Seguimos vivenciando en México, principalmente en mi estado
de Nuevo León, las estrategias de campaña de los candidatos de los diferentes
partidos y los denominados independientes, muy lejos de la ética, prevaleciendo
la demagogia, sus guerras sucias, manipulando, engañando y mintiendo. Los políticos
y grupos empresariales que apoyan a los candidatos mejor posicionados en los
habitantes cumplen con rigor la máxima de que ”para lograr el éxito en las
campañas electorales se requieren medios de propaganda y recursos financieros
considerables”, ya que su victoria depende cada vez menos de argumentos
racionales en sus posturas, para la decisión reflexiva de los votantes,
necesitando cada vez más del apoyo de los medios de comunicación y de los
grupos que financian las campañas.
Esta máxima, que como lastre se ha inoculado por los países más
desarrollados del capitalismo, en
nuestras sociedades en vías de desarrollo se facilita por la ignorancia y la
pobreza de la mayoría de la población, que los convierte en presa fácil de la
compra del voto y de la manipulación de los demagogos y publicistas.
Desde el siglo IV A.C., el filósofo griego Aristóteles afirmaba que
“la ética desemboca en la política” y que el hombre como “zoon politikon”
desarrolla sus fines en el seno de la comunidad, siendo la felicidad el bien supremo
que buscaba en su vida.
De acuerdo a Wikipedia, “En la historia de las doctrinas
políticas se considera que fue Aristóteles quien individualizó y definió por
primera vez la demagogia, definiéndola como la “forma corrupta o degenerada de
la Democracia, que lleva a la institución de un gobierno tiránico de unos pocos
que gobiernan en nombre del pueblo."
Aristóteles, definía a la demagogia como la corrupción de la
república, decía que los demagogos halagan a los ciudadanos, dan máxima
importancia a sus sentimientos y orientan la acción política en función de los
mismos. Así las oligarquías podían instaurar sus regímenes autoritarios,
arrogándose el derecho e interpretar los intereses de las masas, como
intérpretes de toda la nación, confiscan todo el poder y la representación del
pueblo e instauran su tiranía.
Los demagogos utilizaban desde entonces la oratoria,
atrayendo las decisiones de los demás mediante falacias, con pseudoargumentos,
aparentemente válidos, manipulando las ambiciones y sentimientos de la
población, estrategia que desde entonces suelen realizar los políticos durante
las campañas electorales, integrándose como sistemas demagógicos en la
modernidad actual de los estados, adicionando las técnicas publicitarias del
marketing político, que incluye desde la personalización de la imagen de los
candidatos hasta la manipulación de los medios de comunicación dirigidos a las
masas, desde el radio, la televisión, prensa escrita, hasta las tecnologías de
la información inmersas en el internet, postergando
el análisis político escrito; se trata de evitar al máximo el uso del
razonamiento, del análisis político y de los juicios comparativos de los ciudadanos,
para lograr imponer sus gobernantes, evitando los cambios de fondo en la
transformación necesaria de nuestras sociedades.
Los sociólogos y politilogos han observado que los demagogos, se
caracterizan por manejar con gran destreza las falacias, que son argumentos que equivocan las relaciones lógicas entre elementos, o bien
adoptan premisas evidentemente inaceptables. También recurren a presentar
realidades falseadas, información incompleta, evitando incurrir en la mentira,
eliminan palabras que menoscaben su posición, recurren a sus tácticas de
desviación de las polémicas discusiones, no responden directamente a los
desafíos, recurren a estadísticas fuera de contextos, que no reflejen
realidades, asocian a sus oponentes con valores negativos, demonizando y
recurren sin faltar a sus falsos dilemas haciendo referencia a alternativas de
solución como únicas, cerrando a los problemas , finalmente suponen una
definición simplista de la realidad y de esa forma se consigue evitar la toma
en consideración de las demás posibilidades.
La demagogia es letal para lograr una sociedad plenamente democrática,
vivimos otra elección más donde los políticos y sus oligarcas sumaran a sus antecedentes
históricos una contribución más a la degradación no sólo de la democracia sino
del anhelado desarrollo humano y social inmerso en esa búsqueda de la felicidad
que ya había sido señalada por Aristóteles hace más de dos mil trecientos años.
Sólo nuestro partido MORENA, en México ha subsumido la ética como detrminante de nuestro ser politico y la felicidad como virtud a alcanzar en todos los mexicanos, donde la demagogia de los politicos es una aberracion que combatimos.
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