Circula en las redes
sociales la frase de Albert Einstein: “TEMO EL DIA QUE LA
TECNOLOGIA SUPERE NUESTRA INTERACCION
HUMANA EL MUNDO TENDRA UNA GENERACION DE
IDIOTAS”, que a principios del siglo pasado expresó, a propósito de los avances
científicos y tecnológicos visionarios, que el conceptualizaba sobre nuestro mundo, en el marco de sus descubrimientos que sentarían las bases
de la física estadística y la mecánica cuántica
en las ciencias.
Pues bien, estas redes sociales de internet han generado
el mundo virtual feliz, donde prevalece ya la superación de la interacción humana por la
tecnología inmersa en los Facebook, MySpace, Twitter y los mensajes de texto,
por referir los más usados en nuestras sociedades, que han logrado que las
relaciones humanas estén inmersas en graves deficiencias afectivas,
existenciales y racionales en sus comunicaciones generando un mundo más
violento, con más trastornos en las salud mental y sociales, mayor
deshumanización con sus lacras del hipercosumismo del mercantilismo atroz, pero
sobre todo la proclividad exitosa de lograr ser objeto de manipulación de los
virtuosos oligarcas que con sus poderes mediáticos nos gobiernan en nuestras
naciones.
Si en el siglo pasado la
estrategia ideal, para lograr esa virtuosa manipulación, fue integrada en sus
sistemas educativos públicos dirigidos a mantener el analfabetismo, con los bajos niveles de
escolaridad de la población, que luego han extendido a la estrategia actual de
sumar el analfabetismo funcional de los educandos, aun la de los miles de
profesionistas con sus licenciaturas, maestrías y doctorados; hoy se han
fortalecido con este uso de las redes generadoras de interacciones sustentadas
en el desconocimiento de los más elementales conceptos de las ciencias básicas,
asumiendo creencias y en algunos casos fanatismos que liberan emociones
inhibiendo el pensamiento racional que ha sido la base del desarrollo evolutivo
de la especie humana y de nuestro planeta.
Observe, como en esas redes, se
da la pobreza en los contenidos del saber y del pensar, que aniquilan el amor
fraternal y solidario entre los humanos, por ejemplo, en sus comunicaciones que
expresan sus posturas sobre los problemas sociales más trascendentes que en
nuestro mundo se están presentando y que en las últimas semanas amenazan la
paz, la seguridad y la salud de nuestro planeta, como son los hechos de la
ignominiosa guerra que el ejército israelí desarrolla contra el pueblo
palestino, reproduciendo el holocausto del que fue víctima por los nazistas
alemanes, hoy están transgrediendo los más
elementales derechos humanos y sociales
de este pueblo, y generando comunicados
y mensajes idiotas, que evidencian desconocer la historia y el origen de los conflictos de
estos pueblos, alimentando posturas de etnocidio y de exterminio, sustentándose
en fanatismos religiosos y proponiendo el
uso infame de las bombas nucleares.
Otro ejemplo, han sido las
comunicaciones que en las redes ha generado la epidemia provocada por la
Enfermedad del Ébola, sobre todo en el
contexto de las necesidades de atención solidaria a los habitantes de los países
africanos con mayor prevalencia, como Liberia, Sierra Leona, el Congo, Zaire y de los tratamientos al personal sanitario
que ha resultado infectado, algunos, regresando a sus países de origen, para
recibir atención médica adecuada, que ha generado también mensajes de exterminio, marginación, etnocidio y genocidio
contra los habitantes expuestos a esa enfermedad, lo más patético fueron los
mensajes de ciudadanos americanos que exigían rechazar el ingreso a su país a
un médico y dos misioneros repatriados para su atención en los Estados Unidos.
Observemos como la interacción
humana, en el seno de la familia, los grupos sociales diversos en la escuela,
el trabajo y hasta en las reuniones recreativas y/o de entretenimiento se
reducido en la comunicación del lenguaje, de los sentimientos, de nuestros
pensamientos, cara a cara, las personas
se integran más a sus mensajes de texto, el Facebook, bloqueando su participación
activa en las secuencias necesarias que les permita vivenciar su existencia
humana, con sus valores y sus sentimientos como persona. No sólo
las redes sociales en internet han impactado en la calidad de la interacción
humana, sino también siguen contribuyendo al hedonismo virtual, ramplón, el que hace el elogio de la propiedad, de la
riqueza, del tener, del hiperconsumo global, llegando a sustituir el máximo
goce del placer existente en las relaciones humanas que se integra en el arte
de amar. No por algo, la depresión es una de las enfermedades con mayor
prevalencia en el mundo y se estima que en los próximos años constituya la
primera causa de enfermedad y pérdida de años de vida saludable de nuestra
humanidad.
No nos integremos a la generación
de idiotas a las que Einsten temía, el
mejor antídoto es cultivar las relaciones interpersonales, ejerciendo el arte
de amar en todas nuestras actividades, pero sobre todo cultivando el saber del
conocimiento que día a día evoluciona con el desarrollo de las ciencias,
manteniendo un escepticismo saludable, que nos permita ser críticos, propositivos
y activos en la transformación de las realidades de nuestra vida y de nuestras sociedades.
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