viernes, 23 de mayo de 2014

LOS FACCIOSOS EN LA POLITICA PARTIDISTA


Una de las lacras de la cultura política inmersa en los partidos políticos, no sólo de nuestro país, sino en el mundo, ha sido y son los grupos facciosos, cuyo origen se remonta con anterioridad en los grupos políticos, anteriores a la revolución francesa, identificados en las dinámicas políticas internas de los clubes políticos, luego potencializados con el establecimiento del sistema de partidos, mas con sus fundamentalismos y dogmas ideológicos en las izquierdas y derechas partidistas.

De acuerdo a wikipedia (http://es.wikipedia.org/wiki/Faccioso) “Facción (del latín, factio, derivado de factum, supino de facere, hacer), además de su significado anatómico (cualquiera de las partes que componen el conjunto del rostro humano), es una división dentro de un grupo político o una corte noble (utilizándose también las expresiones bandería, bando o fracción política o nobiliaria, en cada caso), la facción es con mucho el término más antiguo y más establecido, se deriva del verbo latino facere que significa hacer o actuar, y la palabra factio llegó a indicar, para los autores que escribieron en latín, un grupo político dedicado a un facere perturbador o nocivo o a "actos siniestros". Faccioso es el que sigue una facción, su asociación con el fascismo es sólo una confusión paronímica y no debe confundirse cuando, los gobernantes lo usan para designar un movimiento social de bases amplias en rebeldía con las instituciones o el sistema social imperante.

El hecho es que la principal característica de los facciosos, es desarrollar estrategias que les permita empoderarse como grupo, subordinando sus intereses sobre los de la organización política o partidista a la que pertenecen, transgreden principios y valores ideológicos, manipulan, mienten, desafían, amenazan, obstaculizan, hacen todo lo que sea necesario para perturbar la unidad disciplinaria en la acción política, eje central de la fortaleza organizacional de los partidos, responsabilidad de los órganos de dirección, a los que se dedican a menoscabar su liderazgo, convirtiéndoles en objetivo central de sus actos siniestros. Son personajes y grupos muy distinguidos por su protagonismo exhibicionista, que no cultivan el dialogo racional, ni privilegian la educación ideológica política, en el contexto de su protestada obligación de cumplir y hacer cumplir, con los documentos básicos del partido político, al que decidieron pertenecer, y debiera ser el marco referencial de su actuar político. Las facciones compiten por el poder para su grupo y el control de los recursos en los partidos y su focus central es el líder, quien ha reclutado a la facción en nombre de su competencia con otro individuo o coalición. Algunos sustentados en dogmas y fundamentalismos ideológicos, otros han hecho de esta practica su “modus vivendi”, otros mas, simplemente no superan el oposicionismo desafiante inmerso en su personalidad, que en su pasado fueron la fuente de su activismo y formación política, en su momento actual no pueden armonizar con los objetivos ideológicos y políticos del partido, en el que militan. Los partidarios de una facción determinada pueden creer que para lograr sus proyectos políticos, los opositores deben ser purgados.

En todos los partidos políticos se evidencian con facilidad, en los grupos que están o se integran por familias, corrientes, tendencias internas, sectores o camarillas, el caso más patetico del faccionismo, en nuestro país ha sido en los partidos de izquierda (PRD, PT, MC), con sus tribus y familias políticas que han prevalecido empoderadas en todos los partidos, nutridos en el sectarismo y la cooptación clientelar de su pragmatismo político electoral. Las diferencias enarboladas por los facciosos llegan a  generar el sectarismo, que es la intolerancia, discriminación u odio a los diferentes grupos sociales, políticos o entre las subdivisiones dentro de un grupo, como las diferentes manifestaciones de una misma religión o las facciones de un movimiento político.

El faccionalismo, además de representar la personalización y la territorialización de la política, es el legado institucional más dañino que han dejado los aprendizajes realizados por los grupos internos partidarios que han desarrollado sus estrategias competitivas inmersas en el pragmatismo ramplón, socavando las decisiones fundamentales de los cuerpos partidarios, incrementándose su activismo siniestro en las etapas electorales internas o externas de los partidos. Los dirigentes de estos grupos facciosos, que no logran a través de sus estrategias, las precandidaturas deseadas son alentados para  a integrarse a candidaturas en otros partidos, su protagonismo contribuye a la fragmentación opositora y cínicamente llegan a integrarse como funcionarios de los gobiernos que decían combatir.

En México el faccionalismo más atroz se ha integrado al régimen de oprobio del pripanismo, apoyando las reformas políticas, económicas y sociales que amenazan nuestra soberanía, libertad, justicia y el desarrollo democrático.

Por atentar gravemente la etica politica, en MORENA, el faccionalismo está prohibido y es una de las causas de suspensión de derechos de los protagonistas del Movimiento de Regeneración Nacional.

 

 

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