viernes, 15 de febrero de 2013

NO MATEMOS EL AMOR

El amor apesta, dicen recurrentemente los jóvenes y adultos que no logran sentir la felicidad del ser amado, en sus pretensiones eróticas en sus grupos de pares, lamentablemente han sufrido distorsiones cognitivas y emocionales, relacionadas con este sentimiento, no sólo producto de sus vivencias actuales, sino de un desarrollo psicosexual donde ha prevalecido el desamor con las carencias afectivas de sus ambientes familiares, escolares y parentales, reforzados por una sociedad subsumida en el mercantilismo con sus lacras del consumismo, el individualismo y la reducción del éxito en la vida a esos satisfactores del tener, no del ser, que constituye la esencia de la felicidad en el ser humano. Para los gobernantes y los poderes fácticos primero están y estarán los beneficios económicos y materiales, inmersos en sus modelos económicos políticos de su capitalismo salvaje, que dañan gravemente el bienestar y el desarrollo social, con felicidad y prosperidad del ser humano, son insensibles al amor, no les importa que sus conductas atenten contra el arte de amar en nuestras culturas.

Desde el embarazo, tienen un significado muy profundo, los sentimientos de amor que los padres transmitan a ese nuevo ser, y desde luego su extensión en las próximas etapas que nutrirán el desarrollo saludable de las emociones. En las ciencias de la conducta tenemos el conocimiento muy claro de los efectos sobre el desarrollo y su transformación en los factores de riesgo en la aparición de los trastornos psicológicos y psiquiátricos que afectan a los niños y niñas, cuya inatención repercute en su funcionamiento escolar y si se extiende a la adolescencia complica las tareas esenciales para el desarrollo de la personalidad en esta etapa, obstaculizando las potencialidades para lograr los máximos niveles de su desarrollo humano en las siguientes etapas del ciclo vital y no se diga en la generación de las conductas violentas desde las mas simples hasta las mas atroces como las de los psicopatas.

Lamentablemente tenemos una sociedad donde sigue prevaleciendo los embarazos no deseados, no planeados, se estima que mas del 90% así lo son, no se concibe en un acto de amor pleno donde se armonicen la función sexual y reproductora de la pareja, tan sólo el 30% de los embarazos en nuestro estado son de jóvenes que asumen prematuramente este rol con niños que no sólo no fueron deseados sino han pasado a ser un problema para sus vidas si a eso sumamos nuestra cultura norestense que se distingue por creencias, usos y costumbres proclives a reprimir la expresión de los sentimientos amorosos en sus diferentes manifestaciones verbales y corporales, dañando importantemente la autoestima y haciéndolos fácil presa de los mensajes mediáticos y publicitarios promotores del consumismo que trata de sustituir su inherente entrega condicional por objetos materiales que de conformidad con su precio son valorados como la intensidad del amor que se pregona en la persona amada.

Así prevalecen padres y madres poco afectivos, poco calidos, autoritarios, insensibles, demandantes de logros materiales, preocupados por lo que dan en términos económicos, a sus hijos y a su familia, desconocedores del arte de amar. Luego están las instituciones, como decía José Marti, si la educación es un acto de amor, imagine usted como estará en las instituciones públicas y privadas educativas donde en las primeras, los maestros luchan enormemente por salir de las redes de explotación, por los bajos salarios, sus lideres caciquiles y las carencias de insumos para el desempeño de sus tareas, hoy acechados por una simulada reforma educativa basada en la competitividad comercial, los otros con las mas bajas remuneraciones, en ambos si se simula como que se les paga, ellos hacen como que trabajan, son victimas del mercantilismo, promotores de la educación autoritaria sin integrar adecuadamente el arte de amar, que sólo puede generar mala calidad y extender el utilitarismo de las relaciones personales, si me sirve, si obtengo un beneficio lo hago, si no, simplemente no lo realizo; lo que sólo proyecta el ausente amor fraternal que genera la bondad y la solidaridad con los otros.

Paradójicamente, las religiones, sobre todo las cristianas, hoy se enfrentan a las crisis del amor en el seno de su ser, el mercantilismo atroz las ha degradado, conflictuandolos en los intereses de los usos del poder, como ha sido el caso de la reciente renuncia del Papa actual, Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, agobiado no sólo por su situación física, sino por los conflictos de la Curia, nada congruentes con el amor cristiano, que dicen profesar y cultivar los sacerdotes, cardenales y arzobispos, inmersos en estas disputas del poder eclesiástico; los intereses económicos han liquidado la gran humildad ejemplificada y exigida por cristo. En tanto los musulmanes siguen sin detener los fanatismos religiosos inmersos en los actos terroristas y la integración plena de las libertades y derechos humanos fundaméntales en sus sociedades, con sus crueles conductas violentas hacía las mujeres, sustentadas en concepciones retrogradas, propias del obscurantismo medieval. Ni que decir de los judíos, mas preocupados por mantener su dominio económico en el mundo y exterminar a los palestinos con sus nefastas acciones militares replicadoras de actos genocidas que ellos mismos vivenciaron en el holocausto de los nazis.

El amor no puede emerger ni cultivarse en sociedades donde se desdeñan valores humanos básicos como la honestidad, la justicia y la solidaridad, cuya existencia depende a su vez del grado de amor que las personas tienen para sí y con las demás personas con las que conviven en sus ambientes. La gente necesita estar muy enamorado de si mismo para poder sentir la máxima felicidad pero sobre todo capaz de enamorar a alguien.

En estos tiempos de gran violencia que vivimos en nuestro país, con los cientos de miles de victimas y con los gobernantes, políticos y oligarcas perdidos en sus luchas intestinas por el poder, no dejemos que siga matándose el arte de amar, parafraseando a John Lennon, practiquemos el amor a plena luz del día y acabemos con la violencia que prevalece en esa misma luz del día, dejemos de escondernos y hagamos público el amor por los otros.



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