El pasado 10 de octubre se ha celebrado nuevamente el día mundial de la salud mental, que la Organización Mundial de la Salud cada año realiza, para concienciar a los países y sus sociedades sobre los problemas de salud mental y fomentar un debate abierto sobre los trastornos mentales, así como las inversiones en servicios de prevención, promoción y tratamiento. Este año la OMS cumple 20 años celebrando este día, que fue inicialmente organizado por La Federación Mundial de Salud Mental en 1992, y el tema central que ha escogido es “La depresión es una enfermedad frecuente y las personas que la padecen necesitan apoyo y tratamiento”.
El llamado de la OMS va dirigido para “acabar con la estigmatización de la depresión y de otros trastornos mentales y mejorar el acceso al tratamiento para todas las personas que lo necesiten”. Un llamado mas que nos alienta a seguir luchando por la salud mental de nuestras sociedades, sobre todo de países como el nuestro entrampados en el subdesarrollo socioeconómico, con políticas públicas que desdeñan el desarrollo social y humano y que en materia de salud siguen sin lograr ni siquiera la inversión financiera necesaria que garantice el disfruté pleno del derecho a la salud de todos los ciudadanos sin ninguna condición que obstaculice el acceso a servicios médicos de calidad en todas las instituciones del sector salud. Si los gobiernos pripanistas no han sido capaces ni siquiera de garantizar la inversión en salud, de mas del 8% del PIB, mucho menos han podido destinar ese 1% necesario que para la atención de la salud mental de los mexicanos se requiere. Hasta hace un año la misma OMS recomendaba que cuando menos, en países como el nuestro se requería invertir tres dollares por habitantes, para atender la salud mental, y las autoridades locales reconocían que a penas si le han logrado dedicar 50 centavos de dollar, superando a sus antecesores cuya inversión no pasaba de los treinta centavos. Luego al problema de esta deficiente inversión se agrega el mal uso ya que la mayor parte de este recurso se dedica en los costos de internamiento hospitalario y el uso de psicofármacos para la atención de las enfermedades, es decir no se privilegia el gasto en la prevención y fomento de la salud mental, sólo se utilizan estos conceptos en los discursos políticos de las autoridades de salud y se excluyen de privilegiarlos en los programas. Luego para rematar, nuestras aspiraciones, los modelos de atención curativa que siguen prevaleciendo sobre los trastornos mentales siguen sin incorporar la modernidad de los paradigmas interdisciplinarios de las neurociencias y ciencias de la conducta, con visiones reduccionistas que sólo logran paliar los problemas en la mayoría de los pacientes sin impactar en verdaderas rehabilitaciones ni mucho menos en disminuir su prevalencia e incidencia provocando las impactantes cargas que, las enfermedades mentales: hoy representan: el 14% de la morbilidad en todo el mundo. Lo que es mas peor es que la mayoría de los enfermos mentales siguen siendo objeto de explotación y abuso por pseudo profesionistas y charlatanes de la medicina sin que las autoridades detengan sus practicas fraudulentas.
Esto hacen que se desborden estimaciones predictivas que los expertos señalan, tan sólo en relación a este problema el Presidente de la Asociación Mundial de Psiquiatría, Dr. Juan José López Ibor, declaró en el Día Mundial de la Salud, el 7 de abril del 2001, que: "Para el año 2020, la depresión será la primera causa de baja laboral en los países desarrollados y la segunda enfermedad más frecuente en el mundo". Hoy la OMS informa que “en el mundo hay más de 350 millones de personas con depresión, un trastorno mental que altera sus vidas. Sin embargo, debido a la estigmatización que todavía existe de este trastorno, muchos de los afectados no reconocen su enfermedad y no buscan tratamiento”. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2000 decía que "alrededor de 400 millones de personas en el mundo sufren de algún trastorno mental o neurológico, o algún problema psicosocial relacionado con el consumo de alcohol o consumo de drogas" (WHO/OMS, 2000). Como vemos tan sólo este trastorno afectivo esta por llegar a esa cifra estadística, sin contar el resto de los problemas de salud mental.
A pesar de que se ha reconocido que las enfermedades mentales constituyen un grave problema de salud pública coexistiendo graves rezagos en los servicios de salud mental en México y que se estima que del 15 al 18% de los mexicanos padecen algún tipo de enfermedad mental, el 18% de la población urbana entre 18 y 64 años sufre trastornos afectivos principalmente depresión afectando a más de 4 millones de mexicanos, los trastornos depresivos y la ansiedad son los trastornos mentales más frecuentes en la consulta de los tres niveles de atención, se estima además que cerca del 6% de la población adulta ha intentado suicidarse en algún momento de su vida; en las últimas décadas no se ha incrementado la inversión en salud mental y los programas nacionales sobre estos ámbitos siguen fragmentados, dispersos sin la interinstitucionalidad necesaria, incorporando algunas reformas legales para mejorar la atención profesional y humanista sin lograr trascender en la instauración nacional de un modelo integral y humanista sobre la salud mental. En Nuevo León la magnitud de los problemas de salud mental son mayores y se han estado incrementando, de acuerdo con cifras estimadas por las autoridades el 25 al 30% de los habitantes tienen algún padecimiento mental, los trastornos de ansiedad y depresión son los problemas más frecuentes constituyendo el 18% de los trastornos mentales y constituyen el 55% de los motivos de consulta en los diferentes centros de atención a la salud mental.
La depresión no es estar sólo triste, es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos que se manifiesta con síntomas de estos tres ámbitos. El diagnostico de la depresión es clínico, es decir está basado en los signos y síntomas que se recopilan en el examen médico psicológico. La depresión es un desorden que casi siempre se presenta de manera oculta, con fatiga crónica, dolor o quejas somáticas no específicas. El estado depresivo puede ser evidente o puede manifestarse como indiferencia o flojera, incomodidad, "nervios", agitación o irritabilidad, se requiere un conocimiento adecuado, ya que muchos síntomas presentes pueden ser depresivos y no una afección de otro tipo. En la definición operacional de la depresión debe ser primariamente identificado un estado de animo abatido, seguido de síntomas acompañantes como ideación suicida, baja concentración, desinterés por sus actividades habituales y/o otros síntomas afectivos, cognoscitivos, conductuales y psicofisiologicos. Hay circunstancias como las presiones económicas, el desempleo, los desastres o los conflictos que también aumentan el riesgo de padecer este trastorno, como hemos visto que se ha venido incrementando en nuestra sociedad en familiares y victimas de la violencia social existente. También la depresión puede estar asociada a enfermedades físicas como la diabetes, la hipertensión arterial, los trastornos cardiovasculares, el hipotiroidismo y en otros trastornos metabólicos como los que inciden en algunas mujeres después del parto. La peor complicación de la depresión es el suicidio, el cual figura entre las 20 causas de defunción más importantes a todas las edades a nivel mundial; los trastornos por consumo de alcohol, el abuso de sustancias, la violencia, las sensaciones de pérdida y diversos entornos culturales y sociales constituyen importantes factores de riesgo de suicidio. Cada año se suicida casi un millón de personas en el mundo, mas que las perdidas de vida producto de las guerras, lo cual explica la mala atención preventiva de este problema de salud mental, porque los buenos procesos de atención evitan las conductas suicidas.
El hecho es que en el caso de la depresión a pesar de que se dispone de tratamientos psicosociales y psicofármacológicos muy eficaces, estimamos que menos del 10% de las personas que lo padecen reciben la atención que necesitan, la mayor parte de los pacientes desconocen esta enfermedad, no tienen la información básica, son invadidos por prejuicios y estigmatizados por actitudes culturales de la familia, sus grupos de pares y hasta por sus seres mas queridos, al no reconocer la enfermedad no buscan tratamiento y se suman a las victimas de las deficientes políticas públicas por la salud mental de nuestra sociedad que sexenio tras sexenio hemos venido proponiendo para mejorar el desarrollo social y humano de nuestra sociedad.
En fin un año más, sigamos luchando por la salud mental de nuestra sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario