viernes, 28 de septiembre de 2018

EL CAPITAL HUMANO DEL NEOLIBERALISMO

En su insaciable voracidad por las ganancias económicas, el neoliberalismo sigue imponiendo sus conceptualizaciones valorativas del ser humano, relacionadas con los usos mercantiles, una de ellas es el énfasis que están imponiendo sus instituciones financieras, el Fondo monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID),  mediante  la clasificación de los países acorde al concepto de capital humano, que  según ellos esta resultaría del número de años en la etapa de máxima productividad de las personas (20 a 64 años de edad), la esperanza de vida, el nivel de salud, la escolaridad y la calidad del aprendizaje.

Resulta que a petición del Banco Mundial el Instituto de Métrica y Evaluación de la Salud (IHME, por su sigla en inglés) de la Universidad de Washington, por primera hace una clasificación de los países de acuerdo a ese concepto de capital humano. Los resultados de ese  estudio intitulado “Medición del capital humano: un análisis sistemático de 195 países y territorios, 1990-2016” se publicaron esta semana en la revista médica internacional The Lancet. “Esa evaluación internacional  indicó que los mexicanos tienen 42 de los posibles 45 años de vida productivos entre los 20 y 64 años, y un logro educativo esperado de 10 años de un máximo posible de 18, con un puntaje de 72 de un esperado de 100. ubicó a México en el lugar 104 (de 195 países) y significó un descenso de 13 puestos respecto de 1990, cuando estuvo en el sitio 87. En el primer lugar de la tabla se ubicó Finlandia, donde las personas reportan 14 años de escolaridad –de 18 esperados–, mientras México registró 10 años en promedio. La evaluación indicó que los mexicanos tienen 42 de los posibles 45 años de vida productivos entre los 20 y 64 años, y un logro educativo esperado de 10 años de un máximo posible de 18, con un puntaje de 72 de un esperado de 100. En salud, la calificación fue 81 de 100 y se integra por indicadores como el retraso en el crecimiento, desnutrición crónica, anemia, dificultad para aprender, pérdida de audición y visión, así como enfermedades infecciosas como VIH/SIDA, paludismo y tuberculosis.”

Con esta investigación desean que los gobiernos e inversionistas cuenten con información para la inversión de recursos, sobre todo en las áreas de salud y educación, concluyen que las naciones con mejores indicadores de capital humano logran un crecimiento económico más rápido del producto interno bruto per cápita, retoman su perorata: “el capital humano se vuelve cada vez más importante para estimular las economías locales y nacionales”.
Como su enfoque está dirigido a los usos mercantiles, nada dicen de la corrupción ni de algunos de los indicadores del desarrollo moral de nuestras sociedades, menos de la eficiencia administrativa de sus gobernantes, que en el caso de nuestros países de América Latina y el Caribe el mismo BID revela que cada año la ineficiencia (corrupción incluida)  genera un despilfarro total de 220 mil millones de dólares, identificando tres áreas por donde se fuga el dinero de los contribuyentes: compras públicas y proyectos de inversión inadecuados ; transferencias monetarias a los ciudadanos y altos sueldos de los funcionarios.
Como ejemplo, en relación a esa ineficiencia, esta semana también el ex presidente de México, Ernesto Zedillo Ponce de León, declaró: “Me equivoque  en mi Política Antidrogas”, “Debí promover en mi  gestión que se regulara el  consumo, en lugar de  reprimir o criminalizar”; Se cometen “terribles violaciones a derechos”, “pues no se ve el problema como de salud pública”, error que siguieron realizando los gobiernos subsecuentes, que juntos suman 24 años subsumiéndonos en la corrupción y en la violencia social con sus millones de víctimas, gozando de impunidad simple y llanamente por no subordinar el conocimiento de las ciencias a las políticas públicas.

Es lo que los investigadores del desarrollo humano deben realizar, subordinar el conocimiento de las ciencias del desarrollo humano, sobre los intereses económicos y políticos que el neoliberalismo les impone, en ese tipo de estudios, reducidos en el marco de los referentes del economicismo del capital.

 

 

 

lunes, 24 de septiembre de 2018

SEGUIMOS CON EL CUMPLIMIENTO DE LA LEY DE SALUD MENTAL

Fuimos invitados por el capitulo Nuevo León, de la Asociación Psiquiátrica Mexicana (APM) para participar en su reunión mensual, celebrada el pasado jueves 20 de septiembre, donde hice una exposición sobre el origen y el proceso que nos llevo al grupo de trabajo del CECOSAM, para desarrollar la propuesta de la primera iniciativa de la Ley Estatal de Salud Mental para nuestro estado de Nuevo León, además de recibir su reconocimiento por nuestra participación, en la creación final del texto de ley que fue aprobado por el Congreso del Estado e inicio su vigencia el pasado 9 de mayo, del presente año.
 
Fue sorpresivo y agradable, no sólo que estuvieran presentes, representantes de los principales organismos colegiados de la psiquiatría, psicología y psicoterapia, sino además que testimoniaran su reconocimiento a este trabajo, que como equipo desarrollamos, enalteciéndonos el Dr. Carlos A. Arnaud Gil, en su calidad de presidente de la Sociedad de Psiquiatría y Psicoterapia de Monterrey (SPPMTY); el Dr. Junípero Méndez Martínez, presidente de la Asociación de Psiquiatría del Noreste (APNE); el Dr. Mario H. Cáceres Vargas, presidente del Colegio de Psiquiatría y Psicofarmacología de Nuevo León; el Dr. David E. Saucedo Martínez, coordinador del Capitulo Nuevo León de la APM y organizador de este evento; por último la asistencia de la Psic. Graciela Medina, presidenta del Colegio de Psicólogos de Nuevo León.
 
Vivenciaba así por primera vez, la unidad de los colegios de profesionistas, más importantes en el área de la salud mental, interesados y participativos, para lograr que esta ley, por la cual hemos venido luchado por décadas, se haga realidad. Lamentablemente muy atrasados en relación a la historicidad que ha nutrido desde los sesentas del siglo pasado, las propuestas políticas de reformas, que impulsaron cambios legislativos, en el marco de la atención a la salud mental, que se impulsaron en los países europeos, Italia, Francia, España, Inglaterra y Alemania y que siguieron en América, principalmente en USA, Chile, Argentina, Uruguay y Brasil.
Sin olvidar, que desde hace décadas, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha promovido y fomentado los consensos, que han llevado al desarrollo de acuerdos, resolutivos y pronunciamientos, para que en todos los países del mundo se logren implementar cambios políticos y legislativos que lleven a los estados miembros, no sólo lograr los más altos niveles de atención a la salud mental de las poblaciones, sino a mejorar las inversiones financieras necesarias para alcanzar los objetivos enfocados a limitar los daños que causan los trastornos mentales, logrando la rehabilitación con el respeto incondicional de los derechos humanos y sociales de los pacientes. La evolución del desarrollo de las neurociencias, las ciencias de la conducta y de la salud pública los ha llevado a enfatizar el hecho muy claro de que sin salud mental no hay salud física, en el marco de la prevaleciente visión holística de los procesos de salud enfermedad.
Finalicé mi exposición en esa reunión con los colegas de los colegios expresándoles, nuestro agradecimiento y reiterándoles que por fin estamos integrándonos a las sociedades, que ya cuentan con una Ley de salud mental, el reto que sigue es seguir luchando porque se cumplan sus mandatos, que nos obligan a exigir que se cumplan, principalmente a los gobernantes y sus funcionarios de salud, educación, de procuración de justicia, de seguridad pública y desde luego a las unidades e instituciones de salud pública y privada, que deberán unir esfuerzos para lograr una red de servicios, que permita proporcionar el derecho a la atención de la salud mental, inmersa en el humanismo que se integra en el respeto incondicional de los derechos humanos de los usuarios de nuestros servicios de salud mental.
 

domingo, 16 de septiembre de 2018

LA SOCIEDAD DESEMPATIZADA


Uso el concepto de la sociedad desempatizada,  para designar la carencia que sobre la empatía, prevalece en el seno de nuestras culturas generando usos, costumbres y creencias, que se convierten en factores de riesgo no sólo en la salud mental, sino en la aparición de la violencia social, en todas sus manifestaciones, desde la que está inmersa en el suicidio, los homicidios, hasta la que cabalga en las familias, escuelas, instituciones y el nefasto terrorismo. La clase política y sus gobernantes han sido los responsables del creciente aislamiento y falta de empatía en nuestras sociedades, de todos los países, desde los que tienen los más altos niveles de desarrollo económico hasta los de más bajo.

Empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, es la capacidad de comprender lo que le sucede a otra persona, para, desde nuestra posición, estar a su lado, junto a ella, apoyándola. La palabra empatía proviene etimológicamente de su raíz griega epathón, sentir, y del prefijo em, preposición inseparable, que significa dentro, desde su origen venía a significar “sentir adentrándose en el otro”, compenetrarse en los canales de comunicación de este proceso empático, que son cognitivos y no están a expensas de la imaginación. Se trata de sentir lo que siente el otro, pero de un modo más cognitivo que emocional, aprendemos a simpatizar con otros y asistirles tomando su actitudes, ya que no es la persona del otro lo que deseamos, sino sus ideas así como su imagen que éstos tienen de nosotros, para comprenderlo y anticiparnos a ellos, al tiempo que nos ayuda a auto-comprendernos, la empatía es una habilidad social, la empatía nace de ese sentimiento innato de carácter social, en virtud del cual podemos conocer los sentimientos de los otros.

Como es una habilidad social, la calidad de su prevalencia, en menor o mayor grado, en el seno de nuestras interacciones humanas depende del estado que guarda no sólo la salud física, mental y emocional de las personas, sino de su desarrollo cultural, intelectual, educativo y existencial, en el contexto de la integración de su filosofía de la  vida, ámbitos fundamentales que han sido deteriorados y/o precarizados por los valores deshumanizantes del neoliberalismo, que fomenta el individualismo en sus afanes jerarquizarte del mercantilismo, con su hiperconsumismo que desplaza las motivaciones del ser, cosificando la existencia de las personas, donde lo más importante  es el tener, el apropiarse de valores económicos o materiales, con la estúpida idea de quien más tiene cosas, objetos materiales, dinero, más valor debe tener, como principio de percepción de los demás y por lo tanto como base de la percepción que debe tener en su sentimiento por los otros.   

Por eso la mayor parte de las personas tienen la dificultad de lograr la comprensión del otro y de su mundo afectivo, a la que se llega como resultado de conectar con estos sentimientos ajenos, no logran desarrollar el proceso de la empatía, en primer lugar con la captación de los sentimientos del otro, una vez el sentimiento que se ha empatizado, conseguimos la comprensión empática de la cual, se podrá dar el uso que el individuo considere. Todos, con independencia de nuestros valores, creencias, opiniones, rasgos de personalidad, cultura o status social, podemos utilizar dicho proceso empático, en mayor o menor intensidad, dependiendo de la capacidad de empatizar que poseamos.

La mayoría de las personas de nuestra sociedad tienen poca empatía, se dedican plenamente  a sus intereses, de forma exclusiva, y en determinados momentos, aparentando algo que no les describe como persona, subordinan sus intereses por su bien de manera egoísta y poco comprometida con su entorno. Apenas establecen relaciones cercanas con quien le rodea, y si las tiene, obligadas o impuestas por la situación, serán unas relaciones vacías, negativas y destructivas. El hecho de no ser capaz de ponerse en el lugar de otra persona, hace que esta manera de vivir sea una esclavitud del deficiente humor, la incertidumbre y la inquietud de quien convive con dicha persona. Son personas que abusan de las redes sociales, inmersas en las frivolidades y superficialidad de los sentimientos, evadiendo las relaciones cara a cara, proclives a las angustias y depresiones.

La empatía debe ser uno de los valores principales de nuestra vida, solo así logramos convivencias agradables y satisfactorias, su ausencia es el fondo de la violencia que destruye familias, parejas, amistades, y la responsable de los dramas personales y sociales que llenan los titulares de las notas rojas de la prensa todos los días.

viernes, 7 de septiembre de 2018

PRESERVAR y FOMENTAR LA DIGNIDAD HUMANA EN LA POLITICA

Estoy agobiado por las infamias ignominiosas que en los últimos meses, tanto en el proceso electoral, como después del 1 de julio, han prevalecido, principalmente en el comportamiento de políticos, líderes y activistas sociales, degradando los valores humanos y contribuyendo a la deshumanización de nuestra sociedad, uno de estos valores más transgredido es el de la dignidad.  

La dignidad ha sido uno de los valores humanos que más ha sido obstaculizado, por el neoliberalismo, en el desarrollo humano y social de nuestras sociedades, donde la libertad y la autonomía, pasaron a ser valores de cambio, dejaron de ser ejercidas incondicionalmente, reconociendo a las personas como merecedoras de respeto, tolerando las diferencias en el contexto de su diversidad y la pluralidad de los pensamientos. El que paga manda, ha sido la perorata de la modernidad de los empresarios  en sus relaciones con sus subordinados, exigiendo sumisión y acriticismo, exigencia que ha sido desbordada en las necesarias relaciones de subordinación, por los niveles de autoridad de las organizaciones en las instituciones públicas y privadas y que ha infestado a las organizaciones partidistas.  

La dignidad es una cualidad, individual, innata a cada persona, refuerza la personalidad, contribuye a los más altos niveles de desarrollo humano, es uno de los valores necesarios para lograr la verdadera emancipación y pacificación moral no sólo de los ciudadanos, sino de toda la humanidad, de ahí su necesidad de fomentarla y promoverla universalmente.
Primero fue la imposición de una gran cantidad de personajes de la política inmersos en dudas sobre su probidad, algunos con cinismo oportunista, satisfaciendo sus voracidades por los cargos, en candidaturas, mandando al carajo ideologías, principios y valores que decían enarbolar en sus posturas políticas, partidistas o con la bandera independiente, ciudadana apartidista, pagando al costo su dignidad.

Luego, iniciada la cuarta transformación de nuestra patria mexicana, después de la victoria contundente que MORENA y Andrés Manuel López Obrador, que obtuvimos en la presidencia de la república y en el Congreso de la Unión, nuestra sociedad ha estado inmersa en comportamientos de personajes empresariales, políticos, intelectuales, académicos y hasta líderes religiosos y morales  que poco aportan en la preservación y fomento de la dignidad en nuestra sociedad.
Ahí están las imágenes en las redes sociales de internet, que se expresaron, desde el 1 de julio, con algunos candidatos, que ganando su elección, expresaron sus comportamientos humillantes hacia algunos de los candidatos perdedores, como sucedió con la denominada Lady Champan, luego los principales empresarios integrantes de la “mafia del poder” hacen toda una estrategia de comunicación Integrando una campaña llamada "Creo en México”, donde transmiten no sólo reconocimiento a AMLO, que antes negaban al grado de calumniarlo, sino integrando la adulación reprobable, sumisa, acrítica durante esta etapa de transición, contraria a sus principios y convicciones, alejada del poder económico y político que tienen, donde la dignidad ya no debería de ser un valor de consumo, José Antonio Fernández, presidente del consejo de administración de Femsa Daniel Servitje, de Grupo Bimbo Alejandro Ramírez, de Cinépolis, Eduardo Tricio, De grupo Lala y Aeroméxico, María Aramburuzabala, de Tresalia Capital, Carlos Danel de Gentera; Antonio del Valle de Grupo Kaluz; Blanca Treviño de Softek, y Claudio X. González de Kimberly Clark.

En política, observo como desde los más altos niveles de los empoderados dirigentes, activistas, militantes de todos los partidos, siguen exigiendo sumisión despótica  a cambio de empoderar, mandado al carajo la meritocracia, dañando letalmente la dignidad de la persona. Nuestro partido MORENA y los que se sumaron a nuestro movimiento de otros partidos o identificándose como ciudadanos independientes, apartidistas, hasta los medianos y bajos niveles de quienes se distinguieron por el apoyo, con sus activismos desde la construcción de MORENA y su bregar en las anteriores campañas de AMLO del 2016 y el 2012, o bien de los que apenas se iniciaron, como militantes, en los últimos tres años siguen desdeñando el valor de la dignidad, sometiéndose a las “ordenes” que les lleva a subordinar los intereses de los mandones acostumbrados a someter cooptando, amenazando perder oportunidades con sus ofrecimientos influyentistas en la asignación de cargos, empleos y los asensos ordinarios del quehacer gubernamental o partidista.
Los pervertidores de la dignidad en la política, son los que ejercen con una gran virtud, la frase que el dictador Profirió Díaz hizo famosa en su expresión a sus compinches del poder dictatorial que ejercía (1884-1911),   cuando le cuestionaban la asignación de cargos a algunos de sus críticos, respondiéndoles “¿cuándo has visto ladrar a un perro con un hueso en la boca?”

Por eso debemos cultivar el principio, que como virtud ejercemos en MORENA, la honestidad donde la lucha por el poder, como reitera AMLO, solo tiene sentido cuando se pone al servicio de los demás, nuestra lucha no es ni será por los cargos, por los huesos, sino al servicio del pueblo, donde mejor podamos servirle, tratando de rescatar la dignidad de los millones de ciudadanos humillados que por décadas han sido victimas de la explotación, la injusticia y la violencia social infame que padecemos
Sólo la dignidad refuerza la personalidad, fomenta la sensación de plenitud y satisfacción, exijamos el respeto, rechacemos la humillación, el no ser súbdito, no estar bajo el dictado de otro. Recordemos que para justificar la esclavitud, se decía que el esclavo no era persona humana, sino un objeto, al igual que judíos, gitanos y homosexuales durante el nazismo.

En suma hagamos realidad, la consigna que con convicción, hemos enarbolado desde la izquierda, desde los años ignominiosos de la guerra sucia que el régimen represor nos hizo desde el siglo pasado, con los miles de muertos, encarcelados y desaparecidos que hemos tenido:  
¡La dignidad no tiene precio!