A propósito del día del trabajo, celebrado el pasado primero de mayo, en
nuestro país, los trabajadores de la salud de las instituciones públicas que
estamos inmersos en el sector salud de nuestro país, ya sea trabajando en la
seguridad social (IMSS, ISSSTE, ISSSTELEON) o en las dependencias de la Secretaría de Salud,
somos un de los grupos laborales que además que enfrentamos los mayores riesgos
sobre la salud, en nuestro desempeño laboral, estamos inmersos en las carencias
crónicas de los recursos materiales y humanos por el escaso financiamiento y la
ineficiencia de las administraciones públicas, que sexenio, tras sexenio son
cambiadas, generando inestabilidades en el desempeño de las funciones,
perdiendo tiempos valiosos para avanzar en nuestras metas, por el necesario
proceso de adaptación institucional organizacional de los nuevos directivos.
Son los trabajadores de la salud, los que han sido ubicados, según
investigaciones de la OMS
y la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), como uno de los mayores
grupos en los que prevalece el riesgo suicida, son los que más logran el
suicidio, conjuntamente con los militares y el personal dedicado a la seguridad
pública, además de estar expuestos a otros factores de riesgos físicos,
químicos, biológicos, ergonómicos y psicosociales que de modo abierto o
encubierto afectan a los profesionales que prestan servicios de salud, sobre todo
en los médicos y enfermeras. El 87
por ciento de las enfermedades de los médicos son relacionadas con el trabajo, destacando el estrés y
las enfermedades que de él se derivan (hipertensión, complicaciones coronarias,
alteraciones emocionales, gastritis, colitis), abuso en el consumo de alcohol,
tabaquismo y adicción a algunas drogas y las enfermedades mentales como
ansiedad y depresión. Estos problemas de salud reducen su expectativa del
promedio de vida, afectando además su curso de vida con calidad se ve agobiada
por el estrés laboral y los escasos tiempos que dedica al esparcimiento, la
recreación y la convivencia familiar, algunos por las dobles o triples jornadas
laborales, que le permiten integrar ingresos económicos para mantener el
estatus económico y los satisfactores del bienestar, sobre todo las inversiones
en educación, salud, alimentación, vivienda, el gasto en servicios públicos
para el y sus familias la mayoría integrado en las clases medias. Las
principales causas de esos problemas de salud son el exceso de trabajo, su precarización
económica, la inestabilidad laboral, muy incrementada por las carencias de
bases y el incremento de los contratos por honorarios, el deterioro salarial de
los médicos, que frecuentemente deben cumplir hasta tres jornadas laborales
para completar su ingreso; y por último esta la inseguridad que prevalece en
nuestro país.
En México los trabajadores de la salud tenemos grandes diferencias
salariales y de prestaciones, que llegan a ser de más del 50% en relación al
personal médico y paramédico, que sirve en la SSA y en el ISSSTE en comparación a los mismos
trabajadores del IMSS y no se diga en relación a las prestaciones en el régimen
de jubilación o por pensiones, cuyas diferencias económicas llegan a oscilar
hasta mas del 70%. Esto es sólo uno de los ejemplos del paradigma persistente
en la percepción de las políticas públicas que sobre salud tienen los
gobernantes mexicanos que por décadas han persistido en desdeñar la inversión
en las sustanciales acciones de la medicina preventiva, fundamental para
mejorar los mas altos niveles de salud pública, con sus resultados desastrosos
del gran gasto que representan hoy las enfermedades crónico degenerativas y
tumorales, para su atención, que hoy prevalecen en México. Hoy los sistemas de
salud pública, como el de Inglaterra, están dirigiendo los estímulos
económicos, hacia el personal medico que se distinga por ejercer la prevención,
más por sus acciones en los actos curativos, sobre todo los quirúrgicos, el
ahorro de los costos en esas atenciones a permitido fortalecer su sistema de
salud pública.
En suma los trabajadores de la salud no estamos exentos de las crisis,
que las reformas laborales de los gobiernos neoliberales han impuesto, precarizando
nuestra existencia.
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