viernes, 28 de agosto de 2015

ADMINISTRAR UN GOBIERNO DEL ESTADO, SIN EL MODELO EMPRESARIAL

En Nuevo León, en las últimas décadas ha sido persistente el intento de los políticos empresarios para integrar figuras administrativas originadas en los ciudades norteamericanas como “City Managers”, una vez que sus influyentes usos del poder en los gobernantes, donde han designado los encargados de las finanzas y administradores de los recursos públicos, les ha mostrado su ineficacia e ineficiencia en sus desempeños, que están sustentados en sus modelos administrativos de las empresas privadas de donde provienen. Son funcionarios que terminan siendo ejemplos de ineficiencia e ineficacia en sus desempeños, sirviendo además a las redes de corrupción de los gobernantes en turno, el ejemplo más ignominioso en nuestro estado fue el tesorero Xavier Doria González, durante el gobierno del empresario Benjamín Clariond en 1996, que sustituyo al gobernante Sócrates Rizzo, con una postura irónica de comprometerse a “sacar a las ratas de ese gobierno”, por sus escándalos de corrupción  de funcionarios de esa administración, donde ya era Xavier Doria, subsecretario de Finanzas, lo que supuestamente fue el motor de su salida, en su solicitud de licencia que encubrió los motivos verdaderos.
 
El hecho es que, así han pasado en el gobierno de nuestro estado, como encargados de administrar las finanzas desde gente muy formada y bregada al servicio de los empresarios, como  Othón Ruiz Montemayor,  hasta Fernando Elizondo Barragán, que hoy se perfila nuevamente como “administrador general del estado”, según el próximo gobernador Jaime Rodríguez Calderón, alias el “Bronco”, emulando la figura del City Manager. Por sentido común, con un mínimo de congruencia, basados en las evidencias de sus desempeños, deberíamos de reconocer que estos perfiles de funcionarios, forjados en la vida empresarial, han sido los responsables de las malas administraciones y de la debacle financiera en que está inmerso nuestro Estado, con una gran deuda económica y estructuras administrativas obesas, duplicadoras de funciones, que nutren la crónica dispersión de las políticas públicas para el desarrollo social y humano de nuestros habitantes.
 
Los oligarcas en sus usos del poder siguen imponiendo sus modelos empresariales en la administración pública sin enfrentar las realidades de las ciencias, sociales, políticas, y más de la integración de la ética, menos las filosofías inherentes al servicio público, que están muy distantes de sus visiones y paradigmas inmersos en sus negocios privados del mercantilismo, donde sólo jerarquizan las ganancias económicas en su endiosado mercado del capitalismo, cuya defensa fanatizada llega a imitar a los fundamentalistas religiosos terroristas.
 
Nuestra cercanía  fronteriza, con Estados Unidos, los nutre constantemente en sus aspiraciones de integrarnos plenamente al sistema de vida de los norteamericanos, donde desde principios del siglo pasado, el “City Manager” fue creado en parte para eliminar el gobierno de la ciudad del poder de los partidos políticos y así dejar que la gestión de la ciudad en manos de un experto externo, que era generalmente un gerente o un ingeniero, con la expectativa de que el administrador de la ciudad se mantendría neutral en .política de la ciudad. Para fortalecer su propuesta, han logrado posicionar ante la sociedad el desprestigio no sólo de los partidos políticos, sino del inherente ser político del ciudadano, rechazando abominablemente a la política en todas sus discusiones, fomentando la conceptualización reduccionista partidos-política en menoscabo del desarrollo humano y social inmerso en la pluralidad ideológica, la diversidad y el goce pleno de las libertades con el pleno respeto a los derecho civiles y humanos. Se suma a lo anterior sus propuestas de “ciudadanización del poder público”, ante los corruptos e incapaces políticos gobernantes de los partidos que nos han gobernado, donde irónicamente algunos de ellos, emergen como dirigentes de esa ciudadanización, personajes que han usufructuado el poder en esos mismos partidos políticos que nos han gobernado del PRI y el PAN.
 
Si les ha sido fácil engañar a la mayoría de la ciudadanía, incluyendo a académicos e intelectuales progresistas, ostentándose como alternativas revolucionarias, de cambios, de “ciudadanización del poder”, mas fácil les resulta integrar estas figuras como el City Manager, a la mayoría de los ciudadanos que desconocen la existencia de leyes, reglamentos y programas, que existen para lograr administraciones exitosas en el desempeño de los gobernantes, y son específicos para que los funcionarios públicos desempeñen con responsabilidad y honradez sus funciones en el servicio público de todos los niveles de gobierno. Cada una de las funciones que nos proponen con la integración de estas figuras, existen en los marcos normativos y programáticos existentes en cada nivel de gobierno.
 
El problema central de la administración de los gobiernos, sigue siendo la impunidad, que todos los responsables del ejercicio del poder han nutrido, para retroalimentar las redes delincuenciales, beneficiarias de la lacerante corrupción que persiste alimentando la desintegración social que vivimos. Se retroalimenta cuando el gobernante y funcionario que recepciona la administración saliente, no procesa el incumplimiento de las responsabilidades de los anteriores, desde las más simples hasta las más graves que configuran delitos criminales, luego se nutre, decidiendo la integración de funcionarios sin perfil ni experiencia para el desempeño del puesto, inmersos en el amiguismo, el  compadrazgo, influyentísimo y el nepotismo, aun peor jerarquizando el valor de la cleptocracia contra la meritocracia.
 
Lo que más nos han legado el modelo empresarial integrado a las administraciones públicas, sobretodo en Nuevo León, es la prevalencia de corrupción, ineficiencia e ineficacia, sus fundamentalismos seguirán desdeñando a las ciencias que evidencian marcos filosóficos, técnicos y del conocimiento, que la administración de un gobierno no debe ser con el modelo administrativo de una empresa privada.

    

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