Iniciamos hace unos días, el 2016, y las conductas perversas
del gobierno de Peña Nieto, no tardaron en reproducirse, mintiendo, manipulando
y engañando, usando sus agentes mediáticos de los principales medios nacionales,
tanto de la prensa escrita como de la televisión; para muestra basta un botón,
como sus publicitadas inauguraciones de hospitales en el estado de México y Tamaulipas,
vanagloriándose de las grandes inversiones en este rubro para beneficiar a la población, mejorando su salud, con atención médica de calidad y con equipamiento moderno, resultando que eran
obras incompletas y en el caso de la de Tamaulipas, ubicado en Reynosa, tiene
ya casi un año, operando parcialmente, por falta de personal y equipo. Más
atroz ha sido la reiterada despreocupación por la devaluación del peso, frente
al dólar estadounidense y el euro, y que sus corifeos se estén ufanando de los
bajos niveles históricos de inflación de las últimas décadas, en el marco de un
crecimiento económico que no ha superado el 3% del PIB y de los bajísimos
niveles del costo del petróleo, menos de treinta dólares el barril.
Luego sus fanfarreas triunfalistas, con su gabinete de
seguridad sobre la captura del delincuente el “Chapo Guzmán”, que de inmediato
fue obscurecida por la difusión de una entrevista periodística, que el actor estadounidense
Sean Penn, le hizo a ese delincuente, el pasado mes de octubre, en plena fuga
de las autoridades mexicanas, que según ellos afanosamente lo buscaban, y que
ejemplifica el absurdo profesionalismo de los servicios de inteligencia al
servicio de la seguridad nacional del estado mexicano, donde un extranjero
logra ubicar y entrevistar a uno de los delincuentes mas buscados en México y
en el mundo, antes que las autoridades nacionales e internacionales.
Resulta que en estos días las graves realidades, que amenazan
nuestra economía dependiente de los capitales neoliberales, como el incremento
de las tasas de interés de los EU, así como la crisis de la economía china, que
hicieron temblar los principales mercados bursátiles del mundo, sumándose el
grave descenso de los precios internacionales del petróleo y la depreciación de
nuestra moneda, no fueron tan trascendentes para los políticos en el poder, persistiendo
sus posturas despreciativas de que nos vallan a afectar en nuestra economía
nacional, menos en nuestra cotidianidad del gasto de nuestras vidas, ya de por
si inmersas en los deberes de la gran deuda nacional externa que tenemos los
mexicanos con los acreedores del Banco Mundial.
Menos importante, ha sido también el repunte de los
homicidios violentos del crimen organizado, en sus disputas de los territorios,
que tan sólo en Nuevo León ha sumado más de treinta defunciones, siguen además los
grandes pendientes de lograr solucionar el grave problema de los miles de desparecidos
en las últimas décadas y lustros, ni que hablar de lograr la verdad de lo
sucedido con los estudiantes de la normal de Ayotzinapa, que en estos días deberán
de enfrentar las autoridades ante el informe de la comisión especial de investigación
que se ha impuesto a la verdad histórica de los hechos elaborada ignominiosamente
por las autoridades de procuración de justicia de nuestra nación.
Tanta mentira y engaño con la evidente complicidad de los
medios y los poderes facticos, hacen temer por la seguridad personal, económica
y patrimonial de nuestras familias y me recuerdan los hechos previos asociados
a la crisis del salinato en 1994, cuando
se rompió el espejismo de nuestra modernización económica por nuestro ingreso
al neoliberalismo, y las reformas económicas estructurales de los salinistas,
que nos recetaron mas devaluación del peso, incremento en las tasas de interés,
sobre todo a quienes teníamos un crédito hipotecario, precarizando nuestra economía
familiar y nacional, llevándonos a uno más de los despeñaderos de los gobiernos
priistas.
Con Enrique Peña Nieto, el despeñadero no tiene fin, seguirá haciendo
honra a su apellido y a los regímenes de oprobio del pripanismo, no caigamos
victimas de sus mentiras y manipulaciones mediáticas.
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