viernes, 11 de julio de 2014

REFORMA ELECTORAL Y EL REGISTRO DE MORENA COMO PARTIDO POLITICO NACIONAL


Ha concluido el procesamiento de la reforma electoral en México, en los congresos de los estados, impuestas por las oligarquías económicas y partidistas, del régimen de oprobio que padecemos, dando un paso más, de su ignominioso pacto, para continuar las políticas neoliberales que incrementan las desigualdades, que son depredadoras de nuestras riquezas y obstaculizan el desarrollo humano y social, que debería estar inmerso en el pleno goce de la libertad y la democracia sin condiciones para todos los ciudadanos.
Los diputados y senadores, no quisieron dar el gran paso revolucionario, necesario para integrar plenamente la democracia en la política electoral y acabar de una vez por todas con la simulación, la mentira y los fraudes electorales. Las leyes y normas integradas en nuestra Constitución y en sus leyes secundarias que han impuesto, como la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales,  la Ley General de Partidos Políticos, Ley General en Materia de Delitos Electorales y las Leyes Electorales para los estados seguirán siendo letra muerta, sin garantizar la función cabal del estado mexicano, en los procesos democráticos en la elección de los políticos que nos gobiernen, para garantizar el desarrollo de elecciones con “la certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, máxima publicidad y objetividad como principios rectores”, menos que “los partidos políticos nacionales cuenten de manera equitativa con elementos para llevar a cabo sus actividades y accedan al derecho en “el uso de manera permanente de los medios de comunicación social”, en condiciones de equidad.

Los pripanistas no quisieron acabar con las lacras del clientelismo, el asistencialismo, corporativismo, el pragmatismo, la compra de los votos y demás conductas corruptas que utilizan para cometer los fraudes electorales, en suma seguirá prevaleciendo el poder del dinero con la ignominiosa mercadotecnia electoral, las influencias de caciques empresariales, políticos y gobernantes con sus redes delincuenciales capaces de aniquilar a los enemigos que osen atentar contra sus corruptos intereses. Seguirán además blindados, por las instituciones garantes de la impartición de justicia, contra sus graves violaciones como los excesivos gastos de campañas y el uso de recursos públicos y/o de procedencia ilícita, y no se diga de los favores de los medios de comunicación con sus televisoras y estaciones de radio otorgándoles tiempos y espacios privilegiadamente, manipulando y mintiendo para luego beneficiarse con las políticas de los gobernantes, como lo acaban de hacer en la reforma de telecomunicaciones.   
La desigualdad para los candidatos y los partidos adversarios al régimen, prevalecerá en todos los ámbitos, desde el financiamiento público de las campañas, el acceso a los espacios de los tiempos en los medios de comunicación hasta las condiciones mínimas que deben instrumentarse para el voto reflexivo de los ciudadanos en los debates de los candidatos. Los partidos en el poder, PRI y PAN seguirán impunemente usando los recursos económicos, materiales y humanos de sus dependencias públicas y de los programas sociales con sus estrategias de cooptación y tráfico de influencias sin que prospere alguna de las demandas que públicamente son conocidas y evidenciadas una y otra vez por las investigaciones periodísticas.
Así que para ganar una campaña electoral en las próximas elecciones del 2015 que se celebraran en México y en algunos estados como el nuestro, Nuevo León, donde se elegirán gobernador,  diputados locales y alcaldes con sus ayuntamientos, los candidatos aspirantes al poder en cualquiera de estos niveles, tendrán que tener el poder del dinero que además de sostener los gastos ordinarios del uso de los recursos para una campaña, sostenga la parafernalia de la mercadotecnia electorera capaz de manipular el cerebro primitivo, regulador de las emociones de los seres humanos, capaz de lograr las influencias que permitan su posicionamiento no sólo ante los votantes sino ante los oligarcas empresariales y partidistas; sin olvidar como inhibir los votantes corporativizados y de las clientelas políticas, dispuestos a apoyar con dadivas en la gran fiesta electoral, como alguna vez escuche denominarla así a un cacique de izquierda, vividor de estas lacras.
En tanto los partidos de izquierda como el PRD y el PT se desgarran las vestiduras porque estas nuevas leyes exigen alcanzar mínimamente el 3% de la votación, para mantener el registro legal, con las prerrogativas y las posiciones plurinominales, donde han estado perdidos en sus trabajos políticos electorales por décadas.
En MORENA, donde esta semana hemos logrado el registro como partido político nacional,   no nos preocupa esas mínimas metas, nuestra lucha no es por los cargos, seguimos aspirando a llegar al poder político en México, para lograr el cambio verdadero, que incluye derogar las ignominiosas reformas, como esta, y la educativa, hacendaria, energética y la de telecomunicaciones, para así  dar ese gran paso revolucionario que logre la transformación radical con nuestro proyecto alternativo de nación.

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