La corrupción de los valores
en el mundo está en el máximo nivel de prevalencia, en los gobernantes, las oligarquías
económicas y religiosas, en estas últimas la más abominable ha sido las
degradadantes conductas de abuso sexual sobre sus feligreses, como se ha
evidenciado, en los hechos investigados de las decenas de miles de niños que
fueron brutalmente abusados por sacerdotes católicos que sistemáticamente han
sido protegidos y encubiertos por las autoridades clericales, desde el vaticano
hasta las arquidiócesis de los territorios donde se han desarrollado estos
actos delictivos.
Si la pederastia resulta ser
uno de los crímenes en las personas, que siendo simples civiles se desvían y
pervierten en sus conductas sexuales abusando de los niños, se potencializa esa
responsabilidad criminal de quienes empoderados en sus espíritus, manipulan
creencias y dogmas de fe para satisfacer sus necesidades sexuales, de
personajes como estos sacerdotes, cuyo ascetismo se debe distinguir por tener
integradas las virtudes alejadas de los placeres mundanos sobre todo los
relacionados al erotismo.
Lo más lamentable ha sido
que los funcionarios eclesiales responsables de impartir la justicia clerical
han reaccionado, como los políticos gobernantes mundanos de nuestras sociedades
sumidas en la explotación y la injusticia, mintiendo, engañando, simulando y lo
que es peor negando hasta sus propias bases ideológicas del ser en la religión
cristiana, y cuando finalmente la evidencia los ha desbordado, se suman a los calificativos
insultantes, de linchamiento, prejuiciados y tratando de lavarse las manos,
como Judas el apóstol traidor de Cristo. El ejemplo más claro, lo represento el
ex cardenal mexicano Juan Sandoval Iñiguez, que en estos días ha calificado de “Psicópata
y Esquizofrénico” al máximo criminal de esta pederastia clerical, Marcial
Maciel Degollado, sacerdote mexicano, ya fallecido, fundador de los legionarios de cristo, en
tanto, cuando hace tan sólo en la década de los noventas, cuando este personaje
era acusado por sus víctimas, no sólo negaban, sino encubrían los hechos criminales y hasta recurrían a la adulación
de este personaje, que entonces en vida era acusado por sus víctimas españolas y
de nuestra patria. Desde entonces han pasado tres papados, encabezados por
Juan
Pablo II, Joseph A. Ratzinger y el actual Jorge Mario Bergoglio sin
que se hable claro de responsabilidades de los curas pederastas, mas han estado
preocupados por la imagen de la iglesia católica que por hacer ejemplo de
integridad y congruencia en el manejo de los valores cristianos, que si prevalecieran
otra humanismo sería posible.
Esta semana la Organización de
las Naciones Unidas (ONU), a través de El Comité de los Derechos de los Niños dio
a conocer su informe, luego de un largo proceso de investigación, que duro más
de tres años, sobre la violación sistemática que la iglesia católica de los
acuerdos establecidos en la Convención de los Derechos del Niño, donde “acusó al Vaticano de mantener un “código de
silencio” sobre décadas de sistemático abuso sexual de decenas de miles de
niños y niñas por parte de sacerdotes católicos a los que ha protegido y
encubierto pese a sus crímenes” y “exige que la Iglesia
católica “destituya inmediatamente” a todos los religiosos conocidos o acusados
de haber cometido delitos sexuales contra menores para que enfrenten a la
justicia civil; y donde denuncian “que están sumamente preocupados
de que la Santa Sede no haya reconocido las dimensiones de los crímenes
cometidos y no ha tomado las medidas necesarias ni para tratar el tema del
abuso sexual de menores, ni para proteger a los niños de tales abusos; más bien
ha adoptado políticas y prácticas que conllevan a la continuación del abuso y
la impunidad de los perpetradores”.
Bien harían, dejar las
mentiras atrás y reconocer que sin soluciones radicales ejemplares seguirán enfrentando
la decadencia de sus instituciones y lo que es peor seguirán siendo cómplices
de la corrupción imperante en las sociedades donde el cristianismo ha
contribuido a la degradación de los valores humanos, sin no hacen caso ni a la
ONU a quien le harán?
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