viernes, 17 de mayo de 2013

LAS PANDILLAS EN MEXICO

Dicen los sociólogos que el termino pandillas se refiere a un grupo de personas integrado por pares, que comparten territorio, intereses comunes, creencias y hasta pueden adoptar una filosofía de la vida que los cohesiona en su unidad y sus estilos de vida, algunos de ellos se sumergen en las conductas criminales y el problema del abuso de drogas; pueden estar en todo tipo de espacios, en los políticos (por ejemplo en el caso de los políticos del Congreso de la Unión una área es conocida como el “Bronx”, por las conductas pandilleras y pendencieras de un grupo de diputados que asumen defendiendo a ultranza a sus partidos); también están en los diferentes niveles de gobierno y en los grupos empresariales. Sin embargo el término es mas focalizado al grupo de jóvenes que defienden un territorio (barrio, colonia), se trata de la “pandilla callejera”, que se juntan en calles, termino que usualmente se asocia con el de "pandillas juveniles", en referencia a grupos de jóvenes de barrio o de la calle que cumplen con los criterios de pandilla, porque constituyen una asociación auto-formada de pares, unidos por intereses comunes, con liderazgo identificable y organización interna, que actúan colectiva o individualmente para lograr efectos específicos, incluyendo el desarrollo de una actividad ilegal y el control de un territorio, instalación o empresa en particular, se empoderan, se protegen y exigen respeto a sus conductas culturales aun aquellas que transgreden las normas y leyes de nuestra sociedad como los actos criminales y el abuso de las drogas, esta últimas sea en el consumo privado o en la vía pública.

Existen entonces muchos tipos de pandillas que podrían integrarse básicamente en dos grandes grupos, de acuerdo a su proclividad en el desarrollo de conductas violentas y criminales, los no criminógenos y las criminógenos; las primeras generalmente llegan a formar las bandas y/o las denominadas tribus urbanas (emos, hippies, skatos, punks, darquetos, metaleros, urbanos, etc.) tienen un conjunto distintivo de comportamientos y creencias que les diferencia de la cultura dominante de una región o cierto espacio geográfico con estilos de ser, concepciones sobre la vida, protestantes y contestarios contra las imposiciones, coersiones y represiones de cualquiera de las personas que contravengan sus intereses, conforman además identidades y vinculaciones afectivas, algunos consumidores de drogas, la mayoría sin inmersión en actividades delictivas.

Resulta que en el momento actual, las pandillas que mas prevalecen son las del segundo grupo, que están mas inmersas en conductas criminales, en el marco de la prevaleciente violencia social que padecemos en México por el incremento de la criminalidad, que en la última década ha generado mas delitos, relacionados con las drogas, robos, secuestros, homicidios y lesiones, que sumados al grave incremento de las adicciones y el abuso de alcohol y las políticas públicas de los diferentes niveles de gobierno que no sólo han carecido de programas integrales específicos para la prevención y atención de estos problemas psicosociales sino también ha sido evidente la desprotección de los niños y jóvenes en las responsabilidades del estado para garantizar el derecho a las salud, la educación, la cultura, las actividades deportivas y recreativas y al trabajo, conformando los prevalecientes factores de riesgo que muchas de las investigaciones sobre este tema han determinado como predictivos en el desarrollo de este tipo de conductas.

Las políticas depredadoras del capitalismo neoliberal generadoras de pobreza, desmanteladoras de la responsabilidad del estado en las tareas del bienestar social para lograr los mas altos niveles de desarrollo humano en nuestras sociedades, han sido las generadoras de la mayoría de los factores socioeconómicos y psicosociales que desde principios del siglo pasado se han señalado por los investigadores como esos factores que van a contribuir a la probabilidad de que una persona participe en pandillas. La mayoría citan problemas sociales complejos como las familias disfuncionales, desintegradas o desestructuradas, por ejemplo sin alguno de los padres, o con graves conflictos de pareja, violencia familiar, que impiden el desarrollo de conductas saludables relacionadas con la crianza, el proceso de socialización; tienen además circunstancias socioeconómicas graves, en condiciones de pobreza, son victimas del desempleo, algunos de la indigencia, sin oportunidades de educación, deficiente acceso a los servicios de salud, bajos niveles de escolaridad, son jóvenes con inadecuadas actividades sociales y recreativas constructivas para los jóvenes, con desesperanza generada por una mínima oportunidad de empleo, que conflictuan su sentido de pertenencia y las relaciones afectivas seguras, afectando su autoestima y generando sentimientos de insignificancia e impotencia; viven en barrios con altos índices de violencia social, sin seguridad pública, donde prevalecen delincuencia, alcoholismo y las adicciones. Son perfiles psicosociales que coinciden con los que nosotros determinamos en las investigaciones interdisciplinarias que desarrollamos sobre los menores infractores y la delincuencia juvenil durante la década de los ochentas, del siglo pasado, en el estado de Nuevo León en la Unidad de Psiquiatría del entonces Consejo Tutelar, cuyo uso posterior fue desechado en la construcción de políticas públicas de prevención de conductas antisociales y modelos de atención integral para su rehabilitación.

En México, como en la mayoría de los países que tienen el problema del pandillerismo inmerso en conductas criminales, no ha existido una política de estado que asuma responsable y eficazmente las acciones que logren prevenir y atender las necesidades inmersos es estos factores predictivos, mucho menos en el desarrollo de modelos de atención integral que impida el crecimiento de las conductas criminales en este tipo de grupos sociales que hoy son victimas además de los grupos de delincuencia organizada en nuestro páis.

Finalmente, como lo señale en el programa Cambios del Canal 12 de Tv, conducido por el Arq. Hector Benavides, el pasado domingo 5 de mayo, el problema de este tipo de conductas tiene que ver con la ausencia, tambien, de interes de los gobernantes sobre la salud mental de nuestras sociedades, siguen sin priorizar gastos de inversion en el marco de la atencion primaria sobre la salud mental de la poblacion, siguen sin siquiera lograr la cobertura universal y el acceso de nuestros habitantes a los servicios medicos generales, no se diga de la inversión que el estado debe dedicar para el desarrollo social, que en estados como los nordicos y en el caso de nuestra America, Cuba, dedican hasta el 30% de sus presupuestos anuales, en tanto nosostros no llegamos ni a invertir el 12%.



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