miércoles, 22 de abril de 2015

UN DEBATE POLITICO SIN DEBATE-ELECCIONES 2015

Asistí al supuesto debate político de los diez candidatos al gobierno de mi estado de Nuevo León, México, organizado por la Comisión Estatal Electoral en el marco del proceso electoral 2015, que estamos viviendo; supuesto porque el dialogo necesario entre las personas para discutir oportunamente, confrontando sus propuestas para gobernar, no se logra con tiempos limitados ni normas restrictivas que impiden ese debate. Su conductor no sólo debe ser un otorgador de la palabra, limitado a señalar las preguntas, los tiempos de intervención, sino lograr, con sus habilidades, neutralizadas en sus preferencias, que los dialogantes se ciñan al tema central que se está debatiendo.

Un debate político debería de lograr que los votantes conozcan y analicen a los candidatos con sus propuestas políticas, suyas y las de su partido, así como sus personas, sus trayectorias, y motivar el voto razonado para el día de la elección, lejos de la emocionalidad, lejos de la manipulación de los gurús de la mercadotecnia electoral, mas lejos de la cooptación y compra del voto que persisten en utilizar como estrategia fundamental el PRI y el PAN. En un mundo inmerso en la manipulación mediática y las lacras del mercantilismo del sistema capitalista neoliberal, donde los países emergentes, en vías de desarrollo como el nuestro, apenas intentan lograr los niveles de escolaridad básicos para  el  pensar y el conocer, necesario para la participación libre y consciente del ciudadno en sus decisiones trascendentes, como estas, de quien debe dirigir los gobiernos de sus sociedades, debatir sigue siendo una esperanza, un anhelo de integración al desarrollo democrático en nuestra cultura para alcanzar los niveles más altos de desarrollo humano.   
Desde el inicio de ese debate, en su presentación, el candidato del PAN, Felipe de Jesús Cantú, detonó estas prevalecientes estrategias mediaticas de campaña, acusando a la del PRI, Ivonne Álvarez de estar siendo beneficiaria de la corrupción, por la presunta irregularidad de sus padres de haber recibido concesiones de taxis públicos, con ganancias millonarias. En tanto la candidata del PAN tímidamente lo acusó de ser beneficiario de los prevalecientes giros negros (table dances, salas de masajes, etc.) en sus funciones como alcalde de la ciudad de Monterrey), sumandose luego el supuesto candidato independiente “el Bronco”, que  arremetió contra la candidata del PRI,  como subordinada y cómplice de la corrupción del gobernador actual, etiquetándola de mentirosa e incapaz de lograr sus propuestas por su pertenencia a esos políticos corruptos, llegando a señalar a los líderes cetemistas, que son sus apoyadores, como similares en sus comportamientos al cartel de los zetas. En tanto, El Bronco, timoratamente , fue acusado de corrupto, por Luis Farias,  en su pasado ligado al PRI, por cuarenta años, más en su trayectoria como alcalde del municipio de García, donde endeudo en más del 1000% a las arcas municipales y se integró a las redes de complicidades en la industria inmobiliaria.

En ese momento, ironizaba sobre el ausente perfil de honestidad y probidad en sus desempeños como funcionarios públicos, no sólo de estos tres candidatos, que según las encuestas son los más posicionados, con posibilidad de ganar en su candidatura, sino de la mayoría del resto de los candidatos, con excepción del candidato del partido Encuentro Social, Raúl Guajardo,  a quien no conozco en su trayectoria, reculando mi actitud, al ver su decisión pragmática e incongruente con sus valores que tanto pregonaba, su declinación y apoyo al candidato independiente, Jaime Rodríguez Calderón, el “Bronco”. Lo más aberrante fue escuchar a dos candidatos: uno Luis Farías, otro Jesús María Elizondo; el primero un vividor de la política, sin escrúpulos, lo mismo se ha aprovechado en partidos de izquierda el PRD, y en el nefasto PRI, donde se le apoyo para institucionalizar su partido Cruzada Ciudadana, donde es presidente, su candidato a gobernador y pretendía duplicar candidaturas beneficiarias de posiciones plurinominales para su persona, transgrediendo las leyes; el otro “Chema”, del partido Humanista, con todo un historial de Corrupción como alcalde en las ciudades de Guadalupe y Monterrey, este último evidenciando y denunciado en el marco de mi función como regidor de este último municipio, logrando evadir responsabilidades por el contubernio pripanista que nos ha venido gobernando.
Todos de acuerdo en que la corrupción que impera en el gobierno, es una plaga, pero sin autoridad moral para lograrlo, de ahí su tibieza de propuestas: Fiscalía anticorrupción, Consejerías y contralorías ciudadanas, auditor superior ciudadanizada; eso sí según, dispuestos a  llevar a la cárcel a quien sea culpable de actos de corrupción y desvío de recursos públicos en sus mandatos, de los responsables de las pasadas administraciones priistas (2003-2009 y la actual) sólo Rogelio González de MORENA, hizo al menos un compromiso serio y tiene la capacidad moral de lograrlo con un respaldo y exigencia total de los militantes de MORENA y de nuestro principal dirigente Andrés Manuel López Obrador, donde la lucha contra la corrupción es nuestra principal es nuestra principal demanda.

Uno de los temas que siguen siendo desdeñados por los candidatos es el de lograr la austeridad republicana de los funcionarios públicos, eliminando sus ostentosos salarios, prestaciones, bonos y demás privilegios (Seguros privados, vehículos, asesores, asistentes, etc...), que conjuntamente con los ahorros derivados de la lucha contra todas las formas de corrupción ( dadivas, pagos de favores, tráfico de influencias, sobrevaloración de costos en adquisiciones, en las obras públicas, concesiones, permisos, etc..), lograría rescatar del 30 al 40% de los ingresos totales a la finanzas públicas del estado que darían solvencia económica para lograr el pleno derecho a la educación, la salud y la pensión a los grupos vulnerables (adultos mayores, personas con alguna discapacidad, madres solteras) de nuestra sociedad. No se diga el impacto que lograría en los servicios públicos que son obligación del estado, como el transporte público, la vialidad, la protección al ambiente, la seguridad y la impartición de justicia.
Tan sólo el transporte público, en nuestro estado sigue siendo rehén de grupos sindicales de la CTM y CROC, principalmente que poseen las concesiones del 70% de camiones, autobuses y taxis, quien confabulados con empresarios nos siguen brindando un mal servicio, caro, contaminante e insalubre en sus unidades. Han gozado de una gran impunidad de los gobernantes del PRI y el PAN, por sus funciones serviles y corporativas a su servicio.

Los temas de fondo como desarrollo económico, la democracia, justicia, seguridad pública, no fueron abordados más allá de sus timoratas alusiones en el marco de lo que harían contra la corrupción, el abuso de autoridad, el estímulo a la integración de empresas, nada propusieron que realmente logre impactar en lograr los niveles de desarrollo social y humano que toda la sociedad en nuestro estado se merece de conformidad con las capacidades productivas económicas y culturales de los habitantes.
Así se vislumbra, con esta realidad imperante, que de todos los candidatos no se hace uno del perfil de gobernante que requerimos para lograr la transformación social que logre un cambio verdadero regenerador de nuestra vida social que acabe con las lacras de la corrupción, desigualdad e injusticia que padecemos en nuestra sociedad.
La pobreza política y  de los candidatos y sus antecedentes de pertenencia a los grupos políticos del PRI y el PAN que nos han gobernado, subordinados a las oligarquías económicas, seguirán desdeñando el objetivo fundamental de todo gobernante de lograr los máximos, no los mínimos niveles de desarrollo humano y social  de nuestro estado
 
 

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