En México, estamos inmersos en un proceso electoral donde
prevalecen conductas y posturas políticas, de la mayoría de los actores,
candidatos, dirigentes o simples militantes o simpatizantes de partidos, que
poco aportan al saneamiento de las percepciones, por el ciudadano, sobre la
política, los políticos y sobre todo de los partidos, solo sirven para seguir
fortaleciendo la imagen negativa de la política, los partidos y el espejismo de
la ciudadanización independiente de la política, como solución a los problemas
de la gobernabilidad en los estados. Ni hablar de la pobreza ideológica, política
e intelectual que precariza las propuestas, los discursos y los debates de la mayoría
de los candidatos y candidatas.
Cotidianamente, los candidatos a la presidencia de nuestro
país, tanto el del oficialismo priista y sus partidos satélites del PANAL y
PVEM, José Antonio Meade o del partido derechista y sus aliados del PRD y MC,
el panista Ricardo Anaya, así como los denominados independientes, la ex panista
Margarita Zavala y el ex príista Jaime Rodríguez Calderón “el Bronco” en
cualquier marco de referencia sobre sus comunicaciones políticas, sean las
redes, el radio, la tv, sus asambleas públicas, foros, destilan la pestilencia
de la ignorancia, las mentiras, sus estrategias del engaño, de la
manipulaciones, pero sobre todo sus obsesiones por generar el miedo, la
angustia, el pánico, las fobias hacia Andrés Manuel López Obrador y MORENA, por
la alternativa de cambio anti sistema, contra el régimen pripanista caduco, que
representamos.
Como merolicos, sus testaferros seguidores, posesionados
como candidatos, otros como voceros de sus campañas, reproducen sus barbaridades
y perversiones, repitiendo sus peroratas, inmersas en las posturas políticas,
sin la más mínima consideración correctiva de las múltiples mentiras y de
propuestas inmersas en la ignorancia, ensalzadas con frivolidad, con sus
ocurrencias, que sólo buscan el protagonismo de ser destacados, vistos,
posesionados, no importa el cómo, destacando el bronco con sus propuestas de mocha
manos y hasta azotes para tratar a la delincuencia.
Inmersos además en desarrollar sus campañas contra MORENA y
AMLO, con el apoyo de la mafia del poder, donde los oligarcas económicos han
emergido, saliendo de sus escondites, usando su propio corporativismo
empresarial elitista de la COPARMEX, les facilitan millones de pesos,
publicidad pagada, influyentismo, en las instituciones impartidoras de justicia
buscando con sus autoritarismos imponerles sus estrategias y acciones para detenernos
como sea en la próxima victoria electoral que lograremos el 1 de julio.
Lo más deleznable ha sido recurrir a incrementar los actos
violentos, asociados a las redes delincuenciales del poder, donde ya han sido asesinados
más de 70 candidatos, sobre todo en los territorios caciquiles, donde quieren seguir
con sus ejercicios del poder logrando ganar elecciones no importándoles el
respeto a las leyes, menos la cultura democrática, como ejemplarmente el día de
hoy lo evidencia, en un audio-video del informativo, PROCESO (https://www.proceso.com.mx/)
donde se muestra, como en el proceso de elecciones del municipio de General Escobedo,
Nuevo León, la confabulación de un ex alcalde, con su ex Jefe de seguridad, un ex
general del ejército, en funciones de
jefe de seguridad de ese municipio y la alcaldesa, que es esposa de ese ex. Alcalde,
que intena reelegirse,donde acuerdan acciones intimidantes y amenazantes, hasta de un secuestro,
contra un candidato de un partido opositor y un periodista, noticia que estuvo vigente menos de
24 horas y que luego fue retirada de esta página electrónica, sin razón alguna,
era una noticia trascendente que los mostraba inmersos en la corrupción, la
injusticia y los abusos del poder político y económico que padecemos en México.
El más importante avance político que hemos logrado, con
nuestro partido movimiento MORENA, en el actual proceso electoral, ha sido que
todos se hayan posesionado del eje central de nuestra lucha: contra la corrupción,
sí, esta lacra ya ha sido distintiva, hasta en las propuestas y las peroratas
discursivas de la gran mayoría de los candidatos y candidatas de todos los partidos
y ha logrado fortalecer el hartazgo de nuestro pueblo. La honestidad como
virtud de los políticos, sobre todo en los candidatos a gobernarnos, es lo que
no han podido integrar, por más apropiación que quieran hacerse tanto Anaya
como Meade, menos los liderazgos del priismo y el panismo, con sus múltiples
corruptelas que por décadas nos han hecho a los mexicanos, es y será el valor
que AMLO y de los militantes de MORENA tenemos que conservar para lograr
nuestro proyecto alternativo de nación.
En la coalición Juntos Haremos Historia, que integramos los
partidos MORENA, el PT y el PES, algunos de sus dirigentes y candidatos, no sólo
se han exentado de algunos de estos valores, han mostrado sus voracidades, sin
escrúpulos aprovechando la popularidad de AMLO, para satisfacer sus prácticas
corruptas, de su ser político, inmersos en el clientelismo, el corporativismo,
asistencialismo, el influyentismo y el nepotismo de sus organizaciones. En
Nuevo León, los trascendidos han sido desde las imposiciones de candidatos,
defendiendo para los amigos y familiares las lacras de las plurinominales, de
las que han sido vitales para su sobrevivencia, hasta la compra de candidaturas
y la imposición de candidatos de bajo perfil para favorecer a los clásicos
candidatos de los caciques políticos del pripanismo en sus dominantes
territorios en todos los niveles, distrital federal o local y municipal.
El más grave de los pendientes, cuando MORENA se convierta
en el partido dirigente, al lograr la victoria en las próximas elecciones
presidenciales, será no sólo la corrección de las desviaciones y perversiones,
que se integraron por el pragmatismo necesario de la política electorera, sino
lograr la gobernabilidad manteniendo la integridad y congruencia con nuestros
valores y principios, que nos dieron la unidad para organizarnos, sólo así lograremos
la anhelada transformación social y el derrumbe del régimen de oprobio que
padecemos.
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