viernes, 17 de septiembre de 2010

BICENTENARIO DE NUESTRA INDEPENDENCIA

El 15 de septiembre de 1810 se inicio en México la lucha libertaria por la independencia y la abolición de la esclavitud, orgullosamente este año conmemoramos el bicentenario del inicio de esta gesta heroica que sido ensombrecida por un gobierno incapaz de proporcionar la paz, el bienestar y la prosperidad de la mayoría de los mexicanos y que como ha sido su característica una vez mas recurre a los medios electrónicos y escritos para convertir este evento histórico en una gran marketing fastuoso propio de los espectaculares artísticos hollywoodenses con sus inversiones de decenas de millones de dollares y connotados actores de la farándula gubernamental dirigidos por el presidente espurio y su secretario de educación que en ese día trataron de brillar en el balcón con su alfombra roja en el acto central espectacular donde dieron el tradicional grito con miles de soldados y agentes policiales disfrazados de civiles, adiestrados para actuar vociferando la repetición de las vivas y creando una gran zona de seguridad militar propia de los países en guerra o gobernados por dictaduras. Coincido con los intelectuales Gilberto López y Rivas, John Saxe-Fernández, Carlos Fazio, Giancarlo Delgado, y Víctor Suárez, que durante el simposium “La soberanía nacional y el bicentenario de la Independencia”, celebrado el pasado 14 de septiembre, en México D.F., compartieron la opinión que la celebración oficial del gobierno fecalista no pasa de ser un “show de Disney e infomercial del gobierno” y yo agregaría que es una pésima imitación de la que Walt Disney no tiene la culpa, sino de quienes resultaron malísimos imitadores, funcionarios y gobernantes que ni siquiera tratando de imitar hacen bien las cosas.

Para quienes tenemos muy claro los principios y valores ideológicos de la oligarquía que nos gobierna no nos ha sorprendido sus estrategias y acciones celebratorias de su jolgorio bicentenario como todo un gran espectáculo mediático acorde a la mercadotecnia comercial y política con sus actos perseverantes de frivolidad y la parafernalia que les ha distinguido desde que gobiernan, que son propias de su conservadurismo mezclado con un liberalismo social aderezado con el individualismo, deshumanizante y explotador que les hace insaciables en el poder. No nos extraña la ausente conmemoración, que como su nombre lo dice se trata de hacer memoria de los sucesos que caracterizaron esta gesta heroica y por lo tanto que nos lleven a fortalecer esta lucha que no sólo buscaba lograr nuestra independencia y soberanía del decadente imperio español amenazado por el otro imperio, el Francés con Napoleón Bonaparte, sino además lograr arraigar en el gobierno de nuestro pueblo, los valores y principios del liberalismo de la propia revolución francesa y el movimiento de independencia de Estados Unidos realizadas durante el siglo XVIII, que habían trascendido en las naciones europeas y entre los intelectuales y progresistas de América. Se trataba entonces de acabar con la esclavitud prevaleciente, lograr la liberación del pueblo, dotar de derechos civiles y sociales iguales a todos los habitantes independientemente de su origen, fortalecer la vida democrática, buscar acabar con la injusticia, la lacerante pobreza, la humillación de los indígenas y acabar con el saqueo de las riquezas naturales en beneficio de la nobleza y los gachupines españoles. Ese era el contexto demandante de la lucha heroica del movimiento insurgente que iniciaron Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama y la Corregidora Josefa Ortiz de Domínguez y José María Morelos y Pavon.

El gobierno conservador actual en contubernio con las autoridades eclesiásticas han tratado de desmemoriar los motivos ideológicos del movimiento libertario de la independencia porque siguen vigentes las demandas fundamentales de la exigida independencia y defensa de nuestra soberanía, hoy sometida a otro imperio el de Estados Unidos con sus dos vertientes: la militarización de nuestra nación, hoy miles de militares y marinos están en las calles de nuestros pueblos, transgrediendo impunemente los derechos humanos y civiles elementales y los americanos estan apoyando estrategicamente en la denominada Iniciativa Mérida so pretexto de apoyo a la lucha contra el narcotráfico, sí, así nuestra seguridad nacional depende militarmente de esa potencia extranjera, que ya en el pasado militarmente ha logrado además quitarnos mas de la mitad de nuestro territorio nacional, generando una guerra atroz que día tras día victimiza a mas ciudadanos inocentes, transgrediendo las garantías individuales que se convierten en letra muerta en nuestra constitución, acotando la mas elemental libertad de transito, con tragedias impunes de asesinatos de familias, mujeres y niños, considerados como daños colaterales de su guerra, como en los otros países donde el imperio estadounidense interviene militarmente: Irak y Afganistán. La otra vertiente es la dependencia económica, nuestra patria cada vez más ha dependido de las políticas económicas exigidas por las grandes potencias encabezadas por los estadounidenses, en el marco de su modelo neoliberal con sus lacras de pobreza, degradación del bienestar social de la humanidad, el saqueo de las riquezas nacionales y la depredación de nuestros ambientes. Somos dependientes hasta en materia de alimentos, compramos mas del 40% de lo que consumimos, no tenemos una banca propia, han desnacionalizado los bancos, la industria minera, ferrocarrilera, telecomunicaciones y casi la totalidad de las empresas paraestatales, vendidas a corporaciones extranjeras y nacionales a precios irrisorios. Estas políticas económicas se han encargado no sólo de incrementar la pobreza y la desigualdad, han acabado con el denominado estado de bienestar, con menoscabo del derecho de salud y educación de sus habitantes, generando desempleo y una sociedad insegura y muy violenta que no vivíamos desde los acontecimientos de la Revolución Mexicana en 1910.

Prevalece en los gobernantes los comportamientos corruptos que como ya lo he referido en otros artículos en este blog, con un alto costo para el erario de la nación, se estima que con este costo económico de la corrupción, tan sólo estimado desde los setentas del siglo pasado, México ya sería una nación con una infraestructura en carreteras, puertos, ferrocarriles, telecomunicaciones, aeropuertos, hospitales y escuelas públicas casi comparables a los países mas desarrollados en el mundo. Si a esto sumamos la voracidad prevaleciente de los funcionarios públicos que no tienen llenadera para enriquecerse con sus puestos públicos, ¿que les distingue de los repugnantes gachupines gobernantes explotadores que se burlaban del hambre y la ignorancia del pueblo en los años previos al movimiento insurgente?. Si en ese siglo prevalecían las grandes castas de peninsulares privilegiados con las extensas propiedades que poseían con derechos de explotación y abuso de la servidumbre en condiciones de esclavitud, comparemos con la existencia de los grandes oligarcas que integrados en no mas de 30 familias hoy poseen la riqueza material y económica que los distingue patrimonialmente y los hace funcionar como una mafia cuyos integrantes definen los dirigentes de los gobiernos y el ejercicio de la justicia y las políticas del estado mexicano como magistralmente lo ha descrito Andrés Manuel López Obrador en su libro sobre la Mafia que se adueño de México y el 2012. Faltaría señalar la abundancia de caciques que desde entonces han proliferado en todo el territorio nacional con sus comportamientos autoritarios y despóticos en todos los ámbitos de la vida institucional que lamentablemente se ha integrado hasta en el funcionamiento de la mayoría de los sindicatos, organizaciones y todos los partidos políticos con sus lacras del clientelismo y corporativismo obstaculizando la anhelada democracia de nuestra patria. El hecho es que los oligarcas potentados, los caciques, los gobernantes y funcionarios corruptos siguen siendo la escoria que obstaculizan los grandes cambios necesarios para que nuestra nación logre la plena libertad, con igualdad y justicia plena en un marco democrático que permita el desarrollo social y humano en este milenio.

Manipular la ignorancia usando los medios de comunicación, obstaculizar la integración de la población a la educación y alienar los procesos educativos para anestesiar el desarrollo de la conciencia histórica han sido las estrategias mas recurrentes de sus políticas gobernantes. Por eso promueven y fomentan el festejo, la celebración con actos frívolos, frases recurrentes, poco creativas y pueriles donde lo importante es la alegría momentánea, la felicidad pasajera que mantenga la esperanza en correspondencia con esa cotidianidad que los mexicanos en su mayoría vivencian en sus televisores con esos espejismos de lo fatuo, los sentimientos y placeres superficiales, las fantasías esperanzadoras de su bienestar soportando programas de escasa creatividad artística, con contenidos pueriles, indignos y hasta humillantes para sus condiciones. Ni que decir de sus modernas formas de explotación usando la publicidad engañosa dirigida a un consumismo atroz y promoviendo espejismos crediticios que consumen toda una vida de los empleados y obreros, haciendo ilusionar un estado de bienestar al tener acceso ilimitado al consumismo, adquisición de automóviles, viviendas, equipos electrónicos y demás adquisiciones suntuarias que los atrapa en deudas impagables, integrando sus atenciones en ese circulo vicioso de la necesidad del tener y no el ser que anquilosa el desarrollo de la conciencia libertaria.

Así lo importante para nuestros gobernantes es seguir tratándonos como ignorantes, como si fuéramos unos idiotas cuya única aspiración es sobrevivir en las circunstancias que ellos generan donde la prosperidad solo la ilusionan estimulando estos espejismos fantasiosos que inhiben la rebelión, por eso no estimulan la promoción y el desarrollo del conocimiento ni mucho menos el análisis y la reflexión de nuestra historia. Al diablo con sus espectaculares celebraciones de este bicentenario, los mexicanos debemos de conmemorar y revitalizar nuestras reflexiones y nuestra lucha para lograr los anhelos libertarios de nuestros próceres patrios del movimiento revolucionario de la independencia de nuestra patria.

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