En México el 23 de octubre se celebra oficialmente el “Día del Médico”, desde 1930 esta fecha fue determinada en una Convención de Sindicatos de Médicos Confederados de la República, ya que ese día se inauguró el establecimiento de Ciencias Médicas, uno de los seis colegios de enseñanza superior en los que estaba dividida la Dirección de Instrucción Pública, fue instituido para reconocer socialmente las labores profesionales y humanitarias que distinguen a los que nos dedicamos al ejercicio de la medicina, es una celebración que debiera ser dedicada a todos los trabajadores de la salud que están inmersos en estas labores en las clínicas, hospitales, instituciones y centros de salud de todo el sector salud, público y privado.
Este año ha tenido una connotación especial por los compañeros que han sido victimas, en el marco de la guerra infame que contra la delincuencia el gobierno espurio de Felipe Calderon ha desarrollado que ha ocasionado miles de victimas entre asesinatos, homicidios, secuestros y desapariciones, donde algunos colegas han sido victimas, sufriendo junto a sus familiares y nuestra comunidad por la impotencia ante la tragedia. Hemos tenido que aprender a sobrevivir sin dejar de ejercer la profesión aun en comunidades, como en las que estamos la mayor parte de los trabajadores del IMSS y la Secretaria de Salud, consideradas de alta prevalencia de conductas criminales donde las operaciones de las bandas criminales son cotidianas en la lucha de la dominación territorial y con el solapamiento de algunas autoridades que están integradas a esas redes delincuenciales. Un grupo de colegas, por este motivo se manifestaron por la paz en el centro de nuestra ciudad de Monterrey, 60 médicos tomaron las calles del primer cuadro y marcharon hasta Palacio de Gobierno, exigiendo seguridad para desempeñar su labor, buscando la acción de la autoridad para reparar la seguridad trastocada incluso en los centros hospitalarios, es la primera marcha de médicos en la entidad y la tercera a nivel nacional que desde hace un par de años han sido víctimas de secuestros, extorsiones, levantones y asaltos, entre otros delitos, haciendo llamado de alto a la inseguridad.
Son noticias que no trascienden, se esconden, algunas por motivos de seguridad, otras veces para no contribuir a la percepción del fracaso de los gobernantes y sus políticas de seguridad pública, muchas de las veces por el gran temor que provoca la denuncia ante autoridades que están corrompidas y que hacen incrementar el riesgo de extensión de la inseguridad a otros familiares de las victimas, algunos han tenido que emigrar hacía otros países como ultima salida para proteger su seguridad y seguir en el ejercicio profesional de la medicina. Si en este periodo de gobierno han sido victimizadas desde secretarios de estado, gobernantes, diputados locales, federales y funcionarios de seguridad, que nos espera quienes simplemente vivimos de esta profesión que trata de estar inmersa en la vocación de servicio y los principios y valores fundamentales del humanismo, muy alejado de sus luchas intestinas por el poder, confrontado con la barbarie de algunos políticos y el salvajismo de los criminales que han hecho historia en nuestra sociedad, por sus atrocidades en sus conductas criminales sin ningún respeto a la vida humana.
Por otra parte, esta otro tipo de victimización, la de los médicos que son objeto de exclusión y marginación en los procesos educativos oficiales de capacitación, sobre todo los que buscan formarse como especialistas en alguna de las ramas de la medicina, como los aspirantes a aprobar el Examen Nacional de Aspirantes a Residencias Médicas, donde cada año intentan ingresar mas de 25 mil médicos generales, la mayoría jóvenes al sector salud para cursar alguna especialidad, sólo lo logran una bajo porcentaje, seis mil 374, a pesar de las graves carencias de recursos en la mayoría de las especialidades para nuestro país. Tenemos un sistema de salud que no ha logrado ni siquiera proporcionar la cobertura necesaria de médicos generales por habitantes que se ha recomendado por la OMS, de un medico por cada 600 habitantes, nuestro país enfrenta un déficit de médicos y, sobre todo, un grave problema en su distribución en las diferentes regiones de la República. De acuerdo con una recopilación de datos del sector Salud y de la iniciativa privada, en el país hay alrededor de 197 mil médicos, pero distribuidos de manera inapropiada, lo que impide garantizar la cobertura de salud en la población, el 50% de los médicos de toda la república se concentran en seis entidades: Distrito Federal, Jalisco, Nuevo León, Veracruz, Puebla y estado de México. El número de médicos que hay en la República Mexicana arroja una tasa de 1.85 por cada mil habitantes, el promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es de 2.9 por cada mil habitantes. Esta cifra es más elevada en países latinoamericanos como Argentina (3) y Uruguay (3.6 médicos por mil habitantes).
Los excluidos se suman a formar parte de los recursos profesionales médicos que tienen que soportar el desempleo, el subempleo, los contratos sin prestaciones y con bajos salarios, hoy es abominable que gane más económicamente un policía que un médico familiar o especialista en instituciones del gobierno del estado, como lo muestran los tabuladores para médicos de la Secretaría de salud, EL ISSSTE y el ISSSTELEON en nuestro estado. Los médicos que laboran en estas instituciones tienen que enfrentar dificultades por la falta de infraestructura, apoyos económicos para la investigación y medicamentos, además de los bajos salarios. Los médicos mexicanos destacan en el mundo por estar entre los que más horas dedican a su trabajo (un promedio de 58 horas por semana), en comparación con sus colegas de países como China (43.1 horas) y España (48.5 horas por semana) de acuerdo a un estudio de la OMC, que también considera que hasta una cuarta parte de ellos puede estar trabajando en áreas o en profesiones que no tienen nada que ver con la Medicina.
Otros excluidos, tendrán que integrarse a las leyes del dios mercado para intentar prosperar económicamente, dedicarse sólo a la medicina privada, con el peligro de ser atrapados por el mercantilismo médico que aniquila al amor fraternal y solidario generador de la esencia humanista de nuestra profesión.
Felicidades a todos los colegas y nuestros compañeros trabajadores de la salud que siguen ejerciendo contra la deshumanización de la medicina.
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