Conmocionados
por la muerte de mi cuñado, Héctor Luis Hernández, de 56 años, hermano menor de
mi esposa, una persona muy amado y apreciado por toda la familia, sus
compañeros de trabajo y sus amigos, trabajador jubilado del Instituto Mexicano
del Seguro social, que lamentablemente fue llevado a los servicios médicos de
urgencia, por primera vez, a atenderse de uno de los efectos mortales que el
abuso crónico en el consumo de alcohol provoca: sangrado gastroesofágico.
Ingresó al Hospital General del IMSS en
su ciudad de Monclova, el pasado 10 de mayo, donde le diagnostican, además la
temible cirrosis hepática, origen de la patología que lo hace perder grandes
volúmenes de sangre con su muerte inmediata a las pocas horas de ingresar.
La
Historia de “PITO”, como cariñosamente le decíamos, es paradigmática de la
deficiente atención preventiva y curativa de esa enfermedad llamada alcoholismo
que tenemos en México, en todos los ámbitos, desde el médico hasta el
psicosocial, a pesar de estar inmerso la mayor parte de su vida, paradójicamente
como un trabajador por la salud en la seguridad social. Su tragedia del
alcoholismo la llevo en silencio, ocultando su enfermedad y los primeros
síntomas, que hacía muchos años, se habían venido presentando después de los
abusos reiterados en el consumo de alcohol. Su alegría y su generosidad,
presente en sus convivencias donde se manifestaban sus habilidades en la
música, con su voz y la guitarra, irradiaba esa felicidad, que obnubiló el interés fraternal de familiares y amigos,
dirigidos a la atención solidaria de los abusos en el consumo de alcohol, así
la enfermedad lograba avanzar, camuflada, no conocían el deseo o la necesidad
compulsiva de beber alcohol o la dependencia física hacía el alcohol, quedando
percibido, sólo como un alcoholismo social; ese de convivencia, que una y otra
vez nos bombardean los publicistas de las empresas dedicadas a la elaboración,
producción y distribución de las bebidas alcohólicas, principalmente de la
cerveza, a quienes les importa un bledo la salud de nuestra población.
Nunca
fue objeto de intervenciones por los diferentes programas de prevención y
fomento de la salud, pregonados por el sistema de salud pública con el objetivo
de lograr una vida saludable, lo más lamentable, fue que ni siquiera de los
programas dirigidos en este ámbito por la institución en que era trabajador, el
IMSS, pionera y vanguardia en nuestro país de la salud y seguridad social de
los trabajadores. Una simple revisión médica preventiva hubiera detectado
precozmente el daño hepático y evitar sus consecuencias fatales que terminaron
con su vida. Los factores de riesgo genético, familiar, psicológico, laboral,
socioeconómico, existenciales y biológicos ahí estuvieron por muchos años, sin
ninguna intervención médica o psicosocial.
Más
lamentable, es que las capacidades profesionales en la atención médica de
urgencias en ese hospital general del IMSS, esten limitadas por las carencias
crónicas presupuestales y de recursos para la salud, que siguen obstaculizando
que los mexicanos recibamos la anhelada atención médica de calidad, como un
derecho fundamental, lejos de las visiones asistencialistas y caritativas que
persisten en los gobernantes de nuestro país, mas vergonzosas hacía los
derechohabientes de las instituciones de seguridad social, abominables cuando
se trata de personas que como “PITO”, no sólo cotizaron, pagando sus cuotas,
para lograr la atención a su salud, sino entregó su vida laboral a esa
institución de seguridad social.
Héctor
murió porque los médicos, no lograron detener la hemorragia, el hospital no
contaba con los especialistas cirujanos gastroesofágicos, ni con médicos que con destreza pueden lograr
la contención de las hemorragia, mediante el manejo de drogas, taponamientos,
ligaduras, o cirugía de emergencia, ni siquiera estaba disponible el balón
taponante de las várices esofágicas que ha sido ampliamente usado desde los
sesentas, del siglo pasado; sumándose las limitaciones para mantener los niveles
de volumen sanguíneo, con las soluciones coloides más cristaloides que se
requieren en estos casos, y los paquetes de transfusión sanguínea necesarios
que lograran la estabilización hemodinámica, que es la meta inicial y principal
de cualquier paciente que se presente con estas hemorragias.
Consumir
alcohol es tan grave como el consumir drogas ilegales, su consumo se encuentra directamente
relacionado con accidentes de tráfico, peleas, suicidios con cuyas muertes
sumadas a las derivadas de las enfermedades hepáticas, como la cirrosis,
representan la principal causa de mortalidad en las edades más productivas del
ser humano, de los veinte a los cincuenta años.
Los
hospitales del sector salud desde la SSA hasta los del IMSS y el ISSSTE siguen
siendo el paradigma de las pésimas administraciones de sus funcionarios
inmersos en la corrupción y las
carencias crónicas de los recursos humanos y materiales necesarios para lograr
solucionar los graves problemas de salud de los mexicanos con calidad y
calidez.
Los
logros en mejorar el sistema de salud, que los gobernantes una y otra vez han
estado ufanándose, desde hace décadas en sus informes y sus peroratas
discursivas sexenio, tras sexenio han servido sólo para seguir reproduciendo
sus mentiras, las realidades que proyectan la verdad ya no pueden ser
contenidas ni manipuladas por la desinformación de sus estrategias de
comunicación.
El
alcoholismo, como grave problema de salud pública en México, sigue siendo
evadido por las autoridades, su origen si bien es multifactorial, requiere la urgente disposición de todos logrando
armonizar los intereses económicos con la salud y el desarrollo social, si
realmente queremos ser una sociedad integrada a la modernidad o seguir sólo
satisfaciendo más los intereses económicos incrementando las ganancias de los
empresarios del alcoholismo, que es los más nefasto que nos ha sucedido.
Que
en paz descanse nuestro hermano Hector Luis Hernández, su trágica muerte es una de las miles de
los mexicanos que cursan con esta grave enfermedad sin la atención adecuada.
en paz descanse amado tio.
ResponderEliminarMuchos conocidos, y mis propios hermanos tienen ese vicio, Dios los cuide y les haga ver el epligro para que dejen el alcoholismo... buena reflexion, saludos Doctor...
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