viernes, 21 de enero de 2011

EL SILENCIO COMPLICE

A propósito del aniversario del natalicio de Martin Luther King celebrado esta semana, el pasado 15 de enero, quien desarrolló un activismo social en la defensa de los derechos civiles y humanos, principalmente de los afroamericanos en Estados Unidos por medios no violentos, motivo por el cual recibió el premio Nobel de la paz en 1964; y en el marco de la creciente violencia que estamos padeciendo en nuestra sociedad al iniciar este año en nuestra patria y en nuestro estado recordamos su frase trascendente "Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos” y agregaba “Llega la hora en que el silencio es traición”. Resulta inexplicable el silencio que autoridades, lideres políticos y de organizaciones sociales, empresarios, académicos, intelectuales y distinguidos humanistas han tenido ante las conductas del gobierno y la delincuencia que persisten en denigrar nuestra humanidad con sus politicas erroneas y horrendos crímenes justificados en estupideces y recomendándonos cínicamente a vivir tranquilos como si nada pasa, es decir que nos acostumbremos, que sigamos nuestra vida inmersa en la cotidiana sobrevivencia.

El silencio ante sus politicas indignas, las conductas criminales y las transgresiones no sólo de los derechos humanos (sociales, civiles y políticos) sino de los valores y principios básicos de la humanidad constituye una conducta que prevalece en la mayoría de los ciudadanos de las sociedades pobres y en vías de desarrollo donde se ha convertido en una de las principales causas del autoritarismo, la manipulación, la explotación y la corrupción galopante de sus instituciones que la integran. Desde la época de la ilustración francesa y su movimiento revolucionario, estimular la libertad de expresión se convirtió en uno de los ejes esenciales para la liberación de los pueblos, la famosa frase de Voltaire de “Podré no estar de acuerdo con lo que dices pero daría la vida por defender tu derecho a expresarlo” representa un paradigma de esta conducta en la integración de este valor libertario imprescindible para el desarrollo social y humano. Expresar libremente las ideas y pensamientos conformando juicios ha sido uno de los elementos determinantes de la evolución humana que siempre ha sido obstaculizado por los detentadores del poder ejercido autoritariamente para quienes la voz de sus súbditos se debe ejercer adulatoria y acríticamente, no están para pensar sino actuar conforme a sus designios, lo repiten en sus múltiples formas y lenguajes integrado a todos los niveles jerárquicos del ejercicio de ese poder. El silencio cómplice se exige y fomenta en nuestra sociedad como garante del éxito y es integrado fácilmente en los líderes y dirigentes de los gobiernos, empresas, organizaciones sociales, políticas y civiles, partidos políticos, sindicatos como necesario para mantener y ejercer su poder en el seno de sus instituciones. En otros casos se asume producto del compromiso pactado en las conductas corruptas inherentes a sus convenios, como sucede en el entramado de las organizaciones criminales.

Callar a los pueblos, exterminar los pensamientos críticos, premiar el silencio, controlar a los "libre pensadores", castigar a los que no se callan, los que no se someten al silencio y la adulación de los jefes ha sido el mal mas persistente que impide las riquezas de la creatividad y la innovación y sobre todo el fomento de la prevaleciente obscuridad que permea las perversiones de la conducta humana; que provoca esta corrupción galopante que nos sitúa junto con Haití como uno de los países mas corruptos de América. Es grotesca la transmutación de los intelectuales cuando de sus posiciones criticas pasan a las posturas serviles acríticas, aduladoras en sus contenidos libre pensantes ancladas a sus prebendas que les permiten pasar de la sobrevivencia en sus condiciones de pobreza franciscana a la opulencia materialista. Pocos son los que han estado dispuestos a mantener un nivel de vida sacrificando estas recompensas del silencio cómplice, su escasa prevalencia ha sido uno de los grandes causas del mantenimiento del poder de los grupos autoritarios en esas oligarquías que han logrado que su enseñanza del silencio cómplice se integre como un valor necesario de toda elite integrado en grupo para el ejercicio del poder en cualquier cultura organizacional empresarial, política, religiosa, social, educativa; de lo que se trata es mantener el poder no de evolucionar la organización, por eso son calificados como feudos a la usanza medieval donde se convierten en señores feudales, lo que diga su rey es mandato divino que cosifica todos los valores asociados a la libertad de ser y expresarse. El resultado ha sido la involucion social hacia la sociedad de la barbarie en que estamos por la disminución de las competencias en el desempeño de las funciones políticas, técnicas, profesionales, científicas y culturales además del conformismo y la pasividad de la población ante las injusticias de cualquier nivel de autoridad anquilosando la protesta contra la desigualdad social, la imposición, el robo, el despojo, el trafico de influencias sociales derivadas de las decisiones de los gobernantes y que afectan la economía, la seguridad y el bienestar de las familias.

Promover la ignorancia, ocultando, desinformando o tergiversando contenidos, principios y valores; evitar los diálogos, fomentar dogmas ideológicos, la intolerancia, estimular la pasividad, el conformismo, cooptar, atemorizar, excluir y obstaculizar la cultura democrática participativa en el seno de las interacciones grupales de los procesos educativos, laborales, religiosos, políticos y culturales se han convertido en los ejes estratégicos de las oligarquías mediáticas y autoritarias temerosas de perder su poder en sus feudos por la libertad de expresión con sus afluentes enriquecedores de la creatividad innovadora que permite mejorar la competitividad del ser humano y con ello superar el ancestral subdesarrollo de nuestros pueblos que fácilmente han sido victimas del colonialismo y sus expresiones imperialistas del neoliberalismo actual.

En este océano prevaleciente del silencio cómplice son valerosas y heroicas las denuncias y protestas de lideres de organizaciones sociales no gubernamentales, defensores de los derechos humanos, intelectuales, periodistas independientes y políticos de oposición, que llegan a poner en riesgo su vida (otros literalmente la han ofrendado), usando su libertad de expresión para denunciar las injusticias y atrocidades que persisten en realizar las autoridades transgrediendo los mas elementales derechos humanos que nos asisten como ciudadanos. Es criminal que los gobernantes y funcionarios de los organismos de seguridad y procuración de justicia así como las fuerzas militares y de la marina no promuevan y ejerzan el respeto de esos derechos y libertades garantizadas en nuestra constitución y que en los hechos desdeñen el significado de la muerte de seres humanos como victimas necesarias para acabar con la maldad en su reduccionismo conceptual de la criminalidad.

Rompamos con el silencio cómplice en todas las interacciones humanas, atrevámonos a denunciar las transgresiones a los más elementales valores humanos como la verdad, la lealtad, la honestidad, la congruencia, la integridad, la bondad, la solidaridad; defendamos nuestros derechos civiles, laborales y sociales, denunciemos cada acto de transgresión y solidaricémonos incondicionalmente con las victimas; ejerzamos permanentemente nuestra libertad de expresión, promovamos la critica enriquecedora de la reflexión en la construcción del pensamiento que estimula la creatividad y la innovación, fomentemos el dialogo sin exclusiones, con tolerancia a la pluralidad y volvamos a recordar a Luther King en su celbre frase "Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda". Por eso nuestros gobernantes no brillan ni puden dar luz en la solucion a los problemas de la violencia, la pobreza, desigualdad e injusticia social cronica que padecemos.

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