lunes, 12 de febrero de 2018

SIN PERIODISMO HONESTO NO HAY GOBIERNO HONESTO Y DEMOCRATICOS

Uno de los principales problemas que enfrentamos en nuestras sociedades, en la lucha contra la corrupción y por la democracia, es la proclividad a mentir, manipular la información y dirigir sus investigaciones “periodísticas”, de sus medios de comunicación, para chantajear a los responsables involucrados, en complicidad con los autores intelectuales de los poderes políticos y económicos que detentan el poder en nuestras sociedades y así recibir los beneficios económicos y políticos en sus usos del poder.

En México, es visible la prevalencia, desde el siglo pasado, de toda una red de periodistas, articulistas e intelectuales al servicio del régimen de oprobio, del cual no sólo han vivido y enriquecido ilícita e inmoralmente, sino han sido la base de su existencia y prosperidad económica de sus imperios mediáticos, que se ejemplifican en Televisa, Tv Azteca, Milenio, Reforma, el Universal, medios que invariablemente reciben los beneficios de los contratos millonarios que los gobernantes les otorgan en sus gastos de publicidad y que nada más en el sexenio peñanietista, en curso, se han gastado más de 40 mil millones de pesos.

Es una relación corrupta entre los medios y el poder que atenta contra la libertad de expresión, el desarrollo de la democracia y la prevalencia de los valores éticos básicos como la honestidad, son muy proclives a usar la mentira para manipular las percepciones de las mayorías de los ciudadanos y ciudadanas, que muestra en todo su esplendor como la prensa está al servicio de los gobernantes y no de sus gobernados.
 
Sus conductas se incrementan en los procesos electorales, tal y como lo estamos observando con sus artículos y declaraciones, de la semana pasada, donde Jesús Silva Herzog y Enrique Krause intentan desprestigiar, descalificar y calumnian Andrés Manuel López Obrador, la mayoría se exhibe más en su proclividad a mentir y manipular los contextos discursivos, de propuesta política y sobre todo de contenido de los resultados de encuestas electorales que se exhiben.   

Los gobernantes han sabido utilizar magistralmente sus estrategias de corrupción y cooptación de los periodistas en todos los niveles, desde la presidencia de la república, gobiernos de los estados, hasta los niveles presidenciales que representan las alcaldías de los municipios, donde los recursos  y prebendas económicas son otorgados de acuerdo al calibre del poder mediático de los  productos que poseen en sus territorios, la mayoría integrados a las partidas presupuestarias etiquetadas como gastos de comunicación, otras en las partidas disfrazadas como la de prestación de servicios, gastos por honorarios y unas mas de los usos discrecionales de las finanzas, como las denominadas partidas secretas que siguen sin ser eliminadas de las tesorerías públicas.

Así tenemos los periodistas que como Carmen Aristegui, son referentes de la represión feroz de los regímenes autoritarios por luchar por la honestidad en sus desempeños, ni que decir de los cientos de víctimas de periodistas asesinados en las últimas décadas, por el ejercicio de la verdad en sus informaciones, de acuerdo a sus investigaciones, muchas de ellas mostrando esa corrupción imperante de funcionarios y delincuentes integrantes de las redes del poder que padecemos en nuestro país.

Lograr el ejercicio pleno de la libertad de prensa, con su libertad de expresión,  armonizando con los satisfactores inmersos a los negocios de sus empresas, debe ser uno de las metas que como sociedad alcancemos en el corto plazo, sin ello no lograremos la construcción de una sociedad democrática humanista e inmersa en los valores que definen el comportamiento ético que aniquila las conductas corruptas y destruyen el tejido social, fomentando las desigualdad y haciendo que prevalezca la barbarie de la violencia que en México padecemos.

 

 

 

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