Resulta que cada vez soy frecuentemente invitado a pertenecer a las redes sociales del Internet como el Facebock, el Twuiter, Linkedin, Plaxo, etc., para estar a la moda en el sentido de la existencia de uno con los demás, en estos espacios virtuales producto del desarrollo de las tecnologías de la informática. Hablo de la existencia en su uso común de "estar en el mundo", muy lejos del concepto que desde la filosofía esta palabra tiene en un sentido más especializado distinguiendo el hecho de existir de los modos del existir, mas lejos del sentido existencial para quienes pensamos que la vida del hombre ha de salir de si para darse o construir su propia esencia como autenticidad, porque su existencia consiste en la libertad.
Una de las estrategias mas recurrentes consiste en ofertar amigos, sí “ofertar” porque son las estrategias mercantiles que sus creadores han instrumentado para lograr las jugosas ganancias que alimentan sus fortunas millonarias, poco les importa actuar con integridad en los valores inherentes a los marcos relacionales de la interacción y el desarrollo humano, su objetivo es tener mas y mas personas que vean, que usen sus paginas porque esto es lo que define su producción capitalista. No les importa la transgresión conceptual de aspectos esenciales que dimensionan las relaciones humanas como la amistad, el parentesco, el amor, el noviazgo, la relación de pareja en el marco de la diversidad sexual y los sentimientos solidarios y fraternales que las alimentan. Terminan en ubicarse lejos de la concepción que la sociología integró de las redes sociales, desde sus orígenes con sus precursores que desde finales del siglo XVIII incluyen a Émile Durkheim y que luego con J. L. Moreno a principio del siglo pasado, fueron fortalecidas por el registro sistemático y en el análisis de la interacción social de pequeños grupos, en especial las aulas y grupos de trabajo; y que actualmente les llevo a definir como estructuras sociales compuestas de grupos de personas que están conectadas por uno o varios tipos de relaciones, tales como amistad, parentesco, intereses comunes o que comparten conocimientos.
Ha sido la explotación de los intereses comunes sustentados en la frivolidad, la obscenidad, lo intrascendente, superficial y la deformación de la amistad, los que se han convertido como mejores estrategias para incrementar estas redes sociales. Lo más extremoso es cuando hacen uso de sus producciones pornográficas sobre la sexualidad manipulando burdamente el interesado amor de sus trabajadoras y trabajadores sexuales para lograr convertirnos en sus amigos mediante nuestro contacto libidinoso con sus redes dizque dispuestas a darnos todo lo que queramos, al instante, sin compromisos y con el gozoso interés del hedonismo. Por otra parte es innegable el importante papel que las redes sociales han tenido al hacer converger el activismo ciudadano en las reivindicaciones políticas, económicas y sociales que han generado las protestas en algunos países árabes y europeos en los últimos años.
Diariamente todos los que tenemos un e-mail recibimos invitaciones para ser sus amigos de personas que apenas conocemos, cuando observa uno a compañeros, familiares y pacientes los contenidos relacionales en sus redes, lo mas positivo es el conocimiento de las condiciones de vida y salud que se logran intercambiar, lo negativo es que siguen los contenidos superficiales, sin compromisos, carentes de conocimientos derivados de la ciencias, prejuiciosos, reproductores de mitos precursores del individualismo, de la soledad, de las relaciones fugaces sin compromisos, sin riesgos, con la gran ausencia de las sensaciones y percepciones que nos generan los relaciones cara a cara, persona con persona. Se supone que es básica la sensación empática y la presencia del amor, que como química hacen reacción para generar la esencia de la amistad que desborda en el compromiso espontáneo de las relaciones fraternas y solidarias sin las cuales no se puede considerar una relación personal como amigos y que muchas veces en la cotidianidad no pasa de ser un compañerismo circunstancial en la escuela, en el trabajo, en los viajes o en la misma colonia o barrio donde vivimos y que la vida relacional reducen a las mínimas expresiones de la existencia, sí de ese estar en el mundo simplemente porque vivimos, porqué nos ven en apariencia. Así en las redes sociales se promueve el convertirse en amigos, no pasando en los hechos de ser un conocido superficialmente sin compromisos ni los sentimientos inherentes al hecho de ser amigos. La amistad verdadera es como el “guanxi” que los chinos refieren puede ser utilizado para describir un estado de entendimiento mutuo general entre dos personas: "el otro conoce mis necesidades y deseos y los tendrá en cuenta cuando decida hacer algo que podría afectarme o involucrarme, sin necesidad de que conversemos del tema o me consulte".
Por eso vemos como empiezan a proliferar experiencias atroces de los integrantes de las redes, como el establecimientos de compromisos sin la integración del conocimiento de la persona con la existencia correspondiente de vivencias o vínculos afectivos, personas que deciden iniciar vida de pareja, algunos se casan, otros vivenciar experiencias sexuales, resulta el embarazo y son abandonadas, otros con solicitudes de solidaridad sin respuestas donde algunas personas llegan a la ingenuidad de comunicar sus problemas, algunos hasta sus conductas suicidas y llegan a recibir comentarios sarcásticos burlándose de ellos. Existen peores ingenuidades como cuando las personas se atreven a compartir sus intimidades personales, familiares y de su situación socioeconómica, algunos haciendo gala de sus éxitos económicos en sus formas de vivir, viajar y divertirse convirtiéndose en fácil blanco de actividades de los delincuentes; los integrantes de las redes sociales se olvidan que ninguna de las redes les garantiza privacidad y seguridad, mucho menos que su seguridad personal puede ser violentada. A Facebock y Twitter y el resto de las redes les vale porque saben que a la mayoría de las personas no piensan en eso, que están inmersas en el espíritu competitivo donde prevalece esa visión doctrinaria fundamentalista del mercantilismo deshumanizante del valor de uso que han logrado integrar en el concepto de la amistad magistralmente expuesto en una frase del inglés Tom Hodkinson, autor de un magnífico trabajo sobre Facebook, donde sugiere que la red anima “un espíritu competitivo de la amistad: con los amigos de hoy, la calidad no cuenta y la cantidad es el rey”. Por eso los usuarios de la red compiten por tener cientos, miles y millones de supuestos amigos mordiendo excelentemente el anzuelo de los empresarios de las redes sociales, han logrado que los jóvenes traten de no quedar a un lado o sentirse irrelevantes, sobre todo en sociedades como la nuestra incapaces de brindar los mínimos de prosperidad y felicidad como satisfactores que prevalezcan en la mayoría.
En esa lógica no es sorpresa que diferentes investigaciones sobre el abuso de estas redes sociales, principalmente sobre el Facebook, concluyan que pueden afectar al desarrollo de la comprensión, la admiración y otras emociones humanas. “Tras leer por enésima vez que otro de nuestros 300 contactos en Facebook ha tenido un día de perros, somos incapaces de sentir nada ni de compadecernos por esta persona”. Otros estudios correlaciona el abuso en el uso de las redes sociales con el bajo rendimiento escolar en sus estudios universitarios, destacando el poco tiempo que les dedican a la lectura de los libros y en el desarrollo de las tareas académicas, lo cual no me parece novedad por la conclusiones semejantes que el politólogo Giovanni Sartori ya hacía referencia en su ensayo del “Homo Videns” sobre los efectos del abuso de la televisión en el desarrollo y operatividad de las funciones cognoscitivas de los seres humanos; circunstancias que aunadas a las deficiencias educativas de los gobiernos, facilitan las estrategias mediáticas del control social como lo ha reiterado Noam Chomsky en sus diferentes ensayos. El universo de las redes sociales con contactos innumerables posee una importante condición inédita pero, nos alerta sobre el hecho de que si seguimos conectando con más gente sin tenerlos cara a cara ni sentir su presencia, sólo estableceremos relaciones virtuales entre personas distantes y distintas. Crece la conexión y hasta la implicación, pero no los compromisos fuertes ni los extrañamientos hondos, son muchos nexos con estos “amigos” y pocos vínculos que sustenten esta amistad, que finalmente no contribuyen a superar la soledad como uno de los grandes males que aquejan a nuestra sociedad.
Por eso me he negado a Chatear, a figurar en el Facebook, estar en el Twiteer , prefiero la relación personalizada, con sus sensaciones, percepciones y sentimientos que genera y no entrar en situaciones de riesgo que obstaculicen mi pleno funcionamiento emocional y cognoscitivo, los otro ámbitos, ya estoy en una etapa de madurez que me proporciona invulnerabilidad para resultar afectado. Lo que me queda claro es que esta negativa no me priva de alegría de tener amigos, que quizás no sean cientos, pero como dice la sabiduría popular siempre los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de las manos, van y vienen, y yo agregaría no es saludable generarlos en las tecnologías de la comunicación.
Una de las estrategias mas recurrentes consiste en ofertar amigos, sí “ofertar” porque son las estrategias mercantiles que sus creadores han instrumentado para lograr las jugosas ganancias que alimentan sus fortunas millonarias, poco les importa actuar con integridad en los valores inherentes a los marcos relacionales de la interacción y el desarrollo humano, su objetivo es tener mas y mas personas que vean, que usen sus paginas porque esto es lo que define su producción capitalista. No les importa la transgresión conceptual de aspectos esenciales que dimensionan las relaciones humanas como la amistad, el parentesco, el amor, el noviazgo, la relación de pareja en el marco de la diversidad sexual y los sentimientos solidarios y fraternales que las alimentan. Terminan en ubicarse lejos de la concepción que la sociología integró de las redes sociales, desde sus orígenes con sus precursores que desde finales del siglo XVIII incluyen a Émile Durkheim y que luego con J. L. Moreno a principio del siglo pasado, fueron fortalecidas por el registro sistemático y en el análisis de la interacción social de pequeños grupos, en especial las aulas y grupos de trabajo; y que actualmente les llevo a definir como estructuras sociales compuestas de grupos de personas que están conectadas por uno o varios tipos de relaciones, tales como amistad, parentesco, intereses comunes o que comparten conocimientos.
Ha sido la explotación de los intereses comunes sustentados en la frivolidad, la obscenidad, lo intrascendente, superficial y la deformación de la amistad, los que se han convertido como mejores estrategias para incrementar estas redes sociales. Lo más extremoso es cuando hacen uso de sus producciones pornográficas sobre la sexualidad manipulando burdamente el interesado amor de sus trabajadoras y trabajadores sexuales para lograr convertirnos en sus amigos mediante nuestro contacto libidinoso con sus redes dizque dispuestas a darnos todo lo que queramos, al instante, sin compromisos y con el gozoso interés del hedonismo. Por otra parte es innegable el importante papel que las redes sociales han tenido al hacer converger el activismo ciudadano en las reivindicaciones políticas, económicas y sociales que han generado las protestas en algunos países árabes y europeos en los últimos años.
Diariamente todos los que tenemos un e-mail recibimos invitaciones para ser sus amigos de personas que apenas conocemos, cuando observa uno a compañeros, familiares y pacientes los contenidos relacionales en sus redes, lo mas positivo es el conocimiento de las condiciones de vida y salud que se logran intercambiar, lo negativo es que siguen los contenidos superficiales, sin compromisos, carentes de conocimientos derivados de la ciencias, prejuiciosos, reproductores de mitos precursores del individualismo, de la soledad, de las relaciones fugaces sin compromisos, sin riesgos, con la gran ausencia de las sensaciones y percepciones que nos generan los relaciones cara a cara, persona con persona. Se supone que es básica la sensación empática y la presencia del amor, que como química hacen reacción para generar la esencia de la amistad que desborda en el compromiso espontáneo de las relaciones fraternas y solidarias sin las cuales no se puede considerar una relación personal como amigos y que muchas veces en la cotidianidad no pasa de ser un compañerismo circunstancial en la escuela, en el trabajo, en los viajes o en la misma colonia o barrio donde vivimos y que la vida relacional reducen a las mínimas expresiones de la existencia, sí de ese estar en el mundo simplemente porque vivimos, porqué nos ven en apariencia. Así en las redes sociales se promueve el convertirse en amigos, no pasando en los hechos de ser un conocido superficialmente sin compromisos ni los sentimientos inherentes al hecho de ser amigos. La amistad verdadera es como el “guanxi” que los chinos refieren puede ser utilizado para describir un estado de entendimiento mutuo general entre dos personas: "el otro conoce mis necesidades y deseos y los tendrá en cuenta cuando decida hacer algo que podría afectarme o involucrarme, sin necesidad de que conversemos del tema o me consulte".
Por eso vemos como empiezan a proliferar experiencias atroces de los integrantes de las redes, como el establecimientos de compromisos sin la integración del conocimiento de la persona con la existencia correspondiente de vivencias o vínculos afectivos, personas que deciden iniciar vida de pareja, algunos se casan, otros vivenciar experiencias sexuales, resulta el embarazo y son abandonadas, otros con solicitudes de solidaridad sin respuestas donde algunas personas llegan a la ingenuidad de comunicar sus problemas, algunos hasta sus conductas suicidas y llegan a recibir comentarios sarcásticos burlándose de ellos. Existen peores ingenuidades como cuando las personas se atreven a compartir sus intimidades personales, familiares y de su situación socioeconómica, algunos haciendo gala de sus éxitos económicos en sus formas de vivir, viajar y divertirse convirtiéndose en fácil blanco de actividades de los delincuentes; los integrantes de las redes sociales se olvidan que ninguna de las redes les garantiza privacidad y seguridad, mucho menos que su seguridad personal puede ser violentada. A Facebock y Twitter y el resto de las redes les vale porque saben que a la mayoría de las personas no piensan en eso, que están inmersas en el espíritu competitivo donde prevalece esa visión doctrinaria fundamentalista del mercantilismo deshumanizante del valor de uso que han logrado integrar en el concepto de la amistad magistralmente expuesto en una frase del inglés Tom Hodkinson, autor de un magnífico trabajo sobre Facebook, donde sugiere que la red anima “un espíritu competitivo de la amistad: con los amigos de hoy, la calidad no cuenta y la cantidad es el rey”. Por eso los usuarios de la red compiten por tener cientos, miles y millones de supuestos amigos mordiendo excelentemente el anzuelo de los empresarios de las redes sociales, han logrado que los jóvenes traten de no quedar a un lado o sentirse irrelevantes, sobre todo en sociedades como la nuestra incapaces de brindar los mínimos de prosperidad y felicidad como satisfactores que prevalezcan en la mayoría.
En esa lógica no es sorpresa que diferentes investigaciones sobre el abuso de estas redes sociales, principalmente sobre el Facebook, concluyan que pueden afectar al desarrollo de la comprensión, la admiración y otras emociones humanas. “Tras leer por enésima vez que otro de nuestros 300 contactos en Facebook ha tenido un día de perros, somos incapaces de sentir nada ni de compadecernos por esta persona”. Otros estudios correlaciona el abuso en el uso de las redes sociales con el bajo rendimiento escolar en sus estudios universitarios, destacando el poco tiempo que les dedican a la lectura de los libros y en el desarrollo de las tareas académicas, lo cual no me parece novedad por la conclusiones semejantes que el politólogo Giovanni Sartori ya hacía referencia en su ensayo del “Homo Videns” sobre los efectos del abuso de la televisión en el desarrollo y operatividad de las funciones cognoscitivas de los seres humanos; circunstancias que aunadas a las deficiencias educativas de los gobiernos, facilitan las estrategias mediáticas del control social como lo ha reiterado Noam Chomsky en sus diferentes ensayos. El universo de las redes sociales con contactos innumerables posee una importante condición inédita pero, nos alerta sobre el hecho de que si seguimos conectando con más gente sin tenerlos cara a cara ni sentir su presencia, sólo estableceremos relaciones virtuales entre personas distantes y distintas. Crece la conexión y hasta la implicación, pero no los compromisos fuertes ni los extrañamientos hondos, son muchos nexos con estos “amigos” y pocos vínculos que sustenten esta amistad, que finalmente no contribuyen a superar la soledad como uno de los grandes males que aquejan a nuestra sociedad.
Por eso me he negado a Chatear, a figurar en el Facebook, estar en el Twiteer , prefiero la relación personalizada, con sus sensaciones, percepciones y sentimientos que genera y no entrar en situaciones de riesgo que obstaculicen mi pleno funcionamiento emocional y cognoscitivo, los otro ámbitos, ya estoy en una etapa de madurez que me proporciona invulnerabilidad para resultar afectado. Lo que me queda claro es que esta negativa no me priva de alegría de tener amigos, que quizás no sean cientos, pero como dice la sabiduría popular siempre los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de las manos, van y vienen, y yo agregaría no es saludable generarlos en las tecnologías de la comunicación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario