jueves, 21 de octubre de 2010

PROHIBIR LA PUBLICIDAD DE LOS GOBERNANTES

En México tenemos gobernantes y funcionarios que diariamente recurren a las mentiras, se embriagan de autoelogio, todo esta bien, sus acciones son eficientes alcanzan los objetivos que se plantean y se pavonean en los medios informativos en sus noticieros o invirtiendo multimillonarios recursos en convencer con sus mensajes apócrifos que nos bombardean diariamente de sus "grandes logros". No les importa que la realidad los evidencie, convencidos están de que sus mentiras repetidas mil veces se integran como verdades al puro estilo gobbeliano originados en el fascismo alemán de principios del siglo pasado. Según su visión su modelo de desarrollo económico y social esta funcionando muy bien, hacen alarde de sus indicadores macroeconómicos producto de sus manipulaciones estadísticas apologizando el libre mercado con sus técnicas econometricas y matemáticas que según ellos les está dando los resultados necesarios para el bienestar y la prosperidad de la nación; poco importa el contraste con la grave desigualdad social existente, con sus lacras de desempleo, pobreza y marginación social que prevalece, donde los únicos que siguen enriqueciéndose son un puñado de familias y ellos como funcionarios de este gobierno.

Según ellos no estamos viviendo en una sociedad violenta, están ganando su guerra estúpida militarizada contra la delincuencia organizada y el narcotráfico, con sus mas de treinta mil muertos y muchos de ellos jóvenes, mujeres y niños inocentes que califican como daños colaterales y con la impunidad de sus fuerzas de seguridad y militares responsables de estas tragedias; en tanto permanecen intactas las estructuras financieras de esa delincuencia que ha penetrado el sistema financiero y las estructuras empresariales, además de continuar con ese poder corruptor de las policías y funcionarios encargados de la seguridad pública. La procuración de justicia es impecable, según ellos con sus fallas ordinarias, no les ha importado que vengan evaluadores externos de organismos internacionales imparciales como la ONU y reiteren los vicios de corrupción, impunidad y transgresión los derechos civiles y humanos que prevalecen en los diferentes niveles de impartición de esa justicia que anhelamos los mexicanos.

Sus políticas sociales avanzan como es el caso de la educación pública, que sigue siendo rehén de los caciques sindicales que encabeza Elba Esther Gordillo, a pesar de los múltiples llamados de organizaciones no gubernamentales, empresariales, de expertos de la OCDE y la UNESCO de acabar con esos obstáculos para lograr mejorar la educación pública mexicana. No sólo no se ha logrado la cobertura plena de educacion, persisten niveles de escolaridad homogéneos en todos los grupos de población, el analfabetismo, la baja escolaridad y la deficiente cobertura de los niveles técnicos y de educación superior ni que hablar de la pregonada calidad educativa que sólo ha servido para justificar los gastos de sus direcciones de calidad incrustadas en su aparato burocrático. Sus metodologías de enseñanza son obsoletas con programas y planes de estudios que no logran los objetivos educativos y formativos alimentando el analfabetismo funcional en los jóvenes y adultos que egresan de las universidades y de las mismas escuelas normales con una capacidad intelectual que cuando la exhiben como en la deficiente lectura que habitualmente sus lideres como le ha sucedido a esta dirigente, que mejor le ha llevado a evitar los discursos públicos y no se diga las discusiones intelectuales básicas.

En salud ya pregonan estar a punto de lograr la cobertura universal con su seguro popular, dicen haber construido la mas grande red de clínicas y hospitales para mejorar la salud, no dicen que la mayor parte de las inversiones han sido en las ya existentes con obras de mantenimiento, rehabilitación o remodelación y que en sus unidades clínicas y hospitalarias persisten sus inauguraciones de fachada, sin el equipamiento ni los recursos materiales esenciales, ni los humanos técnicos y profesionales que logren su operatividad funcional minima, algunos de ellos construidos por empresarios rapaces en el marco de sus simuladas asociaciones públicas y privadas donde este gobierno les garantiza ganar, ganar con un mínimo de responsabilidades. Su seguro popular le ha servido de instrumento publicitario para simular su gran avance en lograr proporcionar el anhelado derecho a la salud, no dicen lo ineficaz que ha resultado por sus bajas coberturas en los servicios que otorgan, así como la prevaleciente escasez de medicamentos, insumos de laboratorio, materiales de curación y el obstáculo permanente a recibir atención médica de calidad en los procesos diagnósticos de especialidad y de la atención quirúrgica hospitalaria, sumándose al problema crónico de los tiempos de espera que prevalece en el sistema de salud pública. Mucho menos informan de la corrupción prevaleciente en las adquisiciones de insumos y servicios subrogados que se iniciaron desde la ya conocida licitación de las credenciales para sus usuarios que resulto un fiasco y un fraude para sus finanzas. Nada lograr acabar con la opacidad en el manejo de los recursos financieros. Nada dicen de que sus políticas de salud pública no han logrado mejorar el bienestar de la población que se sigue debatiendo con causas de enfermedad y muerte fácilmente prevenibles si realmente incorporaran los paradigmas de la salud pública en la solución de los problemas mas graves que los mexicanos padecemos: el incremento de los canceres en hombres y mujeres, las enfermedades del corazón, la hipertensión arterial, la diabetes, las neumonías, las absurdas muertes de las mujeres por complicaciones del embarazo y el parto, las altas prevalencias de enfermedades infecciosas del aparato digestivo y respiratorio de los niños, el sida y las enfermedades de transmisión sexual que prevalecen mas en nuestros jóvenes, los accidentes por vehículos y la malnutrición con sus polaridades de desnutrición y obesidad; en fin todo aquello que nos agobia por no hacer énfasis en la prevención y fomento de la salud y seguir haciendo énfasis en la medicina curativa de grandes costos y de grandes oportunidades para corromperse. de ahí el interés de los grupos médicos conservadores que han dirigido no sólo la salud pública en nuestro país sino los intereses empresariales de la medicina privada de seguir convenciendo con sus propuestas de modelos de cobertura y atención que son mas de lo mismo sin incidir en lograr un sistema único de salud que garantice el derecho a la salud proporcionando cobertura universal y una atención de calidad para el usuario de los servicios.

En tanto la salud mental y social sigue postergada marginada de las prioridades de la atención de este gobierno espurio, con un treinta por ciento de la población cursando con alguno de los trastornos psiquiátricos y con una gran cantidad de personas que cursan con adicciones, alcoholismo, abusan de su consumo y del tabaco que cada año es causa directa de mas de cuarenta mil muertes, la violencia familiar sigue imparable con prevalencias en mas del cuarenta por ciento de los hogares; se agregan además la violencia contra los niños, la violencia escolar con el denominado fenómeno del Bullying, además el acoso y las diferentes formas de violencia laboral y la gran cantidad de estrés agudo y postraumático derivada de las atroces tragedias y actividades criminales en la lucha militarizada contra el narcotráfico.

En fin somos un país donde tenemos gobernantes embrutecidos por el poder que consideran que el pueblo es tonto, que se les puede manipular siempre con mentiras, que estamos aletargados en la pasividad conformista. No escatiman recursos económicos, invirtiendo miles de millones de pesos de los presupuestos públicos en publicidad, que debería ser una prohibición absoluta en su ejercicio obligado como gobernante y de todos los funcionarios que la utilizan como estrategia para promover su imagen y convencer lo que con sus obligaciones legales con incapaces de realizar al ejercer su desempeño profesional y técnico sin el apoyo de la ciencia y la técnica y lejos de su función en pro del bienestar y la prosperidad del pueblo. Los tiempos oficiales que por ley los medios deben otorgar al gobierno deben ser utilizados únicamente para la promoción y difusión de mensajes educativos, de salud y de promoción de los valores humanos universales que coadyuven a disminuir la violencia social que padecemos.

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