En nuestras sociedades deshumanizadas por el neoliberalismo se han pervertido los valores a grado tal que impunemente se miente sin ninguna consecuencia dejando sin honor a las palabras que antes enaltecían a nuestros padres y abuelos. Bastaba dar su palabra en los acuerdos porque era el valor del honor lo que estaba en juego, la palabra representaba el respeto a la dignidad y los principios sobre cualquiera de los intereses materialistas o personales que hoy socavan nuestras relaciones fraternales y solidarias como seres humanos.
En la izquierda, cuando éramos oposición, no electorera, era un valor supremo honrar hasta con la vida los acuerdos a la palabra, que se consensaban para lograr la unidad en la acción hasta que las perversiones de la cultura política del régimen priista se fueron integrando a las conductas políticas de algunos líderes y activistas de izquierda que empezaron a privilegiar sus intereses sectarios, personales, económicos y patrimoniales sustentándose algunos en interpretaciones doctrinarias que integraban en sus tesis políticas para justificar sus posturas transgresoras de la palabra que algunas veces en privado y otras veces en público habían expresado honrarla.
Asì la mentira, la simulación y el engaño empezaron a prevalecer como táctica y estrategia de sus lideres en las actividades políticas de las organizaciones y partidos de izquierda emergiendo el protagonismo, el oportunismo y el pragmatismo como expresiones de las desviaciones y perversiones del quehacer político, aniquilando la ética política que honrosamente nos distinguía en nuestras interacciones humanas.
Viene al caso, esta reflexión, porque ante el inicio del proceso de elecciones son estos antivalores los que nuevamente amenazan prevalecer con sus nefastas consecuencias en la anhelada unidad que deberíamos tener todos y todas las integrantes de la izquierda en nuestro país para alcanzar la victoria que nos permita gobernar para hacer los cambios que logren la transformación y acaben con las graves injusticias, la inseguridad, la desigualdad y sus lacras de pobreza y corrupción que nos laceran.
La mayoría de los activistas de la izquierda tenemos que estar a la altura de las necesidades de nuestra patria y no perderse en las mezquinidades que representan las oportunidades protagónicas de las candidaturas, aferrándonos a ser candidatos no importa como, en los diferentes niveles de gobierno, estar a la caza de las posiciones plurinominales o peor aun cuando nos motiva el poder integrarse a algún puesto público o recibir algún otro tipo de prebenda a cambio de nuestra participación en las tareas políticas durante el proceso eleccionario.
Desde el movimiento contra el desafuero de AMLO, han transcurrido 2 elecciones donde hemos visto como se han transformado leales compañeros a traidores, sin mas han transgredido el respeto a los principios y el honor a la palabra empeñada sobre cualquier interés personal, algunos han corregido desviaciones, han vuelto y luego nuevamente han trangredido su lelatad y hoy dicen estar nuevamente con nosotros tanto en MORENA como en el apoyo incondcional a AMLO como nuestro candidato a la presidencia de Mèxico. Hoy que ya ha sido ratificado por el acuerdo derivado del resultado de las encuestas que se desarrollaron la semana pasada, donde a propósito de honrar la palabra estuvo la declaración de Marcelo Ebrard de que acepta el resultado de las encuestas y reconoce que hoy Andrés Manuel López Obrador es el mejor posicionado, renunciando a contender por la candidatura del PRD. Es digno de elogio que Marcelo honre su palabra en este aspecto, pero no hay que olvidar sus otras conductas deshonrosas con los oligarcas prianistas con las que nos agravio en su desaforada búsqueda para posicionarse como candidato presidencial, ni que decir de sus alianzas con los chuchos y sus nefastas consecuencias en el PRD.
Asì que hoy que Dirigentes nacionales de PRD, PT y los movimientos Ciudadano (antes Convergencia) y Regeneración Nacional (Morena) que acordaron sustituir al frente Diálogo por la Reconstrucción de México (Dia), por uno que ahora llevará el nombre del Movimiento Progresista para conformar la coalicion que apoyara a AMLO como candidato a la presdiencia, la tarea mas difícil será lograr la unidad de las fuerzas de izquierda, progresistas, con respeto a su diversidad, para superar actitudes facciosas y conflictos surgidos de personalismos y de la intolerancia, pero sobre todo de dejar de deshonrar la palabra que prevalece en algunos dirigentes políticos que hoy nuevamente nos ofrecen su apoyo, que no debemos rechazar, pero no debemos olvidar su proclividad a transgredir lealtades y principios.
En la izquierda, cuando éramos oposición, no electorera, era un valor supremo honrar hasta con la vida los acuerdos a la palabra, que se consensaban para lograr la unidad en la acción hasta que las perversiones de la cultura política del régimen priista se fueron integrando a las conductas políticas de algunos líderes y activistas de izquierda que empezaron a privilegiar sus intereses sectarios, personales, económicos y patrimoniales sustentándose algunos en interpretaciones doctrinarias que integraban en sus tesis políticas para justificar sus posturas transgresoras de la palabra que algunas veces en privado y otras veces en público habían expresado honrarla.
Asì la mentira, la simulación y el engaño empezaron a prevalecer como táctica y estrategia de sus lideres en las actividades políticas de las organizaciones y partidos de izquierda emergiendo el protagonismo, el oportunismo y el pragmatismo como expresiones de las desviaciones y perversiones del quehacer político, aniquilando la ética política que honrosamente nos distinguía en nuestras interacciones humanas.
Viene al caso, esta reflexión, porque ante el inicio del proceso de elecciones son estos antivalores los que nuevamente amenazan prevalecer con sus nefastas consecuencias en la anhelada unidad que deberíamos tener todos y todas las integrantes de la izquierda en nuestro país para alcanzar la victoria que nos permita gobernar para hacer los cambios que logren la transformación y acaben con las graves injusticias, la inseguridad, la desigualdad y sus lacras de pobreza y corrupción que nos laceran.
La mayoría de los activistas de la izquierda tenemos que estar a la altura de las necesidades de nuestra patria y no perderse en las mezquinidades que representan las oportunidades protagónicas de las candidaturas, aferrándonos a ser candidatos no importa como, en los diferentes niveles de gobierno, estar a la caza de las posiciones plurinominales o peor aun cuando nos motiva el poder integrarse a algún puesto público o recibir algún otro tipo de prebenda a cambio de nuestra participación en las tareas políticas durante el proceso eleccionario.
Desde el movimiento contra el desafuero de AMLO, han transcurrido 2 elecciones donde hemos visto como se han transformado leales compañeros a traidores, sin mas han transgredido el respeto a los principios y el honor a la palabra empeñada sobre cualquier interés personal, algunos han corregido desviaciones, han vuelto y luego nuevamente han trangredido su lelatad y hoy dicen estar nuevamente con nosotros tanto en MORENA como en el apoyo incondcional a AMLO como nuestro candidato a la presidencia de Mèxico. Hoy que ya ha sido ratificado por el acuerdo derivado del resultado de las encuestas que se desarrollaron la semana pasada, donde a propósito de honrar la palabra estuvo la declaración de Marcelo Ebrard de que acepta el resultado de las encuestas y reconoce que hoy Andrés Manuel López Obrador es el mejor posicionado, renunciando a contender por la candidatura del PRD. Es digno de elogio que Marcelo honre su palabra en este aspecto, pero no hay que olvidar sus otras conductas deshonrosas con los oligarcas prianistas con las que nos agravio en su desaforada búsqueda para posicionarse como candidato presidencial, ni que decir de sus alianzas con los chuchos y sus nefastas consecuencias en el PRD.
Asì que hoy que Dirigentes nacionales de PRD, PT y los movimientos Ciudadano (antes Convergencia) y Regeneración Nacional (Morena) que acordaron sustituir al frente Diálogo por la Reconstrucción de México (Dia), por uno que ahora llevará el nombre del Movimiento Progresista para conformar la coalicion que apoyara a AMLO como candidato a la presdiencia, la tarea mas difícil será lograr la unidad de las fuerzas de izquierda, progresistas, con respeto a su diversidad, para superar actitudes facciosas y conflictos surgidos de personalismos y de la intolerancia, pero sobre todo de dejar de deshonrar la palabra que prevalece en algunos dirigentes políticos que hoy nuevamente nos ofrecen su apoyo, que no debemos rechazar, pero no debemos olvidar su proclividad a transgredir lealtades y principios.
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