criterios generales para la definición, identificación y medición de la pobreza, en  su artículo OCTAVO, define aLa población en situación de pobreza multidimensional, será aquella cuyos ingresos sean insuficientes para adquirir los bienes y los servicios que requiere para satisfacer sus necesidades y presente carencia en al menos uno de los siguientes seis indicadores: rezago educativo, acceso a los servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, servicios básicos en la vivienda y acceso a la alimentación.”
Mejorar las oportunidades de empleo, disminuir el desempleo, el subempleo, la informalidad, mantener un ingreso económico regular, mejorar los salarios básicos, incrementando su poder adquisitivo, disminuir los costos de los servicios públicos, combatir el atroz mercantilismo abusivo de los comerciantes generadores de carestía en los insumos básicos que se necesitan para satisfacer los mínimos de bienestar de las familias y acabar con la corrupción, serían los ejes centrales de las políticas económicas que los regímenes pripanistas, encabezados hoy por Enrique Peña Nieto no están dispuestos a realizar, seguirán siendo serviles a los intereses de los oligarcas nacionales e internacionales del capitalismo neoliberal dominante en el mundo, generadora de la lacerante pobreza de nuestras sociedades.

 

viernes, 23 de mayo de 2014

LOS FACCIOSOS EN LA POLITICA PARTIDISTA


Una de las lacras de la cultura política inmersa en los partidos políticos, no sólo de nuestro país, sino en el mundo, ha sido y son los grupos facciosos, cuyo origen se remonta con anterioridad en los grupos políticos, anteriores a la revolución francesa, identificados en las dinámicas políticas internas de los clubes políticos, luego potencializados con el establecimiento del sistema de partidos, mas con sus fundamentalismos y dogmas ideológicos en las izquierdas y derechas partidistas.

De acuerdo a wikipedia (http://es.wikipedia.org/wiki/Faccioso) “Facción (del latín, factio, derivado de factum, supino de facere, hacer), además de su significado anatómico (cualquiera de las partes que componen el conjunto del rostro humano), es una división dentro de un grupo político o una corte noble (utilizándose también las expresiones bandería, bando o fracción política o nobiliaria, en cada caso), la facción es con mucho el término más antiguo y más establecido, se deriva del verbo latino facere que significa hacer o actuar, y la palabra factio llegó a indicar, para los autores que escribieron en latín, un grupo político dedicado a un facere perturbador o nocivo o a "actos siniestros". Faccioso es el que sigue una facción, su asociación con el fascismo es sólo una confusión paronímica y no debe confundirse cuando, los gobernantes lo usan para designar un movimiento social de bases amplias en rebeldía con las instituciones o el sistema social imperante.

El hecho es que la principal característica de los facciosos, es desarrollar estrategias que les permita empoderarse como grupo, subordinando sus intereses sobre los de la organización política o partidista a la que pertenecen, transgreden principios y valores ideológicos, manipulan, mienten, desafían, amenazan, obstaculizan, hacen todo lo que sea necesario para perturbar la unidad disciplinaria en la acción política, eje central de la fortaleza organizacional de los partidos, responsabilidad de los órganos de dirección, a los que se dedican a menoscabar su liderazgo, convirtiéndoles en objetivo central de sus actos siniestros. Son personajes y grupos muy distinguidos por su protagonismo exhibicionista, que no cultivan el dialogo racional, ni privilegian la educación ideológica política, en el contexto de su protestada obligación de cumplir y hacer cumplir, con los documentos básicos del partido político, al que decidieron pertenecer, y debiera ser el marco referencial de su actuar político. Las facciones compiten por el poder para su grupo y el control de los recursos en los partidos y su focus central es el líder, quien ha reclutado a la facción en nombre de su competencia con otro individuo o coalición. Algunos sustentados en dogmas y fundamentalismos ideológicos, otros han hecho de esta practica su “modus vivendi”, otros mas, simplemente no superan el oposicionismo desafiante inmerso en su personalidad, que en su pasado fueron la fuente de su activismo y formación política, en su momento actual no pueden armonizar con los objetivos ideológicos y políticos del partido, en el que militan. Los partidarios de una facción determinada pueden creer que para lograr sus proyectos políticos, los opositores deben ser purgados.

En todos los partidos políticos se evidencian con facilidad, en los grupos que están o se integran por familias, corrientes, tendencias internas, sectores o camarillas, el caso más patetico del faccionismo, en nuestro país ha sido en los partidos de izquierda (PRD, PT, MC), con sus tribus y familias políticas que han prevalecido empoderadas en todos los partidos, nutridos en el sectarismo y la cooptación clientelar de su pragmatismo político electoral. Las diferencias enarboladas por los facciosos llegan a  generar el sectarismo, que es la intolerancia, discriminación u odio a los diferentes grupos sociales, políticos o entre las subdivisiones dentro de un grupo, como las diferentes manifestaciones de una misma religión o las facciones de un movimiento político.

El faccionalismo, además de representar la personalización y la territorialización de la política, es el legado institucional más dañino que han dejado los aprendizajes realizados por los grupos internos partidarios que han desarrollado sus estrategias competitivas inmersas en el pragmatismo ramplón, socavando las decisiones fundamentales de los cuerpos partidarios, incrementándose su activismo siniestro en las etapas electorales internas o externas de los partidos. Los dirigentes de estos grupos facciosos, que no logran a través de sus estrategias, las precandidaturas deseadas son alentados para  a integrarse a candidaturas en otros partidos, su protagonismo contribuye a la fragmentación opositora y cínicamente llegan a integrarse como funcionarios de los gobiernos que decían combatir.

En México el faccionalismo más atroz se ha integrado al régimen de oprobio del pripanismo, apoyando las reformas políticas, económicas y sociales que amenazan nuestra soberanía, libertad, justicia y el desarrollo democrático.

Por atentar gravemente la etica politica, en MORENA, el faccionalismo está prohibido y es una de las causas de suspensión de derechos de los protagonistas del Movimiento de Regeneración Nacional.

 

 

jueves, 15 de mayo de 2014

LAS TRAGEDIAS DEL ALCOHOLISMO


Conmocionados por la muerte de mi cuñado, Héctor Luis Hernández, de 56 años, hermano menor de mi esposa, una persona muy amado y apreciado por toda la familia, sus compañeros de trabajo y sus amigos, trabajador jubilado del Instituto Mexicano del Seguro social, que lamentablemente fue llevado a los servicios médicos de urgencia, por primera vez, a atenderse de uno de los efectos mortales que el abuso crónico en el consumo de alcohol provoca: sangrado gastroesofágico. Ingresó al  Hospital General del IMSS en su ciudad de Monclova, el pasado 10 de mayo, donde le diagnostican, además la temible cirrosis hepática, origen de la patología que lo hace perder grandes volúmenes de sangre con su muerte inmediata a las pocas horas de ingresar.
La Historia de “PITO”, como cariñosamente le decíamos, es paradigmática de la deficiente atención preventiva y curativa de esa enfermedad llamada alcoholismo que tenemos en México, en todos los ámbitos, desde el médico hasta el psicosocial, a pesar de estar inmerso la mayor parte de su vida, paradójicamente como un trabajador por la salud en la seguridad social. Su tragedia del alcoholismo la llevo en silencio, ocultando su enfermedad y los primeros síntomas, que hacía muchos años, se habían venido presentando después de los abusos reiterados en el  consumo   de alcohol. Su alegría y su generosidad, presente en sus convivencias donde se manifestaban sus habilidades en la música, con su voz y la guitarra, irradiaba esa felicidad, que obnubiló  el interés fraternal de familiares y amigos, dirigidos a la atención solidaria de los abusos en el consumo de alcohol, así la enfermedad lograba avanzar, camuflada, no conocían el deseo o la necesidad compulsiva de beber alcohol o la dependencia física hacía el alcohol, quedando percibido, sólo como un alcoholismo social; ese de convivencia, que una y otra vez nos bombardean los publicistas de las empresas dedicadas a la elaboración, producción y distribución de las bebidas alcohólicas, principalmente de la cerveza, a quienes les importa un bledo la salud de nuestra población.
Nunca fue objeto de intervenciones por los diferentes programas de prevención y fomento de la salud, pregonados por el sistema de salud pública con el objetivo de lograr una vida saludable, lo más lamentable, fue que ni siquiera de los programas dirigidos en este ámbito por la institución en que era trabajador, el IMSS, pionera y vanguardia en nuestro país de la salud y seguridad social de los trabajadores. Una simple revisión médica preventiva hubiera detectado precozmente el daño hepático y evitar sus consecuencias fatales que terminaron con su vida. Los factores de riesgo genético, familiar, psicológico, laboral, socioeconómico, existenciales y biológicos ahí estuvieron por muchos años, sin ninguna intervención médica o psicosocial.  
Más lamentable, es que las capacidades profesionales en la atención médica de urgencias en ese hospital general del IMSS, esten limitadas por las carencias crónicas presupuestales y de recursos para la salud, que siguen obstaculizando que los mexicanos recibamos la anhelada atención médica de calidad, como un derecho fundamental, lejos de las visiones asistencialistas y caritativas que persisten en los gobernantes de nuestro país, mas vergonzosas hacía los derechohabientes de las instituciones de seguridad social, abominables cuando se trata de personas que como “PITO”, no sólo cotizaron, pagando sus cuotas, para lograr la atención a su salud, sino entregó su vida laboral a esa institución de seguridad social.
Héctor murió porque los médicos, no lograron detener la hemorragia, el hospital no contaba con los especialistas cirujanos gastroesofágicos,  ni con médicos que con destreza pueden lograr la contención de las hemorragia, mediante el manejo de drogas, taponamientos, ligaduras, o cirugía de emergencia, ni siquiera estaba disponible el balón taponante de las várices esofágicas que ha sido ampliamente usado desde los sesentas, del siglo pasado; sumándose las limitaciones para mantener los niveles de volumen sanguíneo, con las soluciones coloides más cristaloides que se requieren en estos casos, y los paquetes de transfusión sanguínea necesarios que lograran la estabilización hemodinámica, que es la meta inicial y principal de cualquier paciente que se presente con estas hemorragias. 
Consumir alcohol es tan grave como el consumir drogas ilegales,  su consumo se encuentra directamente relacionado con accidentes de tráfico, peleas, suicidios con cuyas muertes sumadas a las derivadas de las enfermedades hepáticas, como la cirrosis, representan la principal causa de mortalidad en las edades más productivas del ser humano, de los veinte a los cincuenta años.
Los hospitales del sector salud desde la SSA hasta los del IMSS y el ISSSTE siguen siendo el paradigma de las pésimas administraciones de sus funcionarios inmersos en la corrupción y  las carencias crónicas de los recursos humanos y materiales necesarios para lograr solucionar los graves problemas de salud de los mexicanos con calidad y calidez.
Los logros en mejorar el sistema de salud, que los gobernantes una y otra vez han estado ufanándose, desde hace décadas en sus informes y sus peroratas discursivas sexenio, tras sexenio han servido sólo para seguir reproduciendo sus mentiras, las realidades que proyectan la verdad ya no pueden ser contenidas ni manipuladas por la desinformación de sus estrategias de comunicación.
El alcoholismo, como grave problema de salud pública en México, sigue siendo evadido por las autoridades, su origen si bien es multifactorial, requiere  la urgente disposición de todos logrando armonizar los intereses económicos con la salud y el desarrollo social, si realmente queremos ser una sociedad integrada a la modernidad o seguir sólo satisfaciendo más los intereses económicos incrementando las ganancias de los empresarios del alcoholismo, que es los más nefasto  que nos ha sucedido.
Que en paz descanse nuestro hermano Hector Luis Hernández, su trágica muerte es una de las miles de los mexicanos que cursan con esta grave enfermedad sin la atención adecuada.

miércoles, 7 de mayo de 2014

LOS TRABAJADORES DE LA SALUD


A propósito del día del trabajo, celebrado el pasado primero de mayo, en nuestro país, los trabajadores de la salud de las instituciones públicas que estamos inmersos en el sector salud de nuestro país, ya sea trabajando en la seguridad social (IMSS, ISSSTE, ISSSTELEON) o en las dependencias de la Secretaría de Salud, somos un de los grupos laborales que además que enfrentamos los mayores riesgos sobre la salud, en nuestro desempeño laboral, estamos inmersos en las carencias crónicas de los recursos materiales y humanos por el escaso financiamiento y la ineficiencia de las administraciones públicas, que sexenio, tras sexenio son cambiadas, generando inestabilidades en el desempeño de las funciones, perdiendo tiempos valiosos para avanzar en nuestras metas, por el necesario proceso de adaptación institucional organizacional de los nuevos directivos.

Son los trabajadores de la salud, los que han sido ubicados, según investigaciones de la OMS y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), como uno de los mayores grupos en los que prevalece el riesgo suicida, son los que más logran el suicidio, conjuntamente con los militares y el personal dedicado a la seguridad pública, además de estar expuestos a otros factores de riesgos físicos, químicos, biológicos, ergonómicos y psicosociales que de modo abierto o encubierto afectan a los profesionales que prestan servicios de salud, sobre todo en los médicos y enfermeras. El 87 por ciento de las enfermedades de los médicos son relacionadas con el trabajo, destacando el estrés y las enfermedades que de él se derivan (hipertensión, complicaciones coronarias, alteraciones emocionales, gastritis, colitis), abuso en el consumo de alcohol, tabaquismo y adicción a algunas drogas y las enfermedades mentales como ansiedad y depresión. Estos problemas de salud reducen su expectativa del promedio de vida, afectando además su curso de vida con calidad se ve agobiada por el estrés laboral y los escasos tiempos que dedica al esparcimiento, la recreación y la convivencia familiar, algunos por las dobles o triples jornadas laborales, que le permiten integrar ingresos económicos para mantener el estatus económico y los satisfactores del bienestar, sobre todo las inversiones en educación, salud, alimentación, vivienda, el gasto en servicios públicos para el y sus familias la mayoría integrado en las clases medias. Las principales causas de esos problemas de salud son el exceso de trabajo, su precarización económica, la inestabilidad laboral, muy incrementada por las carencias de bases y el incremento de los contratos por honorarios, el deterioro salarial de los médicos, que frecuentemente deben cumplir hasta tres jornadas laborales para completar su ingreso; y por último esta la inseguridad que prevalece en nuestro país.

En México los trabajadores de la salud tenemos grandes diferencias salariales y de prestaciones, que llegan a ser de más del 50% en relación al personal médico y paramédico, que sirve en la SSA y en el ISSSTE en comparación a los mismos trabajadores del IMSS y no se diga en relación a las prestaciones en el régimen de jubilación o por pensiones, cuyas diferencias económicas llegan a oscilar hasta mas del 70%. Esto es sólo uno de los ejemplos del paradigma persistente en la percepción de las políticas públicas que sobre salud tienen los gobernantes mexicanos que por décadas han persistido en desdeñar la inversión en las sustanciales acciones de la medicina preventiva, fundamental para mejorar los mas altos niveles de salud pública, con sus resultados desastrosos del gran gasto que representan hoy las enfermedades crónico degenerativas y tumorales, para su atención, que hoy prevalecen en México. Hoy los sistemas de salud pública, como el de Inglaterra, están dirigiendo los estímulos económicos, hacia el personal medico que se distinga por ejercer la prevención, más por sus acciones en los actos curativos, sobre todo los quirúrgicos, el ahorro de los costos en esas atenciones a permitido fortalecer su sistema de salud pública.

 Los factores propios de la organización del trabajo en el sector salud, con los aspectos que generan la satisfacción del trabajador, así como en su identificación como ser social, se han ido deteriorando, generando conflictos relacionales y en el desempeño, menoscabando místicas de servicio. Algunos de estos factores que son del área psico-social organizacional y en gran medida condicionante de estrés dentro del personal sanitario se suman a los tiempos de trabajo, el trabajo por turnos, el poco tiempo de descanso, el contenido incrementado del trabajo y la remuneración entre otros componentes. El trabajo a turno así como el trabajo nocturno son frecuentes e importante factor de riesgo psico-somático al romper, este modelo de organización, con los ciclos biológicos y sociales del trabajador. Siendo una importante causa de fatiga y desgaste psíquico. El contenido propio del trabajo (vida-muerte) así como el multiempleo son importantes estresantes para el trabajador de la salud. Últimamente se ha destacado la presencia del llamado Síndrome de Burnout definido como un síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y bajos sentimientos de realización personal, que se observa básicamente entre trabajadores cuyo objetivo de trabajo son las personas entre el personal sanitario.

En suma los trabajadores de la salud no estamos exentos de las crisis, que las reformas laborales de los gobiernos neoliberales han impuesto, precarizando nuestra existencia.