En la lucha contra el proceso infame, que ya habíamos referido en esta pagina, resulta que el último recurso legal que teníamos ante la Sala Tribunal Electoral Federal, donde impugnábamos el acuerdo de sustitución de nuestros compañeros, Juan Carlos Aguilar Espinoza y Sandra García Moreno que habían participado de conformidad con la convocatoria interna de MORENA, siendo electos, insaculados y registrados por el partido, ante la Comisión Estatal Electoral de nuestro estado, y que así aparecieron en la Boleta Electoral, fue rechazado, extendiendo el absurdo legal e inmoral de sus argumentos, sin profundizar, lo rechazaron, ahora nos dicen que “el acto reclamado se ha consumado de manera irreparable”, cuando los tiempos legales de impugnación están vigentes.
Cuando el pasado 5 de junio, nos enteramos de que querían quitar a los compañeros, mediante las lacras del influyentismo cupular, e imponer a Claudia Tapia y Bonifacio de la Garza, personajes siniestros, transgresores de la legalidad y la ética, sin ser militantes, ni haber participado en este proceso de elección interna, conforme a la convocatoria, militantes y consejeros de MORENA, repudiamos ese proceder arbitrario de la Comisión Nacional de Elecciones, encabezada por Yeidckol Polevnski, en funciones de presidenta del Comité Ejecutivo Nacional. Como militantes, subordinamos el objetivo superior de lograr la victoria de Andrés Manuel López Obrador y nuestro partido en la elección presidencial, no desarrollamos acciones políticas que nos pusieran en riesgo, hubo dirigentes nacionales y estatales que así nos lo solicitaron, reiteradamente en sus comunicaciones de apoyo solidario contra esta infamia. Hubo quien conociéndonos, al expresarles que era exagerado el peso político con el que nos posesionaban, nos hacían el referente del como nos robaron la elección presidencial del 2006, dándole la victoria al entonces candidato Felipe Calderón del PAN, por una supuesta diferencia de 256,000 votos, y que eso podía suceder en Nuevo León, si este conflicto trascendía en los ciudadanos nuevoleoneses, con su crónico hartazgo al las partidocracias.
Los integrantes de la Comisión Nacional de Elecciones, no sólo actuaron en la obscuridad, no informando, sino negándonos el elemental derecho de audiencia, de dialogo, en la solución de este tipo de controversias que se exigen en nuestro estatuto y es la piedra fundamental de nuestros principios, por eso acudimos ante las autoridades judiciales, donde aun con sus expresiones de influyentismo económico y político que nos espetaban, sus personeros, de “que hiciéramos lo que hiciéramos se impondrían”, teníamos la esperanza de que con todas las evidencias que les presentamos y que según constan en los juicios que integramos: SUP-REC-494/2018, SUP REC-503/2018, SM-JDC-580/2018 Y ACUMULADOS, SUP-REC-574/2018 y SM-JDC-613/2018, lograríamos la anhelada justicia.
Cuando el pasado 5 de junio, nos enteramos de que querían quitar a los compañeros, mediante las lacras del influyentismo cupular, e imponer a Claudia Tapia y Bonifacio de la Garza, personajes siniestros, transgresores de la legalidad y la ética, sin ser militantes, ni haber participado en este proceso de elección interna, conforme a la convocatoria, militantes y consejeros de MORENA, repudiamos ese proceder arbitrario de la Comisión Nacional de Elecciones, encabezada por Yeidckol Polevnski, en funciones de presidenta del Comité Ejecutivo Nacional. Como militantes, subordinamos el objetivo superior de lograr la victoria de Andrés Manuel López Obrador y nuestro partido en la elección presidencial, no desarrollamos acciones políticas que nos pusieran en riesgo, hubo dirigentes nacionales y estatales que así nos lo solicitaron, reiteradamente en sus comunicaciones de apoyo solidario contra esta infamia. Hubo quien conociéndonos, al expresarles que era exagerado el peso político con el que nos posesionaban, nos hacían el referente del como nos robaron la elección presidencial del 2006, dándole la victoria al entonces candidato Felipe Calderón del PAN, por una supuesta diferencia de 256,000 votos, y que eso podía suceder en Nuevo León, si este conflicto trascendía en los ciudadanos nuevoleoneses, con su crónico hartazgo al las partidocracias.
Los integrantes de la Comisión Nacional de Elecciones, no sólo actuaron en la obscuridad, no informando, sino negándonos el elemental derecho de audiencia, de dialogo, en la solución de este tipo de controversias que se exigen en nuestro estatuto y es la piedra fundamental de nuestros principios, por eso acudimos ante las autoridades judiciales, donde aun con sus expresiones de influyentismo económico y político que nos espetaban, sus personeros, de “que hiciéramos lo que hiciéramos se impondrían”, teníamos la esperanza de que con todas las evidencias que les presentamos y que según constan en los juicios que integramos: SUP-REC-494/2018, SUP REC-503/2018, SM-JDC-580/2018 Y ACUMULADOS, SUP-REC-574/2018 y SM-JDC-613/2018, lograríamos la anhelada justicia.
Reiteramos que fue un proceso infame, inmerso en el autoritarismo déspota de la imposición transgresora de normas, leyes y de la ética política, que ha sido la perversión clásica de los políticos en México, inmersos en la subcultura política del régimen de oprobio, propios de los partidos conservadores o satélites del gobernante en turno, por algo los principales actores de esta infamia, tienen sus orígenes en ese contexto y han sido beneficiarios del poder político y económico con esos gobiernos.
Hemos perdido un batalla, la lucha sigue, como cuando con Andrés Manuel López Obrador, perdimos ante ese mismo tribunal en el 2006, los juicios de impugnación que legitimaron a Felipe Calderón, como presidente y entonces lo calificamos de ESPURIO, así será nuestra lucha vigilante contra estos personajes de riesgo y demás infiltrados en nuestro movimiento partido que han atentado contra nuestros principios y valores políticos que nos dieron la convicción para fundarlo, organizarlo y llegar al poder para lograr acabar con el régimen de oprobio.
Hemos perdido un batalla, la lucha sigue, como cuando con Andrés Manuel López Obrador, perdimos ante ese mismo tribunal en el 2006, los juicios de impugnación que legitimaron a Felipe Calderón, como presidente y entonces lo calificamos de ESPURIO, así será nuestra lucha vigilante contra estos personajes de riesgo y demás infiltrados en nuestro movimiento partido que han atentado contra nuestros principios y valores políticos que nos dieron la convicción para fundarlo, organizarlo y llegar al poder para lograr acabar con el régimen de oprobio.