La inteligencia en el ser humano ha sido una de las funciones mentales más estudiadas en las ciencias de la conducta, desde sus niveles de integración molecular, la genética, neurofisiológicos hasta los determinantes psicológicos, sociales, filosóficos, antropológicos y de las ciencias de la información con sus grandes avances tecnológicos desde el pasado milenio.
La inteligencia es una de las capacidades mentales de las personas, que implica la habilidad de entender, de pensar, razonar, elaborar información, comprender ideas, aprender y reaprender de la experiencia dirigido a la solución de problemas o elaborar productos que puedan ser valorados en una determinada cultura, eligiendo la mejor opción que beneficie su desarrollo social y humano. Es una capacidad cognitiva, que define la construcción del conocimiento, no es mero aprendizaje de libros ni habilidades académicas, menos los talentos para superar pruebas. Existen clasificaciones que son denominadas de acuerdo a funciones específicas integradas en alguno de los niveles que la definen, como la inteligencia lingüística, emocional, espacial, lógico-matemática, corporal cinestésica, hasta la social y existencial.
En lo que no hacen énfasis sus estudiosos es que su cultivo fortalece y mantiene la libertad del ser humano, desde los griegos se integró como una de las estrategias fundamentales para lograr la libertad absoluta del ser humano, desde entonces los gobernantes y políticos retrógrados han tenido como interés principal mantener en la ignorancia, desinformados y lejos del conocimiento de las ciencias, las artes y las humanidades a las poblaciones, bloqueando esa capacidad cognitiva, impidiendo esa facultad de procesar información que lleva a la percepción y la integración del conocimiento para el desarrollo habilidoso del pensamiento libre que enaltezca al ser humano.
Hoy los investigadores científicos como Marcelino Cereijido, profesor del Departamento de Fisiología Biofísica y Neurociencias del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional, hasta han acuñado el terminó “cognicidio” que significa “matar el conocimiento, dice “El conocimiento no es como la información que se puede guardar en la memoria de computadoras: se le debe poseer y usar. Todo organismo sobrevive siempre que sea capaz de interpretar la realidad”, sí es esa realidad que los políticos mezquinos no quieren que sociedades inmersas en la mentira asumamos para pasar de la sobrevivencia a lograr los niveles de desarrollo que nos corresponden de acuerdo a nuestros grandes recursos historicos, culturales y patrimoniales que tenemos.
Son gobernantes y funcionarios que fortalecen políticas educativas mediocres, primero para obstaculizar el acceso libre a los diferentes grados de enseñanza, luego manteniendo malas calidades en la enseñanza en las escuelas que integran su sistema educativo, a nivel público y las privadas que mercantilistamente se pervierten. Sus sistemas de enseñanza no logran cultivar la inteligencia de sus alumnos, generan hasta repulsión hacia el conocimiento científico y de las artes, son promotores del analfabetismo científico, inhibidores del pensamiento critico, creativo, generador de potencialidades libertarias. Complementan sus mediocridades con bajas inversiones en el desarrollo de las ciencias, las artes, la tecnología y la cultura y prevalecen sus consideraciones de que en países como el nuestro, México, todos los problemas son económicos, cuando la variable mas importante, para el desarrollo es y seguirá siendo el conocimiento , no la economía, si prevalece la pobreza y el hambre es porque persisten en que seamos una sociedad donde no se promueva el conocimiento que generan las ciencias, que permita cultivar la inteligencia de nuestra sociedad. El colmo es que los funcionarios responsables de la educación, la ecologia, salud pública, el desarrollo urbano, el transporte, la comunicación, hasta la procuración de justicia esten alejados de la necesaria incorporación del conocimiento, sin integrar que todo depende directa o indirectamente de la ciencia. Tenemos poblaciones que siguen padeciendo abusos laborales, explotación, pobreza, inundaciones, cada temporada, muchos muertos por accidentes de transito, enfermedades fácilmente prevenibles, carestía en la comida, medicamentos, agua, pero como les falta simplemente el conocimiento sobre ciencia no puede entenderlo.
Por eso, en el México moderno que vivimos prevalece la corrupcion, la mentira, con sus lacras de injusticia, violencia, desigualdad, donde sus habitantes son victimas de los fanatismos, dogmatismos, la superchería, pero sobre todo de la manipulación cotidiana que los medios hacen para fortalecer las políticas públicas para impedir el desarrollo libertario, obstaculizando este cultivo de la inteligencia.
Para los políticos actuales en el poder es prioridad que sociedades como la nuestra sigan confiando mas en la fe, en la magia y en la suerte que en la ciencia, sus afanes depredadores no tienen limites.
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