viernes, 14 de julio de 2017

MEDICINA DESHUMANIZANTE Y MERCANTILISTA


En México, no tan sólo no sido garantizado el derecho a la salud, que desde 1983 quedo plasmada en nuestra constitución, sino que los gobernantes pripanistas con sus políticas públicas reformistas, sexenio tras sexenio, han estado precarizando los servicios de salud que ofrecen sus instituciones, inmersas en la ineptitud y la corrupción, siguen incapaces de otorgar un modelo integral de atención médica, muy alejados de la cobertura universal para el ejercicio pleno, de ese derecho de todos y todas los mexicanos.

El modelo de atención médica que sigue prevaleciendo en las diferentes unidades de atención del sistema de salud pública, tanto en la Secretaría de Salud y sus organismos en los estados, así como las existentes del régimen de seguridad social (IMSS-ISSSTE), es reduccionista, curativo, desdeña la prevención y pervierte los valores esenciales de la ética, deshumanizando la relación, cosificando a las personas con sus lacras de iatrogenia, que llevan a la cronicidad de las enfermedades y en algunos casos a la muerte. En tanto la medicina privada subsumida en su mercantilismo, con sus negocios, hacen de las suyas en contubernio con las empresas dedicadas a la venta de seguros médicos privados, donde se observa en todo su esplendor las deshumanizantes conductas de sus modelos de atención médica, guiados por los afanes de lucro, muy alejados del juramento hipocrático, más alejados de la mística de servicio que enaltece el ejercicio médico.

En estas semanas, no sólo me han conmocionado. sino indignado algunos de los casos que han sido ejemplares de la mala medicina, mercantilista y deshumanizante. Uno de los casos fue durante el servicio que brindaba, de atención psiquiátrica, a un paciente masculino, de 56 años de edad, que acudió a nuestro centro de salud mental, aun siendo derechohabiente del IMSS, su médico familiar no quiso referirlo con los servicios de psiquiatría de esa institución, acudió con nosotros, cursa con una depresión, con síntomas somáticos, donde la principal molestia era una sensación de evacuación fecal imperiosa, que él médico familiar, considero propio de la depresión, al hacer la evaluación integral médica, en nuestra unidad, resulta que sospechamos de patología orgánica del Colon, asociada a la depresión, así lo referimos nuevamente a sus servicios médicos de su Clínica del IMSS, donde después de 2 meses de evaluación, le fue diagnosticado Cáncer de Colon en etapa terminal, con mal pronóstico para su vida.

En otro caso, más trágico, uno de los amigos de la infancia, con 62 años de edad, que cursaba con diabetes e hipertensión arterial, se complica presentando un infarto al miocardio, es atendido por el Hospital de Altas Especialidades del IMSS, especializado en Cardiología y Neumología, con grandes reconocimientos nacionales sobre todo por la calidad de sus servicios profesionales, donde prevalecen sus trasplantes de corazón, es hospitalizado, fue dado de alta con buen estado de salud y las prescripciones médicas básicas, que incluyó su asistencia a los ejercicios de rehabilitación cardiovascular a las que tendría que acudir en esa unidad, los familiares informaban que estaba llevando un vida casi normal, con los cuidados necesarios y resulta que haciendo los ejercicios físicos para su rehabilitación, en ese hospital, muere fulminantemente de otro infarto.

Un caso patético, fue el que le sucedió a un colega médico, mi agente de seguros, que necesitado de los servicios de urgencia por un lumbago agudo, muy dolorosa y limitante de sus movimientos, acudió a hacer uso de su seguro médico privado, que él mismo nos promueve y oferta, con alguna de las empresas de ese ramo, acude a uno de los hospitales privados, integrado en su cobertura, es valorado en urgencias, lo internan, le proporcionan los primeros cuidados médicos y son requeridos los especialistas, principalmente de Medicina Interna, Traumatología y Neurología, concluyen necesidad de cirugía de su columna vertebral, acude Neurocirujano y la principal preocupación es de la capacidad económica de la cobertura de su seguro, para brindarle la atención médica quirúrgica que según ellos es necesaria. Al informarme de su estado, le solicitamos apoyo a un colega especialista en columna, acude a valorarlo, concluye innecesaria la cirugía, indica medicamentos, reposo y terapia física rehabilitadora, lo da de alta y evoluciona bien sin necesidad de la cirugía, todavía molesto, dice por la “zopiloteada” que los otros médicos le hicieron, perseverando su insistente pregunta: cuál es el límite de pago por evento que te proporciona tu seguro?, sin olvidar sus caras de molestia, por el bajo limite que tenía, además de la negación a hacerse cargo de la atención.   

El caso más patético es él que nos sucedió el mes pasado, en el ISSSTE, resulta que mi esposa cursa con una laringitis crónica, con la discapacidad consecuente en la voz, al incrementarse, solicité a un amigo, colega, ex alumno de la escuela de medicina que dirigí, que mi hiciera el favor de evitar todo el proceso burocrático, desgastante en tiempo, por los grandes tiempos de espera existentes, en estas instituciones, que se hace para poder ser consultado por un especialista. Así fue referida y atendida por uno de los especialistas de otorrinolaringología, de uno de los hospitales, quien concluye que mi esposa tenía una parálisis de la cuerda vocal izquierda y que necesitaba un procedimiento terapéutico, que no se daba en el ISSSTE, el colega sin rubor, ausentándose la ética, ofrece sus servicios profesionales por fuera, en su consultorio, donde según el contaba con quirófano, ofreciendo cobrar modestamente ese servicio por una cantidad que no pasaría de unos cincuenta mil pesos. Indignado acudí con el compañero funcionario del ISSSTE, que paradójicamente es el responsable de los servicios médicos en esa institución, acepta la ilegalidad y la conducta antiética del ORL, deshaga conmigo, confidencialmente todas las perversiones corruptas que existen, reconoce las graves transgresiones a las normas y leyes vigentes en la atención a los derechohabientes, de que fue objeto mi esposa. En tanto nuestro interés es solucionar el problema médico, nos desistimos de iniciar un proceso que afectara al colega especialista, para el efecto nos canalizo a otra unidad, con otro especialista, con la sorpresa de que nuevamente, el ORL ofrecernos la solución terapéutica externa, eso sí, más matizada, enfatizando que su interés era ser solidario, que no era económico,  ofreciendo menos costo que él anterior. Ninguno de los dos especialistas, me conoce ni tenía antecedentes de mis relaciones en su institución.

Seguimos luchando contra la medicina mercantilista y deshumanizante, por el respeto a nuestros derechos fundamentales no sólo como trabajadores de la salud, sino además como usuarios, derechohabientes y como pacientes.



   

No hay comentarios:

Publicar un comentario