Los mexican@s estamos inmersos en una sociedad con prevalecientes comportamientos transgresores de las leyes y normas sociales generadores de corrupción, violencia y conductas criminales persistentes que bien podían configurar un estado psicopático que amenaza con desintegrarnos socialmente si no actuamos con firmeza para afrontarlos. México requiere el abordaje de estos problemas para lograr superar la gran disparidad que existe entre su grandeza económica, que le proporcionan las riquezas naturales y sus recursos humanos, y los pobres niveles de desarrollo humano con trascendentes psicopatías en el seno de su sociedad.
Estamos en una sociedad no sólo capaz de generar cuadros psicopáticos, como una respuesta en las cuales se organizan las relaciones sociales vinculadas a la situación económica, social, cultural y política que estamos viviendo, aunque algunos consideran que es mejor el uso de sociedades psicopatogenicas como lo explica Mariano González en su artículo de la revista Rebelion ( http://www.rebelion.org/noticia.php?id=100069 ). Prefiero usar el termino estado psicopático porque es el entramado de las instituciones que reproducen, generan o inducen conductas disóciales o psicopáticas en la mayoría de la población, los casos mas patéticos son desarrollados por los aparatos mediáticos que hacen una apología de la violencia, que hacen una gran atención al comportamiento criminal en sus contenidos televisivos y cinematográficos, y que sólo conmocionan en tragedias colectivas, como la de la pasada semana, suscitada en Denver, EEUU.
El estado psicopático puede ser analizado en el marco de los criterios que el ICD-10 (Clasificación Internacional Diagnostica de la Organización Mundial de la Salud) que para el trastorno psicopático, también denominado disocial de la personalidad, establece en el marco de las transgresiones a las normas sociales prevalecientes y caracteriza a las personas con este trastorno por:
a). Cruel despreocupación por los sentimientos de los demás y falta de capacidad de empatía.
b) Actitud marcada y persistente irresponsabilidad y despreocupación por las normas reglas y obligaciones sociales.
c) Incapacidad para mantener relaciones personales duraderas.
d) Muy baja tolerancia a la frustración o bajo umbral para descargas de agresividad, dando incluso lugar a un comportamiento violento.
e) Incapacidad para sentir culpa y para aprender de la experiencia, en particular del castigo.
f) Marcada predisposición a culpar a los demás o a ofrecer racionalizaciones verosímiles del comportamiento conflictivo.
Las personas pueden tener alguna de estas categorías de comportamientos, que por su intensidad, es suficiente para el diagnostico, como son los grados excesivos de peleas o intimidaciones, crueldad hacia otras personas o animales, violación de las leyes o de los derechos fundamentales de los demás, tales como el robo, la intimidación, el ataque o la destrucción grave de pertenencias ajenas, incendio, mentiras reiteradas, fugas del hogar. Los psicópatas son egoístas y ego centristas, no tienen remordimientos, no siente vergüenza ni empatía. Pueden, además presentar irritabilidad, poca tolerancia a la frustración, trastornos emocionales como ansiedad, depresión y abusar de algún tipo de droga, tabaco y alcohol.
Observemos como en el contexto de las relaciones sociales prevalece la despreocupación por los sentimientos de los demás y se manifiesta en la forma más común por el ausente amor fraternal y solidario con las personas y familias victimas de alguna tragedia como las victimas de la violencia social, la injusticia o de la pobreza, el mecanismo psicológico mas recurrente utilizado, por la mayoría de las personas, que diluye este sentimiento es la racionalización y la sublimación que nublan la capacidad de empatizar con las personas y sus problemas, estimulando el narcisismo enfermizo, alimentador del individualismo egoísta, que reasigna otras prioridades alimentadas por el mercantilismo deshumanizante que cosifica al ser humano en sociedades victimas del neoliberalismo depredador como la nuestra. Socialmente se han perdido, pues, los valores tradicionales, socialmente legitimados y asumidos ; en su lugar campa la indulgencia y la tolerancia hacia la corrupción, el narcisismo, la violencia, el materialismo extremo(tener y consumir a costa de cualquier cosa), el egoísmo y la apatía política y laboral
Y que decir de las conductas persistentes de irresponsabilidad y despreocupación por el cumplimiento de las normas, leyes y obligaciones sociales que invaden el entramado de relaciones sociales en todos los ámbitos y niveles de nuestra vida convirtiendo la mentira, la simulación, el engaño como ejes fundamentales del éxito, la prosperidad y el bienestar de las personas. El cinismo se ha dado hasta con gobernantes, banqueros y empresarios y profesionistas “muy exitosos” que llegan a reconocer y expresar estas conductas como necesarias para lograr el éxito. La procuración de la justicia esta inmersa en múltiples historias testimoniadas y documentadas de abusos y tragedias que se cometen diariamente en todo el país, donde lamentablemente el ejercicio de la justicia esta sujeto al empoderamiento económico o político de las victimas y los criminales. La persistente violación de las leyes y la transgresión de los derechos fundamentales de los demás han sido tan emblemáticas que han originado un trascendente movimiento nacional en búsqueda de la justicia, con paz y dignidad de activistas por los derechos humanos. Las normas que reglamentan los funcionamientos institucionales para el desarrollo de las funciones responsablemente son continuamente transgredidas, pervertidas y desviadas, alimentando las conductas corruptas que hoy nos distinguen como una de las sociedades con altos índices en este tipo de conductas. Las sociedades anomicas son las generadoras de violencia, fraudes y criminalidad impune.
El ausente amor fraternal genera en las interacciones humanas de todos los niveles, en la familia, la escuela, el trabajo, la perdida de la confianza que contribuyen a superficiales sentimientos de amistad, emerge el compañerismo utilitario que infesta las relaciones productivas y el valor de uso pervierte la calidad de las relaciones humanas, en la mayoría de las organizaciones la competitividad es reducida al logro del éxito a costa del abuso y la explotación de los demás, todo tiene costo en el libre mercado, las relaciones personales se diluyen a ser superficiales, interesadas y sujetadas al utilitarismo, en este contexto su duración es limitada se alimenta de la incapacidad de que las personas logren relaciones personales duraderas, donde la vida transcurre mas en la soledad que en la convivencia saludable y placentera que generan las relaciones sustentadas en el amor, que lamentablemente escasea en nuestra sociedad.
Vivimos en una sociedad donde prevalece una baja tolerancia a la frustración, la ira, el coraje y la molestia y hasta la agresividad física esta presta a expresarse cuando no encontramos los satisfactores inmediatos a nuestros intereses y placeres cotidianos, no por algo los estudios tan sólo sobre la prevalencia de violencia familiar ubican a mas del 50% de las familias con este problema, pero también la violencia institucional esta ensombreciendo la calidad de las relaciones humanas en la escuela y el trabajo con sus incrementados casos del bullying y el mobbing; no se diga del grave incremento de los actos criminales homicidas de los últimos diez años que la delincuencia barbarie realiza haciéndonos destacar como una de las sociedades con altos índices de violencia en el mundo. La crueldad de todos los criminales no ha tenido límites en sus conductas transgresoras de la ley.
Como sociedad hemos sido incapaces de sentir culpa y reaccionar con ímpetus reparadores ante la responsabilidad que hemos evadido en la prevaleciente injusticia, desigualdad, pobreza y sus lacras de corrupción, violencia e inseguridad que nos agobia, no actuamos como un todo y recurrimos a culpabilizar a los otros en la generación de estos problemas, en tanto otros segmentos de la sociedad perversamente tratan de individualizar responsabilidades en forma reduccionista alejando el aprendizaje de la experiencia holística en la visión y análisis de estos problemas y con ello obstaculizando el desarrollo social y humano de los ciudadanos.
Finalmente la culpabilización de los demás ante los conflictos con sus explicaciones inverosímiles se alimenta de la ignorancia, están inmersos en la mentira que es reforzada como valor positivo perversamente para quienes es vital su uso para mantener su poder enfermizo sobre los otros, si las grandes figuras de autoridad mienten y no enfrentan consecuencias por sus conductas transgresoras de la salud mental y de las leyes, que mas da mentir en el entramado de relaciones familiares, escolares y laborales, en tanto las consecuencias no atenten el poder de sus instituciones y no tengan significancia para el poder general ejercido por las oligarquías y que ya he referido como integrantes del el estado delincuencial que nos gobierna y que ya he señalado en otras reflexiones.
Para completar el cuadro somos una sociedad donde la angustia, la depresión, el abuso del alcohol, el tabaco y las drogas prevalecen con grandes presencias en todos los sectores de la sociedad que se suman a la grave crisis moral que enfrentamos y que pueden configurar ese estado psicopático que amenaza con desintegrarnos si no lo afrontamos con decisión y valentía.
El estado psicopático se fortalece con líderes y gobernantes que son afectados por psicopatías que ahondan las crisis morales, sociales, económicas y políticas de sus sociedades. La historia moderna de la humanidad ya ha sido victima de sus enfermizas conductas (Hitler, Mussolini, Franco, Pinochet, Hussein, Strossner, Videla, etc.. ). En nuestro país abundan en los diferentes niveles de gobierno, forman parte de las redes delincuenciales del poder que hoy se quieren reafirmar en nuestra patria, con los políticos priístas que han hecho de transgresión a las leyes y los códigos éticos su modus vivendi y que durante el proceso electoral que vivimos en este año han vuelto a atentar la dignidad de nuestra patria con sus practicas corruptas y antidemocráticas para imponer a su presidente Enrique Peña Nieto, su imposición autoritaria es, como diría Carlos Fuentes “lo peor que le puede suceder a México”, la catástrofe del estado psicopático esta cada día mas cerca.
Los profesionistas y científicos de las ciencias sociales y de la conducta en nuestro país deberíamos de profundizar en nuestras investigaciones y el debate en este tema.