Es impostergable hacer
prevalecer las acciones legislativas, programáticas y financieras, de los
poderes legislativo, ejecutivo, judicial y de las instituciones de salud que
permitan acabar con las lacras que dañan la salud sexual y reproductiva de las
mujeres en México.
Para los y las trabajadores de
la salud, es injustificable que se practiquen anualmente entre 750 mil y un
millón de abortos clandestinos, cada año y que la mayoría de esos abortos se
realice en condiciones insalubres, que originan infecciones y hemorragias, que
dañan la salud de miles de mujeres, convirtiendo el aborto inseguro en la
cuarta causa de mortalidad materna en la nación. Más incomprensible es que cada
día 32 niñas mexicanas sean madres debido a violaciones que quedan impunes y que
más del 30% del total de los embarazos se desarrollen en niñas y adolescentes
en nuestras sociedades, integrándose como factores de riesgo, en las cada vez
más prevalecientes alteraciones de la salud mental y los problemas
psicosociales que obstaculizan el desarrollo humano, dañando el bienestar y la
felicidad de nuestras poblaciones-
Más absurdo es que en pleno siglo XXI, México se
siga criminalizando, lo que en muchas naciones, ha sido reconocido como derecho
fundamental de la mujer, desde el siglo pasado su derecho a decidir sobre su vida sexual y
reproductiva, tan sólo entre el 2015 y
2018, fueron abiertas 2 mil 500 carpetas de averiguaciones previas contra
mujeres por el hecho de abortar y se estima que hay entre 200 y 700 encarceladas
en todo el país, se trata mayoritariamente de mujeres pobres, indígenas y
trabajadoras.
Los avances de las ciencias de
la salud, sobre todo en salud pública, reproductiva y sexual, han sido muy
determinantes, concluyendo que las estrategias y acciones dirigidas a la
prevención y fomento en estos ámbitos, con información correcta y respetando
los derechos humanos y sociales de las personas, son capaces de abatir los
problemas y las tragedias que se padecen por estos problemas. Simple y
llanamente si lográramos impartir una educación sexual más integral en el proceso
de formación educativa básico, reforzado luego en el bachillerato y/o la
educación técnica y profesional, lograríamos que se tomaran decisiones basadas
en la ciencia y no en las creencias, inmersas en mitos, tabúes y prejuicios que
solo abonan a conductas poco saludables en estos ámbitos.Los que hemos hecho
promoción de la educación sexual, desde el siglo pasado, hemos logrado superar
los prejucios y falacias de los conservadores, con su moral puritana, que
además de mandarnos al infierno exageraban y siguen exagerando con sus
expectativas de que si privilegiamos esa educación sexual prevalecerían las
perversiones y degeneraciones de la moral, sin ver el ejemplo de las sociedades
de los países nórdicos, que desde el siglo pasado integraron políticas sobre la
educación sexual y hoy es uno de los factores que han contribuido para que sus
sociedades tengan los mejores indicadores de salud sexual y reproductiva,
además de los mas altos niveles de desarrollo humano y social en el mundo.
Otro ejemplo, es como la misma
OMS, ha concluido que la suspensión
correcta, libre y voluntaria de suspender el embarazo, en las sociedades que
han despenalizado el aborto, no sólo la práctica, de este disminuye, sino
disminuyen la morbilidad y mortalidad asociada al aborto ilegal. Tan sólo a
partir de la despenalización del aborto en 2007, en la Ciudad de México y hasta
abril de 2018, no se ha registrado un solo deceso vinculado con los casi 210
mil procedimientos llevados a cabo en instituciones públicas. De hecho, esto
permitió acabar con ese mito, de que despenalizar el aborto aumentaría el
número de ellos, pues desde 2014 han disminuido 16 por ciento en la capital
mexicana. En Uruguay, por ejemplo, desde la despenalización en 2012, se han
conseguido erradicar las muertes relacionadas con estos procedimientos.
En el 2018, el Comité de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas, hizo una serie de observaciones al
Estado mexicano para que atienda desafíos urgentes como el acceso a la
interrupción segura del embarazo, la mortalidad materna, la violencia sexual y
el embarazo en adolescentes, entre otras condiciones que debieran ser
inaceptables en estos tiempos. Esto llama con urgencia a armonizar leyes y
protocolos federales y estatales en la materia, que se ofrezca una capacitación
adecuada para brindar una atención especializada a las víctimas de violencia
sexual y que se les permita la anticoncepción de emergencia y el aborto. En
este contexto, es inaceptable que el aborto se criminalice actualmente en 18
entidades de la República.
Por eso nuestro régimen
progresista de gobierno, de la Cuarta Transformación, debe de ser radical,
logrando los cambios que incorporen plenamente el respeto a los derechos sexuales y
reproductivos de las mujeres, acabar con la criminalización del aborto ya es
una exigencia, pese a los costos
políticos que el conservadurismo generara, con sus peroratas más inmersas en su
moral inquisitiva, con sus creencias y muy alejadas de las ciencias, por más
apoyo que tengan de las poderosas oligarquías económicas, antiderechos, no
podrán detener el proceso de emancipación de las mujeres, inmerso en el proceso
gradual que está en marcha,y que siguen obstaculizando, en la lucha que
pretendemos de lograr sociedadesmás justas, igualitarias y libertarias.
En Nuevo León, nuestras vergüenzas legislativas de MORENA han sido los mas patéticos en negar estos derechos, en congruencia con nuestros principios y el programa político.
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