domingo, 4 de diciembre de 2011

ACABAR CON EL CLIENTELISMO Y EL CORPORATIVISMO EN LA POLITICA

Se ha iniciado el proceso electoral federal que desarrollara la jornada electoral el próximo 1 de julio del 2011 donde se elegirá el próximo presidente de la republica y los nuevos diputados y senadores que integraran el poder legislativo del Congreso de la Unión. Los partidos políticos están por definir las candidaturas, algunos sobre su candidato a la presidencia, como es el caso del Partido Acción Nacional quien todavía sigue su proceso eleccionario interno, en tanto el resto de los partidos ya han definido la integración de Coaliciones: Una denominada Movimiento Progresista, integrada por el PRD, el PT, Movimiento Ciudadano y el Movimiento de Regeneración Nacional que apoyara a Andrés Manuel López Obrador como candidato a la presidencia y Otra Coalición denominada Compromiso por México, conformada por el PRI, Verde Ecologista y Nueva Alianza que apoyara a Enrique Peña Nieto. La mayoría de estos partidos apenas iniciaran sus elecciones internas para definir sus propuestas a competir como candidatos a diputados y senadores para formar parte de la cámara correspondiente del Congreso de la Union.
Resulta que ambas coaliciones han iniciado sus actividades enarbolando propuestas en defensa y fortalecimiento de nuestra incipiente democracia y definiendo los modelos económicos políticos para gobernar, muy diferentes en sus fundamentos ideológicos y en sus tácticas y estrategias, la Coalición Compromiso por México, que encabeza el PRI con sus recargadas tesis en defensa del neoliberalismo atroz con sus políticas deshumanizantes generadoras de pobreza, una grave desigualdad social, corrupción e injusticia que conforman el estado delincuencial que padecemos y La Coalición del Movimiento Progresista en contra de esas políticas del neoliberalismo que se propone acabar con esas lacras que nos han sumido en la mas grave crisis de seguridad, económica y política de las últimas décadas, y que trata de construir un estado social, plenamente democrático sustentado en el respeto a los derechos humanos y sociales consagrados en la constitución.

Para nuestra Coalición Movimiento Progresista uno de los grandes retos será lograr el desmantelamiento del régimen clientelar y corporativista que han sido los pilares para la gobernabilidad de los regimenes pripanistas y que lamentablemente han infestado la cultura política en el seno de la sociedad pervirtiendo y degenerando el quehacer político hasta en los partidos y organizaciones de izquierda que hoy conforman esta coalición. Esto va mas allá de la una unidad coyuntural histórica necesaria, de los partidos políticos que la integran, para lograr la victoria electoral en el 2012; requiere de voluntad política de sus lideres, primero para reconocer y aceptar la existencia de estas lacras en el interior de sus instituciones, segundo para iniciar conductas trascendentes dirigidas a sancionarlas y prevenirlas al interior de sus organizaciones con el simple procesamiento democrático de sus decisiones, que podrían empezar en sus procesos democráticos internos fortaleciendo la libertad de expresión de sus militantes para seleccionar los candidatos, definir sus plataformas políticas y las tácticas y estrategias de sus campañas electorales sin que existan estas aberrantes conductas cupulares que han generado criminales, funcionarios, políticos corruptos y delincuentes de cuello blanco en un nuestro sistema político mexicano sostenido por el clientelismo político.
Después del movimiento revolucionario de 1910 en México, el corporativismo y el clientelismo políticos se han constituido como las estrategias silenciosas y fundamentales de los gobernantes y dirigentes políticos para mantenerse y perpetuarse en el poder constituyéndose en modalidades de dominación política que se han integrado a la cultura del quehacer político en todos los partidos y organizaciones políticas creando una de las redes circulares mas difíciles de superar por mecanismos reflexivos de participación política deliberativa que debieran de integrarse como el eje central del comportamiento político democrático en las sociedades modernas. Las redes clientelares están por todos lados enfermando la salud política de las izquierdas y derechas, que aprendieron rápidamente su ejercicio e importancia en sus estrategias pragmáticas para lograr el poder, esta en todos los niveles de gobierno y permea a todas las instituciones o dependencias públicas mediante la discrecionalidad y la simulación del cumplimiento de las normas operativas y legislativas que enmarcan prohibiciones para su desarrollo. Las secretarias y dependencias relacionadas con el desarrollo social constituyen el eje central, es el afluente de los recursos financieros y materiales en el contexto de sus programas educativos, de salud, de vivienda, pero sobre todo contra la pobreza; su directorio de clientes y necesidades programáticas les han permitido integrar información valiosa para la organización política electoral o de apoyo de los usuarios cuando así convengan a los intereses de los patrones.
La literatura sobre clientelismo político denomina “clientes” a los agentes que dan apoyo político a un mediador o patrón a cambio de bienes, favores, o servicios particulares. Son personas que “reciben cosas” o accesos a bienes y servicios del funcionario, del político o del partido desde un trabajo, una medicina, una despensa, material de construcción, permiso para trabajar, una beca, etc.… El clientelismo es una relación de dominación establecida como una relación de intercambio en la cual un individuo de status socioeconómico más elevado (conocido como el lider, padrino, patrón, cacique, gestor o con el pseudonimo de su oficio, el dire, el profe, el maestro, el doctor, el inge, .etc..) usa su propia influencia y recursos para proveer de protección o beneficios, o ambos, a una persona de un status menor (cliente), quien, por su parte, obra recíprocamente ofreciendo apoyo general, asistencia, servicios personales y fidelidad a su patrón. Los clientes por lo general esperan seguridad física y medios de subsistencia, a cambio de lo cual los lideres esperan lealtades políticas, votos o deferencia. . En nuestro país prevalecen las elites con fuertes vínculos parentales que conforman redes de intereses patrimoniales difíciles de desintegrar, otros tienen con ellos relaciones estrechas de amistad y en otros casos son relacionales ocasionales derivadas de alianzas coyunturales.
En tanto el corporativismo mexicano ha sido definido por Philipe C. Schmitter, en su libro: Teoría del Corporativismo impreso por la Universidad de Guadalajara en 1996, como “un sistema de representación de intereses en el cual las unidades constitutivas se organizan en un limitado número de categorías singulares, compulsorias, no concurrentes, ordenadas jerárquicamente y diferenciadas funcionalmente, reconocidas y autorizadas (si no es que creadas) por el Estado, y a las que se les concede un exclusivo monopolio de la representación dentro de sus respectivas categorías, a cambio de observar ciertos controles en la selección de sus líderes y en la articulación de sus demandas y apoyos”.
Tiene su principal expresión en las instituciones sindicales con la tarea de los líderes de controlar a las diversas facciones existentes, sujetándolos al control corporativo del voto y de sus sindicatos. La compensación a los líderes por el servicio del control político de los trabajadores se hace no sólo otorgándoles impunidad en el manejo autoritario, despótico, discrecional y obscuro de los recursos sino a través de su integración a los poderes públicos como senadores, diputados, munícipes y hasta gobernadores. La creación del INFONAVIT, FOVISSTE, FONHAPO, FOMERREYES, etc., ha incrementado la premiación y los señores líderes del sindicalismo corporativo han podido incidir con gran éxito financiero en el negocio de la construcción de casas para los trabajadores.
La otra gran expresión corporativa esta constituida por los empresarios que se integraron en 1936, cuando se legisló instituyendo como un solo organismo funcional la cámara de industria y comercio y posteriormente en 1941, en la Nueva Ley de las Cámaras de Comercio y de las de Industria se estableció su separación y que las cámaras de comercio y las de industria y sus respectivas confederaciones son instituciones públicas, autónomas, con personalidad jurídica, controladas desde su registro y del de sus socios por la Secretaría de Economía Nacional y constituidas por todos los comerciantes e industriales y con los principales objetivos de representar los intereses generales, fomentar el desarrollo y ser “órganos de consulta del Estado” del comercio y de la industria nacionales, esto es colaboradoras del Estado así funcionaron artificialmente impulsadas mediante la afiliación forzosa obligando a sus miembros a seguir sus líneas políticas de acción so pena de ser objeto de restricciones o sanciones por sus indisciplinas políticas.
Los favores políticos del corporativismo han sido pagados por el régimen pripanista con todo tipo de prebendas que terminan por coartar no sólo las aspiraciones de sus agremiados, sino de los mismos dirigentes. Han aceptado posiciones políticas, tanto en el Congreso de la Unión, los congresos locales, los ayuntamientos y los gobiernos de los estados. A otros les han dado hasta registro como partido político. Para algunos más, el régimen ha permitido que desarrollen carreras políticas mezcladas con la administración pública. En el caso de los lideres del corporativismo empresarial gozan de exenciones y apoyos especiales en sus regimenes fiscales, además de ser favorecidos con financiamientos públicos de los programas económicos del gobierno y no se diga del trafico de influencias que les genera grandes botines para sus riquezas. En ambos casos tanto lideres sindicales como empresariales se han hecho cargo, desde hace varios lustros de subsecretarías, direcciones generales, direcciones de área y jefaturas de departamento en todos los niveles de gobierno. La mayor fuente de riqueza y corrupción en el caso de los sindicatos (CTM, FSTSE, SNTE, PEMEX, SNTSS, CROC) la siguen obteniendo del cobro de cuotas sindicales, el manejo de cajas de ahorro, programas de vivienda, capacitación y becas que generalmente sólo llegan a los más allegados del círculo personal de los dirigentes cuya precaria formación académica, política y social, los hace operar sin ningún tipo escrúpulos, mucho menos por principios o ideales.
Como vemos nuestra cultura política esta arraigada en el clientelismo y el corporativismo que han sido los generadores de castas de políticos que no quieren abandonar las prebendas y los beneficios que reciben de los gobernantes en turno y que cualquier amenaza a su “estatus quo” es reforzada por dogmas y fundamentalismos de sus ideologías revolucionarias o conservadoras por eso cualquier propuesta dirigida a la transformación de nuestra sociedad si no va acompañada de objetivos y estrategias claras dirigidas a modificar la cultura política prevaleciente estará destinada a seguir contribuyendo a la deshumanización, inhibiendo el desarrollo social y humano de nuestra cultura.
Mantener estas estructuras políticas del viejo régimen no da ya para enfrentar los grandes problemas nacionales, su prevalencia sólo reproduce vicios e ineficacias y amplía los altos índices de criminalidad e inseguridad pública, corrupción, impunidad, desigualdad, exclusión social, pobreza, violencia y el deterioro del tejido social. Si los sindicatos, partidos políticos y empresarios no integran la cultura democrática fincada en valores éticos al interior de sus organizaciones no podremos acabar con estas lacras del clientelismo y corporativismo que han infestado nuestro sistema político.

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