Dice Andrés Manuel López Obrador, nuestro presidente electo de México, que él no se convertirá
en el jefe político de Morena. “No voy a ser ni formal ni informalmente, ni de
hecho ni de derecho, jefe de partido. Voy a ser el jefe de Estado y quiero
incluso ser jefe de la nación. De cuidar a Morena se encargan los militantes,
que se mantenga como partido honesto, que no se eche a perder ni caiga en los
errores que llevaron al fracaso a otros partidos”. http://www.jornada.com.mx/2018/07/06/politica/003n1pol
Sin duda, dice bien, en
congruencia con los principios que le han enaltecido en sus formas de hacer
cambiar la cultura política, subsumiendo la Ética como eje central, que logre
superar no sólo las lacras vergonzosas del quehacer político que impera en los
partidos tradicionales, sino las fobias, que se han inoculado hacia todos los
partidos políticos, que han llegado a integrarlos en un debate absurdo, sobre
la necesidad de su desaparición, ya que desde que se instituyeron, constituyen
uno de los pilares fundamentales de la democracia moderna.
Cuando fundamos MORENA, nos quedó
muy clara su innovación como partido movimiento, nuestro objetivo es y será
lograr la profunda transformación política, económica y social de México, instaurando
un régimen plenamente democrático, inmerso en el disfrute pleno de las
libertades y derechos sociales y humanos fundamentales, que logre eliminar las
graves desigualdades económicas, con sus lacras de la pobreza, injusticia y
corrupción que han sido generadores, no
sólo de la violencia social y sus
diferentes manifestaciones, sino de que no hayamos logrado los niveles de
desarrollo humano y social que merecemos los mexicanos de conformidad, con
nuestras riquezas culturales, naturales e históricas que hemos tenido.
En MORENA nuestra principal
virtud, debe ser cultivar la honestidad, hoy muy dañada por el
pragmatismo ramplón oportunista, en que nos subsumieron algunos dirigentes
nacionales y estatales con sus mentiras, simulaciones, engaños y desempeños
irresponsables, en su afán desmedido de sumar por sumar votos, integrando
muchos personajes cuyas virtudes en su quehacer político han sido letales, en
el marco de nuestros principios y valores, además de sus voracidades ambiciosas
por los cargos, muy lejos de subsumir la ética política.
El primer paso, debe ser el
saneamiento político, debemos empezar por la casa, para limpiar el cochinero que hicieron, tenemos que lograr imponer el respeto absoluto, incondicional a
nuestros documentos básicos, sí, nuestro Estatuto que contiene las normas
internas que nos rigen, los Principios, que constituyen los valores básicos que
nos enaltecen como militantes y el Programa Político que contiene los elementos
centrales de nuestras convicciones ideológicas y nuestros objetivos del Proyecto Alternativo de Nación por el que
luchamos.
Tenemos que acabar con la
impunidad y esto solo lo lograremos siendo congruentes, íntegros, con cero tolerancia a cualquier conducta
deshonesta, inmersa en la corrupción, en la mentira, que atente contra nuestras
libertades y la democracia, por la que tanto hemos luchado.