En las últimas semanas se han generado noticias informativas de denuncias sobre el abuso sexual, de que han sido objeto las mujeres en
todas partes del mundo, donde los acusados han sido desde afamados directores,
empresarios y artistas de la meca del cine hollywoodense, hasta entrenadores
del equipo olímpico americano, algunos integrantes de la institución encargada
de los premios nobeles en Suecia y hasta en nuestro estado, algunas estudiantes
del destacado Instituto Tecnológico de estudios Superiores de Monterrey denunciaron
a uno de sus maestros que finalmente fue despedido, según comunicado de sus
autoridades.
Es y ha sido atroz, abominable, la persistente violencia
sexual contra las niñas y las mujeres, en todo el mundo, se presentan en todos
los niveles de nuestra sociedad, aunque es más vulnerable en las clases socioeconómicas
bajas y marginadas, con bajos niveles de educación, siempre son personas
sometidas y explotadas por su condición humana de subordinación por el empoderamiento,
el dominio de la cultura machista de sus agresores, y de su prevalencia en nuestra sociedad, que sigue obstaculizando la integración de la
igualdad de género en el seno de nuestras instituciones.
La Organización de Naciones Unidas ONU-Mujeres México ha
informado que a “escala mundial una de cada tres mujeres han sufrido violencia
física o sexual y en algunos países esta proporción aumenta a siete de cada 10.
Incluso en México, 66 por ciento de las mujeres han padecido al menos un
incidente de violencia emocional, económica, física, sexual o discriminación a
lo largo de su vida”. En mi opinión son cifras que potencialmente crecerían si
existiera un régimen libertario, democrático, de justicia donde prevaleciera la
difusión del conocimiento y de las ciencias, sobre todo las inmersas en la salud
mental y sexual de nuestra sociedad. Los que por décadas, hemos trabajado por la
salud de nuestras poblaciones, no tenemos un solo día donde las mujeres, nos
narran sus tragedias en torno algunas de las formas de violencia, que en
silencio han soportado y que cuando se han atrevido a denunciar, la mayoría son
re victimizadas por sus familiares y no se diga por las personas encargadas de
impartir funciones de seguridad o justicia, como son los policías, agentes
ministeriales o jueces.
Se ha ausentado, por el Estado y sus gobiernos, una política sexual
integral que contenga objetivos, estrategias y acciones contundentes, que
armonice con los programas contra la violencia, para lograr la prevención y la erradicación
de todas las formas de violencia sexual,
el conservadurismo ha prevalecido con sus visiones reduccionistas y mojigatas,
inmersas en sus prejuicios moralistas que ya desde el siglo pasado se
impusieron obstaculizando, en nuestro país y estado, que nuestras poblaciones lograran los mínimos niveles
de educación sexual, que lamentablemente hoy se presenta como uno de los
factores de riesgo, mas importantes para el desarrollo de las conductas más
saludables sobre la sexualidad y sobre todo en la prevención de este flagelo
del abuso sexual y algunas de sus consecuencias como el embarazo no deseado que
hoy se presenta con un alta prevalencia en adolescentes en nuestro país.
Por eso, este 25 de noviembre que se celebra el Día
Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres y las
Niñas, debemos retomar, insistir en la difusión de los temas no sólo sobre la
violencia, sino sobre el acoso o violencia sexual, lograr sacar a la luz
pública toda forma de violencia, es la más efectiva acción para contener y
eliminar estas conductas, en tanto el estado no actué con una política sexual
integral.