jueves, 22 de marzo de 2012

LA TRAGEDIA EN TIERRA Y LIBERTAD

Indignado e impotente vivo diariamente la tragedia que agobia a las familias que viven en la Colonia Tierra y Libertad y demás, ubicadas en la zona del Topo Chico de nuestra ciudad de Monterrey, N. L. México. Azotados por la violencia social en sus diferentes manifestaciones, que ha generado en nuestro país mas de 50,000 muertos y miles de desaparecidos y lesionados, la semana pasada, tuvo una de las jornadas mas cruentas al ser asesinados cinco menores de edad por integrantes de una de las bandas de delincuentes que impunemente operan en este sector de la ciudad. La prensa, los medios y las autoridades sólo lo registran como uno más de los hechos violentos derivado de la estúpida guerra contra la delincuencia, enmarcándola en el cobro de agravios entre los carteles dedicados al narcomenudeo, poco les importa el hecho atroz de que se trataba de menores de edad, niños indefensos, menos les importa analizar los factores profundos existentes en estas comunidades suburbanas que permitan la elaboración de un plan a corto, mediano y largo plazo para la prevención y atención de estos problemas psicosociales que agobian a estas comunidades fundadas hace mas de cuarenta años.
Son comunidades a las que desde su origen hemos servido solidariamente con actividades políticas y profesionales, sobre todo en el apoyo a la solución de sus problemas de salud, educación, vivienda y servicios públicos. Participé en su fundación desde el 28 de marzo de 1973, bregando en el incipiente movimiento urbano popular del estado, con un grupo de estudiantes activistas de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Luego ya como médico, en 1984, desempeñe la función de director de su Clínica Tierra y Libertad y tuvimos que profundizar en el conocimiento de las problemáticas de salud, en el marco de la elaboración del diagnostico de salud comunitario, necesario para la planeación de los servicios que en la SSA programábamos. A sus problemas tradicionales de la alta prevalencia de morbilidad y mortalidad por enfermedades transmisibles y las complicaciones por la ausente cobertura en la atención médica de las enfermedades crónico-degenerativas, se estaban sumando el incremento de problemas psicosociales como una alta prevalencia de alcoholismo, abuso de drogas, principalmente de inhalantes y marihuana, con las bandas delincuentiles que entonces eran denominadas con el problema del pandillerismo, donde la conducta antisocial lamentablemente era reforzada por los dogmas ideológicos que a algunos lideres les hacia justificar y menospreciar este tipo de problemas con sus interpretaciones políticas reduccionistas de estos problemas. Lo positivo era el persistente rechazo a los que intentaban comerciar con la venta de alcohol, las drogas, a quienes las bases de las organizaciones y colonias integradas en el FPTYL repudiaban y decidían sanciones que llegaban hasta la expulsión de su comunidad y la disposición ante la justicia a quien desarrollaba conductas delincuentes, eran férreas las convicciones de no permitir estos males y su reproducción, que fueron originados por acuerdos de las bases desde los orígenes de este movimiento urbano popular. La situación de estos problemas psicosociales solo eran objeto de interés de algunos sociólogos, psicólogos y psiquiatras de nuestro estado, que lograron aprovechar para investigar y desarrollar algunas publicaciones con carácter “científico” en ensayos que mostraban correlaciones entre variables psicosociales y la prevalencia de estas problemáticas sin impactar en la generación de políticas públicas para la atención integral del problema.
Luego a finales de la década de los ochenta del siglo pasado, cuando fui invitado por sus lideres a construir su organización partidista de izquierda (PT) y desarrollar sus proyectos educativos (Prepa Emiliano Zapata, Cendis), de salud (Hospital) y en el marco de el presidencialismo salinista que desplegó todo el apoyo económico hacia sus actividades políticas y de gestoría, en conjunto con un equipo de profesionales de la salud mental y psicosocial, elaboramos una de las primeras propuestas para desarrollar actividades de atención, prevención y fomento de la salud mental y psicosocial, donde integrábamos el trabajo profesional y científico que habíamos obtenido de la unidad de psiquiatría-consulta externa del entonces Consejo Tutelar para Menores, durante tres años (1986,1987 y 1988) y de los programas de intercambio que desarrollamos con los profesionistas de la Texas Youth Commission. Esa experiencia nos proporciono los elementos científicos de los perfiles biopsiosociales de los menores infractores de nuestra cultura norestense que permitieran diseñar intervenciones rehabilitatorias y preventivas de conductas delictivas y adictivas que generaron además su aceptación para ser presentados por el comité científico del VIII Congreso Mundial de Psiquiatría, celebrado en Atenas, Grecia a donde fuimos a exponerlos en 1989. Este logro luego fue abandonado por esos cambios de gobierno que se estilan en México, transgresores de la planeación y programación sustentable, obstaculizando las políticas sociales para el desarrollo social y humano. Pues bien, resulta que nuestra propuesta no prospero porque algunos funcionarios y los lideres “maoistas dogmáticos”, al menos en ese tiempo, consideraban que nuestro proyecto no era prioritario, sarcásticamente expresaban que eran buenos programas de salud, pero para el año tres mil, a pesar de que paradójicamente algunos de ellos y sus familias empezaban a ser victimas de trastornos psicosociales y de su salud mental que en el marco de nuestra experiencia profesional nos solicitaban intervenir. Me compensaba, en la frustración del rechazo a este proyecto, el prevaleciente rechazo en las bases del FPTYL a que se permitiera la venta de alcohol y drogas en sus comunidades. Nuestra propuesta intentaba desarrollar una red de servicios para la salud mental que integrara actividades preventivas sustanciales con las escuelas de educación inicial, primaria, secundaria, la futura preparatoria y los centros de atención primaria a la salud que los gobiernos estatal y municipal mantenían en estas zonas.
Transcurrieron los años y las bases del FPTYL y su partido político iniciaron tareas político electoral integrándose las lacras de autorización, formal o simulada, de licencias para ventas de alcohol en depósitos, tiendas de abarrotes y estanquillos que sumados al incremento del consumo de drogas, la tolerancia a los locales del narcomenudeo y las famosas maquinitas tragamonedas que vinieron a fortalecer la desintegración familiar y social con sus altos niveles de conductas criminales, violencia y adicciones que hoy lamentablemente conforman el fondo sobre el que subyace este tipo de tragedias con estas conductas homicidas ignominiosas. La permisividad y tolerancia de los líderes políticos del PT hacía estos hechos, que tuvo su climax cuando fueron gobierno municipal de coalición con el PRI (2003-2006) donde se les otorgo la responsabilidad en las funciones de Salud Pública y Desarrollo Social de la ciudad de Monterrey, y otras graves desviaciones ideológicas fueron la base fundamental para renunciar a su organización política partidista, sin renunciar a mi activismo solidario con las comunidades del FPTYL a quienes he seguido sirviendo fraternalmente, y continúamos sin explicarnos la inacción de sus lideres y la organización en su conjunto en la solución de estos problemas, de tajo. Recordamos como desde que se iniciaron las colonias del frente, si algo estaba prohibido era la venta de alcohol y los órganos del poder popular expulsaban inmediatamente a los compañeros que hacían comercio ilegal, o se drogaban, o, como cuando a finales de los setentas, hartos del funcionamiento de una zona roja, donde prevalecía la prostitución y la venta de alcohol, ubicada en la periferia de la colonia, a orillas del arroyo Topo Chico, al terminar el puente de la Av. Bernardo Reyes, se decidió por la asamblea general desalojar esta zona de vicio, así en un acto masivo y dirigidos por los lideres acudimos a cumplir con el mandato de la asamblea y los equipos e insumos para la venta de alcohol fueron destruidos en plena calle por los asistentes, lográndose su erradicación, destinándose esas instalaciones y terrenos para el uso de vivienda a familias que no tenían vivienda en la organización.
Nunca desistimos de impulsar nuestro proyecto para mejorar la salud mental y no fue sino hasta a principios de este siglo, 13 años después, en el 2001 que logramos convencer a las autoridades de la Secretaria de Salud del estado para que aprovechando la infraestructura del inmueble de la Clínica Tierra y Libertad, cuyas funciones serían absorbidas por la construcción programada por el Hospital General en esa zona, que también no logro concluirse, para que ahí se remodelara y equipara con recursos materiales y humanos un centro de atención a la salud mental, que oficialmente fue denominado como un proyecto de unidad para psiquiatría ambulatoria, ante las resistencias de las autoridades al concepto “centro comunitario” y que dio origen a lo que logramos posicionar actualmente como Centro Comunitario de Salud Mental (CECOSAM) de Tierra y Libertad, que inicio sus funciones hasta el mes de octubre del 2003, con 3 médicos especialistas en psiquiatría y psicoterapia, 2 psicólogos clínicos, una trabajadora social, una secretaria y una trabajadora de intendencia; a la fecha ha sido absorbido por la demandante atención a los trastornos de salud mental y derivados de los problemas psicosociales (que hasta este año superan mas de 54 mil intervenciones profesionales). No sólo a servido a esta zona del Topo Chico sino también de los habitantes de San Bernabé, con apoyos limitados, pocos recursos económicos y materiales, resistencias de los lideres para trabajar seriamente en las actividades de prevención y fomento de nuestro centro y sumado el acoso de los grupos de la delincuencia en disputa por los territorios que a llegado a victimizar a compañeros profesionistas del equipo de trabajo.


Tratamos indignados de mantener las funciones profesionales sin perder el sueño de lograr el desarrollo de un plan integral de atención a estos problemas, articulando el interés, el convencimiento y los apoyos necesarios de los lideres y funcionarios para que se logre el funcionamiento optimo no sólo del CECOSAM sino de la operatividad de la necesaria red interinstitucional y comunitaria que se requiere para alcanzar la meta de detener y reducir al mínimo las tragedias cotidianas que vivimos en esta zona con sus familias que de acuerdo con nuestro estudio de diagnostico de salud mental, elaborado en el 2011, hoy prevalece en el 59% de sus familias algún trastorno en su salud mental, en el 45% de ellas existe algún grado de abuso de alcohol, en el 16% prevalece algún tipo de adicción y en el 34% es visible la violencia intrafamiliar.
Deseamos perseverar, como equipo de salud del CECOSAM, en lograr una comunidad promotora de actitudes, valores y conductas propositivas, tendientes a potencializar las capacidades productivas y creativas para el desarrollo sustentable de la salud donde la salud mental “sea el goce del grado máximo de salud que se puede lograr, como uno de los derechos fundamentales e inalienables del ser humano, sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica y social”, de acuerdo con el comité de salud mental de la OMS.. Algún día esperamos se integren solidariamente mediante el apoyo generalizado de los lideres y funcionarios, mas allá de sus intereses y dogmas ideológicos y políticos, entonces estaremos superando estas tragedias de comunidades suburbanas como las de Tierra y Libertad.

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