Esta por terminar un sexenio mas de gobiernos panistas, primero fue el de Vicente Fox, luego el actual de Felipe Calderón, ambos nos hicieron perder 12 años mas en lograr el desarrollo social, económico y político que se corresponda con la grandeza de nuestra nación y sus recursos humanos y naturales. Si tan sólo los evaluamos en el marco del plan nacional de desarrollo, que con toda la parafernalia anuncian al iniciar sus responsabilidades y que los obliga legal y éticamente a cumplir lo programado, ellos y sus funcionarios simplemente destacaron por ser ineficaces e ineficientes, en sus desempeños de sus tareas administrativas, profesionales y las políticas publicas que juraron cumplir y hacer cumplir en sus artísticas tomas de protesta.
Si con Vicente Fox, además de sus deficiencias y torpezas como gobernante, prevalecía la imagen de su frivolidad comediante sobre los graves problemas económicos, la pobreza e injusticia, que le hacían generar fantasías e ilusorias y declaraciones negadoras de realidades, visualizándonos como una sociedad feliz y prospera, que le fue etiquetada, por los opositores políticos, como foxilandia; con Calderón esa frivolidad comediante fue procesada hacia la tragedia permanente de millones de mexicanos que tuvimos que aprender a sobrevivir en sus nefastas políticas que incrementaron la pobreza, multiplicaron las injusticias, pero sobre todo nos integraron a una espiral de violencia y barbarie social con cientos de miles de victimas, entre muertos, secuestrados, desparecidos y lesionados que han dañado gravemente nuestra seguridad y con ello nuestra tranquilidad y la paz social necesaria para la prosperidad y la felicidad de nuestras familias. Tan sólo entre diciembre de 2006 y marzo del presente año, 120 mil 692 personas fueron víctimas de tres delitos: secuestro, extorsión y homicidio doloso, la cifra de homicidios se triplico hasta alcanzar una prevalencia de 24 por cada 100,000 habitantes, existiendo mas victimas que la ultima guerra Croata por su independencia.
En ambos sexenios, sus incompetencias, sus mentiras, la simulación y las lacras de la corrupción han sido impunemente protegidas por la estrategias de manipulación mediática, que lamentablemente han tenido un éxito relativo, utilizando las redes de comunicación al servicio de los poderes fácticos de la oligarquía dominante, a quienes además sus gobiernos los han hecho beneficiarios de concesiones ignominiosas y de recursos economitos del estado, quienes históricamente han sido los que mas han sido beneficiados de los gastos en publicidad, etiquetados como “gastos en comunicación social” con sus mensajes reiterativos de negación de realidades, exaltando logros y virtudes manipuladores de la ignorancia y de la emotividad integrada a las creencias y valores de sus audiencias, que esos mismos medios, sobre todo los televisivos, cultivan para alienar y evitar las rebeliones ciudadanas contra sus regimenes de oprobio.
Felipe Calderón pasa a la historia como uno de los presidentes de México, en la historia moderna de nuestra patria, a pesar de sus “valores cristianos” de los que se enorgullece, como el más sanguinario, el mayor transgresor de nuestros derechos humanos, civiles y sociales, que no sólo no genero un mayor desarrollo social y humano de nuestra sociedad sino ha colocado en retroceso nuestras aspiraciones a ingresar al grupo de sociedades con altos niveles de este desarrollo. Los mexicanos nunca olvidaremos las tragedias colectivas producto de sus conductas inmersas en la barbarie, desde los inocentes niños muertos en la guardería ABC, hasta los graves asesinatos colectivos que se desarrollaron en los diferentes penales, como el del CERESO de Apodaca, en nuestro estado y ni que decir la tragedia del casino Royale en Monterrey, sin olvidar las ejecuciones impunes de periodistas, defensores de los derechos humanos y los niños, mujeres y jóvenes victimas de las acciones policíacas y de las fuerzas armadas en su nefasta guerra contra la delincuencia organizada.
Los modelos económicos de sus políticas públicas ya han decrecido nuestra posición a nivel mundial colocándonos actualmente mas allá de la décima cuarta potencia mundial de acuerdo a la suma total de nuestro producto interno bruto (PIB). El ejemplo mas patético fue que mando al diablo su propuesta central de ser el presidente del empleo, que no solo no genero, sino incremento la mayor prevalencia de desempleo, sobre todo dañando a los jóvenes y la economía familiar de todos los mexicanos; este fracaso bien lo documenta bien documenta el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la UNAM que en su más reciente reporte analítico sobre la situación económica del país (El desempleo y el empleo informal en el sexenio de Felipe Calderón, México 2006-2012), indica: “en el sexenio de quien en campaña se autonombró “presidente del empleo’, sólo dos cosas resultaron claras: el crecimiento del desempleo a niveles nunca antes vistos, por una parte y, por la otra, que lo poco que creció la ocupación en México fue debido principalmente a la economía informal y no a algún otro tipo de impulso, ni empresarial ni estatal. Hoy la tasa de desempleo en México es de 15.1 por ciento, y la población desempleada suma 8 millones 671 mil personas, 2 millones 137 mil más respecto al inicio del sexenio calderonista, lo que representa un aumento de 32.7 por ciento en los seis años”.
Lo más lamentable es que en esto doce años de gobiernos panistas lejos de trascender para desmantelar las redes de intereses del poder corrupto que genera el corporativismo sindical, campesino, empresarial, cultural y mediático de los regimenes priistas no sólo no lo enfrentaron sino se apoyaron en él para ejercer sus políticas ignominiosas en contra de la libertad, la democracia, la justicia, el desarrollo económico y social con el consecuente fortalecimiento del prevaleciente estado delincuencial que hoy impunemente nos gobierna, muy alejado de la ética política con sus consecuencias desintegradoras de nuestra cohesión social que nos colocan en riesgo de un estado fallido.
Ha sido claro que los regimenes de gobierno panista se integraron muy bien a los intereses del aberrante priismo para satisfacer a las oligarquias que por siglos han hecho prevalecer sus conductas explotadoras, dominantes y autoritarias en consonancia actual con los intereses del sistema capitalista neoliberal deshumanizante que no ha tenido ninguna expresión de cambio en las políticas del bienestar global de la humanidad a pesar de la amenazante y desintegradora crisis economicas recurrentes que provoca, depauperizando los niveles de bienestar mínimos de la mayoría absoluta de los habitantes de todas las naciones del mundo y no se diga de sus asfixiantes políticas ecocidas que provocan los amenazantes cambios climáticos para nuestra sobrevivencia en nuestro planeta generadores del calentamiento global.
De tal forma que hoy que termina el régimen panista e inicia el retorno del viejo régimen priista, a partir del próximo 1 de diciembre, con la imposición de Enrique Peña Nieto, nada nuevo se vislumbra para nuestra patria, sólo la continuidad del decadente régimen pripanista que los oligarcas han hibridizado para seguir siendo beneficiarios del poder absoluto que detentan donde el ser humano no representa interés para lograr los máximos niveles de su desarrollo, mucho menos que prevalezcan las virtudes de la libertad, la democracia, la justicia y ese bien común que repiten cada vez que necesitan parlotear para exhibirse como interesados en el bienestar de México.
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