El modelo de desarrollo económico, social y político existente en México, conceptualizado como ¨neoliberal¨ ha repercutido en el ejercicio de la medicina de nuestro país, fomentando la práctica de una medicina mercantilista, deshumanizada y materialista, cosificando al ser humano e incrementando las brechas separatistas en la cobertura, calidad y servicio de los diferentes marcos de atención médica existentes en nuestro país: Seguridad Social, Medicina Asistencial (SSA, DIF) y Medicina Privada.
La percepción popular de existir una forma de ejercicio médico para los pobres y otra para los ricos, muriéndose los pobres por no existir capacidad económica para una adecuada atención médica, es una realidad médica que cotidianamente se reproduce en todo nuestro país; lo anterior se expresa en los altos índices de mortalidad existentes en los hospitales públicos de la Seguridad Social y de la Secretaría de Salud que crónicamente padecen las carencias materiales y financieras derivados de las reducciones al gasto social de los gobiernos en turno por las políticas impuestas del Fondo Monetario Internacional, que se contraponen a las suntuosas inversiones que los empresarios de la salud desarrollan con los apoyos oficiales (créditos blandos, facilidades de inversión, apoyos fiscales, etc.) que permiten su mejoramiento en infraestructura de equipo médico-hospitalario con la consecuente mejor preparación para desarrollar la atención médica hospitalaria.
Así, el que tiene recursos económicos suficientes puede mejorar la atención médica y por lo tanto tiene un porcentaje mayor de posibilidades de sobrevivencia en el contexto de su enfermedad. El que no tiene recursos económicos no tiene otra alternativa de atención médica hospitalaria: la seguridad social (IMSS, ISSSTE, etc.) o los hospitales asistenciales de la SSA y el DIF, donde las carencias en los insumos básicos, medicamentos, instrumental, equipos médicos y el burocratismo obstaculizan permanentemente el quehacer del personal médico y paramédico, agregándose como factor negativo más en las posibilidades de recuperación y sobrevivencia de los enfermos.
Así, el que tiene recursos económicos suficientes puede mejorar la atención médica y por lo tanto tiene un porcentaje mayor de posibilidades de sobrevivencia en el contexto de su enfermedad. El que no tiene recursos económicos no tiene otra alternativa de atención médica hospitalaria: la seguridad social (IMSS, ISSSTE, etc.) o los hospitales asistenciales de la SSA y el DIF, donde las carencias en los insumos básicos, medicamentos, instrumental, equipos médicos y el burocratismo obstaculizan permanentemente el quehacer del personal médico y paramédico, agregándose como factor negativo más en las posibilidades de recuperación y sobrevivencia de los enfermos.
Lo más lamentable es el impacto que la deshumanización del mercantilismo médico ha producido en el ejercicio médico institucional del sector público disminuyendo los valores éticos y la vocación de servicio, inherente al profesional médico, provocando conductas aberrantes como una menor entrega profesional y escasa disposición a servir con los consecuentes efectos negativos que se convierten en iatrogenia por negligencia profesional que debiera merecer todo el peso de la procuración de justicia.
¿Porqué no han prosperado la certificación obligatoria de tod@s los profesionales de la salud y de los establecimientos dedicados a la atención clínica y hospitalaria?, ¿cuántas cédulas profesionales de médic@s se han retirado como consecuencia de la procuración de justicia a los pacientes y familiares afectados por el mal servicio?, ¿cuántos médic@s, unidades o instituciones han sido objeto de investigación seria, profunda y formal por la posible vinculación a actos de negligencia médica?, ¿cuántas instituciones hospitalarias de nuestro Estado tienen vigentes y operativos comités de vigilancia y supervisión ética de los actos médicos?, ¿cuántas instituciones médicas han dejado de practicar las políticas de control y corrupción ante las denuncias de irregularidades en el ejercicio médico institucional?.
Luchar contra la deshumanización de la medica no sólo requiere comportamientos en el marco de la procuración de justicia y el fomento de la bioética médica, a nivel institucional requiere de un proceso de educación médica continua que desde su inicio, en las aulas de las escuelas y facultades de medicina, logre integrar elementos del conocimiento a nivel informativo que impacten formativamente en los valores humanistas que por excelencia han estado en el desarrollo histórico de la medicina y que le permita al estudiante de medicina sedimentar sus intereses y motivaciones que inicialmente pudieron estar presentes en el afán de querer ser médicos por los satisfactores materiales y económicos que como espejismos le fueran proyectados en el marco de los ideales del ser de nuestra sociedad inmersa en el materialismo y consumismo ejes del mercantilismo social imperante del modelo neoliberal vigente.
¿Porqué no han prosperado la certificación obligatoria de tod@s los profesionales de la salud y de los establecimientos dedicados a la atención clínica y hospitalaria?, ¿cuántas cédulas profesionales de médic@s se han retirado como consecuencia de la procuración de justicia a los pacientes y familiares afectados por el mal servicio?, ¿cuántos médic@s, unidades o instituciones han sido objeto de investigación seria, profunda y formal por la posible vinculación a actos de negligencia médica?, ¿cuántas instituciones hospitalarias de nuestro Estado tienen vigentes y operativos comités de vigilancia y supervisión ética de los actos médicos?, ¿cuántas instituciones médicas han dejado de practicar las políticas de control y corrupción ante las denuncias de irregularidades en el ejercicio médico institucional?.
Luchar contra la deshumanización de la medica no sólo requiere comportamientos en el marco de la procuración de justicia y el fomento de la bioética médica, a nivel institucional requiere de un proceso de educación médica continua que desde su inicio, en las aulas de las escuelas y facultades de medicina, logre integrar elementos del conocimiento a nivel informativo que impacten formativamente en los valores humanistas que por excelencia han estado en el desarrollo histórico de la medicina y que le permita al estudiante de medicina sedimentar sus intereses y motivaciones que inicialmente pudieron estar presentes en el afán de querer ser médicos por los satisfactores materiales y económicos que como espejismos le fueran proyectados en el marco de los ideales del ser de nuestra sociedad inmersa en el materialismo y consumismo ejes del mercantilismo social imperante del modelo neoliberal vigente.
Es absurdo que en pleno de Siglo XXI los programas de estudio de la mayor parte de las escuelas y facultades de medicina de nuestro país continúen con una estructura curricular donde los diferentes ámbitos del conocimiento filosófico, humanista, social y psíquico sigan siendo marginadas de la formación integral del médico aun cuando los avances científicos sobre el ser humano han probado una y otra vez que el proceso salud-enfermedad está conformado por dinamismos de interacción continua entre los niveles biológicos, psíquicos, afectivos y sociales.
Ser médico y ejercer la medicina hoy ubicando solo el nivel funcionamiento biológico (físico) del ser humano es el reduccionismo más aberrante que expresa la forma más acabada de deshumanización médica. Formarse como médico sin conocer los ámbitos filosóficos, humanistas, psíquicos y sociales del ser humano es prepararse con paradigmas reduccionistas que inevitablemente fracasaran en el desarrollo del ejercicio profesional médico-humanista.
Las acciones de educación médica deben ser continuas e integradas en el proceso de actualización del médico. Las instituciones tienen la obligación y responsabilidad de promover y fomentar la capacitación médica continua del médico y coadyuvar a evitar que el personal médico permanezca estático, sin evolucionar en el marco de los avances científicos y tecnológicos que día tras día se producen coadyuvando a un mejor conocimiento integral de los dinamismos existentes en la salud y la enfermedad en los diferentes ámbitos biológicos, psicológicos, afectivos, culturales, económicos y sociales.
Ser médico y ejercer la medicina hoy ubicando solo el nivel funcionamiento biológico (físico) del ser humano es el reduccionismo más aberrante que expresa la forma más acabada de deshumanización médica. Formarse como médico sin conocer los ámbitos filosóficos, humanistas, psíquicos y sociales del ser humano es prepararse con paradigmas reduccionistas que inevitablemente fracasaran en el desarrollo del ejercicio profesional médico-humanista.
Las acciones de educación médica deben ser continuas e integradas en el proceso de actualización del médico. Las instituciones tienen la obligación y responsabilidad de promover y fomentar la capacitación médica continua del médico y coadyuvar a evitar que el personal médico permanezca estático, sin evolucionar en el marco de los avances científicos y tecnológicos que día tras día se producen coadyuvando a un mejor conocimiento integral de los dinamismos existentes en la salud y la enfermedad en los diferentes ámbitos biológicos, psicológicos, afectivos, culturales, económicos y sociales.
Así no sólo se trata de integrar modelos conceptuales en el fortalecimiento de ¨prácticas más humanas ¨ en el marco del humanismo o más “calidez” en el marco de la reiterada filosofía de la calidad en el servicio que hoy impregna las políticas del sector salud en nuestro país, en medicina va más allá de la bioética médica, se trata en última instancia de luchar frontalmente contra la brutal deshumanización de la medicina que estamos padeciendo en nuestra sociedad y que poco a poco ha provocado la perdida de la sensibilidad de algunos que lamentablemente lo minimizan cuando en la realidad están inmersos en una transformación perversa donde el humanismo vital del quehacer médico está ausente.
Medicina y mercantilismo ha sido la asociacion mas deshumanisante perversa para las sociedades.
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