viernes, 14 de diciembre de 2012

LA REFORMA EDUCATIVA SIMULADA DE EPN

La educación de los ciudadanos en una sociedad es uno de los pilares fundamentales del grado de desarrollo humano y social que permite a las naciones integrarse plenamente a la modernidad, garantizando los mínimos del bienestar, prosperidad y felicidad de sus habitantes en un ambiente de libertad, democracia y justicia plena sin condiciones. Por eso quienes luchamos por estas causas, estamos convencidos que la educación laica, de calidad y desde luego gratuita, desde el kínder hasta el doctorado, debe ser responsabilidad del Estado.

En México esta función rectora del estado, a más de 90 años de fundación de la Secretaría de educación Pública, ha estado sujeta y desviada por los intereses económicos y políticos de las oligarquías, que nos han gobernado, mediante estrategias de inversiones financieras mínimas, el control corporativo del sindicalismo magisterial (SNTE), del clientelismo político y del manejo mediático manipulador, alienante y mercantilista principalmente de la radio y la televisión, con sus barras informativas y de entretenimiento reduccionistas, reactivas e ideotizantes para nuestros ciudadanos; estos oligarcas han estado muy concientes de que la verdadera condición del sometimiento no es la pobreza sino la ignorancia que les ha permitido mantener sus regimenes de oprobio.

Después de la Revolución Mexicana, la educación ha estado sujeta a propuestas revolucionarias y reformistas que han sido obstaculizadas por las mismas oligarquías, como sucedió con las propuestas de José Vasconcelos que impulsaba la educación como proyecto central del estado, intentando erradicar el analfabetismo, luego vinieron los hechos educativos de vanguardia social y pedagógica, entre ellos, destaca la educación socialista de los años 30 y cuya denominación alcanza al texto constitucional tratando de articular la educación al mundo del trabajo, la justicia social y la democratización del país. Durante el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas se volvieron a fortalecer, estas resistencias, ante las demandas más sentidas de los excluidos, los campesinos y los indígenas, cuando se impulsa la educación con las escuelas rurales federales, las escuelas regionales campesinas con becas e internados mixtos y se fomentan centros escolares de trabajo y la educación técnica tiene una de sus grandes manifestaciones con la creación del Instituto Politécnico Nacional. Desde entonces las políticas públicas se han dirigido a mantener y ampliar coberturas desde la educación básica hasta la universitaria, predominando los intereses del mercantilismo capitalista con sus rostros del neoliberalismo, que ha fomentado el desmantelamiento de las funciones rectoras para el bienestar de la población, que incluye la educación y la promueve sólo para el trabajo y para el mercado, valorando la enseñanza por sus resultados, se trata de apuntalar los mecanismos de acumulación privada, donde la educación pública no puede ser más que un gasto oneroso, para lo cual se le ha sacrificado en términos presupuestales de los gobiernos. Sus esquemas educativos cada vez han estado más determinados por el mundo productivo, mercantilista y deshumanizante que sus políticas económicas insaciables les generan.

Resulta que a casi un siglo de distancia, ni siquiera se ha logrado erradicar el analfabetismo, sobre todo en las áreas con mayor pobreza y marginación de nuestro país, sus cifras oficiales (INEA) nos registran la existencia de mas de 5 millones 400 mil mexicanos, mayores de quince años, que no saben leer ni escribir, casi 32 millones de mexicanos están en rezago educativo y la escolaridad promedio apenas es de 8.6 años, no alcanza ni siquiera la secundaria terminada. En el país, 29 millones 275 mil 600 jóvenes carecen del bachillerato, según el Instituto Nacional de Evaluación para la Educación (INEE), 3 millones 245 mil 169 personas entre 19 y 23 años asiste a la escuela, desde la superior hasta la básica, pero 2 millones 426 mil 979 en esas edades truncaron sus estudios, conforme a cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del primer trimestre de 2011. Según el CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de Política Social), sólo El 94.7 por ciento de la población de seis a 14 años asiste a la escuela, cifra que se compara con 85.8 por ciento que asistía a la escuela en 1990. En México sólo 18 de cada cien alumnos que ingresan a la educación básica logran concluir estudios superiores, donde sólo 20 por ciento de los jóvenes más pobres en el plano nacional acceden a la enseñanza superior, la deserción escolar en ese nivel educativo fue de aproximadamente 35%. En las comunidades indígenas el panorama es peor: las cifras del INEGI revelan que sólo 14% de esa población logra terminar la primaria. Según datos de UNICEF, en el país un millón de niños no acuden a la escuela y cerca de 3.3 millones trabajan en ambientes de riesgo.

En el marco de la calidad de los procesos educativos, nos han disminuido capacidades y competencias en todos los niveles y grados de estudios, aun de quienes egresan de las universidades públicas con sus licenciaturas, maestrías y doctorados. Los estudiantes están aprendiendo cada día menos, tan sólo en educación básica y hasta el nivel secundaria el 70 % de los adolescentes, que egresan, no están alcanzando los propósitos educativos planteados en el currículo nacional, persiste un déficit en el aprendizaje de lectura y escritura de los alumnos, al no alcanzar el propósito establecido en un plan de estudios. En la mayoría de los adultos, aun en los profesionistas, persiste el denominado analfabetismo funcional, por este déficit en sus aprendizajes, que dificulta apropiarse de herramientas formales para adquirir y analizar información relacionada con la toma de decisiones en la vida real y comunicarse de maneras variadas y efectivas. Según la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico), el rezago educativo provoca que la eficiencia terminal en primaria sea de 91.7 por ciento, en secundaria de 78 por ciento, en bachillerato, 43 por ciento. La eficiencia terminal de estudiantes de licenciatura es de poco más de 10 por ciento, cuando se considera a éstos hasta la edad de 29 años. México ocupa el último lugar en las siguientes áreas: 1) conocimiento sobre ciencia, 2) ciencias de la Tierra y el espacio, e) ciencias de la vida, 4) capacidad de lectura, 5) matemáticas y 6) física. En resumen tenemos baja eficiencia terminal y pésima calificación en las principales áreas del conocimiento, y una matrícula universitaria de las más bajas para las edades de 18 a 24 años, ya que sólo 26 por ciento están matriculados en educación superior. En comparación, Finlandia tiene una matrícula de 93 por ciento, seguida de Estados Unidos (82 por ciento), Suecia (79), España (67), Japón (57) y Turquía (35).

Desde los ochentas, del siglo pasado, los especialistas de la educación han coincidido en calificar como un fracaso el sistema educativo nacional, utilizando diversos calificativos como decadente, deteriorado, o en “debacle”, colapsada o mínimamente como en crisis, ha existido un consenso además desde hace mas de seis años de la mayoría de los partidos, organizaciones sociales, no gubernamentales, empresariales y hasta religiosas, de la necesidad urgente de lograr una gran transformación de la educación de nuestra sociedad que solucione los graves problemas por los que transitamos. Lo lamentable es que sólo han estado ubicando como factor central, de estos problemas a los dirigentes sindicales del SNTE, primero con Carlos Jonguitud Barrios y luego con Elba Esther Gordillo Morales, que el gobierno federal ha mantenido apoyando y asociándose con esta cúpula sindical, pervirtiendo las políticas de educación pública y convirtiéndola en un polo de poder incontrastable, que sin duda han sido uno de los factores de este fracaso, pero porque perder de vista la articulación de estas lacras con las redes del poder delincuencial que los gobierno tanto del PRI, el PAN y ahora del PRD y hasta empresarios no sólo apoyaron, si no siguen siendo beneficiarios del entramado de asociaciones para seguir privilegiando sus intereses sobre el interés nacional de lograr soluciones de fondo de los graves problemas educativos que tenemos en México.

Han sido las políticas del estado que los regimenes priistas y panistas han impuesto en educación donde sus cúpulas, que han sido resistentes y han obstaculizado toda propuesta de reforma integral de la educación, que no pasa sólo con menoscabar el poder corrupto de los líderes sindicales del SNTE y sus privilegiadas posturas en torno a las evaluaciones, la integración de plazas, los movimientos escalafonarios, la actualización y capacitación de su magisterio, reducidas a la educación básica. Una Reforma integral no sólo implica las reformas constitucionales y las necesarias de las leyes complementarias que ahora Enrique Peña Nieto (EPN) hace alharaca con los dirigentes de los principales partidos políticos (PRI, PAN y PRD) en el marco de su tenebroso Pacto Por México. Son las mismas estrategias simuladoras de cambios trascendentales, que desde 1917 se han hecho reformando el artículo 3 constitucional, en mas de siete ocasiones, a pesar de los múltiples llamados, en cada uno de esos tiempos, de afrontar los rezagos y lograr una reforma educativa integral que destacados intelectuales e investigadores de la educación en nuestro país han venido haciendo desde Vasconcelos, Bassols y hasta el maestro Pablo Latapí como se describe y analiza magistralmente por Carlos Ornelas en su ensayo: El Sistema Educativo Mexicano, la Transición de fin de Siglo, impreso por el FCE.

Una Reforma integral implica la atención y el respeto impecable de las funciones rectoras del estado sobre la educación, establecidas en el artículo tercero constitucional que ha sido transgredido recurrentemente por gobernantes y funcionarios. Implica no sólo entender sino ejercitar escrupulosamente a la educación como un derecho fundamental, responsabilidad del estado, que debería de ser gratuita, mantener su laicidad y logre contribuir al fortalecimiento de la libertad, la democracia, la justicia, el progreso y el desarrollo humano y social de toda nuestra nación.

No pueden existir cambios educativos de fondo si no se integra plenamente la cultura democrática en todas las instituciones educativas, se necesita la participación activa de todos en los procesos de planeación y programación de la enseñanza, necesitamos acabar con los autoritarismos despóticos de los maestros y directivos que persisten en ejercer, transgrediendo los métodos de la enseñanza mas innovadores, que generararían mas y mejor aprendizajes para el desarrollo social y humano del educando, lo cual llevaría a desarticular las redes caciquiles de estos grupos de poder enquistados en los demás niveles de educación técnica y universitaria en todo el país. La “camarilla que durante décadas, en los hechos se fue apoderando, adueñando del sistema educativo nacional no sólo ha estado en la enseñanza básica, haciendo su botín y constituyéndose en la traba principal para elevar la calidad de la enseñanza”, como los refirió Jesús Zambrano del PRD, con sus peroratas ignominiosas de apoyo a EPN, están en la mayoría de las instituciones publicas de la educación que imparte el estado en México desde la nefasta guerra sucia que el estado utilizo para exterminar a las fuerzas opositoras progresistas y de izquierda desde los setentas del siglo pasado.

Se necesita lograr una gran Reforma Académica que modernice los planes y programas de estudios, superando reduccionismos, con visión holística que logre un nuevo modelo de escuela y de gestión educativa acorde al desarrollo de las ciencias, la cultura y la tecnología, que este inmersa en el humanismo para fortalecer la función social de la educación logrando formar ciudadanos no sólo con grandes capacidades, habilidades y destrezas para el desempeño productivo en sus oficios, en sus profesiones sino libres, democráticos, tolerantes, plurales, justos, éticos, equitativos, fraternales y solidarios pero sobre todo creativos para contribuir al desarrollo social y humano de nuestra patria. El gran reto consistiría en articular, esta reforma académica de los niveles básicos, con los niveles de educación técnica y superior que se imparten por el estado en las universidades y tecnológicos públicos, armonizando con el conjunto de necesidades económicas, sociales, científicas y culturales que demanda nuestro desarrollo nacional en el contexto de la globalidad de los países en el mundo.

Se requiere además garantizar un mayor financiamiento no sólo sobre la educación pública, que actualmente es mas del 6.5 el PIB, que permita además de lograr la cobertura total del derecho a la educación desde la básica hasta la universitaria, el mejoramiento de la infraestructura, el equipamiento y los materiales didácticos; el cómputo o los talleres y laboratorios de distinto tipo, incluidos los dedicados a la enseñanza de idiomas; sino además se necesita apoyar el financiamiento adecuado para la ciencia, tecnología, innovación y cultura, sin los cuales no hay desarrollo pleno de la educación en nuestra sociedad. Por último se debe acabar con el centralismo asfixiante del federalismo en la administración de esta rectoría educativa, debe de lograrse la descentralización de esta función en los grados básicos hasta el preuniversitario a los diferentes niveles de los gobiernos estatales y municipales.

El priísmo si que sabe de proponer reformas, pactos y formación de comisiones especiales para manipular mediaticamente a la población, es cuestión de no olvidar la historia de su régimen gobernante del siglo pasado, creando una imagen de cambios trascendentes, donde integra a los personajes mas corruptos del quehacer político mexicano para esta sucia tarea, empezando por el genocida de Emilio Chuayffet como Secretario de Educación Pública (SEP), responsable de la Masacre de Acteal; hoy se suman los que prevalecen en todos los partidos (PRI-PAN-PRD), y desde luego tratan de satisfacer a sus dependientes económicos y a los oligarcas que nuevamente están apoyando esta reforma educativa, para que nada cambie en el fondo y menos que atente con sus regimenes de explotación, generadores de ignorancia y miseria en la mayoría de la población.



1 comentario:

  1. Lo más grave y trascendental es que mantienen a la mayoría del pueblo de México en la ignorancia absoluta, sabiendo que un pueblo educado es más democrático, no quieren que vayan a las aulas, y nutran mediante el sistema Socrático de enseñanza (Método socrático) en donde se privilegia el dialogo con el intercambio de ideas y pensamientos (la dialectica)(Originariamente designaba un método de conversación o argumentación análogo a lo que actualmente se llama lógica)), con lo que se adquiere conciencia Social y Político, esto es que en las Escuelas y Universidades se obtiene mayor capacidad para discernir y entender cuando nuestros Gobernantes beneficias a México; por eso mantienen a la Ciudadanía en la ignorancia e ignominia, y de este modo consiguen votos seguros de entes incapaces de diferenciar entre lo bueno y lo menos bueno. Lo que yo veo, es un Plan Perverso fraguado por las Cúpulas del Poder o Oligarquía, para mantenerse sus privilegios a costa de la calidad educativa y de los mexicanos.

    ResponderEliminar