viernes, 10 de septiembre de 2010

PERIODISTAS Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Hace unos días el periodista Joaquín López Doriga reafirmaba en su columna diaria que escribe en el periódico milenio; que “la política es una mierda” en el marco de su reflexión sobre los comportamientos políticos de los diputados y dirigentes que controlan la cámara de diputados de todos los partidos políticos representados en el actual Congreso de la Unión y que llevaron a la negociación del proceso de selección de los integrantes de los órganos directivos del congreso, como son la Junta de Coordinación Política y la Mesa Directiva de dicho organismo; se habían transgrediendo principios, valores y haciendo propuestas ilegales e inmorales para satisfacer a todos los partidos (http://impreso.milenio.com/node/8828216). Lo que destaca es su adjetivización de uno de los ámbitos de nuestra sociedad contribuyendo a su reconocido papel descalificativo del quehacer político en nuestro país para continuar en sus conductas alineadas a los poderes fácticos de la oligarquía que nos gobierna y donde periodistas como él han estado dependiendo de su empoderamiento y los satisfactores financieros y materiales derivados de su rol enaltecedor del supuesto periodismo profesional e independiente que les distingue. La mierda es suciedad, nauseabunda, maloliente y en este caso podemos estar de acuerdo en que los actores son practicantes de conductas sucias y denigrantes pero en esencia la política a pesar de sus actores no debe ser denostada porque como sigue siendo una ciencia y un arte que busca el bienestar y la prosperidad de todos los integrantes de una sociedad, nos guste o no, como decía Max Weber la política es pervertida por los políticos demagogos y en su esencia busca el ejercicio del poder para lograr el bien común de los habitantes, como la ciencia en general que busca el conocimiento para el bienestar y prosperidad de la sociedad. En esta semana escuche también un audio donde uno de los periodistas, dizque respetable y gran promotor de los valores y el desarrollo humano, Pedro Ferriz, refiere respecto a los valore humanos que nos enaltecen: “se acabo todo eso”, en el marco de una conversación con un político gobernante al que intenta sobornar por supuesta información que poseía capaz de dañar su imagen.

El problema fundamental de los influyentes periodistas en los medios de comunicación es que han desviado y pervertido su función social integrándose a los satisfactores que privilegian los bienes materiales mercantilistas en su beneficio. Cada vez son menos los periodistas que ejercen de manera libre, responsable, profesional y éticamente en un marco de principios y valores. El periodismo que nos ha tocado vivenciar ha estado articulado al ejercicio autoritario y despótico del poder de los gobernantes, con sus lacras de desinformación, comportamientos corruptos, mercantilismo y transgresor de los derechos humanos de los ciudadanos; se trata de vender noticias no generar o reproducir la información respetando, estimulando la inteligencia, generando la reflexión, promoviendo los valores de la libertad, democracia y la justicia, ayudando en le desarrollo de la cultura y con ello el desarrollo social y humano de sus habitantes. Los mejores periodistas mujeres y hombres valientes, honestos, inteligentes y cultos, progresistas que me ha tocado conocer en el transcurso de mi vida, y que he disfrutado su pasión y gracia en su ejercicio periodístico, jugándose la libertad y hasta la vida para divulgar sus argumentos ideológicos han sucumbido laboralmente, algunos de ellos mortalmente, al desafiar el alienante poder de los dueños de los medios que persisten en idolatrar los principios goebbelianos impuestos por los gobernantes. En nuestro país la mayor parte de los periodistas reciben prebendas o están cooptados por el gobernante de alguno de los niveles del gobierno, algunos descaradamente están a sueldo del gobierno, pocos desafían al sistema y cumplen con el deber de informar y opinar apegado a la verdad de los hechos, son las victimas de la represión y su marginación laboral y social y en algunos casos de la muerte.

El año pasado al impartir la conferencia “La utopía Etica” en el marco del Quinto Encuentro Ética y Sociedad celebrado el año pasado en las instalaciones del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey Ivan Restrepo de forma tajante señalo “El periodismo debe ser el reino de las verdades concretas, en nombre de esas verdades el medio o el periódico debe optar por el servicio, no por el interés propio. Un periodismo convencido de su poder, que no es el de la fuerza ni el chantaje, sino el poder de la influencia, esa fuerza silenciosa que crece en la conciencia individual y colectiva y que está presente a la hora que se toman las decisiones.” Los medios están en el centro de la crítica social: degradan la democracia y convierten la vida política en espectáculo, destacando hechos secundarios, atentando contra la vida privada, haciendo y deshaciendo arbitrariamente los hechos, superficializando los espíritus y diciendo cualquier cosa”.

El filósofo y sociólogo francés Gilles Lipovetsky, quien participó el año pasado en Cátedra Alfonso Reyes de este mismo instituto, externo su posición muy crítica frente al papel que juegan los medios de comunicación en esta que él llama la segunda etapa de la modernidad. “Lo que presentan los medios de comunicación, comprometidos en una competencia comercial permanente, es una mezcla de neutralidad y de sensacionalismo, de objetividad y de espectacularidad. No sólo consumimos objetos y películas, sino también la actualidad escenificada, lo catastrófico, lo real a distancia. La información se produce y funciona como animación hiperrealista y emocional de la vida cotidiana, como un show semiangustiante, semirrecreativo que ritma las sociedades individualistas del bienestar. La liturgia austera del deber se ha ahogado en la carrera jadeante de la información, en el espectáculo y en el suspense posmoralista de las noticias”.

En México vivimos cotidianamente la impunidad no sólo de los delincuentes, los políticos, los empresarios, los comerciantes y los medios de comunicación que en aras de lograr sus exitosas ventas y metas económicas poco les importa ser congruentes con su función social y los compromisos éticos que pregonan, sólo les ha servido para cumplir requisitos en las supuestas filosofías de calidad que los embrutece cuando reciben esos reconocimientos. En alguna ocasión tuve la oportunidad de interaccionar con directores de noticieros de los medios televisivos locales y les observaba lo aberrante que resultaba, para la promoción de la salud mental y el desarrollo humano, que en sus barras de noticieros predominaran no sólo las denominadas notas rojas sino la crueldad transgresora además de los derecho humanos de la victimas y sus respuestas fueron contundentes, en el sentido de que ellos los guiaba el mayor numero de audiencia y que no podían dejar este estilo de comunicación sino lo dejaban de hacer todos los medios; de las empresas publicitarias ni hablar su objetivo es vender manipulando a costa de lo que sea, cínicamente se defienden haciendo alusión que su objetivo no es promover la verdad.

Observemos como los medios de comunicación persisten proyectar la mentira y la manipulación en las campañas publicitarias y estos en sus barras de programación se aprovechan del bajo nivel educativo de nuestra población y el analfabetismo funcional que prevalece, aun en los mas formados “académicamente”, para lograr enganchar incautos que viven fantaseando el éxito mediante el esfuerzo mínimo, sin compromiso social, sin valores y producto de su capacidad de tener cosas materiales que le den el estatus falaz clase mediero o el altanero de las clases privilegiadas incultas de nuestra sociedad. La manipulación mediática llega a estupideces como referir que estamos cumpliendo 200 años de ser orgullosamente mexicanos, como si nuestra patria empezó en el movimiento de la independencia y nuestra gran cultura milenaria ¿donde queda?.

Los mexicanos necesitamos disponer de medios de información profesionales y dignos de confianza con un periodismo político que contenga un alto valor literario capaz de construir ensayos reflexivos que respeten la inteligencia del lector, que entienda que el periodismo profesional siempre es literatura; que la nota, crónica, entrevista, reportaje, editorial o análisis se escribe como un ensayo, con la diferencia de que aquí sí hay que probar lo que se afirma. En suma necesitamos excelentes periodistas, escritores y escritoras, resistentes a la extorsión, capaz de resistir las tentaciones de la corrupción, que superen la mediocridad, la sumisión, libres y lejos de ese denominador común que prevalece en los grandes medios impresos de México como es hacer la complicidad con la oligarquía.

Nuestros medios de comunicación son un fiel reflejo de la sociedad, México está viviendo agobiado por la corrupción, el rezago, analfabetismo, la ineficacia, la injusticia, la violencia y crisis económicas permanentes que incrementan la pobreza y la desigualdad, eso no les justifica a sus profesionales y dueños de permanecer sin dar el paso que les permita contribuir al desarrollo social y humano, pueden empezar por dejar de hacer sus contenidos para “los jodidos” como alguna vez lo refirió uno de los magnates del monopolio televisa y cuando menos dejar de explotar las escenas que se generan en las tragedias de nuestra sociedad como marketing en sus notas rojas, transgrediendo los elementales valores y derechos humanos.

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