En 1999, a finales siglo pasado, cuando la globalización
neoliberal del capitalismo prevalecía en su clímax de agobio, perjudicando y
amenazando gravemente el bienestar de la población mundial, principalmente de
países como el nuestro, encuadrado en vías del desarrollo económico,
abandonando el supuesto eufemismo de país subdesarrollado, la izquierda
socialista, encabezada por el gobierno de Cuba, convocó a un Encuentro
Internacional de Economía, que se celebró del 18 al 22 de enero, con la
participación de decenas de destacados economistas con prestigio mundial, tanto
de ideologías liberales, progresistas como socialistas, de los países que en
esa tiempo gobernaban en Europa, Asia, América y el Caribe. Durante 5 días
desde las 9 am hasta las 9, 10 o 11 de la noche, con recesos reservados solo
para los alimentos, se desarrolló este evento, predominando un dialogo
circular, coloquial, durante y después de las exposiciones magistrales de los
economistas, con sus doctorados y maestrías, así como de políticos como Fidel
Castro, quien nos enalteció con su presencia, todos los días, no sólo en el
presídium sino con sus cuestionamientos e intervenciones reflexivas durante
todo el evento.
Resulta que el último día de este evento, al terminar en sus
contenidos, los expositores, muy tarde, eran como las 9 pm, durante el receso
para cenar, prevalecía la inquietud de la mayoría de los asistentes, del tiempo
en que habría de concluir la ceremonia de clausura, que estaría a cargo del
comandante Fidel Castro, cuyas intervenciones se distinguían por hacer un uso
magistral del tiempo, llegando a discursos prolongados, en ocasiones, por horas
y con una habilidad y destreza manejando los contenidos, en el contexto de una
excelente proceso del pensar, con una
memoria y juicio crítico inmerso en su sabiduría que hacia mantener la atención
de la audiencia. Así que acudimos a la ceremonia de Clausura, nuestra
expectativa era que terminaríamos a la 1 0 2 de la mañana del día siguiente, a
las 11 pm se inició con una intervención de los organizadores, que
proporcionaba una síntesis de los trabajos que se desarrollaron en el curso de
este congreso y casi llegamos a las 12 pm, cuando se le da la palabra a Fidel
para la Clausura, quien con una gran sensibilidad percibió nuestro cansancio y
a manera de ironía inicia su discurso, diciéndonos “Seré Breve”, ”Ya que
ustedes me hacen este honor, no voy a pronunciar un discurso; me limitaré a
exponer una ponencia”, reímos y aplaudimos, así lo hizo, en menos de diez
minutos, agradeció a los asistentes y participantes, enalteció a los ponentes,
motivó para seguir desarrollando estos eventos, propuso que en el mes de julio, de ese año,
desarrolláramos un Encuentro de Economistas Latinoamericanos y del Caribe, haciendo
el mayor esfuerzo para que participaran los economistas distinguidos de todas
las escuelas, y en su discurso destacó: “¿Qué tipo de globalización tenemos
hoy? Una globalización neoliberal; así la llamamos muchos de nosotros. ¿Es
sostenible? No. ¿Podrá subsistir mucho tiempo? Absolutamente no. ¿Cuestión de
siglos? Categóricamente no. ¿Durará sólo décadas? Sí, sólo décadas. Pero más
temprano que tarde tendrá que dejar de existir. ¿Me creo acaso una especie de
profeta o adivino? No. ¿Conozco mucho de economía? No. Casi absolutamente nada.
Para afirmar lo que dije basta saber sumar, restar, multiplicar y dividir. Eso
lo aprenden los niños en la primaria. ¿Cómo se va a producir la transición?. No
lo sabemos. ¿Mediante amplias revoluciones violentas o grandes guerras? Parece
improbable, irracional y suicida. ¿Mediante profundas y catastróficas crisis?.
Desgraciadamente es lo más probable, casi, casi inevitable, y transcurrirá por
muy diversas vías y formas de lucha. ¿Qué tipo de globalización será?. No
podría ser otra que solidaria, socialista, comunista, o como ustedes quieran
llamarla.
Dos décadas han pasado, el neoliberalismo siguió su curso
atroz, incrementando las desigualdades con su modelo económico de desarrollo,
inmerso en la explotación y la deshumanización global de nuestras sociedades,
desmantelando el estado de bienestar, prevaleciendo el mercantilismo atroz,
privatizando todo con sus gobiernos satélites, los servicios públicos, la
educación, la salud, subordinando las ganancias económicas sobre los beneficios
de la propia vida, convirtiéndose en un gran depredador de nuestros recursos
naturales, llegando al cinismo de la conversión de su dios, referente en su
religión Judea cristiana por su dios dinero.
Sus economistas expertos, resulta que hoy no saben ni hacer
las cuentas, inmersos en la corrupción, se dedicaron a robar, a falsear
resultados, a mentir recurrentemente, peligrosamente ya ni suman bien, solo son
hábiles en restar, les sigue quedando muy lejos esa habilidad para sumar,
multiplicar y dividir, sobre todo las ganancias generadas por la gran
capacitada productiva, inmersa en nuestras riquezas naturales y la grandeza
humana de nuestros habitantes, que perversamente han tratado de menoscabar, en
sus estrategias de colonización, con sus conquistas militarizadas y no
militarizadas, que han querido someter a nuestros pueblos.
Como dijo Fidel, no se necesita conocer mucho de economía,
para explicar el fracaso del neoliberalismo y su globalización, que hoy en
México, pretendemos desmantelar para lograr la 4 Transformación Histórica de
nuestra patria, donde el eje central de la política económica subordine el desarrollo
y bienestar humano, sobre las corruptas ganancias del mercado.
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