viernes, 14 de junio de 2013

MORENA y LA POLITICA FACCIOSA

Mantener la integridad y congruencia con los principios y valores de nuestras luchas, son el mejor legado con el que debemos honrar a los miles de compañeros luchadores de izquierda y liberales progresistas que han sido victimas de la represión feroz de gobernantes y funcionarios, policías y militares, a propósito de los ignominiosos hechos históricos como el del 10 de junio de 1971, La Masacre del Jueves de Corpus o La Masacre de Corpus Christi, donde el gobierno opresor asesinó, secuestró, lesionó y encarceló a cientos de compañeros estudiantes que se manifestaban solidariamente en el Distrito Federal, entre otras cosas en defensa de la autonomía universitaria que apenas habíamos logrado en la Universidad de Nuevo León y que el gobierno estatal amenazaba con eliminarla. Luego se extendería su guerra sucia del régimen contra toda expresión libertaria demandante de justicia y democracia, con sus lacras de violencia y barbarie contra todos los activistas de movimientos opositores a sus nefastas políticas obstaculizantes del anhelado desarrollo social y humano de nuestra sociedad. Su guerra sucia se complementaría eficazmente con las estrategias de cooptación de activistas, dispersoras de unidades y fortalezas de las organizaciones y movimientos y los partidos políticos emergentes de izquierda, hasta llegar a sus expresiones mas decadentes, de integrarse los lideres, otrora “revolucionarios”, que hasta sostenían posturas radicales contra los gobiernos del pripanismo, al que hoy se han sometido como políticos serviles y funcionarios instrumentadores de las políticas sociales y económicas del poder que antes combatían.

Desde entonces hemos bregado en los movimientos opositores a este régimen de oprobio que padecemos y hoy que nos toca la tarea organizacional para construir el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), se hace necesario exigirnos mantener esa férrea congruencia e integridad con los principios y valores que nos han cohesionado para lograr formar el partido político que nos lleve a lograr la transformación trascendente de nuestra nación. Andrés Manuel López Obrador ha estado en nuestro estado, en las últimas semanas y ha venido a tomar la protesta de la constitución de Comités Municipales en las principales ciudades, Linares, Cadereyta, Santa Catarina, Escobedo, Guadalupe y Apodaca, logró además protestar a los integrantes del comité municipal del municipio mas rico de Latinoamérica, San Pedro Garza García, cuna además de las oligarquías mas conservadoras; próximamente vendrá a lo mismo en el municipio de Monterrey y el de San Nicolás de los Garza, y tenemos como meta que al finalizar este año tengamos esta organización en los 51 municipios de Nuevo León. Siendo autocriticos nuestro avance en las tareas politicas ha sido malo, muy lejos de las metas acordes a nuestras necesidades organizacionales, rumbo a la conformacion de MORENA como partido politico, todos somos responsables.

El trabajo político organizativo no ha sido fácil, las metas que se habían impuesto centralmente, desde el plan de acción, aprobado por el Consejo Nacional, han estado desfasadas de la realidad sociopolítica y cultural, no sólo que prevalece en la mayoría de los habitantes de nuestra sociedad, sino además de los activistas progresistas y de los movimientos de izquierda, que por décadas han estado subsumidas, unos en la lógica de la cultura política perversa del pripanismo, otros en los usos y costumbres de grupos doctrinarios, con sus fundamentalismos ideológicos y maneras del ser y hacer política, que integraron en el bregar de sus vivencias en las diferentes partidos políticos, organizaciones y movimientos políticos que militaron; ambos han infestado las actividades organizativas de MORENA en Nuevo León con el virus mas letal de la unidad y fortaleza de cualquier organización política que es el faccionalismo, esa ha sido una de a las causas mas prevaleciente de que en nuestro estado la izquierda permanezca dispersa, lejos de la unidad que se ha requerido para avanzar trascendentemente en las luchas por la transformación política, económica y social de nuestra sociedad.

El faccionalismo en política, se integra por personas que actúan privilegiando un interés grupal, donde los objetivos que persiguen se distinguen de los de la organización más grande a la que pertenece y pueden incluir un conjunto separado de políticas, la promoción de una estrategia política para empoderar su grupo en posiciones claves internas, o a nivel electoral; dicen tener una posición ideológica distintiva, obstaculizan, son diestros en el desarrollo de acciones dirigidas a extraviarse de lo central en las tareas políticas; unos pueden desaforarse en sus procederes y llegar hasta la violencia en cualquiera de sus manifestaciones. La política faccional es la que ha pervertido a los partidos, mas a los de izquierda, con sus expresiones de sectarismo y las agrupaciones de carácter informal, desde las “familias” políticas, las denominadas corrientes, tendencias, camarillas, con sus fenómenos similares del clientelismo, corporativismo y caciquismo político. Los actores del faccionalismo utilizan magistralmente el victimismo, son teatrales, dramatizadores, recurren a la retórica de alteración y desinformación de hechos y descripciones, destinada a demonizar y satanizar la realidad, de conformidad con sus intereses, son protagónicos, incapaces de integrar la critica, blindados a la autocrítica

El sectarismo político es la intolerancia, discriminación y el odio que surgen de dar importancia a las diferencias “ideológicas” percibidas entre diferentes facciones, algunos se sumergen en el doctrinarismo, sus pugnas derivan de las competencias por los recursos escasos y la expansión de su poder en el seno de las organizaciones en que se desempeñan, llegando a exigir que los opositores sean purgados, expulsados o a aquellos que no se suman a sus posturas y no son compatibles con sus definiciones políticas.
En fin el faccionalismo genera cauces espurios, obstaculiza y llega a suprimir el libre intercambio de ideas, las iniciativas políticas y los deseos de cambio, vaciando el ejercicio de la política de contenido ideológico y ético, desde el punto de vista psicoanalítico anhelan la derrota y se pierden en el limbo de las míseras victorias políticas que como migajas el régimen otorga, y que sólo les ha permitido satisfacer narcisismos y el hedonismo conflictuado por sus problemas económicos, que no logran solucionar con oficios dignos.

Las luchas sociales por lograr transformaciones trascendentes de nuestras sociedades inmersas en niveles de desarrollo social y humano incongruentes con sus recursos naturales, económicos, patrimoniales, históricos, políticos y culturales siempre ha requerido que los personajes libertadores y emancipadores mantengan una férrea congruencia e integridad con los principios y valores que dan sustento a sus objetivos de lucha. La tragedia de la izquierda de Nuevo León es que ha estado infestada por el faccionalismo, desde el siglo pasado, el tratamiento consiste en lograr esa férrea congruencia e integridad política, de los militantes de MORENA pero principalmente en los liderazgos de los diferentes niveles de nuestra organización.

El faccionalismo está y será nutrido en MORENA por nuestras conductas y los comportamientos políticos en todos los ámbitos, desde el activismo para integrar militantes y afiliarlos, o la participación en la organización de los comités municipales y seccionales, hasta nuestras reuniones en los órganos de dirección política, donde se ausente la necesaria congruencia e integridad con los principios y valores que dan sustento a nuestra organización política: MORENA.



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