jueves, 20 de noviembre de 2014

HONRAR A JOSE REVUELTAS


Hoy, jueves 20 de noviembre, los mexicanos recordamos el inicio de la Revolución Mexicana, que como acontecimiento político y social más importante del siglo XX en México, hoy es desdeñado, por  los gobernantes pripanistas del régimen de oprobio que padecemos, sumidos en la violencia de la barbarie de políticos corruptos y sus redes delincuenciales del poder, que siguen generando las mismas condiciones de crisis en lo social, político, económico y cultural, prexistentes de la dictadura del porfirismo que dio paso a nuestro movimiento revolucionario.
En este mismo día, también se recuerdan los cien años del nacimiento de José Maximiliano Sánchez Revueltas, que la mayoría conocemos, como José Revueltas, escritor y activista político, reconocido por sus obras literarias, hasta por Octavio Paz, como uno de los grandes escritores contemporáneos, y que apenas si fue reconocido en nuestro país, por el oficialismo intelectual alienado, con el Premio Nacional de Literatura en 1943, a pesar de su vasta y enriquecida obra literaria que Revueltas domino magistralmente con la política en sus planos filosóficos. Gran parte de su trabajo literario y político, está plasmada en veinte tomos de sus Obras completas, con sus convicciones ideológicas y en permanente congruencia e integridad que le costó la represión permanente del régimen, excluyéndolo, marginándolo, encarcelándolo, sin lograr someterlo jamás en su libertad que nos sigue impulsando a la rebelión permanente contra la injusticia no sólo en nuestra patria sino en todos los lugares del mundo donde prevalece.

Revueltas fue un Militante del Partido Comunista Mexicano, crítico, donde fue célebremente expulsado por sus actitudes antidogmáticas, sobre todo del prevaleciente primitivismo estalinista, que la dirigencia ortodoxia de ese partido, persistía en adular y someter en sus líneas políticas a la militancia, y sobre todo a los dirigentes, que como Revueltas afrontaban en forma crítica sobre estas posturas fundamentalista, cuasi religiosas que siguen prevaleciendo en algunos comunistas contemporáneos. Luego el régimen nefasto Díaz Ordacista, lo encarcelo, en 1968 al ser considerado ideólogo del movimiento, que históricamente fue el impulsor de los cambios políticos reformistas que mejoraron las libertades y nuestra incipiente democracia.
No tuve la oportunidad de interaccionar personalmente con José Revueltas, a principios de los setentas, yo era un joven imberbe, años antes había abandonado a las juventudes del partido comunista mexicano, por las mismas razones que Revueltas y que luego conocí, influido por la posturas políticas que los dirigentes del Movimiento Espartaquista en Nuevo León, principalmente Severo y Leonardo Iglesias, nos hacían sobre Pepe Revueltas, como ellos fraternalmente lo referían, en el marco de sus relaciones personales de camaradería y amistad que ellos mantenían,  y que nos motivaron a conocer sus obras políticas, y en gran medida a mantener los principios y valores, con sus posturas éticas del quehacer político, que a José Revueltas engrandecieron como un gran luchador social de nuestra patria. Así conocimos su producción teórico-política básica en sus obras que enmarcan su pensamiento: Una Democracia Bárbara, libro donde denuncia al cerrado y contradictorio sistema político mexicano; el Ensayo sobre un Proletariado sin Cabeza, donde argumenta la necesidad de que el proletariado cuente con un partido que verdaderamente represente sus necesidades de clase y por último, en México 68: juventud y revolución, donde nos ofrece las vivencias, cartas y manifiestos que produjo el movimiento estudiantil que desembocó en la tristemente célebre matanza del 2 de octubre en la Plaza de las tres culturas.

Decía Carlos Monsivais, que “la vida de Revueltas es casi la de uno de sus personajes, probablemente el más poderoso. Atado siempre a la idea de la militancia, convencido de que la revolución es la meta imposible y necesaria, Revueltas padece cárceles (dos veces en las Islas Marías), vive en circunstancias muy difíciles, se incorpora en 1968 al movimiento estudiantil y va a la prisión de Lecumberri. Siempre, se niega a transigir”, en su obra, La cultura mexicana en el siglo XX. México, editada e impresa por  El colegio de México, p. 277.
Sin duda, José Revueltas fue más que un escritor y político apasionado, con una rebeldía que integra la desobediencia crítica, que los regímenes autoritarios persisten en aniquilar, con sus grandes fobias a las revueltas, que como la Revolución Mexicana del siglo pasado lograron nuestros héroes zapatistas, villistas y magonistas.

Da pena que  la izquierda en el poder legislativo apenas haya logrado, el día de ayer, que en 15 minutos se conmemorara el centenario del natalicio de José Revueltas, con  una mayoría de los legisladores que desdeñó este acto, a pesar que la presidencia de la mesa directiva, está dirigida por  Silvano Aureoles del PRD. Mas pena da que Silvano Aureoles, en su discurso, se haya sumado a los corifeos del regimen peñanietista y pripanistas al integrar en su discurso: Hoy que la protesta social está en muchas partes del país, es tiempo de recordar que la libertad de expresión es un legítimo derecho, pero apostarle a la violencia como forma de conducta individual o colectiva, no debe, por ningún motivo, alejarse de los límites que marca el estado de derecho y las leyes”. Así lo escuchamos con Díaz Ordaz como preámbulo a la justificación de toda la fuerza del estado contra los opositores al régimen que extendieron la infame guerra sucia, desapareciendo, asesinando y encarcelando a miles de compañeros, hoy Enrique Peña Nieto, amenaza usar nuevamente contra la protesta social que Revueltas nos legó como una postura indeclinable  ante la injusticia.
Honrar a José Revueltas, a cien años de su natalicio, sólo se logra manteneniendo la rebeldía permanente contra los regímenes de oprobio, como el que tenemos en México, más en este momento, donde prevalece la indignación nacional por las tragedias con los miles de desaparecidos y homicidios de un gobierno incapaz, autoritario y sumido en la corrupción.

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