Somos una sociedad agobiada por los problemas socioeconómicos y sus lacras de pobreza, miseria, marginación, desempleo, con altos niveles de inseguridad y violencia en todas sus manifestaciones, sumadas al incremento de las enfermedades crónico-degenerativas como la diabetes, hipertensión y los canceres de mama, del útero en la mujer y del pulmón, próstata y estomago en los hombres. Tenemos un sistema de salud incapaz de proporcionar una atención médica de calidad que genere la rehabilitación y el bienestar de sus enfermos, con un ejercicio médico carente de un modelo de atención integral, que logre superar las relaciones deshumanizadas con sus pacientes y las visiones reduccionistas sobre la salud, inmersos en el mercantilismo atroz de la visión económica sobre la salud, perdidos en la enfermedad, sin saber que hacer con el enfermo y con un sistema público de salud donde se suman además las carencias crónicas del desbasto de medicamentos e insumos para el adecuado proceso de atención a su salud, donde las burocracias tienen que alargar los tiempos en las citas de acceso a las consultas de especialidad, exámenes de laboratorio, de gabinete (Rayos X, TAC y otros estudio gráficos y de imagen corporal), intervenciones quirúrgicas reparadoras o exploradoras. Una sociedad donde se han incrementado las conductas adictivas, a las drogas, a los juegos, a la alimentación inadecuada, donde mas del 70% de los adultos mayores de 18 años ha integrado el consumo de alcohol como forma de convivencia y de estos mas del 40% abusa en su consumo deteriorando su calidad de vida integrándose a las cifras de las problemáticas de salud pública vinculadas al alcoholismo: cirrosis hepática, lesiones y muertes por accidentes, homicidios y suicidio; donde cerca del 25% cursa con algún trastorno de salud mental con las prevalecientes depresiones, estados de ansiedad y toda la gama de manifestaciones del estrés agudo y postraumático tan de moda por el individualismo y los sucesos cotidianos de la violencia. Una sociedad con el persistente analfabetismo en la población adulta mayor, con bajos niveles de escolaridad que en general no llega ni siquiera a completar la secundaria y los que tienen educación técnica y universitaria con limitaciones cognoscitivas y apáticos para integrar el conocimiento científico elemental y cultural que se genera constantemente pasando a integrarse al denominado analfabetismo funcional Una sociedad donde la corrupción se ha integrado como necesaria para lograr el éxito y donde los principios y valores esenciales se han deteriorado tan gravemente que sólo sirven para actos de mercadeo y frivolidades de los comerciantes y políticos fomentando el individualismo, obstaculizando la elemental solidaridad con sus afluentes de amor y esperanza fundamentales para vivir en paz y armonía no sólo consigo mismo sino con los demás, que demostrado esta son la base del bienestar y la prosperidad del desarrollo humano y social.
En suma, tenemos una sociedad con condiciones inmejorables para que sanadores, videntes y charlatanes vengan a ejercer estos oficios en México y que han estado presentes en toda la historia de la humanidad. El pasado sábado y domingo mas de diez mil regiomontanos agobiados por enfermedades, problemas económicos y de violencia, acudieron a recibir la sanción de un “humanista francés, René Mey”, quien vestido con una túnica gris y una capucha recorría una fila y pedía a los asistentes estar de pie, en silencio, cerrar los ojos y levantar para luego poner una o dos manos sobre mujeres y hombres para lograr su sanación, según su técnica con sólo imponer las manos sobre la gente ofrece curarla, su supuesta filosofía se basa en que las células sanan si en una persona hay fe y amor, así relataban los periódicos locales. Gente enferma, con mascadas cubriendo calvicies, propias de los enfermos que están quimioterapia, con ulceraciones visibles, amputados, en sillas de ruedas, con muletas, bastones, algunos en ambulancias, desahuciados por la medicina tradicional, otros victimas de los denominados levantones y secuestros en el marco de la violencia social que padecemos, en fin todos buscando quizá, la última esperanza. René Mey se autoproclama como “sanador, humanista y vidente”, y los medios que han cubierto sus actividades en nuestro país repiten esos tres sustantivos sin detenerse por un momento a averiguar si es que merece esos títulos. Según su pagina WEB de este sanador francés, él promueve la salud y la meditación, basa su teoría en no juzgar, escuchar para comprender mejor, vivir como un hombre simple y dar sin esperar nada a cambio, obviamente su pagina no informa de sus métodos terapéuticos, hace énfasis en sus cualidades videntes y poderes divinos, sus capacidades en la meditación y de algunas teorías: “Su objetivo es ayudar a despertar una nueva inteligencia, con todas las capacidades que vienen con ella y lograr contribuir en este crítico período de la historia de la humanidad en donde terminamos e iniciamos un “Nuevo Ciclo Cósmico”. La clave para despertar esta “Nueva Inteligencia”; la combinación de dos cosas: actos desinteresados de amor que nos den la experiencia viva de unidad, una nueva visión de compartir y un tiempo diario de meditación, oración o interiorización profunda. Poco a poco aprender: Cómo uno puede curarse y curar o ayudar a sanar a otros. Cómo podemos influir en la materia, en los átomos, en la naturaleza. Cómo se puede estar en diferentes lugares al mismo tiempo. Cómo uno logra "ver" a través de las personas. Cómo uno puede cambiar de frecuencia, que a la vista normal parece desaparecer y volver a aparecer. Cómo uno se puede conectar a larga distancia con otro. Cómo se logra la comunicación a distancia. Cómo tener armonía y éxito en la vida. Estas son algunas de las capacidades que cualquier ser humano puede desarrollar”.
En suma, tenemos una sociedad con condiciones inmejorables para que sanadores, videntes y charlatanes vengan a ejercer estos oficios en México y que han estado presentes en toda la historia de la humanidad. El pasado sábado y domingo mas de diez mil regiomontanos agobiados por enfermedades, problemas económicos y de violencia, acudieron a recibir la sanción de un “humanista francés, René Mey”, quien vestido con una túnica gris y una capucha recorría una fila y pedía a los asistentes estar de pie, en silencio, cerrar los ojos y levantar para luego poner una o dos manos sobre mujeres y hombres para lograr su sanación, según su técnica con sólo imponer las manos sobre la gente ofrece curarla, su supuesta filosofía se basa en que las células sanan si en una persona hay fe y amor, así relataban los periódicos locales. Gente enferma, con mascadas cubriendo calvicies, propias de los enfermos que están quimioterapia, con ulceraciones visibles, amputados, en sillas de ruedas, con muletas, bastones, algunos en ambulancias, desahuciados por la medicina tradicional, otros victimas de los denominados levantones y secuestros en el marco de la violencia social que padecemos, en fin todos buscando quizá, la última esperanza. René Mey se autoproclama como “sanador, humanista y vidente”, y los medios que han cubierto sus actividades en nuestro país repiten esos tres sustantivos sin detenerse por un momento a averiguar si es que merece esos títulos. Según su pagina WEB de este sanador francés, él promueve la salud y la meditación, basa su teoría en no juzgar, escuchar para comprender mejor, vivir como un hombre simple y dar sin esperar nada a cambio, obviamente su pagina no informa de sus métodos terapéuticos, hace énfasis en sus cualidades videntes y poderes divinos, sus capacidades en la meditación y de algunas teorías: “Su objetivo es ayudar a despertar una nueva inteligencia, con todas las capacidades que vienen con ella y lograr contribuir en este crítico período de la historia de la humanidad en donde terminamos e iniciamos un “Nuevo Ciclo Cósmico”. La clave para despertar esta “Nueva Inteligencia”; la combinación de dos cosas: actos desinteresados de amor que nos den la experiencia viva de unidad, una nueva visión de compartir y un tiempo diario de meditación, oración o interiorización profunda. Poco a poco aprender: Cómo uno puede curarse y curar o ayudar a sanar a otros. Cómo podemos influir en la materia, en los átomos, en la naturaleza. Cómo se puede estar en diferentes lugares al mismo tiempo. Cómo uno logra "ver" a través de las personas. Cómo uno puede cambiar de frecuencia, que a la vista normal parece desaparecer y volver a aparecer. Cómo uno se puede conectar a larga distancia con otro. Cómo se logra la comunicación a distancia. Cómo tener armonía y éxito en la vida. Estas son algunas de las capacidades que cualquier ser humano puede desarrollar”.
Como se puede observar son algunos conceptos derivados de la filosofía hindú aderezados con lenguaje científico que va desde el uso de algunos conceptos básicos de la biología molecular y de la mecánica quántica integrando algunas de las idesas de las psicoterapias humanistas en sus fines sanadores, descontextualizadas del conocimiento científico original. Rene hace referencias en sus entrevistas a Masaru Emoto, autor japonés conocido por sus controvertidas afirmaciones de que las palabras y pensamientos dirigidos hacia un volumen de agua a punto de congelar influirían sobre la forma de los cristales de hielo resultantes. Según Emoto, la apariencia estética de los cristales dependería de si las palabras o pensamientos sean positivos o negativos. Estas afirmaciones han sido duramente criticadas como absurdas y pseudocientíficas.
Según sus promotores: "Desde niño René, tiene recuerdos de su vida anterior, puede ver y sentir la presencia de Seres de Luz que siempre lo acompañan. Logra ver a través de las personas. Siendo adolescente aprendió mucho de los misterios y secretos de la vida a partir de matemáticas que se le revelaron desde “Allá-Arriba“. Se mantuvo en meditación profunda durante ocho años continuos con la asesoría de Seres de Luz, sin que su cuerpo físico sintiera las necesidades normales de (dormir, comer, beber etc.). y desde muy joven empezó a ayudar a la gente a través de la videncia y la sanación. Él tiene el poder de curar con las manos, ha logrado recordar episodios acontecidos cuando estaba en el vientre materno y de vidas anteriores; puede ver a través de las personas y transportar su presencia a lugares lejanos donde otros lo ven y platican con él. Sus poderes solucionan desde encontrar un trabajo, recuperar al esposo, resolver todo tipo de problemas amorosos hasta curar adicciones, depresiones, angustias, y enfermedades como: cánceres, parálisis, leucemias diabetes, problemas en la columna, el colon, hipertensión arterial, isquemia cerebral, epilepsias, enfermedades del hígado y riñón, que si no se curan cuando menos se estabilizan. Ha despertado a pacientes de comas profundos, ha sido visto en diferentes lugares al mismo tiempo y puede mandar sanción a distancia a través de otra persona o medios de comunicación como la radio o la televisión". Inicio hace 25 años y en el caso de nuestro país actualmente él y su equipo de “terapeutas” en dos años han abierto 400 Centros de Salud Gratuitos, alrededor de toda la República Mexicana donde según ellos atienden mensualmente a alrededor de 17 mil personas al mes, en ellas laboran un médico con su cédula profesional quien esté atendiendo la consulta médica apoyada por una enfermera, y un grupo de más de sanadores y sanadoras que según ellos prestan el servicio de terapia integral de salud, a través del contacto permanente con René Mey. Gracias a un negocio de bienes raíces que desarrolla exitosamente tiene recursos para viajar y construir dispensarios en lugares de extrema pobreza donde procura se dé atención gratuita a quien lo requiera. No cobran, pero aceptan “donaciones de amor” que pueden ser en efectivo en billetes de cualquier denominación, hasta terrenos, viviendas cedidos en patrimonio o comodatos y desde luego los beneficios economitos del marketing: videos, dvds , cds , playeras, velas sanadoras, cristales sanadores, y una película hecha en México que se está promocionando: Him: Más allá de la Luz. "Por primera vez en el mundo, la película que sana", reza el eslogan. Aunque su propaganda afirma que sus poderes provienen de una nueva forma de conocimiento, la realidad es que René Mey no es más que parte de una práctica tan antigua como la humanidad: la curación por medio de la fé.
La curación por medio de la fé es una forma cooperativa de pensamiento mágico que involucra a un sanador y un paciente, y en la que tanto el sanador como el paciente mantienen una creencia en el poder curativo de espíritus o algún otro misterioso mecanismo de sanación; el sanador, consciente o inconscientemente, manipula al paciente para hacerlo creer que su dolencia se ha curado por medio de la oración, movimientos con las manos (para desbloquear, remover, restaurar, etc. alguna forma intangible de “energía”), o por medio de algún otro producto o ritual no convencional; y luego el paciente valida la sanación al dar señales de que ha funcionado, tales como el caminar sin muletas por un corto periodo de tiempo, respirar libremente, manifestar alivio del dolor, o simplemente al agradecer al sanador por la “cura milagrosa”. Además, la curación por medio de la fé puede llevarse a cabo a distancia. No es necesario que el paciente y el sanador se reúnan, ya que los procesos que ocurren, suele afirmarse, trascienden las limitaciones usuales que imponen el tiempo y el espacio. Si por alguna razón llega a conocerse que no hubo una mejoría real, siempre se tiene el cruel recurso de afirmar que el paciente “no tiene suficiente fé”. Un sanador o curador es quien ayuda a alguien a recuperar su salud, incluyendo la curación a través de la fe. Los cristianos usan la palabra ministro de sanación o sanidad, para referirse a quienes usan medios espirituales, en este caso, carismas, para hacer recobrar la salud a los enfermos, que corresponde a uno de los dones del Espíritu Santo, son frecuentes sus rituales de sanacion en sus iglesias de todo el mundo a veces con toda un parafernalia publicitaria que ha llegado a conformar acciones escandalosas de fraudes llevando a sus ministros a la cárcel sobre todo en Estados Unidos.
Este señor Mey no tiene ningún tipo de poder para curar enfermedades. Sus métodos son los mismos que los charlatanes que prometen curas milagrosas, medrando con la ignorancia y desesperanza de la gente durante muchos siglos. La explicación “científica” que ofrece para explicar sus supuestos poderes es completamente absurda. Las sanaciones por medios espirituales parecen ser tan exitosas por que las expectativas y percepciones del ser humano agobiado y desesperado tienen mayor peso que los hechos. Por las mismas razones que otras prácticas fraudulentas, que videntes y charlatanes hacen por la radio y la televisión o como las medicinas milagrosas que curan todos los males, los anillos y los tenis que hacen bajar de peso, las hierbas y brebajes curativos de todo tipo de enfermedades, los detectores moleculares, la astrología, los objetos magnéticos, cristales de cuarzo y demás chapucerías que sin ningún tipo de control se venden y publicitan. Las personas que recurren a sanadores son firmes creyentes y tienen un fuerte deseo de que la sanación funcione, deseo que obedece a la gran desesperación que puede causar una enfermedad. Alrededor del acto de sanación hay muchas cosas: una imagen idealizada del sanador que a veces puede llegar al fanatismo. Si a una persona que padece de una enfermedad terminal le haces creer que tienes poderes que la pueden curar, no importa cuántas palabras bonitas utilices y no importa que la hagas sentir bien por un momento, no la estás ayudando. Sólo la estás engañando. Y si le cobras (aunque se llame “donación”), además la estás explotando, y alguien que engaña y explota a las personas no se merece el título de humanista, especialmente si lo hace con cientos o miles de personas. Inteligentemente trata de no ser considerado charlatán, que es el termino que se aplica a una persona que practica algún tipo de estafa con el fin de conseguir beneficio económico o alguna otra ventaja mediante el engaño o la superchería, ofreciendo sus servicios gratuitos; sin embargo la mayoría de los charlatanes se presentan como astrólogos, adivinos, numerólogos, médicos, curanderos, líderes espirituales y vendedores de remedios milagrosos y en general maestros de cualquier ciencia de la época. El charlatán debe mantener sus procedimientos para evitar que otras personas ajenas a su práctica se percaten del fraude. De este modo, la charlatanería no permite la apertura a críticas, puesto que su cuestionamiento y análisis demostrarían que se trata de prácticas fraudulentas. El charlatán debe tener la habilidad especial del don de la palabra, mediante la que logra embaucar a su audiencia, por lo general inculta en la temática que el charlatán postula, es habilidoso en el uso de las manos y el manejo de las emociones sinérgicas con sus actos, son grandes actores teatrales, dramatizadotes, seductores y encantadores de sus audiencias.
Han existido numerosos casos de sanadores defraudadores que en la cumbre de sus éxitos después de llevar a cabo sus supuestos milagrosos actos de curación, solicitaban donaciones que los hicieron millonarios. Charlatanes que, eventualmente, fueron desenmascarados como tales y han sido penalizados por la justicia, sobre todo en los países desarrollados; difícil de lograr en países como el nuestro donde a este tipo de defraudadores pueden impunemente ejercer y hasta convertirse en seres divinos para los ciudadanos desesperanzados, para beneplácito de los gobernantes incapaces de lograr el bienestar y la prosperidad de sus gobernados.
Según sus promotores: "Desde niño René, tiene recuerdos de su vida anterior, puede ver y sentir la presencia de Seres de Luz que siempre lo acompañan. Logra ver a través de las personas. Siendo adolescente aprendió mucho de los misterios y secretos de la vida a partir de matemáticas que se le revelaron desde “Allá-Arriba“. Se mantuvo en meditación profunda durante ocho años continuos con la asesoría de Seres de Luz, sin que su cuerpo físico sintiera las necesidades normales de (dormir, comer, beber etc.). y desde muy joven empezó a ayudar a la gente a través de la videncia y la sanación. Él tiene el poder de curar con las manos, ha logrado recordar episodios acontecidos cuando estaba en el vientre materno y de vidas anteriores; puede ver a través de las personas y transportar su presencia a lugares lejanos donde otros lo ven y platican con él. Sus poderes solucionan desde encontrar un trabajo, recuperar al esposo, resolver todo tipo de problemas amorosos hasta curar adicciones, depresiones, angustias, y enfermedades como: cánceres, parálisis, leucemias diabetes, problemas en la columna, el colon, hipertensión arterial, isquemia cerebral, epilepsias, enfermedades del hígado y riñón, que si no se curan cuando menos se estabilizan. Ha despertado a pacientes de comas profundos, ha sido visto en diferentes lugares al mismo tiempo y puede mandar sanción a distancia a través de otra persona o medios de comunicación como la radio o la televisión". Inicio hace 25 años y en el caso de nuestro país actualmente él y su equipo de “terapeutas” en dos años han abierto 400 Centros de Salud Gratuitos, alrededor de toda la República Mexicana donde según ellos atienden mensualmente a alrededor de 17 mil personas al mes, en ellas laboran un médico con su cédula profesional quien esté atendiendo la consulta médica apoyada por una enfermera, y un grupo de más de sanadores y sanadoras que según ellos prestan el servicio de terapia integral de salud, a través del contacto permanente con René Mey. Gracias a un negocio de bienes raíces que desarrolla exitosamente tiene recursos para viajar y construir dispensarios en lugares de extrema pobreza donde procura se dé atención gratuita a quien lo requiera. No cobran, pero aceptan “donaciones de amor” que pueden ser en efectivo en billetes de cualquier denominación, hasta terrenos, viviendas cedidos en patrimonio o comodatos y desde luego los beneficios economitos del marketing: videos, dvds , cds , playeras, velas sanadoras, cristales sanadores, y una película hecha en México que se está promocionando: Him: Más allá de la Luz. "Por primera vez en el mundo, la película que sana", reza el eslogan. Aunque su propaganda afirma que sus poderes provienen de una nueva forma de conocimiento, la realidad es que René Mey no es más que parte de una práctica tan antigua como la humanidad: la curación por medio de la fé.
La curación por medio de la fé es una forma cooperativa de pensamiento mágico que involucra a un sanador y un paciente, y en la que tanto el sanador como el paciente mantienen una creencia en el poder curativo de espíritus o algún otro misterioso mecanismo de sanación; el sanador, consciente o inconscientemente, manipula al paciente para hacerlo creer que su dolencia se ha curado por medio de la oración, movimientos con las manos (para desbloquear, remover, restaurar, etc. alguna forma intangible de “energía”), o por medio de algún otro producto o ritual no convencional; y luego el paciente valida la sanación al dar señales de que ha funcionado, tales como el caminar sin muletas por un corto periodo de tiempo, respirar libremente, manifestar alivio del dolor, o simplemente al agradecer al sanador por la “cura milagrosa”. Además, la curación por medio de la fé puede llevarse a cabo a distancia. No es necesario que el paciente y el sanador se reúnan, ya que los procesos que ocurren, suele afirmarse, trascienden las limitaciones usuales que imponen el tiempo y el espacio. Si por alguna razón llega a conocerse que no hubo una mejoría real, siempre se tiene el cruel recurso de afirmar que el paciente “no tiene suficiente fé”. Un sanador o curador es quien ayuda a alguien a recuperar su salud, incluyendo la curación a través de la fe. Los cristianos usan la palabra ministro de sanación o sanidad, para referirse a quienes usan medios espirituales, en este caso, carismas, para hacer recobrar la salud a los enfermos, que corresponde a uno de los dones del Espíritu Santo, son frecuentes sus rituales de sanacion en sus iglesias de todo el mundo a veces con toda un parafernalia publicitaria que ha llegado a conformar acciones escandalosas de fraudes llevando a sus ministros a la cárcel sobre todo en Estados Unidos.
Este señor Mey no tiene ningún tipo de poder para curar enfermedades. Sus métodos son los mismos que los charlatanes que prometen curas milagrosas, medrando con la ignorancia y desesperanza de la gente durante muchos siglos. La explicación “científica” que ofrece para explicar sus supuestos poderes es completamente absurda. Las sanaciones por medios espirituales parecen ser tan exitosas por que las expectativas y percepciones del ser humano agobiado y desesperado tienen mayor peso que los hechos. Por las mismas razones que otras prácticas fraudulentas, que videntes y charlatanes hacen por la radio y la televisión o como las medicinas milagrosas que curan todos los males, los anillos y los tenis que hacen bajar de peso, las hierbas y brebajes curativos de todo tipo de enfermedades, los detectores moleculares, la astrología, los objetos magnéticos, cristales de cuarzo y demás chapucerías que sin ningún tipo de control se venden y publicitan. Las personas que recurren a sanadores son firmes creyentes y tienen un fuerte deseo de que la sanación funcione, deseo que obedece a la gran desesperación que puede causar una enfermedad. Alrededor del acto de sanación hay muchas cosas: una imagen idealizada del sanador que a veces puede llegar al fanatismo. Si a una persona que padece de una enfermedad terminal le haces creer que tienes poderes que la pueden curar, no importa cuántas palabras bonitas utilices y no importa que la hagas sentir bien por un momento, no la estás ayudando. Sólo la estás engañando. Y si le cobras (aunque se llame “donación”), además la estás explotando, y alguien que engaña y explota a las personas no se merece el título de humanista, especialmente si lo hace con cientos o miles de personas. Inteligentemente trata de no ser considerado charlatán, que es el termino que se aplica a una persona que practica algún tipo de estafa con el fin de conseguir beneficio económico o alguna otra ventaja mediante el engaño o la superchería, ofreciendo sus servicios gratuitos; sin embargo la mayoría de los charlatanes se presentan como astrólogos, adivinos, numerólogos, médicos, curanderos, líderes espirituales y vendedores de remedios milagrosos y en general maestros de cualquier ciencia de la época. El charlatán debe mantener sus procedimientos para evitar que otras personas ajenas a su práctica se percaten del fraude. De este modo, la charlatanería no permite la apertura a críticas, puesto que su cuestionamiento y análisis demostrarían que se trata de prácticas fraudulentas. El charlatán debe tener la habilidad especial del don de la palabra, mediante la que logra embaucar a su audiencia, por lo general inculta en la temática que el charlatán postula, es habilidoso en el uso de las manos y el manejo de las emociones sinérgicas con sus actos, son grandes actores teatrales, dramatizadotes, seductores y encantadores de sus audiencias.
Han existido numerosos casos de sanadores defraudadores que en la cumbre de sus éxitos después de llevar a cabo sus supuestos milagrosos actos de curación, solicitaban donaciones que los hicieron millonarios. Charlatanes que, eventualmente, fueron desenmascarados como tales y han sido penalizados por la justicia, sobre todo en los países desarrollados; difícil de lograr en países como el nuestro donde a este tipo de defraudadores pueden impunemente ejercer y hasta convertirse en seres divinos para los ciudadanos desesperanzados, para beneplácito de los gobernantes incapaces de lograr el bienestar y la prosperidad de sus gobernados.