En el contexto del décimo séptimo Congreso Mundial de Criminología,
que se celebró en nuestra ciudad de Monterrey, la semana pasada, Teresa Ulloa
Ziáurriz, directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y
Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC, por sus siglas en inglés), fue
contundente en su juicio sobre la impunidad que prevalece en Nuevo León sobre
la trata de personas, al expresar que
existe falta de compromiso del gobierno del estado para resolver este problema,
remarco “No se está haciendo nada a pesar que es uno estado de origen, tránsito
y destino en el problema de la trata de personas”, señalando además la
existencia de vacíos legales y la falta de preparación por parte de los jueces
en el nuevo sistema penal.
Así ha sido el comportamiento histórico, que los diferentes
gobiernos de nuestro estado han tenido, por décadas, en este delito sobre trata
de personas para fines sexuales o laborales, que en México ocupa el segundo
lugar, en términos de ganancias, después del tráfico de drogas, a pesar de que
en esta década se han instrumentado leyes como la existente para prevenir y erradicar la trata de personas, el abuso
sexual y la explotación sexual comercial infantil, desde el 2008. No existen en
las estadísticas de procuración de justicia en Nuevo León, de consignaciones por este delito
ni sentencias condenatorias ni absolutorias, menos operativos dirigidos a
atacar dicho delito, a pesar de las evidencias documentales integradas en
investigaciones periodísticas o científicas que se han hecho sobre este tema en
nuestra entidad.
Días después, lo más patético, fue el llamado de la directora estatal de los derechos humanos en nuestro estado, sorprendiéndose e interesándose en este problema y haciendo un llamado a los funcionarios del gobierno del estado para atender este asunto; tenía que venir la denuncia de organizaciones como la CATWLAC para su atención, porque esta misma denuncia que hemos hecho activistas de nuestro estado, año tras año, sobre este problema simplemente no las han escuchado.
Lo más lamentable ha sido la pasividad de las
organizaciones defensoras de los
derechos humanos y los grupos feministas activistas en nuestra ciudad, para los
cuales simplemente no está privilegiada en sus prioridades de sus agendas, como
tampoco lo ha estado debatir el tema de la prostitución asociado a estos
problemas; quizás ha sido por los graves riesgos, que se tienen que enfrentar, ante los grupos delincuenciales, ya sea en la
delincuencia organizada o en las redes delincuenciales de los funcionarios
asociados en las áreas de procuración de justicia, seguridad pública o las secretarias
de desarrollo social, donde les otorgan los apoyos económicos, en la modernidad
estratégica del corporativismo político, para sus controles sociales.
Desde el siglo pasado, el plano global para la protección de
niñas, niños y mujeres contra la explotación se encuentra inscrito en la
Convención para Erradicar Todas las Formas de Discriminación en Contra de las
Mujeres (CEDAW, 1979) y en la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN,
1989) y de manera particular, el Protocolo Facultativo de la CDN relativo a la
venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la
pornografía, donde México ha sido
reconocido como país de origen, tránsito
y destino en trata de personas. También hace
un mes, la Coalición Regional contra el
Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC, por sus
siglas en inglés), informó que "Ante esta situación, y aunado al ambiente
de violencia generalizado en el país, las mujeres y las niñas se encuentran en
mayor situación de vulnerabilidad pues son más mujeres que hombres las
desaparecidas, asesinadas, violadas y sujetas a la trata y esclavitud
sexual", mediante un comunicado de prensa.
Ha sido la CATWLAC que ha detectado en México, en el crimen organizado,
la venta y renta de los cuerpos de las
mujeres y las niñas una manera de diversificar y aumentar sus ganancias, los
grupos del crimen organizado las levantan para usarlas como halconas, sicarias,
mulas o esclavas sexuales de los jefes de plaza y cuando se cansan de ellas
simplemente las matan, desfigurándoles los rostros para hacer más difícil su
identificación; además que el Estado Mexicano no representa ninguna garantía de
seguridad pues al contrario, resulta un peligro debido a que las fuerzas
armadas y de seguridad están compuestas por varones, potenciales violadores y
consumidores de prostitución. La coalición indicó que los destinos más
frecuentes de la trata o tráfico ilegal de mujeres y niñas mexicanas para la
industria del sexo son España, Japón, Holanda, Alemania, Grecia y distintas
ciudades de los Estados Unidos y Canadá. En México, los estados donde existe mayor vinculación de
desaparición de mujeres y niñas con la trata y, luego, el posterior feminicidio, son Baja California Norte, Puebla, Chihuahua,
Oaxaca, Coahuila, Quintana Roo, Chiapas, San Luis Potosí, Durango, Tamaulipas,
Estado de México, Tabasco, Guerrero, Tlaxcala, Hidalgo, Veracruz, Jalisco,
Zacatecas y Nuevo León.
El organismo ha señalado que muchas mujeres son captadas por
su condición de pobreza o pobreza extrema, por su situación de exclusión
social, por eventos de violencia sufridos con anterioridad, por engaño y
seducción. Otras, por la fuerza: levantadas a la salida de la escuela o en la
calle. También las redes sociales son un medio de captación. De igual forma, la
situación de migración irregular es una condición de vulnerabilidad.
La trata de personas seguirá siendo el hecho más ignominioso
de los gobiernos y sociedades inmersas en la desigualdad, la pobreza, la
injusticia y principalmente en la corrupción de sus funcionarios y ciudadanos.
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