viernes, 20 de enero de 2017

LA TRAGEDIA DE LOS ADOLESCENTES DE MONTERREY, N.L., MÉXICO


El adolescente, alumno del primer año de secundaria que balaceo, el pasado miércoles en la mañana, a su maestra de 24 años y tres de sus compañeros, dos varones y una mujer, todos de 15 años de edad, en el Colegio Americano del Noroeste, localizado al sur de nuestra ciudad de Monterrey, no es sin una más de las victimas de nuestra sociedad patológica, inmersa no sólo en la violencia sino en la falta de atención de las políticas públicas del estado a uno de los factores fundamentales para el desarrollo humano: la salud mental.

Así los funcionarios públicos, desde el presidente, hasta el gobernador de nuestro estado,  sus funcionarios responsables, sus voceros como el de seguridad pública, los medios de información, con sus periodismos amarillistas, con sus obscenidades y morbosidades, en sus informaciones, entrevistas, fotos y videos,  algunos de ellos inmersos en la inmoralidad, la mayoría en aras del rating, prevaleciendo,  reacciones y posturas reduccionistas, inmersas en prejuicios, alejadas del conocimiento científico, del saber de las ciencias que permiten el análisis multifactorial de estos casos, mas lejos de la autocritica, para reconocer no sólo su ignorancia, sino el reconocimiento de responsabilidades.

Ahí estaban las páginas de internet, de algunos periódicos nacionales y locales, inicialmente informando hasta cinco muertos, luego exhibiendo un video infame sobre los hechos y fotos sobre las víctimas, al tiempo que Aldo Fasci Zuazua, vocero del Grupo de Coordinación de Seguridad de Nuevo León, quien paradójicamente, ha sido funcionario responsable de la seguridad pública en el gobierno anterior, además de  responsable en la procuración de justicia, como subprocurador de agentes del ministerio público de la Procuraduría de Justicia, no asumía ninguna responsabilidad del estado, declaraba además descartando “acoso escolar o bullying como causa del ataque, porque, señaló, el joven no tenía problemas graves en su salón.”, otro día, expresaba su conclusión “el papa es profesionista de familia normal que no tiene problemas no tiene ninguna relación con incidencias delictivas”. Luego nuestro gobernador Jaime Rodríguez Calderón, no podría faltar con sus lamentos de los hechos y su reduccionista concepción sobre estos casos, haciendo el llamado a los padres y las familias,  en la atención a sus hijos, enfocándose en su vigilancia sobre lo que hacen, sobre todo en las redes, ambos insistiendo en una de las acciones estratégicas sobre la revisión de las mochilas de los estudiantes en las escuelas, paradójicamente, en noviembre del año pasado, informó Ricardo Bucio, Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Protección Integral de Niños, Niñas y Adolescentes,  “el bronco”, como le gusta que lo llamen, fue uno de los gobernadores que no asistió a la Reunión de la Conferencia nacional de Gobernadores, (CONAGO), ni firmo un acuerdo para poner fin a la violencia contra la niñez y la adolescencia, que contenía compromisos concretos, como la instalación de un consejo estatal para detener la violencia en nuestro estado y que tienen como fecha máxima de cumplimiento el próximo mes de febrero.”

No podía desaprovechar la oportunidad, nuestro presidente, Enrique Peña Nieto, sediento de popularidad, objeto de las cientos de manifestaciones multitudinarias en todo el país, de repudio a su gobierno, pidiendo hasta su renuncia, desde que empezó el año, con su mensaje a la nación utilizando todo el poder mediático del estado, para desviar la atención del país, sobre esos problemas, y seguir no sólo siendo protagónico, sino simulador del amor, la solidaridad y su preocupación por las víctimas, con un dejo de sentimentalismo cursi que finaliza con luego el llamado a “trabajar en los valores familiares, para evitar estas tragedias”, luego en un acto inédito de visita personal a los afectados de una tragedia violenta, vino a nuestra ciudad a los hospitales donde están internados y nos vuelve a convocar “a que como sociedad, como familias retomemos la senda de cuidar de los valores familiares que como nación tenemos, que todo lo que hoy está corriendo a través de distintas plataformas que a veces está muy marcado por señales de violencia no convoquen a la violencia, es lo que tenemos que cuidar"; como si el estado y sus políticas públicas no tuvieran nada que ver con los valores, menos en estas tragedias, con su violencia social, con los miles de asesinados y desaparecidos y las otras tragedias, como las de Tlatlaya, Ayotzinapa, que los mexicanos y mexicanos padecemos desde hace dos décadas.

Otros actores fundamentales, de acuerdo a la información del periódico la Jornada  http://www.jornada.unam.mx/2017/01/19/politica/003n1pol, expresaron, como el Secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer,Enfatizó que en momentos como este se debe reflexionar sobre la importancia de fortalecer los ejes fundamentales en el crecimiento y cohesión del país, así como la simbiosis que debe existir entre la escuela y la familia. Anunció que se incrementará las medidas de seguridad en los planteles de Nuevo León”; asimismo “El presidente de la Comisión de Educación del Senado, Juan Carlos Romero, habló en favor de realizar operativos como el de Mochila Segura.” Diputados locales y alcaldes de Nuevo León ya habían declarado estar muy prestos a apoyar este mismo operativo. Por otra parte, “El secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Protección Integral a Niños, Niñas y Adolescentes, de la Secretaría de Gobernación, Ricardo Bucio, así como senadores de PAN y PRD, coincidieron en la necesidad de concretar un mayor control en la portación de armas”. Claudio X. González, presidente de la organización empresarial Mexicanos Primero, “llamó a la Federación y los estados a garantizar las condiciones de seguridad física para los alumnos en los centros escolares”. El PRD demandó que las investigaciones se lleven a cabo con celeridad, profesionalismo y respeto, por lo delicado del caso. El Panal pidió reforzar las medidas de seguridad en las escuelas, mientras que Enrique Ochoa Reza, dirigente del PRI, se pronunció por reforzar la enseñanza sobre la base de la no violencia.”

Los que pretendieron asociar esta tragedia, a las tragedias de las masacres ocurridas en las escuelas de los Estados Unidos, expresando que era una imitación enfermiza, se les olvida que en ellas no han sido adolescentes, sino jóvenes adultos, los actores. En este caso no se ha reconocido con énfasis que fue un adolescente, así aparece en su facies infantil, sonriente en su foto de faceboock, integrado a las redes sociales, fan de los videojuegos, que según algunos de sus compañeros, no tenía problemas, sólo sacaba malas calificaciones, la autoridad informa además, que estaba en tratamiento especializado por depresión, y que su destreza en el uso del arma, con que ejerció el acto criminal, se correlaciona con la afición a la cacería que compartía con su padre, quien es el dueño de la arma utilizada y de otras que poseía en su casa.

Que tienen en común estas posturas?, ninguna señala o integra el conocimiento existente sobre la violencia en nuestras sociedades como uno de los problemas más graves de salud pública y que ha sido reconocido por la Organización Mundial de la Salud “que sólo con políticas de salud que atiendan los problemas con una visión integral y que ejerzan acciones sobre sus múltiples factores culturales, sociales, psicológicos, biológicos, económicos y ecológicos, se estará en posibilidad de lograr los comportamientos saludables necesarios para avanzar en la solución de los graves problemas de salud pública y de la violencia que padecen nuestras sociedades.” (Organización Mundial de La Salud, Informe Mundial Sobre la violencia y la Salud 2002. Ginebra).

Cuando un adolescente asesina sólo es proyectivo de la decadencia social corrompida, fenómeno que no asocian en sus reflexiones a los hechos, nuestros políticos gobernantes, la mayoría inmersos en la corrupción, desdeñan el valor de la honestidad y el de su responsabilidad, simple llanamente el Estado no tuvo la  capacidad de garantizarle los derechos plasmados en nuestra Constitución, sobre su salud y en la reciente  la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.

Las tragedias de los niños y adolescentes continuaran si sigue prevaleciendo la corrupción, violencia e impunidad en nuestra sociedad y con un modelo económico-político-social que no privilegie la inversión para el desarrollo humano, disminuyendo las grandes desigualdades, empezando por garantizar el derecho universal a la salud y la seguridad social así como la educación de todos los mexicanos y mexicanas.

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