domingo, 26 de octubre de 2014

ESTADOS GENERADORES DE PATOLOGIAS

En este milenio estamos vivenciando las consecuencias sobre la salud de las poblaciones por las políticas neoliberales de los oligarcas defensores y rabiosos impulsores del sistema capitalista deshumanizante, que  después de la segunda guerra mundial, catapultaron la explotación y la desigualdad social, política, cultural y económica, con sus lacras de generación de pobreza y militarización hacía los países resistentes a sus posicionamientos colonialistas e imperialistas.
La complicidad de sus gobiernos lacayos, como el nuestro, en México, sigue convirtiendo al estado en un generador de patologías, acorde a sus elementos operativos e ideológicos de la gran maquinaria de represión social que opera a favor de su conservación, como lo refiere mi amiga la doctora Veronika Sieglin, investigadora de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en su ensayo sobre “Sociedades Patológicas”, o más allá como desde los setentas del siglos pasado Herbert Marcuse lo planteaba en su ensayo sobre “la agresividad en la sociedad industrial avanzada”.
Sus conductas depredadoras no han tenido limites, sus inversiones “industrializadoras” sobre nuestros países han destrozado el ambiente natural generando contaminantes con substancias toxicas y generadoras de cáncer en sus distintos tipos, como las dioxinas, El DDT (diclorodifeniltricloroetano), el benceno y el asbesto, algunas presentes hasta en sus productos procesados como medicamentos y en  conservadores de alimentos. El cáncer  hoy constituye una de las primeras causas de muerte no sólo en nuestros países sino en el mundo, donde de acuerdo a la OMS, es la segunda causa de muerte, se estima que a lo largo de este siglo XXI el cáncer será la principal causa de muerte en los países desarrollados. Los más frecuentes en varones son el de pulmón, próstata y colon, mientras que en mujeres el primero es el de pulmón, seguido por el cáncer de mama y el de colon, a pesar de las evidencias concluyentes del tabaquismo en el cáncer de pulmón, sus industrias siguen impunemente operando con sus grandes beneficios mercantiles. La prevención de los sistemas de salud de los países que implica inversiones económicas, menores y más efectivas que sus tratamientos sigue ausentándose de sus políticas públicas, convirtiéndose en uno de los factores determinantes de este incremento.
Luego, las enfermedades infecciosas fáciles de erradicar como la malaria o paludismo y la tuberculosis, siguen matando a sus enfermos, sobre todo en las regiones de los países más pobres de Asia, África y Latinoamérica, por lo poco redituable en las ganancias, para los grandes consorcios farmacéuticos, generadas por la producción de los medicamentos que tienen capacidad de curar estas y otras enfermedades infecciosas como el cólera y las neumonías. En este mismo contexto resulta que las infecciones respiratorias y digestivas recurrentes en los climas primaverales e invernales, respectivamente, en que se constituyen como  la principal causa de enfermedad siguen siendo uno de los mercados más atractivos para la industria farmacéutica.
El alcoholismo sigue menoscabando gravemente la salud de nuestras sociedades, son más los que mueren por este problema que los homicidios.Las defunciones por accidentes relacionados con el alcohol (choques, atropellamientos y suicidios) ocupan los primeros lugares entre las causas de muerte en muchos países.  A su vez, la Secretaría de Salud de México reporta que el abuso del alcohol se relaciona con el 70 % de las muertes por accidentes de tránsito y es la principal causa de fallecimiento entre los 15 y los 30 años de edad. Se estima que 27 000 mexicanos mueren cada año por accidentes de tránsito y la mayoría se debe a que se encontraban bajo los efectos del alcohol.
Luego, los trastornos mentales afectan a más de un tercio de la población europea y su esperanza de vida es entre 10 y 25 años más corta que la de la población general, según ha denunciado la oficina regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque estas cifras son frecuentemente proyectadas en su prevalencia en países como el nuestro. La misma Organización Mundial de la Salud (OMS) quiere que las autoridades se tomen más en serio el suicidio, un drama “evitable” que sucede cada 40 segundos en alguna parte del mundo y afecta cada año a más de 800 mil personas, más que las víctimas de guerra o catástrofes naturales, la mayoría de quienes se suicidan tienen más de 50 años, y es la segunda causa de muerte entre jóvenes de 16 a 29 años , además de que este  fenómeno afecta al doble de hombres que de mujeres y afecta a “las poblaciones más vulnerables del planeta, en particular a los grupos sociales que ya padecen marginación y discriminación, los países de ingresos medios y bajos 11.2, concentran el 75.5 por ciento del total mundial de la tasa de suicidios. En América Latina ocurren situaciones muy dispares, con algunas naciones por encima de la media mundial, como Bolivia y Chile (ambos con 12.2), El Salvador (13.6) y Uruguay (12.1), y otros por debajo, como Brasil (5.8), Colombia (5.4), México (4.2) o Perú (3.2). En Europa, España tenía una tasa de 5.1, muy por debajo de Francia (12.3), Alemania (9.2) o Rusia (19.5). En Estados Unidos era de 12.1. El récord mundial se registró en Guyana (44.2), seguida de Corea del Norte (38.5), y la más baja en Arabia Saudita (0.4).
En fin, estamos en sociedades generadoras de patologías con sus modelos económicos y políticos que se han distanciado de sus objetivos del sentido común de sus gobernantes, para lograr el bienestar general de sus poblaciones.  

lunes, 20 de octubre de 2014

ESQUIZOFRENIA Y DIA MUNDIAL DE LA SALUD MENTAL


Paso, en nuestro país, desapercibido en la gran mayoría de la población, con escaza promoción oficial de los gobernantes, que siguen más atareados en cómo afrontar sus violencias y las tragedias que han generado, la celebración del día mundial de la salud mental, el pasado 10 de octubre, que desde el año de 1992, se ha promovido por la Organización Mundial de la Salud Mental (OMS), con el fin de que todos los países y sus sociedades fomenten la conciencia sobre los problemas de salud mental. Con este fin cada año escogen un eje temático, que con un lema focalice la atención sobre uno de los problemas prevalecientes, este año fue “Vivir con Esquizofrenia”, que es uno de los trastornos mentales de los más complejos no sólo para su prevención, diagnóstico y atención integral, sino con graves repercusiones para las interacciones familiares, escolares, sociales y laborales de las personas que viven con este padecimiento, cuya dificultad principal consiste en lograr la percepción de la realidad “normal”.
La esquizofrenia es una de las enfermedades mentales que más ha sido objeto de estudio en las ciencias de la conducta y las neurociencias, sin que a la fecha se haya logrado encontrar el tratamiento que permita lograr la rehabilitación total. Las personas que la padecen son tratadas fundamentalmente con psicofármacos, denominados antipsicóticos, cuyos avances, bien manejados por el especialista, han permitido disminuir sus alteraciones en las sensopercepciones, los sentimientos y el funcionamiento de su personalidad, logrando una mejor interacción social, que lamentablemente sigue enfrentando el estigma con la consecuente marginación y rechazo en diversos grados que transgreden los más elementales derechos humanos y sociales, entre ellos su derecho a recibir la atención sobre su salud mental; son los más proclives al abandono de sus familiares y de la sociedad, a deambular en la mendicidad y vagabundeo en las calles exhibiendo las “locuras” en sus comportamientos en su mundo irreal, contrastando con el paradigma del mundo real de los "normales", en el que paradójicamente predomina la insensibilidad, con la negación del mínimo sentimiento fraternal y solidario hacia estos seres humanos victimizados en nuestras sociedades.

He tenido que observarles sus ignorancias a jueces, hasta algún presidente de tribunal superior de justicia, que inmersos ademas, en la estigmatización de los enfermos mentales han querido instrumentar sus propuestas “trascendentes” de negarles el derecho a este tipo de pacientes la credencial de elector, el acceso a créditos, al libre uso de tarjetas de débito o de crédito y desde luego al internamiento forzado, que en muchas de las ocasiones sólo sirve para actos de corrupción en el otorgamiento de derechos patrimoniales, como herencias y/cesación de derechos sobre bienes patrimoniales.
El peor de los estigmas, sobre las personas que padecen Esquizofrenia se basa en el temor porque sus conductas lleven a desarrollar actos criminales, agresivos o de abuso, sobre todo sexual, que es hecho por la mayor parte de las personas inmersas en la desinformación y que ignoran que la gran mayoría de los actos criminales, en todo el mundo, son hechos por personas que no cursaban en el momento de cometer el acto criminal ninguna de las enfermedades mentales, es decir son  personas supuestamente eran normales.

Por si fuera poco, en la contribución a la estigmatización de la esquizofrenia, los políticos no sólo de nuestro país, sino en todo el mundo, han recurrido a denostar a sus adversarios acusándolos de tener este padecimiento, de ser esquizofrénicos, su mundo inmerso en sus realidades donde prevalece la mentira, la negación persistente de la verdad, de la honestidad, con sus lacras de conductas corruptas y criminales, nada tienen que ver con el mundo de estos pacientes que está inmerso en otros mundos con los que fantasea nutriendo los sueños de libertad creativa sin más límite que su propia existencia desbordada por su primitivo ego.
La esquizofrenia en nuestro país sigue siendo maltratada, la mayoría de los pacientes no tienen acceso a los medicamentos, mucho menos a procedimientos de intervención psicosocial que los integre a psicoterapia individual, de grupo, ocupacional, recreativa, menos a procesos educativos de apoyo que logre los máximos de escolaridad y/o las habilidades para el desempeño de una profesión o de un oficio. Muchos de ellos siguen siendo víctimas en hospitales psiquiátricos,  con sus modelos manicomiales, internados, en centros geriátricos, aislados, medicados, deteriorándose en sus funciones mentales, más en las cognoscitivas, con la precarización de sus interacciones sociales, de sus propias condiciones físicas, con su salud acechada por la infecciones, que en tiempos invernales llegan a constituirse como la primera causa de sus enfermedades y de sus muertes. Salvo en el estado de Hidalgo, se ha logrado el desarrollo de comunidades terapéuticas que están tratando de mejorar el proceso de atención hacía este tipo de padecimientos.

En fin este padecimiento que se estima está presente entre el 3 y 4 por ciento de la población, se suma al estigma sobre los trastornos mentales y la discriminación que llegan a sufrir tanto las personas que los padecen así como sus familiares. En nuestro país La última Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica, en México detecto que  casi una tercera parte de la población adulta que habita en comunidades urbanas ha padecido en algún momento de su vida un trastorno mental, los más frecuentes: depresión, ansiedad y abuso de sustancias.
A pesar de que, desde hace décadas, los trastornos mentales son considerados un problema de salud pública en nuestro país, las políticas de salud mental de los gobernantes han sido omisas en articular un programa nacional de salud mental que cuando menos contenga el incremento de la prevalencia de este tipo de trastornos, lejos hemos estado de alcanzar lo que de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, define como salud mental: “Capacidad del individuo, el grupo y el ambiente de interactuar el uno con el otro de forma tal, que se promueva el bienestar subjetivo, el óptimo desarrollo y el uso de las habilidades mentales ( cognitivas, afectiva y relacionales), la adquisición de las metas individuales y colectivas en forma congruente con la justicia y la adquisición y preservación de las condiciones de equidad fundamental”

Más lejos estamos, de lo que hace una década el Comité de Salud Mental, de la propia OMS, consenso para su declaración: “La Salud Mental es el goce del grado máximo de salud que se puede lograr, es uno de los derechos fundamentales e inalienables del ser humano, sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica y social.”

domingo, 12 de octubre de 2014

LOS ESTADOS Y SUS POLITICAS CRIMINALES

Vivo en un país donde el estado mexicano, dominado y gobernado por más de un siglo, por las oligarquías económicas y partidistas, ha prevalecido con políticas criminales, acordes a sus intereses de explotación e injusticia de nuestra patria y la de los depredadores del capitalismo, acentuado hace décadas por su neoliberalismo que está llevando a liquidar los valores y principios humanistas básicos en el mundo. Estos oligarcas, han incrementado además las lacras de desigualdad y pobreza, con los consecuentes obstáculos al desarrollo social y humano, que nos merecemos los mexicanos, de conformidad con nuestros recursos humanos, naturales, culturales e históricos, con los que hemos venido evolucionando como nación.

Las recientes masacres de los estudiantes en Ayotzinapa, del municipio de Iguala, Guerrero y del municipio de Tlatlaya, del Estado de México, demuestran  una vez más el brote purulento de la podredumbre del poder ejercido por el estado mexicano, inmerso en las redes delincuenciales que prevalecen en todos los niveles de gobierno y del quehacer político que tenemos en México y que prevalece en todos los países que no han logrado consolidar un régimen democrático pleno. En otro país, con otro nivel de desarrollo democrático, económico, social y humano, la reacción lógica y sensata,  ante estos hechos abominables seria la destitución inmediata de los responsables y su disposición ante la justicia  para afrontar los hechos, de los alcaldes, gobernadores, jefes de seguridad y hasta algunos presidentes y primeros ministros de estos países, que serían o han sido renunciados o destituidos por delitos menos graves.
Sin embargo, en países como el nuestro, los gobernantes y funcionarios responsables de este tipo de crímenes, han gozado de impunidad.  Asesinar a mansalva a jóvenes desarmados, aterrorizados, cuyo único error fue ejercer confiados, la protesta pública y solicitud de solidaridad con sus demandas integradas en el movimiento estudiantil normalista, contrarios a la reforma educativa del peñanietismo y con miras a asistir a la gran manifestación del 2 de octubre en la ciudad de México, que todos los mexicanos no olvidamos, resistiendo décadas de ocultamiento y manipulación de los gobiernos, que intentaron borrar esa masacre y así aniquilar su presencia en la historia, que finalmente logramos imponer como una victoria honrosa para los martires, para que así fuera parte de nuestra historia, contra los regímenes autoritarios y corruptos de nuestra nación. Lo que no hemos logrado, es que los responsables de esas y otras masacres, enfrenten la justicia, al contrario han seguido en la impunidad y viviendo como funcionarios públicos leales a las redes delincuenciales del poder, hoy revividos con el retorno del PRI, al que sólo le faltaba incrementar su guerra sucia contra los opositores a su régimen de oprobio, con las masacres que han distinguido a sus gobernantes durente decadas.

La convivencia de gobernantes, delincuencia y oligarcas económicos y políticos ha generado lo que he venido denominando las redes delincuenciales del poder que prevalece en nuestro páis, conformando solidas estructuras económicas, mediaticas y de empoderamiento influyente en la selección de los políticos que gobiernan, a las que no les ha bastado sus satisfactores en el ejercicio del poder benefactor, hacia sus intereses con la impunidad inherente a sus múltiples corruptelas inmersas en los manejos administrativos y financieros de los presupuestos públicos, además del gozoso influyentísimo de su tráfico de influencias, principalmente para saciar su voraz codicia sin escrúpulos, para sus empresas, sus grandes corporativos y el enriquecimiento ilicito, que con cinismo y desverguenza exhiben, sus familias y descendientes en las redes sociales, ahí estan los ejemplos ignominiosos de los apellidos Salinas,Figueroa, Aguirre, Ruiz Massieu, Juárez Cisneros y otros más que evocan lo mismo, como los apellidos Hank González, Montiel Rojas, Peña Nieto, Del Mazo y Chuayffet.
Son los gobernantes y funcionarios del PRI, el PAN y ahora el PRD, que han sucumbido a las tentaciones de las redes delincuenciales del poder, de nada ha servido que los ciudadanos ante el hartazgo de la permanencia de los mismos políticos del partido gobernante, sobre todo el nefasto PRI, hayan logrado la victoria, esperanzados en lograr grandes cambios, votan por ellos, y  una vez que han llegado al poder, así sea en las presidencias (como lo logro el PAN, en los dos sexenios anteriores)  o gobernadores (como le ha sucedido al PRD, en Michoacan, Guerrero, Morelos, Zacatecas, etc..), ni que decir de los gobiernos municipales, prestos a ceder los controles de sus funciones en el desarrollo urbano, ecologia, seguridad, vialidad y reglamento de alcoholes. Asi simple y llanamente sus gobernantes electos no quisieron ni quieren ejercer el poder soberano que les mandato el pueblo, para lograr cambios trascedentes verdaderos en el mejoramiento del desarrollo social y democrático de sus territorios y de sus sociedades, prefirieron integrarse, algunos por omisión, otros con franca coalición, a las redes de olgarcas políticos, empresariales y hoy hasta dirigentes de grupos delincuenciales, como el abominable ejemplo del poder del delincuente apodado la Tuta, en el desempeño de los gobernantes del estado de Michoacan.  

Han sido gobernantes que se han integrado a las políticas criminales del Estado, facilitando y entregando en sus territorios, no sólo para el control de los grupos criminales, sino  la entrega de los recursos naturales a los depredadores capitalistas de empresas trasnacionales, nuestras tierras, nuestros minerales, el petróleo, nuestro ferrocarriles, nuestra agua, que en su mayoría se la roba, los bosques, destruyen el ambiente; fomentando además la eliminación de conquistas de las luchas por el desarrollo de los trabajadores y el bienestar de las familias,  como el salario digno, las leyes de protección laboral, el acceso a la educación pública laica y gratuita, de calidad en todos los niveles, el acceso a servicios de salud de calidad, sin condiciones, pero sobre todo el que como sociedad gocemos plenamente de nuestros derechos humanos, con su libertades, donde no exista nunca mas la represión y eliminación de quienes nos oponemos a sus métodos criminales de gobernar.
No basta que demandemos sólo justicia, contra los responsables de estas masacres, tenemos que demandar que se acaben las politicas criminales de estado, que los priistas en el poder persisten en ejercer y que se han entregado a los oligarcas, y peor aun se han extendido hacía los grupos criminales organizados y serviles a los intereses capitalistas de los paises imperialistas con sus organismos financieros internacionales, como el FMI y el banco mundial. 
Me adhiero al clamor de los que estamos en el hartazago y no nos pueden manipular con sus estrategias politicas y mediaticas. No se necesita sólo la renuncia del gobernador, ni el alcalde ni la de Peña Nieto, que se vayan todos y demos paso a la construcción de una nueva sociedad donde el estado deje de estar al servicio de los criminales y las oligarquias de cualquier tipo.