En tanto siguen emergiendo algunas de las justicias contra la
corrupción, como los informes generados por los malos manejos administrativos y desfalcos a la finanzas de la ex alcaldesa de Monterrey, Margarita Arellanes, y la del ex – gobernador de Coahuila, Humberto Moreira detenido
por las autoridades españolas, la semana pasada, ubicado como el gobernador que
en México, más ha endeudado un estado, con más de treinta mil millones de
pesos, con evidentes robos y malos manejos, de los cuales fue exonerado por las
autoridades federales y su hermano, actual gobernante de ese mismo estado, el
cáncer de la corruptelas se ensaño con todo en la elección del pasado domingo
en el estado de Colima. Parece que la corrupción en México no tiene fin,
tenemos un presidente no sólo inmerso en ella sino que con cinismo llega a
expresar que está en nuestra “naturaleza como mexicanos”. Son políticos que se
ufanan de su poder político y económico, identificados por sus familias, como
los distinguidos apellidos Alemán, Avila Camacho, Hank Gonzalez, Salinas de Gortari, Peña
Nieto, Beltrones, Moreira, Paras, Medina y muchos más de los emporios que se
estructuran como caciques en nuestra patria.
Sigo con mis vivencias, una vez
que fui reinstalado en la SSA, fui invitado en 1992, a asumir la dirección del
Centro de Salud Urbano Nueva Morelos, que brindaba servicios de atención médica
a población abierta en el primer nivel,
con diez módulos integrados por un equipo de médico, enfermera y promotora de
salud; y en él segundo nivel de atención con especialidades de Medicina
Interna, Pediatría, Ginecología, odontología y Rehabilitación Física, además de
contar con radiología y un laboratorio clínico, distinguido en su calidad de
sus procesamientos de los exámenes a los pacientes. Era un centro muy difícil
de dirigir, que tan sólo en un periodo de un año, había tenido 3 directores que
habían renunciado y por lo tanto dificultado la operatividad de los programas
de salud. Logre durar 5 años en esa función, que tuve que abandonar finales de 1997, solicitando una licencia sin
goce de sueldo, para desempeñar la función de regidor electo en el ayuntamiento
de Monterrey, N. L.
En esa función, logre corregir
las desviaciones, el influyentismo, las omisiones, pero sobre todo mejorar las
relaciones de todos y todas las compañeras de trabajo, superando los crónicos
conflictos, sobretodo en sus interacciones que tenían, producto de lo que yo denominaba la
psicopatología ambiental institucional, que prevalece en nuestras dependencias
públicas. Destacare sólo tres vivencias inmersas en transgresiones de las
normas, de que fui objeto por las autoridades superiores, una, fue el abuso de
poder al no integrarme las compensaciones salariales correspondientes al
desempeño del cargo, el cual tuve que desempeñar recibiendo un salario como
cualquiera de los compañeros médicos, no de director; otra fue el acoso
constante descalificando y denostando mi persona y en el desempeño de mi función, que llego al
extremo de presionar e intimidar a el jefe administrativo de este centro, para
que fuera acusado de “malversación de fondos financieros”, lo cual me informo
con lealtad y valentía, el compañero, y conjuntamente afrontamos ante la
autoridad superior responsable, la Dra. Angelina Patrón, jefa de la
jurisdicción Sanitaria, quien al ser evidenciada reculó y dejó de acosar.
Finalmente resulta que sin guardar las formas, respetando las normas, en el mes
de agosto de 1997, acudió una comisión integrada por representantes de la
autoridad para dar posesión como nuevo director de ese centro, a una colega
médica, respetuosamente les solicite que hiciéramos el procedimiento conforme a
las normas, se negaron, iracundo, los expulse de mi oficina, en defensa de mi honor, acudí además, con el Secretario de
Salud, quien sensiblemente reconoció la injusticia, solicitó disculpas y así
continúe, en esa función, hasta finales de octubre, de ese año, para desempeñarme
como regidor de Monterrey.
En ese mismo periodo, contribuía
con las dirigentes del Frente Popular Tierra y Libertad en la construcción del
Partido del Trabajo y en sus procesos de autogestión, educativas y de salud,
quienes me solicitan encargarme de dos de sus proyectos: la Prepa Emiliano
Zapata y la creación y funcionamiento de un Hospital general de cien camas. En
el primer caso, les hice el proyecto institucional administrativo y académico,
hasta los diseños de los logos, formatos oficiales, el plan de estudios y los
programas iniciales correspondientes, una vez que lo aprobaron, me ofrecieron
me desempeñara “oficialmente” como Secretario Académico, puesto que la
dirección, estaba reservada para uno de sus dirigentes, acepte, por mis
principios solidarios, ya que nunca, en mis activismos políticos, andaba tras
los cargos. Así, desde su creación en 1991, dirigí todo el proceso de selección
de personal, evitando el influyentismo, el nepotismo y la omisión de normas
necesarias para la integración como personal, sobre todo en la función docente,
exigiendo escrupulosamente se cubrieran los requisitos académicos y
administrativos. La inmersión del proyecto en la política, no logro que
prevaleciera todas mis propuestas, los compañeros dirigentes inocularon el
germen del nepotismo, del influyentismo y del clientelismo político, con sus
lacras de corrupción, que incluyeron el uso discrecional de los recursos
materiales y económicos, con sus desvíos, que luego me llevaron a separarme de
esa institución y luego de su partido político en el año 2001, después de
haberme ausentado por tres años, para desempeñarme como regidor, tiempo en que
se acentuaron las desviaciones y perversiones en los procesos administrativos,
académicos y políticos. Debo registrar la muerte de un compañero, el psicólogo
Armando Zurita, como uno de los catalizadores de mi renuncia, al ser
presuntamente victimado en el marco de las disputas del poder nepotista,
corrupto que prevalecía en esa escuela, su muerte y el homenaje póstumo
hipócrita, que sus presuntos victimarios, le organizaron, fue el escenario para
que protestara iracundamente, discursé ante todos, defendiendo el honor y la
injusticia de ese hecho en el recinto del auditorio de la prepa, molestando a
sus dirigentes, que luego me requirieron para hacerme la propuesta ignominiosa,
de pedirme no seguir desempeñando mis funciones académicas y docentes, por el
tiempo necesario que se necesitara para solucionar las conductas perversas de
los presuntos responsables, que encabezaba Guadalupe Rodríguez, de la familia en
el poder; ignominiosa porque se me ofrecía, además seguir disfrutando el
salario y las prestaciones económicas sin trabajar, al no aceptar, fui
suspendido y cesado. Ahí estoy, en defensa nuevamente de mis derechos y el
honor, denuncie ante el tribunal de
arbitraje del estado y tras un proceso de 2 años, ordeno mi reinstalación
plena, como continuaban sus perversiones del poder, mejor renuncie, exigiendo
se me otorgaran los derechos laborales que correspondían, así logre un justo
convenio con la Secretaría de Educación
del Estado.
En tanto, el proyecto hospital,
fue también víctima de la corrupción, en su proceso de construcción y
equipamiento, algunos de los fondos financieros fueron desviados a las campañas
políticas, hasta del partido gobernante PRI, el avance logrado en la
construcción del edificio, fue aprovechado sólo para funcionar como un clínica
ambulatoria de salud.
Fue en ese mismo periodo
(1989-2000), que formando parte de la “dirección colegiada” del Partido del
Trabajo en el Estado, vivencie en todo su esplendor las lacras del
clientelismo, el corporativismo y el pragmatismo oportunista de sus conductas
políticas, desde la obtención de beneficios como dádivas, favores, promesas o
ventajas por, sus gestorías ante los gobiernos, hasta
el incremento del patrimonio de los lideres,
con significativo excesos del disfrute de viajes, hasta con sus
familias, incongruentes con sus ingresos legítimos. El estado logró cooptar y
controlar este partido opositor de izquierda con su virtuosa estrategia de
proporcionar el manejo autónomo, impune del manejo administrativo y los
recursos financieros de los programas de vivienda, transporte, educación, obras
públicas y demás asistencialistas. Mi negación al disfrute de sus logros
revolucionarios: terrenos urbanos, ejidales, placas de taxis, créditos blandos,
comercio ambulante protegido, el no pago de impuestos, servicios públicos, el suministro de las dadivas asistencialistas de los programas del gobierno, despensas, materiales de construcción y demás obsequios que se sumaban a los recursos económicos ilícitos del gobierno, sobre
todo para las campañas políticas; sumado a la critica que les expresaba, de las
desviaciones y perversiones del quehacer político, congruente con los
principios y convicciones ideológicas que enarbolábamos, ya me había resultado
amenazante, mas, cuando se me selecciono para integrar la Comisión de Garantías
y Controversias a nivel nacional, órgano de ese partido responsable de vigilar
y ejercer la justicia interna partidaria, ante las transgresiones legales y
éticas, sí, ese fue el último encargo, cuando fue inevitable mi postura de
renunciar a su partido. Sus principales dirigentes hoy disfrutan de las
riquezas económicas y patrimoniales, integradas en sus personas y sostenidas en
el imperio de instituciones educativas, de salud, asistenciales y desde luego
de su partido; riquezas inimaginables no
sólo en el marco los años de pobreza económica, que todos los izquierdistas
padecimos en el siglo pasado, sino además en el contexto de sus profesiones y
oficios, del que alguna vez dependían sus ingresos económicos. Sin duda lo que
más les molestó, fue expresarles en forma iracunda que no se confundieran con
mi tolerancia y la prudencia ante su abominable corrupción, que podían echar
habladas descalificadoras de mi persona, pero jamás encontraran signos de
corrupción en mi vida, visibles en nuestro estado económico y patrimonial
familiar, que ha estado sustentado en el trabajo profesional de mi esposa y mi
persona como trabajadores de la salud.
El mayor espacio de mi vida, que enfrente la corrupción pública, fue cuando
me desempeñe como regidor electo del H. Ayuntamiento de Monterrey en el periodo
1997-2000, cumplí con todos los requisitos, solicitando además las licencias
sin goce de sueldo en los empleos públicos, en mis plazas, como médico en la
SSA y como docente y secretario académico de la Prepa E. Zapata de la
Secretaria de Educación, algo inusual en quienes ocupan estos cargos, sólo
continúe en mi ejercicio privado y apoyando un Centro de Estudios e
Investigaciones Médico-Sociales A.C., en forma honoraria. Además de ser un
regidor de oposición, al gobernante Partido Acción Nacional, fui designado como
presidente de la Comisión de Salud de ese ayuntamiento. Fue un espacio que me
permitió denunciar y exhibir la corrupción de los funcionarios públicos,
principalmente del alcalde, quien en el ejercicio de sus funciones se
distinguió por la aceptación de sobornos, dadivas, beneficios ilícitos,
aprovechamientos dolosos, extorsiones, favoritismos nepotismo, tráfico de influencias,
negociaciones incompatibles y
manejos indebidos de los procedimientos públicos, cientos de hechos, que en su
momento denuncie e informe en el seno de las reuniones del ayuntamiento,
quienes por aplastante mayoría exoneraban de responsabilidades al alcalde y
ante la denuncia pública, gozaban de la protección del gobernador Fernando
Canales Clariond, compañero del partido PAN. Una y otra vez fluían sus
propuestas, mediante sus testaferros de cooptaciones económicas, para
silenciarme, hasta amenazas en mi seguridad y la de mi familia, robos en mi
consultorio, en mi vivienda familiar, con claros mensajes; hasta de
lenones, empresarios beneficiarios y
líderes sindicales vividores de los denominados giros negros, dedicados a los
espectáculos, la prostitución, los casinos y los establecimientos dedicados a
la venta de alcohol, que sin el menor recato ofrecían miles de pesos por apoyar
aprobar las licencias que otorgaba el ayuntamiento para su operatividad legal.
Al iniciar, un solo ejemplo que denuncie, con la evidencia correspondiente, nos
da la magnitud económica del daño a las finanzas municipales, resulta que el
alcalde anterior, Jesús Hinojosa Tijerina, en su último día del ejercicio
autorizó que se exentaran para su pago
una gran cantidad de multas, de este tipo de giros negros, tan sólo había
logrado recolectar, y así exhibí, doscientos recibos que sumaban decenas de
millones de pesos que el municipio dejó de cobrar. Estas conductas sumadas a
las cuotas exigidas por todos los alcaldes anteriores a esas personas, para
brindar protección en sus ilícitos funcionamientos, por otorgar las licencias,
participar en la obra pública, en las adquisiciones, brindar servicios, etc.,
etc., ha hecho el enriquecimiento ilícito con impunidad de los alcaldes de
Monterrey. Se me ofreció seguir pagándome sin trabajar, en los trabajos donde
había solicitado licencias, darme honorarios profesionales mediante facturas
apócrifas, aprobar presupuesto para la asociación donde colaboraba, aprobado
por el ayuntamiento y blindado para que nadie lo quitara en el futuro, hasta
futuro promisorio político en el partido político gobernante, sin contar las
sumas económicas que se ofrecían individualmente, por un voto o una ausencia en
la sesión del ayuntamiento. Pongo tan sólo un ejemplo, los gestores que
buscaban la autorización del permiso para el funcionamiento del Casino Caliente,
que rechazamos, ofrecían la compensación de sesenta mil pesos por cada regidor
que apoyáramos, este fue sólo uno de los negocios destacados de los cientos de
giros negros de esa época. No falto el lenon,
auto designado “empresario de la industria del sexo”, ofreciera además
viajes de placeres locales, nacionales y al extranjero, según él necesarios para
que conociera el fenómeno de la prostitución, para el mejor desempeño de mi
función como presidente de la comisión de salud. El hecho es que mis posturas públicas contra
la corrupción me llevaron a posicionarme
ante la ciudadanía en forma positiva, tanto que cuando el PT, enfrenta la
necesidad de definir quién era su militante mas posicionado para seleccionar el
candidato a la gubernatura en el 2000, la empresa contratada les informó en un
acto público celebrado en el Club de Leones, que yo encabezaba ese
posicionamiento, iracundos los dirigentes reprobaron ese resultado, ordenando a
la empresa no difundirlo, ya se habían dado los sucesos que he relatado. En ese
contexto los dirigentes del PT, me ofrecieron, en esa elección, colocarme de
regidor plurinominal en el municipio del área
metropolitana de Guadalupe, molesto les rechace su propuesta ilegal en
el marco de la nueva ley que exigía tener el domicilio en el municipio
correspondiente, con cinismo me garantizaban conseguir la domiciliación en ese
municipio.
Finalmente seguí mi proyecto profesional sobre salud mental comunitaria,
gestionamos la construcción y operatividad de un Centro de Salud Mental Comunitaria
en la SSA desde el 2003 a l fecha, donde además de ser pioneros en este ámbito,
resistimos y combatimos los actos de corrupción, convencidos de que la
honestidad es uno de los atributos imprescindibles no sólo para alcanzar los
máximos niveles de desarrollo humano sino la adecuada salud mental de las
personas.