viernes, 11 de enero de 2013

ETICA Y POLITICA

Todas las organizaciones y partidos políticos, no sólo de las izquierdas sino de las derechas, al menos en nuestro país, de acuerdo con sus documentos básicos, siguen enarbolando como piedras fundamentales para alcanzar los más altos niveles de desarrollo humano y social de nuestra comunidad la lucha por lograr la libertad, la democracia y la justicia plena, conciben además que sólo así se logran los mas mejores niveles de prosperidad y felicidad entre sus habitantes y su medio ambiente. También todas las ideologías, aun las mas atroces, hablan a nombre de los valores, como los peores totalitarismos, como el nazismo y los gobiernos genocidas, que se han implantado en algunos países del mundo (Alemania, Italia, URSS, Camboya, Chile. Etc...); se han pretendido respaldar en una “ética superior” que al interpretarlos en la practica del poder, los distorsionan, pero en esa distorsión nos las comunican.

Al menos en México, sus ideologías y valores se pervierten cuando sus lideres desarrollan sus estrategias en los usos del poder, subsumidos en sus doctrinas que justifican sus conductas perversas e insaciables, para mantener y aumentar ese poder, fortaleciendo sus estilos oligárquicos que diariamente alimentan con sus conductas autoritarias, centralistas y narcisistas, donde convertidos en “semidioses” y “súper hombres” deben ser adulados, con los rituales ignominiosos que someten a la perdida, la dignidad elemental que fundamenta la esencia del ser humano. Son para los que la ética, en sus conductas, sobre todo políticas, se convierte en una construcción ideológica falaz, objeto de sarcasmo, burla y hasta descalificación de las diferentes teorías, históricamente desarrolladas en torno a la moral; desde los imperativos morales relacionados a las religiones, no sólo actuales sino desde la antigüedad, hasta las propuestas emergentes de los clásicos griegos, los del liberalismo en el renacimiento y las concepciones del socialismo que en el marco de la moral fueron influidas por Hegel y que han servido para la construcción de los paradigmas de la ética propuestos para el desarrollo de las ciencias políticas y sociales.

En la mayor parte de estos lideres, en sus programas de su formación profesional, aun en los excelsos doctorados, de algunos, no incluyeron el aprendizaje profundo y la integración formativa de los valores de la ética; sus personalidades no son motivadas para sentir necesidades de ejercer los imperativos morales en sus conductas políticas, aunque, como demostrado esta, ni cuando se asumen con altos grados de moral religiosa, como los últimos dos presidentes católicos fundamentalistas (Fox y Calderón), que los mexicanos padecimos y que nos lograron sumir mas en la pobreza, en la inseguridad, en la injusticia del estado delincuencial que nos tiene agobiados sin democracia ni el disfrute de la libertad plena. El problema se complica cuando sus desarrollos de personalidad, han estado inmersos en las carencias afectivas, con la deficiente integración de los valores en el seno de la familia, su comunidad y luego la suma de experiencias en conductas antisociales en sus vidas, (como las de Peña Nieto, Carlos Salinas, Emilio Chuayffet, etc.…) inmersas en la impunidad y la corrupción, en gran medida, generadoras del empoderamiento que disfrutan.

Nuestra sociedad requiere sacudirse y rechazar a los políticos y líderes que han sido un obstáculo para lograr la construcción plena de nuestra sociedad libre, democrática y donde impere la justicia sin las lacras de la pobreza, corrupción y violencia, que durante más de un siglo hemos padecido. Lamentablemente la asociación política de los mexicanos en organizaciones y partidos, en las últimas décadas, sólo ha contribuido a fortalecer la deshumanización de nuestra sociedad, despreciando los valores básicos del ser, sin subsumir la ética política que les permita transformarse a sus militantes y lideres, para así estar en posibilidades de transformar nuestra sociedad.

La ética política que se requiere, es difícil de integrar si no se esta dispuesto a salir del individualismo atroz que aniquila los sentimientos fraternales y solidarios, sí de ese amor por los otros, donde empaticamente podemos colocarnos en el lugar del otro, en sus problemas con sus circunstancias, reactivando nuestras fuerzas y recursos para apoyar, para ayudar, sin mas satisfacción que el haber servido, motivado por ese sentimiento de amor por el bienestar de los demás. Se convierte en mas difícil si no logramos salir de las redes del mercantilismo, del capitalismo voraz que nos atrapa con el consumismo y las ambiciones desbordadas por el enriquecimiento patrimonialista; si de las propiedades, de los objetos y los insumos que no son indispensables para el buen vivir que el dinero nos facilita, prevaleciendo el dispendio. Son factores que aniquilan el deseo de autenticidad, que es el impulso por liberarse de la opresión y la farsa, que nos lleva a descubrir los verdaderos valores, el sentido de la vida, la necesidad de trascender, los que corresponden al hombre real, contrarios a los valores proclamados por los oligarcas, que obstaculizan los valores mas altos, que integran la dignidad irremplazable de la persona: libertad, autenticidad, responsabilidad e igualdad.

Por eso hoy que el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) nos invita a afiliarnos, para formar un partido político, tenemos la oportunidad de realizar una nueva forma de hacer política, subsumiendo la ética y aplicando en forma prudente, como lo refiere Andres Manuel López Obrador (AMLO), en su texto “No Decir Adiós a la Esperanza”, en armonía, con tres ideas rectoras: la honestidad, la justicia y el amor, como imperativos en nuestras conductas políticas. Si actuamos en congruencia no sólo lograremos trascender el quehacer político en nuestra patria, sino alcanzaremos esa profunda transformación de nuestra sociedad donde la libertad, la democracia y la justicia no sólo sean anhelos de una asociación política que pretende ser partido político, sino realidades que logren esa felicidad y prosperidad, que se han convertido sólo en discursos demagógicos de los gobernantes y oligarcas que detentan el poder en México.

Se trata entonces, en MORENA, de modificar radicalmente la cultura política que persiste a través de los partidos y las asociaciones políticas, que alimentan la corrupción y la transgresión de los valores mas elementales del ser humano como la congruencia, la honestidad y la integridad en el ser político, donde prevalecen los antivalores y sus políticos persisten seguir enlodados en su odio, en la envidia, con un espíritu egoísta, narcisista, sí motivados por el puro amor a si mismos, germinando sus políticas rastreras, se trata de que el amor de solidaridad sea la sustancia en nuestras conductas militantes, como lo dice el doctor Enrique Dussel, en su ensayo sobre el Amor en la Republica “es este amor el que unifica las voluntades y que da más poder y fuerza al poder político de un pueblo”.

Gran tarea, para quienes bregamos con MORENA, tenemos que aprender y desaprender en nuestras conductas politicas, que permitan la integracion de estos valores y los usos del poder en la politica.





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