La organización del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), en
nuestro estado, ha sido obstaculizada por las resistencias al cambio en los
comportamientos políticos, que se contemplan en los documentos básicos y que
implican la transformación radical de la cultura política, de los dirigentes y
protagonistas, tanto al interior como al exterior de la organización. Simple y
llanamente, no hemos logrado integrar la ética política y la democracia plena en
el desempeño de nuestras tareas, que constituyen los ejes centrales de nuestro
sentido de ser, políticamente, para lograr nuestro proyecto de nación al que
aspiramos.
A nivel nacional, persisten las tendencias centralistas con sus
rigideces e imposiciones en sus decisiones, que no permiten afrontar las
condiciones políticas, económicas, sociales y culturales que fundamentan el
comportamiento político, propio de cada región,
decidiendo estrategias y acciones, algunas de ellas fortaleciendo
intereses protagónicos y facciosos, menoscabando liderazgos y autonomías,
generando graves deficiencias en la eficacia y efectividad de las diferentes
tareas políticas. En nuestro estado los compañeros designados como “enlace” y/o
“comisionados” nacionales para fortalecer la referida eficiencia y eficacia
política en el desarrollo de las tareas políticas han vivenciado los problemas
centrales, sin lograr soluciones a los conflictos derivados de ese faccionismo
que prevalece y que ha dañado gravemente las relaciones armoniosas entre
dirigentes y protagonistas, necesarias para lograr las metas políticas de
Morena en Nuevo León.
A nivel estatal, siguen prevaleciendo la impunidad, las falta de respeto
y consideración elementales entre dirigentes y algunos de los protagonistas,
derivadas de los comportamientos facciosos, que sin reserva se expresan, por
sus actores, con los supuestos apoyos de dirigentes y comisionados nacionales de
MORENA. Prevalece la impunidad, porque muchos de los Consejeros y algunos de
los secretarios integrantes del Comité Directivo Estatal, no han enfrentado sus
responsabilidades en el desempeño de los encargos por los que desaforadamente
compitieron, no sólo no asisten a las reuniones estatutarias sino no cumplen
con las funciones cotidianas que les corresponden; a ellos se han agregado los
recién electos dirigentes de los comités municipales, en asambleas donde
predominó la pobre asistencia de militantes de Morena con las lacras de la simulación y el pragmatismo ramplón de la
política que derivo en pleitos, donde los interesados nunca entendieron que no
eran puestos, sino encargos, lo que ha generado abortos de algunos de los
dirigentes municipales recién fecundados y el virus letal de la ausente vida orgánica
política de Morena en sus territorios.
Las faltas de respeto y consideración han generado graves conflictos
personales entre los dirigentes y consejeros, dañando letalmente la unidad en
la acción política de Morena, hasta las figuras formales de autoridad son
denostadas y violentadas en el ejercicio de sus funciones, muy alejadas del
principio central de morena como organización política que establece la prevalencia
del respeto que debe emerger de las relaciones fraternales y solidarias con los
y las compañeras protagonistas, mucho mas con los ciudadanos que son victimas
atroces del sistema corrupto que prevalece aniquilando estos valores esenciales
en las relaciones humanas.
El problema mas grave es la deshonestidad que se proyecta en las
prevalecientes mentiras en el desempeño de responsabilidades que generan
simulación y perversas manipulaciones con el afán de satisfacer intereses
personales o grupales; han sido las mentiras el instrumento perfecto del régimen
de oprobio que vivimos, los mexicanos para manipular y mantener la debilidad de
la acción de las masas hacía las necesarias conductas de protesta que logren
los cambios revolucionarios.
El fracaso para el desarrollo de la asamblea estatal constitutiva de
Morena en Nuevo León, el pasado 8 de diciembre, para convertirse en partido político nacional simple y
llanamente se debió a la prevalencia de conductas deshonestas en el quehacer
político de dirigentes, consejeros y activistas de todo el estado. La firme
percepción de esta prevalencia no excluye el reconocimiento de los compañeros
que visiblemente trataron cunado menos de cumplir honestamente con las tareas y
responsabilidades que les fueron encomendadas, sobre todo el comité organizador
de este evento. La tarea era muy simple, una y otra vez se insistió en
focalizar el objetivo: lograr la asistencia de los más de 3000 ciudadanos que
con su presencia legitimaran el desarrollo y los acuerdos de la asamblea,
simple, porque bastaba que entre dirigentes estatales, municipales, consejeros
y destacados activistas sumáramos 100 personas responsables que lográramos la
meta. La mayoría no pudimos vencer los infestados virus del protagonismo, con
los que el sistema político mexicano ha
logrado enfermar la cultura política para denostarla y generar antipatías hacía
el activismo en y con los políticos, mas con aquellos que, como nosotros,
estamos intentando organizarnos como partido político.
El 19 de enero del próximo año, tenemos otra oportunidad de lograr el
objetivo, venciendo estas y otras adversidades que estamos acostumbrados a
vivir quienes mantenemos la férrea convicción de promover y fomentar la
congruencia y la integridad con los principios e ideales que protestamos
cumplir y hacer cumplir con MORENA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario