sábado, 7 de septiembre de 2019

LA REFORMA DE LA SALUD MENTAL EN MÉXICO

En México la atención a la salud mental, sigue prevaleciendo orientada al modelo neoliberal con sus intereses mercantilistas, reducida a la visión de la atención de la enfermedad mental, fragmentada, con paradigmas reduccionistas, desdeñando la prevención y su promoción, extendiendo la marginación, estigmatización, el trato degradante, cruel e inhumano de los pacientes, que históricamente han padecido y que aun impera, en la mayoría de las unidades de internamiento, públicas y privadas, algunas siguen con modelos manicomiales y hasta carcelarios, como las denuncias que recurrentemente se hacen de algunos centros de “ Rehabilitación” para adicciones.

Una y otra vez, las organizaciones defensoras de los derechos humanos, nos informan, periódicamente, de las violaciones a los derechos de las personas, con trastornos mentales y del comportamiento,que prevalecen en instituciones con internamiento psiquiátrico y unidades similares con personas, internadas de estancia prolongada, donde prevalecen las condiciones inhumanas y degradantes, como la falta de tratamiento integral, interdisciplinario y la rehabilitación psicosocial adecuados, con admisión involuntaria, representaciónpersonal irregular, detención injusta y arbitraria, algunos inmersos enla coerción física, la reclusión y la privación de las necesidades básicas y la intimidad, integradas en la práctica de mantener a personas con discapacidad mental indebidamente segregadas del resto de la sociedad y sin garantías procesales, contra la detención arbitraria en sus instituciones, que no cumplen con las normas establecidas por el derecho internacional sobre derechos humanos.
Sobre la enfermedad mental, persiste el estigma que subsume al paciente en la marginación y exclusión del disfrute pleno  de sus derechos civiles, sociales y políticos, con el mal trato desde los servidores públicos encargados del bienestar, la seguridad y de la impartición de justicia, el uso peyorativo por los medios de comunicación de su condición humana, hasta el uso de las técnicas de rehabilitación, donde el componente psicosocial es marginado, sin superar los marcos conceptuales que han sido considerados obsoletos del modelo del desarrollo científico y tecnológico, que en los últimos años ha transformado paradigmas en las ciencias de la salud, las neurociencias y de la conducta, quedando atrás los enfoques reduccionistas en el análisis y solución de los problemas en este ámbito.

El problema se complica cuando los políticos, en el poder, persisten en su enfoque, con sus creencias, de que los problemas de salud mental, sus enfermedades, las adicciones y la violencia, derivan fundamentalmente de las crisis económicas, con sus lacras de pobreza y desempleo, que sin duda son factores que contribuyen a la expresión de estos problemas, pero ubicarlas como determinantes, por si mismo, constituye un error, al excluir el resto de los factores que determinan la salud mental de la población y sus integrantes; todavía es más complejo, cuando persisten sin atender el marco correspondiente de las realidades históricas, culturales, socioeconómicas y ecológicas de los niveles estatales, municipales y de las comunidades.
Esta visión reduccionista, les ha impedido integrar que la corrupción, los actos criminales, feminicidios, asesinatos de menores, las conductas homicidas y suicidas, los secuestros, las extorsiones, los robos con violencia, la violencia familiar, las adicciones etc., que se han incrementado en los últimos años, tienen un fondo en común: sus actores son y seguirían siendo personas en cuyo seno familiar, sus comunidades y nuestras instituciones, desde la escuela hasta las gubernamentales, siguen sin atender con eficiencia los factores de riesgo inmersos en las alteraciones emocionales, conductuales, sociales, existenciales y morales de los actores responsables de esos hechos.

Las consecuencias de estos enfoques sobre la salud mental en México solo ha logrado que se incrementen los trastornos mentales y del comportamiento, los datos más recientes estiman que están presentes entre el 25 y 30% de la población, provocan mayor discapacidad que muchas otras enfermedades crónicas, por ejemplo entre las diez principales enfermedades, considerando mortalidad prematura y días vividos sin salud, tres son enfermedades mentales, la depresión ocupa el primer lugar, el 6.4% de la población la padece, luego los trastornos relacionados con el consumo de alcohol ocupan el noveno lugar con el 2.5% y la Esquizofrenia con el 2.1% el décimo, en cuanto a carga de la enfermedad. Uno de cada cuatro mexicanos entre 18 y 65 años ha padecido en algún momento de su vida un trastorno mental y solo uno de cada cinco, ha recibido tratamiento, en tanto el 24.7% de los adolescentes se encuentran afectados por uno o más problemas de salud mental, siendo los más recurrentes trastornos de ansiedad, déficit de atención, depresión, abuso de sustancias así como intento suicida. así como los problemas psicosociales

Han sido múltiples los llamados que la OMS, desde el siglo pasado, ha hecho a todos sus países miembros, para priorizar la atención a la salud mental de sus sociedades, al grado de ser determinante al señalar que “no hay salud, sin salud mental”, así ha promovido la necesidad de legislaciones, mayor financiamiento de los gobiernos y la reorganización de los servicios y ampliación de la cobertura. En lugar de atender al paciente en hospitales psiquiátricos de estancia prolongada, insisten en privilegiar sistemáticamente la asistencia en centros de salud, con una cobertura creciente de intervenciones científicamente recurriendo a una red de servicios comunitarios de salud mental interrelacionados, lo que incluye, además de breves ingresos hospitalarios, atención ambulatoria en hospitales generales, atención primaria y centros comunitarios de salud mental integral.
Por lo anterior es necesario que logremos la Reforma de la Salud Mental en México, donde el primer paso es lograr una Ley Nacional de Salud Mental, que hemos propuesto a consideración y que tiene por objetogarantizar el acceso a los servicios, fomento, promoción, prevención, tratamiento, rehabilitación, reinserción social y laboral en atención a la salud mental, como condiciones para el pleno ejercicio del derecho a la salud y el bienestar de la persona, la familia y la comunidad

La Ley se propone:
1. Lograr el respeto ineludible a los derechos humanos y dignidad de la persona, sin discriminación y el abordaje intercultural, que erradique la estigmatización de las personas con problemas en su salud mental.
2. Terminar con los manicomios y modelos de atención equivalentes en cualquier tipo de internamiento de personas con problemas de salud mental.
3. La desinstitucionalización de las personas con padecimiento mental que viven en todas las instituciones de internamiento psiquiátrico o equivalentes.
4. Prohibir la creación de nuevos manicomios, hospitales psiquiátricos o instituciones de internaciones monovalentes públicas y privadas. En el caso de los ya existentes deberán adaptar su funcionamiento a los objetivos y principios expuestos en esta Ley, hasta su sustitución definitiva por algunos de los dispositivos de las modalidades de servicios de la Red de Atención del Sistema Nacional de Salud Mental.
5. La atención a los trastornos mentales, con la participación de la comunidad, potenciando los esfuerzos en el primer nivel y segundo nivel de atención, con atención ambulatoria.
6. Sistemas de internamiento breve y parcial, en todos los hospitales generales, a fin de garantizar la atención de las personas con problemas de salud mental; de tal forma que se reduzca al máximo posible la necesidad de hospitalización;
7. La integración de una Red de Atención del Sistema Nacional de Salud Mental, donde el Centro Comunitario de Salud Mental (CECOSAM) es el ente técnico administrativo de mayor jerarquía estructural y funcional.
8. La conformación de servicios de atención primaria en salud mental, con un Modelo Comunitario de Atención Integral a la Salud Mental, de carácter multidisciplinario, en el marco de la Red de Atención del Sistema Nacional de Salud Mental; 
9. La creación de un Consejo Nacional de Salud Mental (CNSM), bajo la rectoría de la Secretaría, que sustituya el actual, como instancia nacional multisectorial, que contribuye a la implementación de políticas públicas y los lineamientos para la acción en salud mental en el país.
10. Asignación de los recursos presupuestales necesarios, que deberán incrementarse progresivamente hasta alcanzar mínimamente el 10% del gasto de salud del presupuesto anual para el sector salud.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario