Hoy, jueves 20 de noviembre,
los mexicanos recordamos el inicio de la Revolución Mexicana, que
como acontecimiento político y social más importante del siglo XX en México,
hoy es desdeñado, por los gobernantes
pripanistas del régimen de oprobio que padecemos, sumidos en la violencia de la
barbarie de políticos corruptos y sus redes delincuenciales del poder, que
siguen generando las mismas condiciones de crisis en lo social, político,
económico y cultural, prexistentes de la dictadura del porfirismo que dio paso
a nuestro movimiento revolucionario.
En este mismo día, también se
recuerdan los cien años del nacimiento de José Maximiliano Sánchez Revueltas,
que la mayoría conocemos, como José Revueltas, escritor y activista político,
reconocido por sus obras literarias, hasta por Octavio Paz, como uno de los
grandes escritores contemporáneos, y que apenas si fue reconocido en nuestro
país, por el oficialismo intelectual alienado, con el Premio Nacional de
Literatura en 1943, a pesar de su vasta y enriquecida obra literaria que
Revueltas domino magistralmente con la política en sus planos filosóficos. Gran
parte de su trabajo literario y político, está plasmada en veinte tomos de sus
Obras completas, con sus convicciones ideológicas y en permanente congruencia e
integridad que le costó la represión permanente del régimen, excluyéndolo,
marginándolo, encarcelándolo, sin lograr someterlo jamás en su libertad que nos
sigue impulsando a la rebelión permanente contra la injusticia no sólo en
nuestra patria sino en todos los lugares del mundo donde prevalece.
Revueltas fue un Militante del
Partido Comunista Mexicano, crítico, donde fue célebremente expulsado por sus
actitudes antidogmáticas, sobre todo del prevaleciente primitivismo estalinista,
que la dirigencia ortodoxia de ese partido, persistía en adular y someter en
sus líneas políticas a la militancia, y sobre todo a los dirigentes, que como
Revueltas afrontaban en forma crítica sobre estas posturas fundamentalista,
cuasi religiosas que siguen prevaleciendo en algunos comunistas contemporáneos.
Luego el régimen nefasto Díaz Ordacista, lo encarcelo, en 1968 al ser considerado
ideólogo del movimiento, que históricamente fue el impulsor de los cambios
políticos reformistas que mejoraron las libertades y nuestra incipiente
democracia.
No tuve la oportunidad de
interaccionar personalmente con José Revueltas, a principios de los setentas,
yo era un joven imberbe, años antes había abandonado a las juventudes del
partido comunista mexicano, por las mismas razones que Revueltas y que luego
conocí, influido por la posturas políticas que los dirigentes del Movimiento Espartaquista
en Nuevo León, principalmente Severo y Leonardo Iglesias, nos hacían sobre Pepe
Revueltas, como ellos fraternalmente lo referían, en el marco de sus relaciones
personales de camaradería y amistad que ellos mantenían, y que nos motivaron a conocer sus obras
políticas, y en gran medida a mantener los principios y valores, con sus
posturas éticas del quehacer político, que a José Revueltas engrandecieron como
un gran luchador social de nuestra patria. Así conocimos su producción
teórico-política básica en sus obras que enmarcan su pensamiento: Una
Democracia Bárbara, libro donde denuncia al cerrado y contradictorio sistema
político mexicano; el Ensayo sobre un Proletariado sin Cabeza, donde argumenta
la necesidad de que el proletariado cuente con un partido que verdaderamente
represente sus necesidades de clase y por último, en México 68: juventud y
revolución, donde nos ofrece las vivencias, cartas y manifiestos que produjo el
movimiento estudiantil que desembocó en la tristemente célebre matanza del 2 de
octubre en la Plaza de las tres culturas.
Decía Carlos Monsivais, que
“la vida de Revueltas es casi la de uno de sus personajes, probablemente el más
poderoso. Atado siempre a la idea de la militancia, convencido de que la
revolución es la meta imposible y necesaria, Revueltas padece cárceles (dos
veces en las Islas Marías), vive en circunstancias muy difíciles, se incorpora
en 1968 al movimiento estudiantil y va a la prisión de Lecumberri. Siempre, se
niega a transigir”, en su obra, La cultura mexicana en el siglo XX. México,
editada e impresa por El colegio de
México, p. 277.
Sin duda, José Revueltas fue
más que un escritor y político apasionado, con una rebeldía que integra la desobediencia
crítica, que los regímenes autoritarios persisten en aniquilar, con sus grandes
fobias a las revueltas, que como la Revolución Mexicana del siglo pasado
lograron nuestros héroes zapatistas, villistas y magonistas.
Da pena que la izquierda en el poder legislativo apenas
haya logrado, el día de ayer, que en 15 minutos se conmemorara el
centenario del natalicio de José Revueltas, con una mayoría de los legisladores que desdeñó
este acto, a pesar que la presidencia de la mesa directiva, está dirigida por Silvano Aureoles del PRD. Mas pena da que
Silvano Aureoles, en su discurso, se haya sumado a los corifeos del regimen
peñanietista y pripanistas al integrar en su discurso: “ Hoy
que la protesta social está en muchas partes del país, es tiempo de recordar
que la libertad de expresión es un legítimo derecho, pero apostarle a la
violencia como forma de conducta individual o colectiva, no debe, por ningún
motivo, alejarse de los límites que marca el estado de derecho y las leyes”. Así
lo escuchamos con Díaz Ordaz como preámbulo a la justificación de toda la
fuerza del estado contra los opositores al régimen que extendieron la infame guerra
sucia, desapareciendo, asesinando y encarcelando a miles de compañeros, hoy
Enrique Peña Nieto, amenaza usar nuevamente contra la protesta social que
Revueltas nos legó como una postura indeclinable ante la injusticia.
Honrar a José Revueltas, a cien años de su natalicio, sólo se logra
manteneniendo la rebeldía permanente contra los regímenes de oprobio, como el que
tenemos en México, más en este momento, donde prevalece la indignación nacional
por las tragedias con los miles de desaparecidos y homicidios de un gobierno incapaz,
autoritario y sumido en la corrupción.
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